23 de octubre de 2013

Adiós, Padre Vallina


¡Adiós, Padre Vallina!

Martha Pardiño

Conocimos al Padre Emilio Vallina cuando llegamos a Miami en el año 1962. Comenzamos a asistir a la misa dominical en español, en aquella Iglesia de San Juan Bosco, ubicada en un solar donde antes estuvo funcionando una gasolinera, en la esquina de la calle Flagler y la avenida 13 del S.W. de Miami. 

Era una humilde iglesia donde uno cogía su silla de tijera para sentarse y oír la misa. Poco a poco, con humildad y perseverancia, el Padre Vallina fue poniendo los bancos, las imágenes, un nuevo altar y allí quedó aquella iglesia que recibía con los brazos abiertos a los exiliados cubanos y a todos nuestros hermanos: nicaragüenses, dominicanos, guatemaltecos, etc.

La casa parroquial siempre estaba llena de gente necesitada pidiendo ayuda y siempre se les ayudaba. Tenía el Padre Vallina un dispensario médico gratuito para asistir a personas necesitadas. Además ofrecía, completamente gratis, a los padres que trabajan, un local allí mismo, donde los muchachos eran traídos por guaguas de colegios después de las clases y les daban merienda y allí hacían sus tareas. Los padres cuando terminaban de trabajar los iban a recoger. 

La caridad que Monseñor Vallina practicó hasta el día de su muerte, incluye pagar entierros a personas que no tenían para darle sepultura a sus seres queridos.

La nueva Iglesia San Juan Bosco, que es un orgullo para todos los cubanos del exilio, levantada en la misma dirección, fue el sueño de este humilde sacerdote, y fue construida con mucho esfuerzo y lucha: con tómbolas que se celebraban en el terreno al lado de la vieja iglesia, almuerzos dominicales a precios muy razonables, bingos, pulgueros, etc., y con la ayuda de todos los que creían y amaban al Padre Vallina.

En paz descanse nuestro querido Monseñor Emilio Vallina, que subió al cielo con zapatos y todo, y que ya debe de estar ante Nuestro Señor que se sentirá muy orgulloso de su discípulo. Hago nuestro pésame extensivo a toda su familia.

Martha Pardiño

Monseñor Emilio Vallina



Monseñor Emilio Vallina,
pastor de los inmigrantes
y los exiliados cubanos


Monseñor Emilio Vallina García, fundador de la Iglesia de San Juan Bosco de Miami y defensor de los inmigrantes y necesitados de la comunidad, falleció a los 87 años en la ciudad a la que dedicó su esmerado servicio y liderazgo pastoral desde 1961. Vallina murió el sábado en el Centro de Atención St. Anne en el suroeste de Miami-Dade, luego de una prolongada enfermedad.  

“Monseñor Vallina fue un verdadero santo, un hombre entregado a Dios y al servicio de las mejores causas de esta comunidad”, dijo el abogado Rafael Peñalver, reconocido líder laico de Miami. “El exilio cubano ha perdido a una de sus figuras más virtuosas y entrañables”.

Querido tanto por exiliados cubanos como por emigrados latinoamericanos que frecuentaban su parroquia en La Pequeña Habana, el Padre Vallina fue un remanso de solidaridad, comprensión y paz. La iglesia de San Juan Bosco estaba no solo abierta como un espacio de religiosidad, sino también de ayuda para la atención médica, el cuidado infantil y la alimentación de decenas de personas humildes. “El pastor de los inmigrantes”, le llamaban popularmente.

Expulsado de Cuba
No había petición que Vallina desoyera, tanto para respaldar a un enfermo, escuchar a un inmigrante o atender una solicitud de bautizo de una familia. Junto con Monseñor Agustín Román, fallecido el pasado año, figuró como uno de los íconos de la feligresía católica cubana del sur de la Florida.

Nacido el 10 de abril de 1926 en el poblado de Guanajay, antigua provincia de Pinar del Rio, Vallina quedó huérfano de madre a los seis años y fue criado por su abuela materna en el barrio del Cerro, en La Habana. “Mi abuela fue mi madre, mi mentora, mi maestra”, recordó el sacerdote en una entrevista. “Entré al seminario católico con las enseñanzas que ella me dio”.

Con 18 años se incorporó al Seminario de San Carlos en La Habana y fue ordenado como sacerdote por el Cardenal Manuel Arteaga en 1952. Ejerció en dos parroquias cubanas por nueve años y llegó a fungir como administrador del Seminario de San Carlos. Hasta que se produjo el desenlace de la partida forzosa de su patria. Vallina fue expulsado por el Fidel Castro en medio de la campaña anticlerical del régimen comunista y embarcado rumbo a Miami, adonde arribó el 8 de julio de 1961.

A su llegada a Estados Unidos, Vallina comenzó a ofrecer misas en español en la Iglesia de Gesu en el downtown de Miami y luego permaneció por 21 meses como párroco de Little Flower en Coral Gables hasta emprender su gran proyecto en el exilio.
En mayo de 1963 fue enviado a una iglesia de reciente fundación en un área de asentamiento cubano, cercana al centro comercial de Miami. Comenzó las misas en el antiguo cine Tivoli, en la Calle Flagler y la 7 Avenida, hasta que la parroquia se trasladó al local de un local abandonado de venta de carros.

Un espacio para todos
Así se forjó la Iglesia de San Juan Bosco, donde Vallina dedicó su ministerio por 43 años hasta retirarse en el 2006.  El nuevo edificio se terminó de construir en el 2001 con fondos que el sacerdote recaudó desde 1986. El espacio de San Juan Bosco estuvo siempre abierto para los católicos cubanos, sino para todos los que en décadas posteriores arribaron desde Nicaragua, Honduras, Guatemala o El Salvador huyendo de las guerras, la violencia y la desprotección social.

