20 de enero de 2014

Dali, catalán y antinacionalista



Salvador Dalí,
catalán y antinacionalista

Víctor Fernández, Barcelona
La Razón, Madrid


El próximo 23 de enero se cumplirán 25 años de la muerte de Salvador Dalí en una habitación de un hospital de su Figueres natal. Sin embargo, cuando el pintor expiró hacía mucho tiempo que había dejado de permanecer en el mundo de los vivos. Se había pasado buena parte de esa década agonizando al saberse enfermo y mortal, sin poder pintar por culpa de su párkinson y al ver que su mundo se venía abajo tras la desaparición de su inseparable Gala. En ese tiempo, Dalí estuvo enfrentándose solo a sus demonios, renunciando a comer –aunque finalmente le obligaran a hacerlo mediante una sonda– y pesando unos escasos 34 kilos.

En ese tiempo, cuando muchos creían que el fallecimiento del artista iba a ser cuestión de pocos días, se produjo un intento de aproximación a Dalí por parte de la Generalitat de Cataluña. Eran los años de Jordi Pujol al frente de la institución y el escenario no era fácil. Dalí no había sentido ningún interés por dialogar con Pujol y seguía dolido con Cataluña.

Motivos había de los más variados, especialmente el hecho de que institucionalmente nunca se le hubiera apoyado. La presencia del artista en los museos barceloneses era prácticamente nula, con la excepción de unas contadísimas obras de juventud. Este hecho contrastaba con las adquisiciones que el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid –el futuro Centro Nacional de Arte Reina Sofía– había hecho en el pasado, especialmente con la serie de cuadros protagonizados por su hermana Anna Maria Dalí de espaldas.

Dolidos con Figueres

Las cosas no se acababan aquí. Salvador Dalí y su musa Gala daban nombre a una plaza en Figueres, la que está situada frente al museo del artista. Tras la muerte de Franco, el primer ayuntamiento de la democracia decidió retirarles ese honor.

 Obviamente Dalí quedó dolido y decidió recogerlo todo para marchar fuera de su país. El que entonces era secretario del artista, Enrique Sabater, explicó en muchas ocasiones al autor de estas líneas que esa huida, dolorosa y sin hacer ninguna publicidad, era fruto del desprecio que habían recibido de las autoridades de Figueres. Los tres viajeros marcharon a París con la intención de trasladar su residencia posteriormente y de manera definitiva al Principado de Mónaco.

Al menos, la casa donde vivirían ya estaba comprada. Una carta enviada por el presidente de la Generalitat Josep Tarradellas –con copia hoy en los archivos del político en el monasterio de Poblet– y unas gestiones del Rey hicieron posible que las aguas volvieran a su cauce. Hoy Figueres tiene por fortuna una plaza llamada de Gala y Salvador Dalí.

Había más heridas desde Cataluña. A Dalí se le echaba en cara su apoyo incondicional a Franco, su falta de simpatía a la oposición durante los años de la dictadura. Pero había matices que no se tenían en cuenta

Mientras tanto, si bien es cierto que en privado, Dalí se mofaba de Franco, llamando a Gala, en la intimidad de su hogar de Port Lligat como «mi Caudilla» o «mi Generalísima»….  Pero a Dalí no le quedaba otra que estar a buenas con el régimen para poder acabar las obras de su museo y que él mismo financió. En sus encuentros con el dictador, Dalí llegó a hablarle de la recuperación de la monarquía apoyándose en su amigo el filósofo Francesc Pujols.  


El hombre que había presumido de ser el primer catalán en pasearse por Nueva York con la tradicional barretina, había hecho algunos importantes esfuerzos por ser comprendido por los suyos. Un ejemplo lo encontramos en 1975, mientras Franco agoniza, con la instalación ante la puerta del museo del primer monumento en Cataluña dedicado a la memoria de Francesc Pujols. El problema fue la colocación de una placa con la inscripción en catalán: «El pensamiento catalán rebrota siempre y sobrevive a sus ilusos enterradores».

Sabater fue el encargado de negociar con las autoridades de la época que se permitiera la instalación, todavía hoy en pie, un hecho que no fue fácil.

