24 de noviembre de 2013

Apuntes históricos sobre la serie "Isabel" de la tve




Apuntes históricos sobre la serie “Isabel” de la tve.
Zoraida

 Azahara García/Paloma G. Quirós/tve

En la serie “Isabel” como en cualquier vida, continuamente aparecen personajes nuevos. Al centrarse la trama en una de las más grandiosas empresas emprendidas por Isabel de Castilla: la Reconquista, la expulsión de los moros del territorio de al-Ándalus, surge la figura de Isabel de Solís: la pobre muchacha secuestrada por las tropas musulmanas justo cuando se iba a casar.

¿Es cierta esta historia? Sí, pero con alguna que otra licencia. El equipo de guión de la serie ha colocado aquí esta trama aunque, como Teresa Cunillera reconoce, el secuestro se produce unos cuantos años antes... pero en esencia, se parece bastante a la realidad.

En realidad, poco sabemos del pasado de Isabel de Solís, e incluso se duda en la historiografía actual si éste era su verdadero nombre. Isabel de Solís es el nombre con el que la conocemos desde que se convierte (de nuevo) al cristianismo tras la Conquista de Granada.

Muchos historiadores como Ángeles Irisarri han atribuido su origen a un estatus noble; por ejemplo, que “era hija del comendador o alcaide de Martos, Sancho Ximénez de Solis,   que había salido de la población con otras doncellas a coger flores y que, a poco, llegaron unos moros en algara y se llevaron cautivas a todas las jóvenes”. Se cuenta también que Isabel de Solís había vivido hasta entonces una vida tranquila junto a sus nodrizas y cuidadoras que la educaron y velaron por ella desde que quedara huérfana de madre nada más nacer. Su padre se había vuelto a casar con una esclava mora llamada Arlaja, regalo de un conde cordobés. La bella Isabel de Solís estaba prometida en matrimonio con Pedro Venegas, un joven perteneciente a otra noble familia, los señores de Luque. Tal es la versión que recoge la serie televisiva. 

Mientras, Hernando de Baeza (que vivió muchos años en la Alhambra a sueldo de los emires como traductor) comenta un origen más humilde, el de una niña cualquiera que lleva a abrevar en la fuente a unos animales. Quizás esto sea verdad, ya que Baeza se basa en recuerdos y testimonios de primera mano por haber sido traductor (taryûman) de palacio y haber conocido en persona a Isabel de Solís, a quien llama "mujer de mal gesto".  
También en sus orígenes  están divididos  los historiadores Martos, Cieza, Bedmar y Aguilar de Córdoba según las fuentes revisadas por Teresa Cunillera. Incluso se menciona su escapada a la frontera castellano-nazarí con una nodriza o criada musulmana que la anima a conocer las tierras allende la frontera, tras contar de ellas maravillas.

Ángeles Irizarri continúa desvelando su
futuro: "Isabel fue vendida en el mercado de esclavos de Granada y comprada por la sultana Aixa, la madre del rey Boabdil”. Fue aislada y encerrada en una torre de la Alhambra, que en su recuerdo lleva el nombre de “Torre de la cautiva”. 

¿Isabel de Solís y Muley-Hacén se enamoraron?  Según Teresa Cunillera, sí: "No es algo que se pueda constatar con un documento oficial, pero por las cartas, por todo el seguimiento de la historia...".

Siendo cristiana, Isabel de Solís pudo mantener su religión durante gran parte de su cautiverio, probablemente incluso hasta antes de casarse, como nos comentan algunos historiadores, ya que, según el derecho, un musulmán podía tomar como esposa o concubina a una judía o cristiana sin que ésta cambiara de creencia. Pero habiendo sido capturada de niña, y considerando casos similares, su conversión pudo haber tenido lugar al poco de ser tomada como cautiva, bien por voluntad propia o presionada por las circunstancias.

