16 de abril de 2014

Antonio Morales, Junior, figura legendaria del "pop" español



Antonio Morales, Junior,
figura legendaria 
del “pop” español

 Ep/Efe. 

El cadáver del cantante Antonio Morales, Junior, ha sido hallado hoy en su domicilio de Torrelodones (Madrid), según han informado a Efe fuentes de la Guardia Civil. Al parecer, según las mismas fuentes, fue el jardinero quien ha encontrado a las 12.30 horas al cantante, de 70 años, en el dormitorio de su casa, que estaba cerrado con pestillo.

El jardinero ha tenido que forzar la puerta y ha hallado al viudo de la también cantante Rocío Dúrcal sin signos de violencia. Tampoco los había en la casa, situada en la calle de la localidad madrileña que lleva el nombre de su mujer.

Los investigadores no han observado ningún tipo de señales que hagan pensar que la muerte de Morales haya sido violenta. Han sido los médicos del centro de salud quienes han certificado la muerte del que fuera voz del grupo Los Brincos, mientras esperan a que el juez autorice el levantamiento del cadáver.

Antonio Morales contribuyó decisivamente a la oxigenación de la música española en los sesenta como miembro de Los Brincos y después del dúo Juan y Junior. Así lo afirman numerosos cronistas musicales, que califican de "brillantísimos y extraordinarios" sus años de intensa actividad musical, que se prolongó apenas una década, desde su integración en 1959 dentro de Los Pekenikes hasta su matrimonio en 1970 con "la reina de las rancheras", Rocío Dúrcal. De aquel periodo, el periodista José María ïñigo destacó hoy a Efe sobre todo su capacidad para "imprimir frescura al pop español, convirtiendo a Los Brincos pr´cticamente en los Beatles españoles". "Era el modelo al que aspiraban y en cierta forma lo lograron", coincide su colega Diego Manrique, quien recuerda también la malísima relación que existía entre Fernando Arbex, por un lado, y Juan Pardo y Junior, por otro, lo que llevó a que estos dos últimos formaran su propio dúo tras dos años y dos discos con la banda, "Los Brincos" (1965) y "Brincos II" (1966).

De aceptar el símil con los "Fab Four", habría que decir que Junior "tenía la voz dulce de McCartney, pero no su talento compositivo". "Era guapo, pero no era un gran creador", opina Manrique. "Junior era más una voz. Era un buen acompañante como complemento de Juan", afirma Jesús Ordovás, autor de obras como "Historia de la música pop española", que compara al dúo con Simon & Garfunkel. Íñigo, que también destaca su faceta como cantante, recuerda con agrado "cualquier canción de su etapa en Los Brincos y de Juan y Junior". "imposible olvidarse de "Anduriña", una obra maestra", afirma el periodista al darle a escoger entre temas emblemáticos de los sesenta como "Sola" "mejor" o "Un sorbito de champán". Morales y Pardo mantuvieron su aventura profesional conjunta hasta 1969 y, un año después, el primero se casó con Rocío Dúrcal, abandonando la primera línea de la música, aunque ocasionalmente hiciera alguna incursión asumiera tareas como productor y representante.

"Sin duda, el éxito grande de Rocío le hizo quedar en un segundo plano, pero desde el principio asumió la función de amo de casa", considera Íñigo, una afirmación que Diego Manrique somete a debate: "¿Lo hizo por sacrificio, porque era un vago o alguien que prefería tomarse la vida con calma?" Ordovás, que había conocido a Morales unos años antes, considera que hubo una mezcla de todas esas cosas. "Al principio de su etapa en Juan y Junior, lo disfrutaba mucho, pero luego se cansó de las actuaciones y de estar constantemente de gira, prefería una vida más hogareña", explica. Ordovás, que había conocido a Morales unos años antes, considera que hubo una mezcla de todas esas cosas. "Al principio de su etapa en Juan y Junior, lo disfrutaba mucho, pero luego se cansó de las actuaciones y de estar constantemente de gira, prefería un vida más hogareña", explica.
A este respecto, Íñigo, que fuera responsable de programas como "Directísimo" o "Estudio Abierto", recuerda que Junior "siempre tuvo mucho miedo escénico y que no era especialmente feliz cuando tenía que enfrentarse al público".

Para Manrique, "su historia es la de una frustración, alguien que estuvo en los mejores discos del pop español de los sesenta, que va perdiendo el interés e inicia en los setenta su declive".

 Biografía
Junior nació en Manila el 10 de septiembre de 1943 y se trasladó junto a su familia a España diez años después, primero a Barcelona y después a Madrid.