No sabemos si Pujol estaba informado de todo esto cuando trató de acercarse a Dalí y aprobó el 30 de diciembre de 1981 que se le concediera la medalla de oro de la Generalitat. El president se la entregó en un acto oficial celebrado al año siguiente en el museo de Figueres con la presencia del poeta J. V. Foix, un amigo de juventud de Dalí…

Pero todo iba mal mientras se iban vaciando las cuentas corrientes de Dalí a mediados de los años 80, en teoría para pagar los gastos sanitarios del célebre paciente, como admitió el último secretario del pintor, Robert Descharnes, al autor de este reportaje.

El último testamento, realizado a mediados de los 70 y con Cataluña como heredera, fue modificado finalmente el 20 de septiembre de 1982. El Reino de España pasaba a ser el heredero de la obra y Descharnes el responsable de la gestión del patrimonio. Cataluña no aparecía citada. Dalí, en el último momento, ignoró a Pujol.

Hay un epílogo más triste. En el Museo de Historia de Cataluña, en el apartado dedicado al último siglo XX, no aparecen ni Pla, ni Dalí pero sí Espriu o Miró para referirse a representantes de la cultura.

Extractado de La Razón, Madrid

18 de enero de 2014

El Greco colapsa Toledo



El Greco colapsa Toledo

El Greco colapsó anoche el Casco Histórico de Toledo con el concierto de las viejas campanas de la ciudad que marcó el inicio de la programación para celebrar este año el IV Centenario de la muerte de Doménikos Theotokópoulos. Muchos compararon las riadas de gente con los mejores años del Corpus Christi, aunque dio la sensación de que la avalancha fue mucho mayor.

En la calle Hombre de Palo el público encontró un tapón de varios cientos de metros que hizo casi imposible llegar a la plaza del Ayuntamiento desde Zocodover. Como alternativa, los espectadores optaron por callejear, siguiendo así las instrucciones del director del concierto, el compositor valenciano Llorenç Barber, que contó con la inestimable colaboración de miembros de la Asociación Musical Manuel de Falla de Illescas, de la Asociación Musical San Martín de la Vega, de la Escuela Municipal de Música de Talavera de la Reina y del Conservatorio Profesional de Música «Jacinto Guerrero» de Toledo. Así se lo contaba una joven a otra mientras paseaban por la calle del Comercio camino de la catedral en medio de una noche fantástica. El pintor cretense tuvo la suerte de que hasta la lluvia respetó la sinfonía coral «Grecos Aires» que tocaron las campanas de varias iglesias.

Atasco de gente y coches
Las calles centrales del Casco no solo se colapsaron de público, la mayoría de fuera de Toledo. También varios vehículos tuvieron que hacer una parada improvisada por los ríos de personas que taponaban las arterías. Incluso la Policía tuvo que abrir paso a algunos conductores que no podían avanzar ante el tumulto, como sucedió en el cruce de las calles Alfonso X El Sabio y Navarro Ledesma. O en la plaza de El Salvador, donde varios turismos tuvieron que detenerse.

Hubo momentos en que el espectador tuvo la sensación de que iba en medio de una procesión, como en la calle Hombre de Palo, ya que el público pedía silencio para escuchar la música. En otros lugares, como la plaza de Valdecaleros o la plaza de San Román, el sonido de las campanas rompían el escrupuloso silencio de los que se apostaban sentados sobre piedras o bancos.

El golpe de los badajos estuvo acompañado de una función pirotécnica secuenciada desde la plaza del Ayuntamiento, los Jardines del Tránsito y el Miradero. Y el momento cumbre llegó, después de cincuenta minutos de sinfonía, con un espectáculo de fuegos artificiales que arrancó el aplauso del público repartido por las principales calles y plazas del casco viejo. El Greco no pudo empezar mejor su efeméride.

Manuel Moreno y Elizabeth Bustos,
ABC, Madrid

17 de enero de 2014

Santa Teresa de Jesús con su cartas creó una red social



Santa Teresa de Jesús
con sus cartas creó una red social
 

Por Secundino Castro Sánchez, OCD

La cuenta atrás ya ha comenzado. El 28 de marzo de 2015 se cumplen 500 años del nacimiento de Teresa de Jesús. Las celebraciones de este centenario comenzarán oficialmente el próximo 15 de octubre de 2014, si bien la Orden de los Carmelitas Descalzos se ha estado preparando, desde el año 2009, para el acontecimiento con la lectura de sus obras fundamentales. Algunos, como Secundino Castro, han dedicado prácticamente toda su vida al estudio de la santa. Desde que se topó con ella en su tesis doctoral, este profesor emérito de Comillas y colaborador habitual de la Universidad de la Mística no se ha separado de ella.