Ángeles Irisarri nos describe los encantos de Isabel de Solís, a los que el emir no se pudo resistir: "Era bellísima y muy rubia, a los reyes moros les gustaban las mujeres rubias y de piel blanca. El emir Muley-Hacén se enamoró de ella, y se la compró a la sultana Aixa, su anterior favorita y madre de Boabdil. Mejor si Zoraida se enamoraba de él, porque no tenía otra opción que acudir a su lecho cuando la llamara y satisfacerle".

Para Teresa Cunillera son también compresibles los sentimientos que despertó el emir en la joven esclava: "Tampoco se debía vivir mal en la corte granadina y Muley -Hacén sí que estaba enamorado de ella..." Tomó el nombre de Zoraida (Lucero del alba) y se convirtió al Islam.

Convertida antes o después, lo cierto es que inicia su relación con Muley-Hacén  entre el rechazo y el desprecio de las concubinas y la reina Aixa (Fatima al-Horra). Prueba de ello es una paliza que recibe de las otras mujeres del harén, según  narra Hernando de Baeza, y que la deja casi muerta.

Este rechazo inicial hacia ella hizo que, a pesar de convertirse al Islam, el pueblo y los partidarios de Aixa y su hijo Boabdil comenzaran a motearla despectivamente como "La Romía" (la "cristiana infiel"), no solo por sus orígenes cristianos de conversa sino porque Muley-Hacén estaba ya casado con Aixa, una princesa de sangre real (o de la aristocracia) nazarí y de la estirpe del Profeta.

A pesar de ello, Zoraida fue poco a poco conquistando el corazón de Muley-Hacén, quien un día la apartó del gineceo de la Alhambra y pasó a vivir con ella a la torre de Comares. Ese día la llenó de estupendos regalos, según nos sigue contando Baeza: "y envió (Muley-Hacén) por sastres y plateros y sederos, y mandó hazer rropas y joyas de estado rreal á aquella muger, las quales no se cree que otras semejantes oviese tenido rreyna alguna de granada". Tiempo después, Zoraida era la reina por excelencia del Reino Nazarí y los recelos de Aisha  crecieron cuando Zoraya dio dos hijos a Muley-Hacén, Nasr ben Ali y Saad ben Ali, posibles rivales para su hijo Boabdil. 
 
Isabel de Solís deja de ser Zoraida

Tras la muerte de Muley-Hacén   Isabel de Solís huye de Granada y busca asilo y protección en la corte de los Reyes Católicos. ¿Ocurrió así realmente? ¿Fue una imposición de Isabel el bautizo de sus hijos? Los asesores de cabecera de la serie nos sacan de dudas.

Todos los historiadores coinciden en que, tras la muerte del emir, Isabel de Solis  regresa a Castilla y se convierte, tanto ellas como sus hijos, de nuevo al cristianismo. ¿Fue por orden de Isabel, para evitar que hubiese otro candidato al trono nazarí? Óscar Villarroel no lo tiene claro: "En el fondo, ¿el hecho de que se convirtiesen podía llevarles a no reclamar el trono de Granada? Dado que era un territorio islámico, sí podía ser. Pero el interés de Isabel era conquistar el territorio, con lo cual al acabar con el emirato daba igual que fueran a reclamar o no fueran a reclamar". 

Ya sea por voluntad propia u obligados por las circunstancias, lo cierto es que Isabel de Solís y sus hijos son bautizados en la corte y tienen, además, unos padrinos muy regios: "De uno fue  padrino el rey Fernando, con lo cual ese niño se va a llamar Fernando o Hernando, como aparece en otros documentos. Y del otro el padrino va a ser el príncipe Juan [...], y se va a llamar Juan", cuenta Teresa Cunillera.  Serán, a partir de entonces, Fernando y Juan de Granada. Su madre, Isabel de Solís, abrazará de nuevo la fe cristiana bajo la atenta mirada de su madrina, la propia reina Isabel.

