22 de mayo de 2014

La maldición de la bruja




La maldición de la bruja


Mayo 20, 2014 | Miriam Celaya



LA HABANA, Cuba. — Hace 12 años leí un hermoso artículo de homenaje al centenario de la República, del poeta y escritor Rafael Alcides. Lo tituló La Princesa Dormida, metáfora que encerraba los anhelos de muchos cubanos que preferimos creer que nuestra República, que tanto sacrificio costó a varias generaciones decimonónicas, no ha muerto, sino que yace sumida en un largo y profundo sueño del que deberá despertar alguna vez con un beso de amor.


Desde entonces, cada 20 de mayo evoco esperanzada el texto del poeta y me pregunto cuánto habrá de tardar todavía el esperado beso que nos devuelva a la Princesa-República. Su letargo ha sido demasiado prolongado; su ausencia, devastadora.



Los cubanos que discurren por su séptima década o más, recuerdan el 20 de mayo como una fecha de jolgorio nacional donde la gente celebraba cada año el nacimiento de la República con espontáneo júbilo. Cuba entera se vestía de banderas y había fiestas en todos los pueblos y ciudades, porque el 20 de mayo de 1902 se había arriado la bandera estadounidense de las astas oficiales y por primera vez en la Historia ondeaba solitaria la enseña de los cubanos.



La maldición de la bruja

Pero, así como en el cuento infantil, nuestra Princesa-República también recibió su maldición. La Bruja-Revolución llegada al poder en 1959, estaba resuelta a reescribir la Historia de la Isla bajo un nuevo paradigma que debían seguir en lo adelante todos los cubanos. El dogma verde olivo, dictado desde la oligarquía militar en el poder, se consagró a escarnecer con particular saña el pasado republicano.



Desde entonces la autocracia nos adoctrinó en la negación: antes de enero de 1959 no habíamos tenido una República, sino que –por inflación verbo-revolucionaria– el lapso transcurrido entre 1902 y 1959 habíamos sido una seudo-República o, preferiblemente, una “república mediatizada”, subordinada a EEUU y a los intereses del capital foráneo que expoliaba las riquezas nacionales y despojaba de sus legítimos derechos soberanos a los cubanos. Un discurso que, paradójicamente, cada vez se parece más a la realidad actual.



Tras medio siglo de adoctrinamiento y despojo “revolucionario, de “República, Cuba apenas conserva el nombre, que solo aparece en ciertos documentos timbrados y en los malos billetes de un papel moneda que –a diferencia de los que circularon durante la breve democracia republicana de la primera mitad del siglo XX– no tienen valor alguno. Gracias a la “revolución mediatizada” que solo fue un medio para que una casta militar asumiera el poder absoluto, sepultara todo vestigio de avance republicano y secuestrara los derechos ciudadanos, la mayoría de los cubanos de la Isla han olvidado que el 20 de mayo y no el 1ro de enero es la fecha celebración de la democracia.



Un Judas para un falso beso

Pero he aquí que la nueva realidad que aspira a construir el régimen, en virtud de la cual el paradigma vuelve a ser el capital foráneo, precisa de una imagen diferente, más parecida a las sociedades prósperas que hoy son convocadas a la piñata de la Isla. Para ello no basta con el despliegue de seudo-legalidad de un puñado de “reformas” que confieren dudosos derechos a los esclavos de la plantación y conservan el derecho de pernada de la castrocracia. Es preciso que la dotación se crea el discurso de los cambios, las promesas de una prosperidad que (¡por fin!) está al doblar de la esquina.



También urge sofocar cualquier escrúpulo de los potenciales inversores-salvadores del régimen, así que ahora precisan despertar a la Princesa-República, aunque sea por la fuerza. En primer lugar hay que ir redibujando el pasado y revisando la Historia, para preparar (reparar) un discurso que, más que obsoleto, ahora resulta incómodo. Va y en definitiva no fue tan mala la República; quién sabe si, después de todo, no era tan mediatizada, sino solo un poquito.



Solo así se explica que un heraldo tan fiel a los Castro como el conocido cantautor Silvio Rodríguez nos haya traído la novedad de proponer desde su blog "Segunda Cita" retormar la celebración del 20 de mayo,   puesto que –con sus defectos y virtudes– ese día nació la República de Cuba. 

Obviamente, el otrora inconforme rebelde trovador, devenido burgués gentilhombre gracias a sus estrechos vínculos con el poder, ha vislumbrado desde su atalaya el regreso de la Princesa, y la quiere de regreso, probablemente cubierta, no con la bandera tricolor, sino con los atavíos verde olivo de sus amos. Habrá que reconocerle a Silvio que esa Trova sí que es Nueva. Porque en principio, recuperar la celebración sería cosa buena; pero antes sería preciso rescatar la República, que no es en realidad la intención de Silvio, ni de los Castro.