–¿Confía en que venga el Papa el año que viene a celebrarlo?

–Ya ha recibido la invitación, pero no ha dado ningún paso en ese sentido. Sería el motivo más importante para que viajara a nuestro país, sobre todo teniendo en cuenta que será el año de la vida religiosa y Santa Teresa encaja perfectamente como una reformadora.

–¿Por qué este V centenario va más allá de un mero acontecimiento eclesial?

–Santa Teresa es una mujer universal, con unas dimensiones que traspasan la Iglesia. Su visión de Dios y de Cristo trasciende el catolicismo. Se puede ser religioso y no ser profundo. Ella es profunda y desde esa profundidad conecta con todo el mundo. Los protestantes, por ejemplo, la quieren mucho y eso que ella no los vio con buenos ojos. Su armonía del «yo» también es acogida por las religiones orientales. También desborda su faceta literaria, que hace que alguien que no tenga fe se acerque a ella. Azorín la leía todos los días, le alimentaba el alma. Celebrar a Santa Teresa es celebrar la religiosidad cristiana abierta de par en par desde la existencia, por eso es de todos.

–A una mujer como Elena Valenciano, que estaría en las antípodas de la de Ávila, ¿por qué le podría interesar su figura?

–Santa Teresa defendió mucho a la mujer y sus derechos, no por contraposición con el hombre. Fue muy valiente y no temió a la Inquisición. De hecho, cuando se acercaron a ella, al final la dejaron en paz. Es más era consciente de que se daban injusticias en el Tribunal y las denunció a través de «Camino de perfección».

–¿Se podría decir que era una mujer de armas tomar?

–Sí, tenía su carácter, pero a la vez tenía una faceta conciliadora. Era una generala, pero también era muy dulce y diplomática. No en vano, toda persona de Gobierno sabe concitar muchas opiniones y planteamientos. Además, tenía la capacidad de hacer que todo aquel que se relacionaba con ella sintiera que era el más querido por ella.

–La imagen del éxtasis llevaría a más de uno a considerarla una loca...

–No tiene un pelo de loca. Los psiquiatras tienen un problema cuando elaborar sus diagnósticos. La persona enferma y psicológica no suele ser una persona equilibrada, y Santa Teresa lo es. Además ella demostró que era capaz de estar al frente de un gobierno. Uno puede estar desequilibrado y llevar a cabo una conquista, pero no puede gobernar, como ella, una institución de forma continuada. En cuanto ella bajaba del éxtasis, se ponía mano a mano con lo cotidiano: a vender un convento, a discutir por un problema... Era una mujer algo pícara o, en otras palabras, echaba mano de esa "santa astucia" de la que habla el Papa Francisco. 

–Lo cierto es que vivió muchos ataques de quienes cuestionaban el misticismo...

–Ella salva una línea de pensamiento que llevaba a muchos a pensar que la mística no era cristiana, sino que simplemente era una idolatría de aquel que la experimentaba, algo así como subir al Olimpo y quitar el fuego a los dioses. Teresa de Jesús defiende con argumentos que llegamos a la divinidad con el Jesús humano, salvando el problema de la siguiente manera: sus experiencias místicas están ligadas a los misterios de Cristo. Une mística y liturgia, ésta es una de sus genialidades. Por ejemplo, llega a tener una experiencia, para nosotros chocante, después de comulgar: se sintió llena de sangre. Esto indica la vinculación con la experiencia.

–Ser místico, ¿implica estar alejado del mundo?

–Eso es un error. Es más, San Juan de la Cruz, del que solemos pensar que suele estar más retirado que Santa Teresa, recorrió más de 30.000 kilómetros en su vida. Habría que distinguir el místico del pseudomístico. Éste último huye del mundo, mientras que el místico verdadero tiene una vocación que puede ser contemplativa, pero todo su ser está abierto a la realidad, están muy metidos en la sociedad y la siguen. No hay más que ver la correspondencia de Santa Teresa y sus amistades, desde el duque de Alba a gente sencilla, para comprobar cómo estaba al tanto de todo lo que se movía en aquel momento.

–¿Hay hueco para los místicos en la sociedad del WhatsApp?