"Donde residiere no tendría buena vida, pues las gentes nunca le perdonarían que hubiera cometido un pecado nefando y hubiera sido una renegada, pese a que los moros la raptaron sin preguntarle, porque el sentir general exhortaba a morir antes que abandonar la religión", nos cuenta Ángeles Irisarri.

En este caso, Isabel de Solís sería una tornadiza, cristiana "conversa de moro", como dirían las crónicas de la época, además de ser una “elche” (renegada cristiana) para los musulmanes. Al final, su alma se encontraba entre dos mundos. Sería una “cristiana de Alá" en palabras del profesor Bartolomé Bennasar. Rechazada en el mundo islámico, se la mira con recelo también en el cristiano por su condición de renegada.

Nada se sabe del lugar donde murió Isabel de Solís.

La burbuja del arte


Los jugadores de cartas, Paul Cèzanne



La burbuja del arte: las obras más caras

Las principales casas de subastas del mundo reúnen a multimillonarios con el bolsillo repleto de dólares a la caza de un Picasso, un Van Gogh, un Klimt... a buen precio. Aunque el dinero es lo de menos, lo que cuenta es el objeto, en este caso, la obra, el mito que la creó, el decir: "es mía".

Algunos pensarán que locura y mercado del arte, que nunca ha entendido ni entenderá de crisis, van de la mano. Y es que la semana pasada se batió el récord con un tríptico de Francis Bacon ('Tres estudios sobre Lucien Freud'), que se convirtió en la obra más cara jamás subastada al alcanzar los 142 millones de dólares (105 millones de euros). El afortunado comprador fue la galería Acquavella.

Mientras esto ocurría en Christie's, en su rival Sotheby's un desconocido comprador pagaba 105 millones de dólares (80 millones de euros) por ´Siver Car Crash´ de Andy Warhol, marca personal del artista estadounidense fallecido en 1987. Esta cifra, totalmente inesperada, ha convertido al impulsor del ´pop-art´ en uno de los artistas más cotizados del momento.

"La gente que tiene dinero entiende el arte como una manera de invertir de manera segura su dinero", asegura el crítico de arte Jason Edward Kaufman. "Esa misma gente está dictando la jerarquía de valores en el campo del arte, pero no son expertos en estética. Está comprando en términos de inversión y no de valores artísticos".

Entre los artistas vivos, destaca Jeff Koons, el exmarido de la que fuera reina del porno ´Cicciolina´, que vio como su 'Balloon Dog' alcanzaba los 58 millones de dólares (43 millones de euros) en Christie's. Por su parte, Christopher Wool marcaba su récord personal al vender el lienzo ´Apocalypse Now´ por 26,5 millones de dólares (19 millones de euros).

191 millones por un Cézanne

La obra de arte más cara vendida hasta la fecha es el cuadro 'Los jugadores de cartas', de Paul Cézanne, adquirido por la Casa Real de Catar por unos 257 millones de dólares (191 millones de euros), aunque no hay una cantidad oficial ya que se trató de una venta privada.

A continuación se sitúa 'El sueño', de Pablo Picasso. El óleo sobre lienzo pintado por el artista malagueño en 1932 fue vendido por 162 millones de dólares (120 millones de euros) al magnate Steven Cohen, un experto en especulación financiera que fue objeto de la mayor multa de EEUU por uso ilícito de información privilegiada de su fondo inversor SAC Capital.

Cohen también es el poseedor de 'Woman III', de Willem Kooning, que adquirió por 137 millones de dólares (107 millones de euros). Es la cuarta obra más cara de la historia por detrás de 'Número 5', del atormentado pintor estadounidense Jackson Pollock (140 millones de dólares/109 millones de euros) y que guarda a buen recaudo el multimillonario mexicano David Martínez.

Reproducido de LNE.es

22 de noviembre de 2013

Caricatura


Las dos caras de La Habana



Las dos caras
de La Habana


Iván García/Especial DLA

Muy cerca de La Palma, localidad al sur de La Habana donde confluyen cuatro céntricas calzadas, en un ranchón típico campesino con techo de guano, columnas de troncos de madera y sin paredes laterales, se ha montado una exitosa cervecera particular.

