19 de noviembre de 2013

Cuando yo pueda regresar a Cuba




Cuando yo pueda regresar a Cuba



Por Esteban Fernández

Cuando pueda regresar a Cuba, me gustaría, antes que nada, visitar el Platanal de Bartolo, ver al Gallo de Morón, ir al Perico y visitar el lugar de exacto donde corrieron los liberales.

Un deseo mío es poderle estrechar las manos a los Guapos de Yateras y también poder ir de cacería utilizando la Carabina de Ambrosio.

Me gustaría echarle salsita a las butifarras del Congo, ir a Luyanó para ver si todavía vive Bigote de Gato, encontrar a Matías Pérez, conocer a Olga la Tamalera, y sobre todo encontrar a Adela, aquella chismosa que “vio al dentista con un tremendo vacilón”.

Qyuisiera ir a Cacarajícara a tomarme una Maltina, y me gustaría montarme en el Burro de Bainoa y en la Mula que tumbó a Genaro.

¡Cuánto yo daría por conocer a Mingoyo el de la soga, al Gallito del ring, a Pelayo el del palo encebado.

Quisiera ver la pelota que Miñoso hacía bailar el Cha-cha-cha, me gustaría ir a Prado y Neptuno a ver si por ahí todavía pasa “La Engañadora”, encontrarme a Catalina que me compre un guayo y conocer las cuevas que Felipe un día, bailando el sucu-sucu les tapó a los majases.

Desde que tengo uso de razón he escuchado hablar del Bobo de la Yuca y yo espero que me ayuden a encontrarlo y saludarlo, y conocer al Hombre de la Casa Prado, e ir al solar del Reverbero, y a Coco Solo y a Llega y Pon... ¿Ustedes saben si está vivo Julián el de la Gaita?. A ese también me encantaría conocerlo.

Es una verdadera lástima que ya murió El Caballero de París, porque yo tenía mucho interés eb ser su amigo.

Quisiera conocer el Merequetén porque todo el mundo dice que "le ronca", pero no sé exactamente en Cuba dónde queda eso...

Uno que me interesa muchísimo encontrar es a Pelencho el de "Ave María, Pelencho, qué bien me siento".

Desde luego, no hay nadie en el mundo que a mí me gustaría conocer más que a la Guajira Guantanamera... ¿Dónde estará metida esa guajira...? y quisiera saludar a Simón el enterrador, y quisiera ver el Río Manzanares, que no dejaba pasar a Rolando La Serie para ver a su madre enferma. ¿Ese río estará en Cuba? 

Quisiera conocer el lugar exacto de Cuba donde por primera vez “se formó un titingó”, y conocer a “la pequeña que Enrique Santiesteban invitaba a beber de su copa”.

Me gustaría visitar a Balance, el borracho de la Taberna de Pedro, para ver si ya dejó la bebida, y conocer a “la mujer de Antonio”, la que “camina así”, y me encantaría saludar al hombre que tira el cañonazo de las nueve.

Desearía conocer al policía Tiburcio Santamaría y al periodista Sindulfo Vinagreta y Unga de Vaca, y sería un verdadero placer encontrar a la mujer que tenía “aquellos ojos verdes”.

Quisiera que me presentaran a Flora, la que anotaba; ir “a donde el Diablo dio las tres voces”, visitar Remanganagua, que me encanta el nombre de ese pueblo, pero no lo conozco, y visitar todos los establos de Cuba para ver si todavía viven Tormenta, Centella, y Azabache, los caballos de los 3 Villalobos.

Yo me imagino que Ciervo Ligero ya debe ser un viejo, y también me gustaría conocer al Viejito Tobías y al gago Quiñones...  

18 de noviembre de 2013

En 1913... Teatro Avellaneda


Presentación

Por Marlene María Pérez Mateo

“Martes 13, ni te cases ni te embarques ni de tu familia te apartes”, asegura un viejo dicho  pasado de voz en voz hasta nuestros días.

La consabida mala reputación del 13 va bien atrás en el tiempo y no hay civilización por remota que fuere sin ser tocada por tal creencia. Así tenemos su referencia en el Código de Hammurabi en la antigua Babilonia, pasando por los mayas quienes le consideraban sagrado hasta su identificación con el numero de ciclos lunares en un año solar.

 El triste hecho de la casi total desaparición de los Caballeros Templarios y la ejecución de su líder el francés Jacques de Moley el 13 de octubre de 1307  echaron leña al fuego en tan escabroso tema. En la actualidad se ha acuñado el término triscadecafobia como concepto identificador del miedo o pánico irracional y desmedido a la mencionada cifra.

He querido iniciar en “Palmas Amigas” una especie de mini-secuencia, donde la cifra 13 tiene gran protagonismo. La razón no nace de una contradicción ni de un reto. Nace de una feliz coincidencia, de una alegría compartida.

Con un “corpus” de 13 artículos y reflexiones me he querido acercar al mundo que rodeó hace ahora cien años, “en 1913” el nacimiento de mi abuela. Tuvimos hace unos meses el privilegio de celebrar su cumpleaños. He querido hacer partícipe con los de casa y los lectores de esta bitácora, en la que participo desde hace varios lustros, de unas pinceladas y semblanzas. Espero que este buen sentir llegue y les embriague de un dulce sabor centenario y también renovador.
                             
