25 de abril de 2014

El milagro que hizo Beato a Juan XXIII




El milagro que hizo Beato

a Juan XXIII


  
 ROMA, 25 Abr. 2014   (ACI/EWTN Noticias).- En 1966, Dios escuchó las plegarias de sor Adele Labianca, una religiosa Hija de la Caridad, que pidió un milagro por intercesión del Papa Juan XXIII fallecido tres años atrás.



El milagro ocurrió el 25 de mayo de 1966. Sor Caterina Capitani, una religiosa a la que le diagnosticaron una perforación gástrica hemorrágica con fistulación externa y peritonitis aguda, se encontraba al borde de la muerte. Por ella, sor Adele había rezado en diversas ocasiones al papa Juan.



Sor Adele está en Roma para asistir a la canonización de quien ayudó a salvar la vida de su hermana. Según explicó la religiosa en una conferencia celebrada en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, sor Caterina narró que tuvo una visión con el papa Juan XXIII quien le dijo que la oración de sor Adele había sido tan fuerte, que le habían sacado el milagro del corazón.



“Sor Caterina me has rezado, y también otras muchas religiosas. Pero especialmente una de ellas –sor Adele-. Este milagro me lo habéis sacado del corazón. Ahora todo ha pasado y te has curado”, escuchó sor Caterina.



Sor Caterina solo tenía 23 años cuando ocurrió la sanación milagrosa. El papa Juan había muerto y era tradición rezar el Rosario en su nombre. Pero las cosas empeoraron, una noche tuvo una fiebre muy alta y fue enviada en ambulancia al hospital. “Estaba llena de dolor y moribunda y llegó a pedir el Sacramento de la Unción de Enfermos. Ahora le tocaba confiar en la providencia divina”.



Sor Adele explica que la situación era muy grave, la consternación era evidente en todos los presentes, “estábamos sin esperanza” y “cuando las fuerzas físicas la habían abandonado, ocurrió el milagro”.



El 22 de mayo de 1966 le colocaron sobre las heridas del estómago unas reliquias del papa Juan y más tarde, sor Caterina se levantó sin ningún dolor, era el 25 de mayo de 1966.



Sor Caterina contaba que estaba sola cuando sintió una mano apoyada en el estómago y escuchó una voz. Vio al papa Juan sentado en su cama, vestido de pontífice sonriente y hablándole. Después se levantó anunciando su sanación. “Nadie creía lo que decía. Pero la herida estaba cerrada”, afirmó Sor Adele.



El milagro ocurrió, lo comprobaron las pericias médicas del 8 de junio de 1966 y todos los actos del proceso que establecieron su autenticidad. El proceso de beatificación se cerró el 29 de marzo de 1971. Sin embargo, su beatificación recién se celebró el 3 de septiembre del año 2000.



Sor Caterina vivió el resto de su vida una gran devoción al papa Juan, la difundió y la transmitió. Murió el 3 de abril de 2010 dejando un inmenso testimonio espiritual.




Juan XXIII, el "Papa Bueno"




Juan XXIII,

el “papa bueno”



***  El mayordomo de Juan XXIII, Guido Gusso  recuerda que según el protocolo, después de ser elegido Papa, debía arrodillarse ante él y besarle el anillo. Al papa Roncalli no le gustaban estos formalismos y le propuso un pacto: “Tú me besas el anillo solo por la mañana y lo mismo por la noche, pero no te arrodilles”. De modo que a la mañana siguiente, cuando le abrió la puerta de la habitación le dijo mirando a la pequeña capilla del dormitorio. ‘¿Ves al Santísimo? vete a arrodillarte ante Él”.



***  Mons. Battista Pansa, uno de los más reconocidos expertos en la vida de Juan XXIII,   señaló que lo primero que hizo el pontífice después ser elegido en 1958, fue visitar a los niños y a los enfermos. Uno de los primeros destinos que eligió fue el Hospital Pediátrico Bambino Gesù de Roma, donde debido a su peso, su sotana roja, y el gorro rojo de pompón blanco que vestía, los niños lo confundieron con Papá Noel.



***  El 4 de enero de 1959 en la Basílica San Pablo Extramuros, por primera vez el papa Juan XXIII comunicó que quería llevar a cabo el Concilio Vaticano II. “Fue también la primera vez que en cientos de años un pontífice salía de Roma, y visitó el santuario de Loreto y Asís”.



Anteriormente los Concilios se habían celebrado para reaccionar ante una herejía o grupos separados de la Iglesia Católica. De modo que el Concilio Vaticano II fue el primero de la historia que no iba en contra de nadie. El Concilio comenzó el 11 de octubre de 1962, y cambió la historia de la Iglesia hacia una visión más misericordiosa de Dios, que hoy continúa el Papa Francisco.

  
*** ¿Por qué el Cardenal Roncalli eligió el nombre de Juan XXIII?


Cada pontífice tiene una historia especial que le hace elegir su nombre papal. El Cardenal Giuseppe Roncalli al ser elegido Papa decidió llamarse Juan por dos motivos muy especiales para él: “Primero, era el nombre de la iglesia donde había sido bautizado en su lugar de origen, Soto Il Monte y, segundo, era  además el nombre de la catedral de Roma, la catedral del Papa: San Juan de Letrán”.

24 de abril de 2014

Adiós a Conrado Marrero




Adiós a Conrado Marrero


Dos días antes de cumplir 103 años  acaba de morir en La Habana el extraordinario lanzador de béisbol cubano, Conrado Marrero, conocido como El guajiro de Laberinto. Marrero, quien jugó en sus épocas de gloria -década del 50- en las Grandes Ligas de Estados Unidos, fue inspiración para muchos  lanzadores jóvenes de la Isla.