En la carta, variados menús, cervezas, tapas, vinos y el mejor surtido de whisky de la ciudad. En el techo cuelgan camisas de peloteros de Industriales mezcladas con la azulgrana de Leo Messi. El ambiente es agradable. Aunque es un sitio caro para el habanero promedio, casi todas las noches se llena. Un “tubo” con 10 vasos de cerveza y una ración de nuggets de pollo cuesta 16 cuc, el salario mensual de un obrero.

A menos de un kilómetro del lugar, en la barriada marginal de Párraga, Lucía ya olvidó la última vez que el Estado asfaltó las calles. Auténticos cráters que se desbordan de agua los días lluviosos o debido a roturas en las cañerías. El agua estancada es el embrión del mosquito trasmisor del dengue que asola la capital.

Lucía ha oído hablar de la cervecera de La Palma. Pero su bolsillo no puede sufragar tales gastos. Sus dos hijos están presos por robo con fuerza en una bodega y el escaso dinero que reúne vendiendo tamales, apenas alcanza para darle a comer a sus tres nietos y cada 45 días llevarle a sus hijos a la cárcel, una jaba con azúcar prieta, pan tostado y mayonesa casera.

“Soy yo sola. Mi marido es un alcohólico a tiempo completo. Desde que se levanta está pegado a la botella de 'chispa' [ron infame]. Las madres de mis nietos son 'matadoras de jugadas' [jineteras del montón]. Lo de ellas es hacer el amor, fumar marihuana y beber cerveza, cuando reúnen unos pocos pesos convertibles. Apenas les importan sus niños. Mi vida es llevar a los tres nietos al colegio, preparar y vender tamales y en las noches ver en la tele la novela de turno”, cuenta Lucía, sentada en un viejo taburete.

Mientras las nuevas aperturas económicas crean un sector gastronómico y de pequeños negocios privados con aire acondicionado, luces de neón, diseños elegantes y precios de Manhattan, la otra parte de La Habana parece una zona de guerra. Esta Habana de dos rostros acaba de cumplir 494 años de fundada.

Camine usted por barrios de Centro Habana, Marianao o Cerro. Pregúntele a la gente de sus prioridades. El 90% le hará un extenso recuento de lo difícil y caro que les resulta llevar cada día a la mesa dos platos calientes de comida. Muchas familias de las áreas más pobres comen poco y mal. Lo que aparezca. Una pizza o un pan con croqueta, que ni el gastronómico que las vende sabe decirle con qué se elaboran.

La mayoría de los barrios pide a gritos una remodelación de envergadura. El 60% del fondo habitacional de la ciudad está en regular o mal estado técnico. A bolina hace rato se fue aquel Estado del Bienestar instaurado por Fidel Castro con la intención de crear una sociedad igualitaria.

Su hermano Raúl Castro ha sido el enterrador de ese Estado. Era incosteable e ineficiente. Trajo consigo la pobreza socializada, corrupción rampante y un ejército de pillos y compadres que visten guayaberas blancas y hablan en nombre de los desposeídos, pero hacen opíparas cenas, andan en autos con gasolina estatal y residen en espléndidas mansiones en antiguos repartos de la burguesía criolla.

En esta Habana otoñal, si alguien vive como Dios manda, es la casta de empresarios verde olivo, amanuenses disciplinados y coristas creativos. Entre los que también han logrado dar un salto hacia delante en sus vidas, remodelar sus casas, tener un iPhone y televisor de plasma, se encuentran artistas, músicos y deportistas. O pequeños empresarios que han montado cafeterías y restaurantes exitosos; los que se dedican a la prostitución o quienes en Miami tienen parientes que les hagan préstamos.