–Tendría que haberlo. Si no hay mística, todo es vacío. Sin una experiencia profunda, al final el hombre es una máquina. Todo esta realidad de hoy no tiene por qué eliminar la profundidad. Santa Teresa fue mística en medio del trasiego de las fundaciones, casi estuvo más fuera del convento que dentro. Su pena era precisamente que la contemplación la vivía en la acción. Además, vivía con un ir y venir de cartas que perfectamente constituían una red social. Aunque conservamos unas 400 misivas de la santa, se supone que escribió más de 100.000. Con los medios con los que disponía, su ajetreo no era menor que el de muchas personas de hoy.

–Tanto convento fundado, ¿sería un ejemplo de emprendedora?

–Unía iniciativa e interioridad. El ser humano, cuando es profundo y se dilata por dentro, mira al pasado y al futuro, extrayendo de atrás todo lo bueno que hay y sueña con crear futuro, abriéndose a nuevas dimensiones. Es una mujer que tiene mucho del arraigo y fuerza de los profetas, pero también es muy cristológica, lo que la hace ser muy humana.

–Para aquel que sepa lo justo de la santa, ¿qué es lo básico que tiene que retener en la memoria?

–Aunque es muy conocida por su dotes personales excepcionales, la transparencia personal, por la literatura... Yo me quedaría con su grandísima experiencia de Dios, que es una síntesis del cristianismo. De alguna manera, sin exagerar, en ella confluyen las corrientes espirituales del pasado: la franciscana afectiva procedente del Medievo, la dominicana de pensamiento, la modernidad jesuítica, la influencia de Juan de Ávila... Su mística hace que ella sea la que mejor ha clarificado los grados de la experiencia de Dios a través de “Las moradas”.

Reproducido de La Razón, Madrid
Remitido por Ramón Ramos

La Reina Coronada


 

La Reina coronada

  
Por Wendy Guerra, en su blog Habáname
www.elmundoes.blogs/

Vivíamos en la costa sur de Cuba, en un curiosa casita alta y blanca con vista al puerto de Cienfuegos.

En la madrugada, tocaron a la puerta. Unos pocos chasquidos sobre la madera anunciaban la llegada de cierto amigo que venía de lejos... ¿de La Habana? Es muy posible, los cienfuegueros se acostaban tan temprano... Yo estaba "dormida", pero pude ver, entre sueños y desde mi cuarto, las sombras de mi madre y otra mujer (entonces dos muchachas) abrazarse, saludarse, reír e intentar el ritual del té encendiendo aquella cocina de luz brillante- alcohol y fósforos.

Había llegado a la ciudad, a la casa, Reina María Rodríguez. Una mujer hermosa, trigueña, con encantadoras pecas y ojos profundos color café, delineados. Su voz ronca y el cuerpo breve, atravesaban las sombras de esa media luz que se deja a los niños para que duerman mientras los adultos se desvelan. Las risas me acunaron hasta el amanecer, y a las siete de la mañana encontré a mi lado a un joven rubicundo, de cabellos largos y desordenados; era el trovador Santiago Feliú, que dormitaba sobre mi cama. Siempre digo que es el primer hombre con el que amanecí en mi vida. Yo solo tenía 9 años.

Reina y Santiago eran los invitados de mi madre para pasar ese fin de semana en nuestro pequeño escondite del puerto. La Gioconda y el Cristo se quedaron pocos días con nosotros, pero allí, entre la guitarra, los vasos de vino abandonados y los cigarros apolillados en los ceniceros de barro y unas hermosas sandalias de cuero que nos dejó ella de regalo, encontré algo que definió el sentido de todo lo que he escrito hasta hoy: la poesía de Reina María Rodríguez.

Entonces lo supe: se podía ser hermosa, delicada, luminosa y brillante; escribir bien y aparecer o desparecer de una ciudad con un talentoso y bello trovador. Se podía parir, sufrir o hacer sufrir por amor, sin abandonar jamás la literatura.

Cuando escuchaba leer a mi madre los poemas de Reina, sentía que expresaban exactamente lo que ella, tal vez por ciertos prejuicios, no se atrevía a decir de sí misma. Era posible que esa primerísima persona de la joven poeta, ese tono descarnadamente confesional y simbólico, esos cuerpos psíquicos espléndidos y sensuales dibujados sobre el espejo de esta mujer, crearan un ruido musical valioso en la explicación esencial de lo que mami consideraba podía permitirse como escritora.