Confío en que, desde su sueño profundo, la Princesa no confunda el beso de este Judas y permanezca dormida. Contrariando mis propios deseos, que son los de muchísimos compatriotas de todas las orillas, prefiero que ella siga dormida y despierte solo con aquella caricia que traiga consigo la realización de una República que hasta hoy es una quimera: el culto de todos los cubanos a la libertad plena.


Obispos cubanos se reúnen en asamblea








En declaraciones a 14ymedio, el padre José Félix Pérez, secretario ejecutivo de la Conferencia de Obispos, señaló que la reunión será el marco para discutir el plan global pastoral para los próximos cinco años, más algunos detalles del trabajo cotidiano de los prelados en sus respectivas diócesis.



De otras reuniones entre obispos católicos cubanos han salido importantes documentos como "La esperanza no defrauda" en 2013 y "El amor todo lo espera" en 1993. Este último fue duramente criticado por la prensa oficial cubana.



El encuentro que comenzó en la noche del pasado lunes se extenderá hasta el mediodía del viernes 23 y probablemente sea el último de este tipo al que asista el cardenal Jaime Ortega Alamino, arzobispo de La Habana, quien en fecha próxima pasará a retiro.



Entre los participantes está presente el [posible] sucesor de Ortega Alamino, aunque todavía no se ha anunciado públicamente quién será el obispo elegido para asumir sus funciones.

Reproducido de 14ymedio.com


21 de mayo de 2014

Nadie quiere mi vaca




Nadie quiere mi vaca
  
 Reinaldo Emilio Cosano Alén

LA HABANA, Cuba -El campesino Juan Carlos (alias Niño) del Sol Rivero, de 52 años, residente en Guanabo, al este de La Habana, quiere vender su vaca, pero nadie quiere comprarla. “No la quieren ni regalada. Todos están en la misma. Están locos por salir del ganado”.
          Quieren salir de sus vacas, porque casi no llueve, no hay agua, ni yerba. Las reses están muy flacas, se mueren de hambre y dan mucho trabajo. Uno se mata mudándolas varias veces al día a donde haya un poco de yerba.
          El estado nos vendía pienso (a base de cereales importados) y entregábamos la leche por centavos, obligatoriamente. Seguimos entregando leche pero ya no nos venden ni un grano de pienso. Y solo podemos venderle al estado. Y si sacrificas una res de tu propiedad, vas preso. Entre cinco y ocho años de prisión. Y si es ganado ajeno, la condena puede llegar a dieciocho años.
          El Ministerio de la Agricultura revela que el 76 por ciento de los delitos que se cometen en el campo están relacionados con el hurto y sacrificio de ganado. ¡Qué hipocresía! Porque el gobierno solo vende carne en algunas tiendas dolarizadas, ¡y a qué precio!, dos kilos de carne representan el precio total de la res del campesino.
          ¿Y, además, cómo venderla? “No tenemos un camión particular, para trasladarla (no puede ser estatal) —Me dice el Niño– Son camiones viejos (de 1950 hacia atrás), sus dueños no quieren transportar esa carga pesada. Da mucho trabajo montar y desmontar una vaca.
          Cobran más por transportarla que lo que el estado paga por la maldita vaca… “¿Qué ganancia tengo? –se pregunta, el campesino– Ninguna. Si te apareces con la vaca en el matadero te pueden decir que no les interesa, que no tienen dinero, que te pongas en la lista de espera. Y antes pesábamos en Campo Florido, pero esa pesa está rota, tenemos que llevarla a pesar a otra provincia, lejísimo, a Mayabeque.
          “Los campesinos estamos locos por salir del ganado –insiste el Niño- Antes el estado te daba (vendía) pienso [a base de cereales de importación] y le entregabas la leche a precios bajísimos. Ahora no te dan ni gota de pienso –agrega– si la policía te sorprende vendiendo leche, queso o mantequilla, te pone una multa hasta de quinientos pesos. Si reincides en la venta ilícita te confiscan todas las reses.
¿Entonces, qué le espera a la vaca?, le pregunto
          –Ná, dejar que se muera de hambre –responde—Y avisar al veterinario del Ministerio de Agricultura, no puede ser otro, que certifique que murió, quemarla en su presencia, esperar que se queme completamente y me dé copia del certificado de defunción e incineración para yo no tener problemas con la Justicia, y no me acusen de que maté la vaca. Créame –insiste el Niño– para cualquier campesino apegado a la tierra desde que nació, como yo, es como ver matar a un hijo sin poder evitarlo.

20 de mayo de 2014

Un 20 de Mayo especial


Un 20 de Mayo especial


Elsa Marrero de Rodríguez  
Para cualquiera que haya nacido en Cuba, el 20 de Mayo siempre ha sido una fecha especial. Desde pequeños nos enseñaron que ese día tenía un gran significado para la patria, porque en 1902 se había inaugurado la República de Cuba, de un país libre e independiente.