El resto de la población se las arregla como puede. Eulogio, dueño de una casa de juego ilegal, pasadas las 10 de la noche suele ir a beber dos “tubos” de cerveza y picar camarones al ajillo en la cervecera de La Palma.

A esa misma hora, Lucía está tostando pan viejo en una destartalada cocina de queroseno. Al día siguiente tiene visita en el Combinado del Este. El viaje de ida y vuelta demora seis horas. En sus hombros carga una jaba de 10 kilos, con lo que ha podido prepararle a sus dos hijos presos.

La Habana con aire acondicionado, diseños elegantes y luces de neón no existe para ella.

21 de noviembre de 2013

En 1913... El cóndor pasa

 
 En 1913…

El cóndor pasa

Marlene María Pérez Mateo

 En 1913, el compositor peruano Daniel Alomía Robles (1871-1942), compuso la mas conocida de sus piezas musicales: “El cóndor pasa”.

 Alomía Robles nació en Huanuco, Perú, hijo de un descendiente directo por parte paterna del Califa de Córdoba, España, y por la materna de antepasados andinos.  Siendo inicialmente estudiante de medicina, cambia su destino profesional y personal por el de las artes.

Viajó por mas de un año por la jungla suramericana. Su encuentro con el padre  misionero franciscano Gabriel Sala fue decisivo en todo sentido, convirtiéndoselo desde muy joven en un hábil colector de la música y los ritos de los antiguos habitantes de Bolivia, Perú y la cordillera andina. Descrube la hoy conocida como escala musical pentafónica en contraste con todo lo conocido hasta el momento. Indiscutiblemente gracias a él todo ello ha llegado hasta nosotros.

En 1897 se casa con la culta pianista cubana Sebastiana Godoy Agustini, su motivadora, su aliada y casi su mentora. Es allí cuando pasa a otra etapa en su carrera, nace su primera composición. Alomía-Godoy tuvieron diez hijos. Tras la  muerte de su primera cónyuge, se desposa Alomía con su cuñada, de cuya unión nacierán dos hijos.

En 1911 estrena en Argentina su primera ópera “Illa Cori”, basada en la vida del líder inca Huayna Capac. Entre 1919 y 1933 llevó al pentagrama estando en New York 700 composiciones y 238 canciones, situándose como uno de los compositores mas pródigos de su país.  Luego de haber ocupado varios cargos públicos y ser ampliamente reconocido, falleció en Lima a los 71 años de edad.
   
“El cóndor pasa” es una zarzuela, cuya canción homónima fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación en 2004, por las autoridades peruanas. La obra narra un conflicto laboral minero en el Cerro de Pasco. El cóndor es el símbolo de la libertad por medio de su majestuoso y alto vuelo. La obra ha sido objeto de plagio en varias ocasiones. Múltiples voces le han llevado al escenario y ha sido  objeto de traducciones mas o menos felices.

Dejemos que Raúl Diblasio y su piano nos recuerden a todos la imponente belleza de esta obra.

https://www.youtube.com/watch?v=LUyPl_KcevU


Marlene María Pérez Mateo
Noviembre 5, 2013

Apuntes históricos sobre "Isabel": Caligrafía y poesía árabe nazarí





Apuntes históricos sobre la serie “Isabel” de la tve
   
Caligrafía y poesía árabe nazarí: 
     Un arte al servicio de los Sultanes


Mabel Villagra (Asesora histórica de Isabel)

Lo vimos ya en un capítulo anterior, y lo volvimos a ver en el último: Boabdil escribiendo en árabe cuando es interrumpido por Aixa y Muley-Hacén. ¿Sabían escribir los reyes? ¿Cómo era la escritura árabe?

El alfabeto árabe


El alfabeto que vemos empleado por Boadbdil mientras escribe en su pergamino es el "alifato" que consta de 28 consonantes. El alfabeto árabe es una escritura ligada y cursiva, esto implica que la forma de la letra está influida por la posición que ocupa en la palabra. Se escribe de derecha a izquierda; no tiene mayúsculas y no se permite la división de la palabra a final de renglón; en cambio, es posible alargar los trazos de unión entre letras tanto como se quiera, a fin de que el texto quede alineado.