En 1959, Junior, que había realizado estudios de solfeo y guitarra española, entró a formar parte como vocalista de Los Pekenikes, el grupo más veterano del pop español, en el que permaneció cinco años. Fue tras esa experiencia cuando, junto con Fernando Arbex, Manuel González y Juan Pardo fundó, como guitarra solista, Los Brincos, autores de éxitos inagotables como "Un sorbito de champán", "Mejor" o "Borracho".

El grupo se separó en 1966, fecha en la que Antonio Morales formó, ya sólo con Juan Pardo, el dúo "Juan y Junior", que duró hasta 1969. Asimismo, durante la década de los sesenta formó parte del grupo musical "Los Botines", del que también eran componentes Juan Pardo y Camilo Sesto.

Aunque durante su estancia en "Los Brincos", Junior salía con la cantante Pepa Flores, más conocida como Marisol, el 15 de enero de 1970 contrajo matrimonio, en la localidad madrileña de El Escorial, con la actriz y cantante Rocío Dúrcal. 

En dúo con ella realizó algunas actuaciones musicales, pero pronto abandonó el mundo del espectáculo y en 1985 comenzó a dirigir en Madrid un centro de estética especializado en implantación de cabello.

Asimismo se dedicó a la producción y a la composición musical de algún que otro disco, bien para su mujer o para sus hijos. En esta faceta destacan los discos que produjo para sus hijos Carmen y Antonio, de gran éxito en España, "Sopa de amor" (1982) y "Entre cocodrilos" (1983).

En 2000, tras treinta años separados, Los Brincos volvieron, aunque sólo Fernando Arbex y Miguel Morales, con un nuevo disco en agradecimiento al apoyo de sus fans, llamado "Eterna juventud". Cinco años después salió a la venta también un recopilatorio del grupo llamado "Reserva especial".

A finales de 1993, Junior fue sometido dos veces a una operación quirúrgica de gravedad en el hospital Los Ángeles del Pedregal de México, a consecuencia de una pancreatitis aguda. 

Su mujer, Rocío Dúrcal, le dejó viudo el 25 de marzo de 2006 tras no superar un cáncer de matriz. De ese matrimonio nacieron tres hijos: Antonio, Carmen (actriz) y Shaila (cantante). La pareja recibió en 2002 la Medalla de Honor de los Amantes de Teruel por llevar más de 25 años casados. 

Reproducido de La Razón, Madrid

Cuba: gallinas estresadas provocan falta de huevos


 
Cuba:
Gallinas estresadas
provocan falta de huevos


Pablo Alfonso, El Timbeke

Los matanceros, al igual que el resto de los cubanos, se quejan de que los huevos liberados, esos que se pueden comprar sin limitaciones, no alcanzan para todos.

Usted lo puede creer o no; tomarlo en serio o tirarlo a broma; pero lo cierto es que los jefes de la Empresa Avícola de Matanzas, culpan al estrés que enfrentan sus gallinas ponedoras por el incumplimiento de la producción de huevos.

«No dudo que haya insatisfacción. Sucede que nos propusimos realizar una apertura, pero esta no se corresponde con la capacidad productiva de la Empresa Avícola», aseguró Alexis Álvarez Ramos, jefe del departamento de Balance del Grupo Empresarial de Comercio, al periódico Girón, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba en Matanzas.

Y como las culpas nunca caen en el suelo, resulta que las responsables de esa falta de «capacidad productiva», son las gallinas. 

«Cuando decimos en algún lugar que nuestras gallinas se estresan la gente lo toma a juego, pero es un asunto real», asegura Nelson Suárez Junco, director general de la Empresa Avícola Matanzas.

La directora de Técnica y Desarrollo de la empresa, Ada Iris Sánchez García,  lo explica con más detalle: «La gallina es una máquina de poner huevos; a pesar de ello cualquier cambio le provoca estrés y, por ende, irregularidades en la producción. Lo puede causar una persona extraña que ingrese en la nave, los cambios climáticos, la incorrecta iluminación, las comidas diferentes o fuera de horario».

Lo cierto es que el estrés de las gallinas matanceras nada tiene que ver con la presencia de extraños en sus habitaciones, ni con el cambio climático, o comida fuera de horario. En realidad se trata de la falta de comida. No hay suficiente pienso para alimentarlas y gallina que no come, gallina que no pone huevos: así de simple.