Ver a Reina ir más allá de su distancia, escucharla, leerla desmenuzando su alma, le producía gran placer y le regalaba un fabuloso camino. Tras las lecturas en tertulias habaneras y  en eventos de provincia, todas aquellas autoras sabían claramente que con ella, la literatura femenina en Cuba vivía un cambio. Unas la adoptaron y otras la miraron por encima del hombro, pero, seamos sinceros, aquí ya nada fue igual.
Nos mudamos a La Habana y en la casa de Caridad (la madre de Reina, también nuestra costurera oficial) comprendí el verdadero espíritu de la poesía de toda una generación que marcaría no solo mi vida, también el modo de ver la literatura y el arte como conducta.  Muy pronto celebramos su merecido Premio Casa de Las Américas. Frecuentamos  su casa; sus hijos, sus esposos y sus amigos fueron también parte de nuestra vida. Sus despedidas han sido las nuestras, sus pérdidas, muy semejantes a las que hemos ido sufriendo. Me prestaba toda su ropa para salir en mis primeros programas de televisión.  Ropa que le hacía Caridad y ropa que traía de sus breves viajes- pues nunca le gustó abandonar demasiado tiempo su zona de confianza-

Mi madre no era de mucho visiteo, más bien era mi casa la que siempre estaba llena de amigos, se encontraban lo necesario y nada impidió que fueran cómplices hasta el día en que Albis Torres (mami) perdió el habla, la poesía, la memoria, su única vida.

Elys Milena, la hija más pequeña de Reina, empezó a tender un nuevo sentido en la  relación que yo establecí con ella a partir de ese momento, y en ese puente afectivo, estético y novedoso, seguimos escondiéndonos de la tristeza para hablar de cosas que van más allá de la literatura y conforman, curiosamente, el sentido original y humano de la escritura.

Hace unos días supe que habían decidido otorgarle el Premio Nacional de Literatura. Felicito a quienes se encargan de estas decisiones, felicito que no sea demasiado tarde para ella y que reconozcan, más allá de las diferencias políticas, la obra de una mujer que con sus versos cambió la actitud poética de mi país. Esa muchacha de la calle Ánimas que desertaba de los aviones, se sentía una partícula de polvo transitando París, siendo toda ella una isla de ideas sobre el Sena.

El día que recibí la noticia respiré profundo y recordé aquello que me dijo mi madre una vez cuando atolondrada ante la desmemoria, no podía recordar ciertas palabras: Llama a Reina, ella es La Reina, hoy por fin, coronada.
¡Felicidades, Reina, te quiero mucho!

Como un extraño pájaro que viene del sur                                           
                a Pavese 
 has errado toda la noche
olfateando los árboles
buscando alguien que te acaricie
con tu traje de lobo para engañar a los hombres.
tu angustia me hiela los pies
pero en el alero hay un abismo para nosotros.
Tú y yo desnudos en medio del verano
junto a los troncos amarillos
en una playa del sur
tan solitarios como el resplandor
de las películas silentes
donde todo está por transcurrir
en el espacio vacío de los pies y la boca sin gritar
diciendo cosas que nadie tal vez escuchó
que nadie jamás escuchará
en el abismo silente.

Remitido por Leonor Agüero

*** La poeta cubana Reina María Rodríguez obtuvo el Premio Nacional de Literatura 2013, entre un total de 18 candidatos y un jurado encabezado por el periodista y narrador Leonardo Padura Fuentes, merecedor del galardón el año anterior. Reina María es una de las voces más consistentes de la poesía que se escribe en la isla en los últimos treinta años, su obra es objeto de estudio en diversas universidades y ha impartido talleres y conferencias.

Entre los premios obtenidos por Reina se encuentran el de poesía "Julián del Casal" de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en los años 1980 y 1993; el de la "Revista Plural" de México en 1992, y el "Casa de las Américas", en 1984 y 1998. Además, en 1999, recibió la "Orden de Artes y Letras de Francia". Ha publicado entre otros “Cuando una mujer no duerme”, 1980; “Para un cordero blanco”, 1984; “En la arena de Padua”; 1991 y “Páramos”, en 1993.

El Premio Nacional de Literatura es entregado oficialmente cada año, como parte del programa de actividades de la Feria Internacional del Libro de La Habana.
  
martinoticias.com
diciembre 18, 2013