Con ustedes  “ En 1913....”
Gracias,
Marlene,
noviembre 5, 2013
          
En 1913…
Teatro Avellaneda

Por Marlene María Pérez Mateo




En 1913, un 13 de mayo se inauguró, bajo tremendo aguacero, el Teatro Avellaneda en la intersección de las calles Estrada Palma y Avellaneda en la ciudad de Camagüey, Cuba.

El lugar donde se edificó el teatro, desde el siglo XVIII había sido ocupado por un entablado techado muy usado para presentaciones de feria. Luego en el XIX una medio-hermana paterna de Tula Avellaneda, la poetisa, había tenido muy cerca de allí su residencia y en ella la escritora estuvo de huésped durante su estancia en su viaje de regreso a Cuba.

El exitoso comerciante de velas, señor Guarch, adquirió la propiedad e hizo levantar un recinto para las artes escénicas y el cine (entonces joven). Fue una sala de dos pisos con capacidad para 800 personas, 10 palcos y el segundo piso, bautizado por la voz popular como “el gallinero”. La acústica era magnífica. El emprendedor propietario tuvo en cuenta todos los detalles. La fachada se conformaba por 19 arcos de medio punto y un relieve del rostro de la camagüeyana que dio nombre o mas bien apellido a la institución: Gertrudis Gómez de Avellaneda.

El día de la inauguración los demás miembros del ramo cerraron sus puertas de manera solidaria. Hubo champán y velada. Veintiséis jóvenes de la ciudad a coro cantaron “Himno Glorioso a la Tula”, cuya partitura trece años después desapareció entre las llamas.

En 1926 un incendio accidental diezmó el recinto e hizo caer  en la ruina al propietario, señalando entre el vulgo a la cifra 13 como culpable de los hechos acaecidos debido a su ya consabida fama de mala suerte.

En 1927 fue reconstruido por el empresario teatral Alberto Mola con la ayuda de la compañía cinematográfica cubana Santos y Artigas. Entre las puestas en escenas estuvieron zarzuelas, teatro bufo de Arquimides Pous,  Ramón Espigel y películas.

Hacia 1960 se le cambió el nombre por el de "Pionero", aunque para el pueblo siguió siendo el “Teatro Avellaneda”. Decayó tanto, tanto que hasta parte del edificio colapsó. Muchas familias sin hogar lo tomaron de refugio. De lejos y de cerca se captaba su deterioro y su penosa ruina.

Actualmente ha sido remozado y pronto abrirá sus puertas. Ojalá también su esplendor.
 Marlene María Pérez Mateo
Octubre 2013

16 de noviembre de 2013

Apuntes históricos sobre la "Isabel" de la tve




Apuntes históricos sobre la serie “Isabel” de la tve

La madre de Isabel, ¿loca por remordimiento de conciencia?

En el primer capítulo de la serie vimos a una Isabel de Portugal trastornada y traumatizada por una experiencia que la ha hecho caer en la locura. Tanto el guionista, Javier Olivares, como el director, Jordi Frades, han querido reflejar esa parte de la historia que habla de que a la madre de Isabel la Católica, el remordimiento de conciencia le hizo perder la cordura.

Isabel de Avís y Braganza (1428-1496), fue infanta de Portugal y reina consorte de Castilla por su matrimonio con el rey Juan II de Castilla, con quien procreó dos hijos, Alfonso e Isabel (mas tarde Isabel la Católica). Fue hija del infante Juan de Portugal y de Isabel de Barcelos, de la Dinastía de Braganza, y nieta del rey Juan I de Portugal, por cuyo motivo necesitó una dispensa papal para su matrimonio con su primo Juan II de Castilla. 
  
El Marqués de Santillana le dedicó una "Canción" en la que cita al pintor Giotto ("qual Ioto (sic) non vos pintara"). Álvaro de Luna la eligió como segunda esposa de Juan II no solo por su juventud y belleza, sino también porque al girar la mirada a Portugal se castigaría a Aragón por sus intromisiones en la política castellana.

¿Quién era Álvaro de Luna?

Óscar Villarroel, profesor del departamento de Historia Medieval de la UCM (Universidad Complutense de Madrid) nos cuenta que “fue el principal Privado o Valido, (principal consejero) de Juan II de Castilla. Supo ascender en la corte gracias a su confianza con el rey, a quien entró a servir siendo niños ambos, hasta lograr ser el noble más importante del reino. Fue un reinado muy convulso, en el que el rey llegó, incluso, a estar prisionero de la nobleza opuesta a Álvaro de Luna. Todo acabó con la propia muerte del Privado, acusado de usurpar el poder del rey.”