Con el respaldo económico del Hospital Mercy de Miami y de la Orden Cubana de Malta,  Vallina abrió una clínica para inmigrantes pobres e indocumentados en un local aledaño a la parroquia. También fundó el Leadership Learning Center de San Juan Bosco, un programa de ayuda a niños de padres trabajadores y donde 132 alumnos reciben atención tutorial después de la jornada escolar.

En 2008 el tramo de la calle West Flagler donde está ubicada la Iglesia, entre las avenidas 13 y 14, fue nombrado Monseñor Emilio Vallina en su honor.

Su féretro fue expuesto este domingo, entre 6 y 8:30 p.m., en la Iglesia de San Juan Bosco, en el 1349 West Flagler, donde este lunes se ofreció una misa en su memoria a partir de las 10 a.m. De ahí partió el cortejo fúnebre hacia el Cementerio Our Lady of Mercy Cemetery, en la ciudad de Doral.

El Padre Vallina nació en una humilde cuna el 10 de abril de 1926, en Guanajay, en la provincia de Pinar del Río, hijo de Emilio Vallina y Dolores García. A la edad de 5 años, su familia se mudó a La Habana, y un año después, falleció la madre, pasando él al cuidado de su abuela Dolores Rojas. Se asentaron en la barriada de El Cerro, y fue en la parroquia El Salvador del Mundo, donde el niño tuvo sus primeros contactos con la Iglesia e inició su formación religiosa con los hermanos maristas.

Recogido de elnuevoherald.com

Frase de sabiduría


22 de octubre de 2013

Giuseppe Verdi, sus años de triunfo



Giuseppe Verdi,
sus años de triunfo

De regreso en Busetto, Verdi se convirtió en el más afamado músico de la ciudad  y comenzó a dar clases de música. Una de sus alumnas fue la hija de su protector Barezzi, Margarita, de la cual se enamoró y con la que contrajo matrimonio en mayo de 1836. 

Embriagado de amor y a la juvenil edad de 23 años, Verdi comenzó a componer su primera ópera. Originalmente la llamó “Rochester”,  nombre que más  tarde cambió  a “Oberto” y que tuvo un éxito relativo. 

Empezó entonces una segunda ópera: “Un
Giorno de Regno”, -Reino de un día-, pero al mismo tiempo se fueron sucediendo sus desventuras  familiares. Su  pequeño hijo murió repentinamente y poco tiempo después el matrimonio perdió también a su segunda hija. Meses más tarde, la propia Margarita enfermó con encefalitis y falleció a los pocos días.

Tantas desventuras sumieron a Verdi en una depresión tal que pensó hasta en abandonar la música. Lo convenció de que no lo hiciera el propio director de La Scala, quien le sugirió un libreto basado en la situación del pueblo de Israel bajo el poder de Nabucodonosor, el invasor babilonio.

 “Nabucco”, -título de esta ópera-, fue un éxito desde el día de su estreno y marcó un giro triunfal en la carrera de Verdi como compositor. Y es que los italianos, que en aquellos días sufrían igualmente bajo el férreo dominio austriaco, se veían reflejados en el sufrimiento del pueblo hebreo.

El impresionante éxito de Nabucco impulsó a Verdi a un trabajo febril durante los siguientes años. Un entusiasmo que se extendió hasta buscar y encontrar una nueva pasión.
Esta vez con Giuseppina Strepponi, soprano intérprete de varias de sus obras. No hubo matrimonio, pero el escandaloso y largo romance se extendió por varios años.    

Fueron los años de “Rigoletto”, “Il Trovadore”, “La Traviatta”, “La Forza del Destino” y otras aclamadas óperas. Y con ellas, los del aumento de su fama, ya sin medida, en los que empezaron a oírse, cada vez con más fuerza, las exclamaciones de «¡Viva Verdi!».

“¡Viva Verdi!” fue también un grito simulado contra la opresión austriaca. El propio apellido “Verdi” sirvió de anagrama para representar la rebeldía de los italianos. Así, “¡Viva Verdi!” pasó a ser “¡Viva V.E.R.D.I.!”: “¡Viva Vittorio Emanuele Re D´Italia!”.  
   
Verdi compuso un impresionante requiem dedicado   a  su amigo y también famoso compositor operático Giovacchino Rossini, cuyo fallecimiento ocurrió en 1868. Al mismo tiempo trabajaba en la que resultó otra de sus más famosas óperas, “Aida”, estrenada en el Cairo en 1871.

Después de Aida Verdi escribió dos óperas más: “Otello” y “Falstaff”, a más de un cuarteto para cuerdas. Pasó sus últimos años en un  retiro campestre con su amada Giuseppina, con quien convivió hasta la muerte de ésta en 1897. Verdi murió cuatro años más tarde, víctima de un derrame cerebral masivo.

Se le rindió un funeral de Estado en el que
Arturo Toscanini dirigió una gran orquesta integrada por músicos y coros de todas partes de Italia. Fue un funeral capaz de reunir la mayor concentración de público que jamás haya tenido lugar en cualquier ciudad italiana. Originalmente se le inhumó en Milán, pero un mes más tarde sus restos fueron trasladados a la Casa di Riposo per Musicisti, por él fundada y sostenida para refugio de músicos sin recursos. 

Va pensiero de la ópera Nabucco en youtube. Electrizante.

http://www.youtube.com/watch?v=DzdDf9hKfJw