El Guajiro de Laberinto solía decir que, en el béisbol, no se pueden lanzar solamente bolas ‘puras’ o strikes ‘puros’, sino lo que él denominaba “lances dudosos”: strikes en forma de bolas y bolas en forma de strikes, para engañar a los bateadores. Para Marrero era una forma de dominio, sobre todo en el caso de los bateadores más débiles.

Sus colegas de las grandes ligas solían llamarlo “Connie”, pero en Cuba era  'El Premier' o el 'Guajiro de Laberinto', por el nombre de la finca donde nació (en Villa Clara), el 25 de abril de 1911. 

Los fanáticos del béisbol de más edad recuerdan a Marrero jugando para el extinto equipo de los Senadores de Washington de 1950 a 1954, luego de ser parte de clubes en Cuba.

Algunos de sus participaciones más recordadas fueron en el Almendares, y con los Havana Cubans, de la Liga Internacional de la Florida. También estuvo en las filas de los Senadores de Washington, de la Liga Americana en la llamada Gran Carpa de Estados Unidos, donde debutó con 39 años y ganó la condición de Mejor Novato

Conrado Marrero era el exjugador de las Grandes Ligas más longevo luego del fallecimiento, en febrero de 2011, de Anthony Malinowski, que jugó con los Dodgers de Brooklyn.

 Reproducido de Martinoticias.com


Nueva Novela de Elsa M. Rodríguez




A la carga,

a  morir o  a  vencer



Nuestra querida colaboradora Elsa M. Rodríguez, que con tantas buenas crónicas enriquece  habitualmente estas Palmas Amigas, acaba de publicar una nueva novela con el patrocinio de la Latin Heritage Foundation.  Si en su anterior libro, -opera prima-,  “Su mejor diseño”, Elsa desarrolló espléndidamente un interesante relato con personajes españoles y en ciudades españolas,  esta vez nos entrega una historia, o mejor decir, varias historias a las que enlaza un mismo sino, en las que deja plasmadas vicisitudes, desasosiego, logros y frustraciones de tantas familias cubanas que enfrentaron el desarraigo en tierras extrañas y la irreconciliable fragmentación ideológica de sus miembros en su propia tierra, al advenimiento del socialismo implantado por Fidel Castro.  


A continuación reproducimos el Prólogo de esta nueva novela de Elsa, que lleva la prestigiosa firma del conocido  articulista Enrique Artalejo.



Prólogo


Por Enrique Artalejo


La historia de Cuba siempre ha estado marcada por sucesos singulares, como los de tantos otros países,  pero no hay duda que lo vivido por los cubanos en los pasados cincuenta y tantos años es, por decirlo de una forma simple, doloroso. Lo ocurrido en las familias cubanas desde el 1ro. de enero de 1959 ha marcado a todos los cubanos.


La historia de Pedro y Alina, los protagonistas  de A la carga. A morir o vencer, hace que muchos lectores recuerden y hasta se  identifiquen con un proceso histórico en que tantas familias se vieron divididas ideológica y  físicamente como nunca antes.  Amigos de muchos años como Pedro y Juanito, uno ingeniero químico y el otro dentista, tomaron diferentes caminos pero conservando la amistad. También se da el caso de hijos que reniegan y hasta denuncian a sus padres y hermanos divididos ideológicamente


Algunos personajes de esta novela  pudieron terminar sus carreras, como Pedro que se casó con Alina y salieron de Cuba e hicieron su vida fuera; otros recorrieron caminos más difíciles para poder lograr su felicidad aunque fuera en tierras extrañas. En el dolor de unos padres como Margarita y Jesús se revive la desintegración familiar, el camino recorrido por tantos  cubanos que no solo se vieron separados de sus hijos sino que tuvieron que abandonar sus negocios y su tierra para poder sobrevivir. Las vidas de Humberto y Camelia, sus hijos y su nieta Cristina, son el reflejo del daño causado a la sociedad cubana durante la segunda mitad de siglo XX  en aras de un mejor futuro supuestamente para todos.


A través de las páginas de A la carga. A morir o vencer, narrada en tercera persona, se dramatiza el largo proceso histórico en que varias generaciones de familias cubanas se vieron involucradas.  El exilio parece haber sido la clave para  que muchos compatriotas pudieran retomar su camino y alcanzar el éxito deseado. No en balde, la historia de Amelia y de su hermano es muy diferente a la de Juanito, quien tras ejercer diferentes oficios y profesiones, incluso el de exitoso dentista en su comunidad, no tuvo más remedio que retomar su carrera en España. Esa es la trayectoria de tantos cubanos que han puesto el nombre de Cuba muy alto a pesar de vivir fuera de ella.


Esta novela de Elsa M. Rodríguez, A la carga, a Morir o Vencer, es mucho más que un manual para aquellos cubanos que por su juventud carezcan de una conciencia clara de todos los aciertos políticos, económicos y sociales de la Cuba pre castrista. Es mucho más que una guía para contrarrestar la desinformación a la que han estado sometidos esos mismos jóvenes por el estado cubano a partir de la revolución de 1959. Además de representar la vida de los cubanos insertada en la historia de una Cuba muy real  desde Fulgencio Batista hasta nuestros días.


A la carga. A morir o vencer constituye un aviso para todos aquellos ciudadanos de otros países si se vieran enfrentados a procesos políticos similares. De aquí que esta sentida novela pueda leerse en el contexto de la narrativa de Reinaldo Arenas, Oscar Hijuelos, Cristina García, Ana Cabrera Vivanco, Daína Chaviano y Carlos Alberto Montaner entre otras, para suturar una identidad nacional con un alto grado de escisión y prevenir la diáspora y fragmentación de otras naciones, especialmente de aquellas tan amadas por José Martí.