Y Ángeles Irisarri, autora de la trilogía “Isabel, la reina”, nos cuenta que “después de tener que retirarse al castillo de Arévalo a la muerte de su esposo Juan II y ser coronado Enrique, hijo del primer matrimonio del Rey,   Isabel de Portugal, madre de la después Isabel la Católica, cayó en la taciturnidad, es decir, en la tristeza, lo que hoy sería depresión”. Añade que “según las malas lenguas, su enfermedad se debió al cargo de conciencia que le supuso la decapitación de don Álvaro de Luna en la que, según peores lenguas,  tuvo arte y parte.”  Isabel tenía grandes expectativas para sus hijos Isabel y Alfonso, a los que cuidó personalmente, y muchos consideraron que fue esencial para que Juan II permitiera detener y ejecutar a don Álvaro de Luna, el hombre que la hizo reina.  

Con el beneplácito de su esposo el rey Jaime, Isabel había colocado a Gonzalo Chacón muy cerca de los infantes. Javier Olivares declara: “lo que más me llamó la atención a la hora de empezar a documentarme para la serie fue que el tutor de Isabel y Alfonso, Gonzalo Chacón,  era la mano derecha de Álvaro de Luna.

Gonzalo Chacón y Martínez del Castillo


Gonzalo Chacón fue el mentor de Isabel y Alfonso.  Político e historiador español, durante el reinado de Juan II estuvo a las órdenes del valido Álvaro de Luna. Se le atribuye la “Crónica de don Álvaro de Luna”.

Comenzó a trabajar al lado de Isabel siendo ésta una niña. Estaba casado con la dama portuguesa Clara Alvarnáez, del séquito de Isabel de Portugal. Ambos formaban una pareja muy unida y fueron un gran apoyo para Isabel, que ni de princesa ni de reina quiso que la abandonaran.

Chacón instruyó a Isabel y Alfonso en la defensa del poder de la Corona, la restricción del papel de los nobles y la necesidad de hacer una nueva política para Castilla.

Tras la coronación de Isabel como reina de Castilla, consiguió la culminación de su venganza respecto a la recuperación del legado de Álvaro de Luna, en contra de las ambiciones nobiliarias encabezadas por Juan Pacheco, responsable último de la muerte de su maestro.

Después del fallecimiento de su primera esposa Clara Álvarez de Alvarnáez, contrajo segunda nupcias con María Manrique de Lara y  sobrevivió a la Reina Isabel. Falleció en 1507 y fue sepultado junto a su primera esposa. 
 Fuentes: página web tve y Wikipedia.com

Los cardenales no son superiores a los religiosos


Braz de Aviz:

«Los cardenales no son superiores

a los religiosos»


«La plaza del Vaticano ha cambiado: ahora está llena de niños, jóvenes, ancianos, enfermos», destacó ayer el cardenal brasileño Joao Braz de Aviz durante la XX Asamblea General de la Conferencia Española de Religiosos (Confer). En el encuentro, celebrado en Madrid, el prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica destacó que el Santo Padre «quiere colocar las cosas en orden» y abordó también las dificultades que conllevan la vida religiosa, destacando que hay «un tiempo nuevo» que ya se vive con Francisco.

El prefecto hizo en su discurso un llamamiento a la unión entre toda la comunidad de la Iglesia al indicar que «los obispos, los cardenales de Roma, pecamos de individualismo». Además, las apariencias dañan también a la estructura de la Iglesia. «Yo cardenal, no soy más que usted, religioso pero estoy más tentado a parecer importante», enfatizó De Aviz. Explicó que la Iglesia se construye entre todos y animó a que se activen mecanismos de comunión con laicos y mujeres. «El Papa es muy insistente en esto: en el Dicasterio tiene que haber más mujeres que hombres y estamos trabajando en ello».

En su ponencia, destacó la importancia del Concilio Vaticano II en la renovación de la Vida Consagrada y declaró que «quien se aleja del Concilio genera división». «La estructura carismática no es menor a la estructura jerárquica; ambas dimensiones son igualmente esenciales para la construcción divina del mundo», explicó, para matizar que así, la vida religiosa está en el corazón mismo de la Iglesia.

«Necesitamos religiosos y religiosas con una gran madurez humana, no podemos parecer extraterrestres ante la gente», recomendó, para señalar a renglón seguido que «todos somos discípulos de Jesús, también yo, cardenal, y hay que ver dónde está nuestro corazón: en la riqueza, en el número de religiosos... ¿dónde está nuestra seguridad?». En esta línea, habló sobre el servicio del amor, que pierde su sentido si los enfermos y ancianos de las congregaciones son un peso para nosotros: «Hemos caído en el individualismo reinante en la sociedad, somos monjes individualistas».

Otro de los temas que abordó en su intervención fue la autoridad en el seno de la Iglesia, que no puede convertirse en autoritarismo. Así recordó que los superiores mayores no pueden no tratar a sus hermanos con cariño; el cuidado de la vida comunitaria, el amor fraternal, es esencial para que la vida religiosa sea un signo creíble en nuestros días. La obediencia tiene sentido desde el amor, si no, se convierte en esclavitud. «El mundo de hoy no entiende que para amar hay que bajarse, hay que hacerse pequeño», subrayó Braz de Aviz, que apuntó que «desde esta perspectiva del amor, es igual de importante presidir una Eucaristía, cocinar, limpiar...».
Reproducido de larazon.es