El director general, lo deja claro en medio del extenso reportaje titulado Y los huevos ¿dónde están?, firmado por Yelién Delgado Calvo: «Precisamente, la alimentación constituye el principal freno para cumplir los compromisos. Debemos recibir el pienso de las fábricas en Cienfuegos y Jaruco, pero cuando estas presentan contratiempos hay que buscarlo en otros territorios. Cuando los animales comen tarde, se desfasan al poner”, afirma. 

La lejanía de las fuentes de pienso provoca además, un aumento en el consumo de combustible, «si tuviésemos una planta de ese tipo en el territorio se ahorrarían más de 300 mil litros anuales de petróleo», ilustra Suárez Junco.

Por lo pronto, la demanda de huevos sigue superando la oferta a pesar de que según el director comercial de la empresa, Ernesto Oliva Zamora, desde julio de 2013 creció el número de huevos destinado a los consumidores: «Se ha crecido en 1 millón 146 mil unidades con respecto al primer mes de comercialización por la libre y aún no alcanza. No hay dudas de la creciente demanda».

Pedro Cabrera Calderón, administrador del Mercado Ideal ubicado en la calle Medio de Matanzas, explica con cifras contundentes porqué la cantidad de huevos es insuficiente: «no dura nada. Hace poco nos asignaron 114 cajas, más de 27 mil 300 huevos y a las tres horas se terminaron. También tuvimos semanas sin recibirlos».

Pablo Alfonso.Publicado en El Timbeke el 15 de abril del 2014

El olor del cocido



El olor del cocido
       
Pagó la última ronda de unas cervezas que le habían sentado divinamente después de una intensa semana de trabajo, se lo habían pasado bomba despotricando del viaje del Papa, de la hipocresía de la Iglesia, de todo lo que les pedía el anticlericalismo que los unía como la amistad que se profesaban y que les servía para estar colocados en la misma empresa pública de la Junta.
            
Se fue a casa para comer algo antes de echarse una buena siesta, pero de camino se encontró con un olor que lo llevó directamente hasta el paraíso efímero de su infancia. Un olor a cocido, a caldo humeante, el aroma que lo recibía cuando llegaba a su casa después del colegio, con su madre atareada en la humilde cocina donde la olla hervía sin cesar.

Entró en un local que le pareció un restaurante modesto, pero con encanto; iba distraído pensando en el Informe  Técnico sobre Prevención de   Riesgos Psicosociales de las Personas Expuestas a Situaciones de Disrupción Económica Familiar que le habían encargado en la empresa pública donde trabaja. 

En realidad, no era un restaurante; sino un autoservicio frecuentado por gente de toda condición.

Había personas ataviadas a la antigua usanza, junto a individuos solitarios que vestían según las normas alternativas del arte povera.     
   
De pronto abrió los ojos y se quedó pasmado al comprobar que, quien le servía la comida en la bandeja, era una monja.

Aquello era un comedor social y se vio rodeado de eso que nunca se nombra en los informes ni en los dossieres que prepara: pobres.
 
 Quiso retirarse; pero la monja no lo dejó. Le sonrió y le dijo que no se preocupara, que la primera vez es la más complicada, que no debía avergonzarse de nada, que el cocido estaba buenísimo y que, de segundo, había filete empanado; que no se perdiera las vitaminas de la ensalada ni de la fruta, y que podía rematar la comida con un helado de los que había regalado una fábrica cuyo nombre obvió.

Se vio sentado a una mesa donde un matrimonio mayor, y bien vestido, comía en silencio, sin levantar los ojos de la bandeja. Enfrente, un tipo con barba descuidada sonreía mientras devoraba el filete empanado y le contaba su vida; había perdido el trabajo, el banco  se había quedado con su casa, después del divorcio no sabía a dónde ir;  menos mal que las monjas le daban comida y ropa, y que dormía en el albergue bajo techo. Al final, he tenido suerte en la vida, compañero; así que no te agobies, que de todo se sale...
             
No podía creer lo que estaba sucediendo. Nadie le había pedido nada por darle de comer, ni le habían preguntado por sus creencias. Se limitaban a darle de comer al hambriento, sin adjetivos.
 
Al salir, no le dio las gracias a la monja que le había dado de comer. Pero no fue por mala educación, sino porque no podía articular palabra. Una inclinación de cabeza. Ella le contestó con una sonrisa leve.  Vuelve cuando lo necesites y, si no estoy, di que vienes de parte mía. Me llamo Esperanza.


"Los hombres no valen por lo que tienen, ni siquiera por lo que son, valen por lo que dan".
    
Reproducido de http://www.beevoz.com
Remitido por Elsa M. Rodríguez

  Pregunta:
 ¿Hay algún comedor social regido por ateos o por los sindicatos?