El estilo de escritura árabe más antiguo es el Cúfico (de Kufa, Iraq) desde donde se extendió al resto del mundo islámico medieval. Otro estilo popular es el Nasjí, del que deriva la escritura árabe moderna. Cada país tuvo sus estilos diferentes.

En Al-Ándalus (actual Andalucía) desde la llegada de los árabes a la época morisca (manuscritos aljamiados) se usaron también estos estilos, como podemos ver en la Alhambra o en la Mezquita de Córdoba, pero se desarrolló uno particular llamado "Magrebí-andalusí" basado en el cursivo cúfico, que acabó siendo el habitual en el día a día, siendo usado por literatos, políticos, escribanos, copistas, notarios, alfaquíes y cualquier hombre letrado. Este estilo Magrebí-andalusí es el que vemos en escena mientras Boabdil escribe y el que históricamente se nos ha conservado de su letra y puño en distintos documentos oficiales.

Los pergaminos para manuscritos (majtûtât) se usaron desde antiguo y era piel de animal curtida, normalmente cordero o vacuno, hasta dejar una fina capa que permitía escribir en ella. También en esta época existía ya el papel en Al-Ándalus, teniendo los primeros testimonios de su fabricación en Xátiva, Valencia desde el siglo XIII.

Para escribir se usaba un cálamo (qalam, en árabe) o una pluma de ave con una punta recortada que permitía hacer caligrafía árabe con diversos grosores, estilos y efectos. La tinta solía ser de varios colores: normalmente para el negro, se usaba una combinación de hollín y goma o sulfato de hierro; la tinta roja era hecha a base de bermellón; la azul y verde, con tintes vegetales y, la de oro, hecha con polvo de este material.

La Corte nazarí y las letras


En la Corte, los príncipes y emires nazaríes tuvieron tutores y eruditos que les enseñaban desde niños las Ciencias y las Letras de la época. Y la Cancillería al servicio del Sultán disponía de un departamento llamado “del Sello” con un funcionario al frente que era también un experto calígrafo que colocaba la firma y el encabezado reales para dar validez al texto.

Los emires nazaríes gustaron mucho de la poesía y organizaban veladas donde distintos poetas desgranaban sus habilidades en auténticos concursos donde se componían poemas especiales para ese día. Uno de ellos, muy célebre, fue el Mawlid o Nacimiento del Profeta, celebrado en 1362 por Muhammad V y recogido en un testimonio historiográfico por Ibn al-Jatib donde se nos cuenta cómo un autómata organizaba los turnos de recitación de los poemas y se adornó una sala con tapices y bellísimas lámparas de cristales multicolores.

Tenemos en Al-Ándalus, además, el caso de reyes-poetas como fue Al-Mu’tadid de Almería o Al-Mu’tamid de Sevilla en la época taifa y el de Yusuf III (1376-1417), en la Granada Nazarí. Los Reyes Nazaríes fueron también mecenas y tuvieron una corte de poetas áulicos a sueldo que se encargaron de inmortalizar y exaltar las virtudes y la generosidad de los soberanos. Ejemplos conocidos de poetas de corte son los casos de Ibn Zamrak, Ibn al-Jatib o Ibn al-Yayyâb cuyos poemas fueron grabados como yeserías en toda la Alhambra, en bellísima caligrafía nasjí nazarí, que pudo reproducir en piedra la auténtica caligrafía escrita de antemano en pergamino.

En la corte de Boabdil y su padre aparecen dos últimos nombres, Ibn al Qaysi de Baza y Abdallah Ibn Al-Arabi Al-Uqaylí, quien será además el que envíe en forma de poema la última misiva diplomática de Al-Andalus en 1492: Una petición de ayuda a los Mamelucos de Egipto que nunca se hizo efectiva.