A pesar de que las cosas han cambiado diametralmente en nuestro país, ese día sigue siendo muy importante para nuestra historia. También puede ser muy emotivo, como lo ha sido hoy para mí.

Tuve el privilegio de recibir una Mención de honor en el XII Concurso de Poesías de las Escuelas Lincoln-Martí, y aparte de la emoción de recibir un diploma, también he sendido algo muy bonito viendo a los niñitos de las diferentes escuelas actuando y cantando para todos.

Hoy he visto a esas criaturas como si alguno o todos ellos fueran mis nietos, y cuánto placer proporciona saber que estos muchachitos siguen y seguirán amando nuestra patria, porque así lo están aprendiendo desde su tierna infancia.

Este 20 de Mayo es memorable para mí, pero lo más bonito de todo fue revivir la emoción de la época infantil en la que también participábamos con nuestra escuela festejando el día en que nació la República de Cuba. 

Algún día podremos festejar allí en nuestra isla, esta fecha tan entrañable. Amén.
Elsa Marrero de Rodríguez

La República vilipendiada




La República vilipendiada


Por José Antonio Fornaris



LA HABANA, Cuba, mayo, www.cubanet.org -El 20 de mayo de 1902, a las doce del día, la bandera estadounidense que por cuatro años había ondeado en los establecimientos oficiales en Cuba, fue bajada, e izada la de una sola estrella, la que levantó por vez primera Narciso López en la ciudad de Cárdenas y que los próceres decidieron, en una asamblea realizada en un poblado llamado Guáimaro, que era la cubana.



Había nacido la República de Cuba. Tomás Estrada Palma, electo democráticamente a través de las urnas, tomó posesión como el primer Presidente de la isla. El general en jefe del Ejército Libertador, Máximo Gómez, abrazó a otro mayor general, José Miguel Gómez (no eran parientes), y dijo: «Creo que hemos llegado».



Cronistas de la época afirman que en Cuba, y principalmente en La Habana, casi nadie durmió la noche antes, y que el júbilo era desbordante. Fue la apoteosis convertida en felicidad nacional.



Pero aproximadamente unos 60 años después de aquel gran acontecimiento histórico, el gobierno marxista de Cuba comenzó a decir que aquello había sido el surgimiento de una “falsa República, una República mediatizada, una neo colonia yanqui”.



Ese régimen que implantó una ideología extranjera en el país, descalificó y comenzó a difamar, y prosigue hasta el momento, lo que aceptó con amor la inmensa mayoría del pueblo cubano. Y tildó, en la práctica ha sido así, poco menos que de estúpidos e insensatos a todos los luchadores por la independencia, muchos de ellos hombres intelectuales brillantes, que llegaron vivos a ese 20 de mayo.



El irrespeto ha sido enorme, pero también ha sido un error mayúsculo, porque en la actualidad somos posiblemente la única República en el mundo que oficialmente no reconoce el día de su fundación o de su independencia. Eso ha contribuido, sin lugar a dudas, a la disminución del orgullo nacional, lo que a la vez ha menoscabado el propio orgullo personal de los ciudadanos. Y no es un secreto que la gente sin orgullo natural ni se respeta ni respeta a los otros seres humanos.



Pero además, una neo colonia y una falsa república, no es una república. Entonces, ¿cómo pueden los gobernantes comunistas hablar de la República de Cuba y decir que son sus representantes si no existe la República?



Hace pocos años, después de decenios inactiva, resurgió la Academia Cubana de la Historia. Algunos de los académicos que la integran, tras su “resucitación”, (cito de memoria) hablaron de que la institución deseaba contribuir a esclarecer y situar en su justo lugar los acontecimientos históricos de Cuba.



Casi de inmediato, doce ciudadanos enviamos una carta a su presidente, el doctor Eduardo Torres Cuevas, solicitando que los ilustres académicos pusieran en marcha sus buenos oficios, “para que el 20 de mayo, día del advenimiento de la República, sea restablecido con todo el reconocimiento y los honores que la fechas representa para los cubanos y para la historia de nuestra nación”. Ni siquiera se ha recibido acuse de recibo.



A 112 años de la constitución de la República, los cubanos tenemos que rescatar por nuestra propia cuenta la importante efeméride y contrarrestar el perenne vilipendio a la que la someten los medios y voceros del régimen comunista. Quizás la forma más directa y efectiva sea colocando una bandera cubana en el portal o en una ventana exterior de nuestras viviendas y hablándole a nuestros hijos y nietos del 20 de mayo de 1902. Eso, aunque parezca un esfuerzo intrascendente, vale la pena.