10 de junio de 2013

RECORDANDO A OSVALDO FARRÉS

 

Recordando  a  Osvaldo  Farrés

Armando López

No se puede hablar del bolero sin Osvaldo Farrés. Nuestros padres se amaron con sus poemas cantados; nosotros nos enternecemos con sus sencillas melodías. Quizás, quizás quizás, Toda una vida, Tres Palabras y Acércate más, han hecho amarse al mundo, en las voces de Nat King Cole, Doris Day, Bing Crosby, Johnny Mathis, Maurice Chevalier, Plácido Domingo, Edith Piaff, Katina Ranieri, Pedro Vargas, Toña La Negra, Lucho Gatica, Olga Guillot, Sara Montiel…

Y lo insólito es que, medio siglo después, esas canciones se siguen cantando en todo el mundo. Lo demuestran los reportes de derechos de autor de la SACEM (Asociación de Autores y Compositores y Editores de Música) y las interpretaciones de Luis Miguel, Paloma San Basilio, Enrique Iglesias, por sólo mencionar algunos reincidentes de estos inmortales boleros.

La banda sonora del filme de Almodóvar La Mala Educación lo reafirma. Farrés sigue de moda.

Y no griten los cultos de conservatorio (y los envidiosos del talento ajeno), si afirmo que uno de los compositores más interpretados de Cuba (más de 300 canciones) no sabía escribir música, ni tocaba ningún instrumento, que fue un muchacho de poca escuela, del pueblito de Quemado de Güines, a quien su maestra de tercer grado le reprochó: "tú no naciste para el campo". Y corrió a La Habana, con una maleta de madera repleta de sueños, a ganarse la vida a cómo podía: de mensajero en bicicleta, de pone muelles en colchonerías, decorador de vidrieras de El Encanto, y hasta como pintor de paisajes.

«Porque todos esos óleos de guaracheras y cubanas palmas que asoman en las paredes de mi casa en Nueva Jersey —aclara Fina del Peso, novia, esposa y musa inspiradora del compositor— los pintó Farrés sin recibir una sola clase de pintura»
.
¿Un artista total? ¿Un genio del Renacimiento?, pregunto a su fiel enamorada. «Un simple hombre, -responde-, pero tocado por Dios».

Los recuerdos de Fina

«Conocí a Osvaldo cuando yo acompañaba a mi hermana, la actriz Asunción del Peso, hasta la CMQ de Monte y Prado -el rostro de Fina se ilumina-. Por entonces, era el jefe de Publicidad de la cerveza Polar, y yo casi una niña. Ya había compuesto su popular guajira Mis cinco hijos (Pedro, Pablo, Chucho, Jacinto y José), tan popular en la voz de Miguelito Valdés, cuando nos volvimos a encontrar. Yo había terminado el Instituto, Farrés se me acercó y me dijo con picardía: “Señorita, ¿esas piernas las pidió prestadas o son suyas?”.

Como en La Habana los piropos vuelan, mi papá puso el grito en el cielo: Farrés era un hombre mucho mayor que yo, y estaba divorciado (pecado mortal para la época). Me enviaron a Santa Clara, con mi tía, pero de nada valió. Hasta allá Farrés me mandó a decir que escuchara La Hora Polar, donde Pedro Vargas estrenaría la canción que él había escrito para mí. Cuando El Tenor de las Américas cantó: “Toda una vida, me estaría contigo, no me importa en qué forma ni dónde, ni cómo, pero junto a ti…”, sabía que ya amaba a aquel hombre que me llevaba 30 años, y para siempre.

Cuando en 1946 Farrés lanzó El Bar Melódico, en Radio Cadena Azul, me pidió que fuera la coordinadora del programa. Pronto pasamos a CMBF TV y de ahí a CMQ Televisión en horario estelar, los miércoles a las nueve de la noche. Osvaldo, con su desenfado campesino, entrevistaba a los artistas, contaba anécdotas de la farándula, pero a veces me llamaba frente a las cámaras, y hasta me ponía a cantar (Fina había ganado interpretando boleros en La Corte Suprema del Arte ).

Trece años permaneció El Bar Melódico en los primeros lugares de popularidad. La Habana era plataforma de lanzamiento artístico. Para triunfar en América, había que conquistar La Habana. Por El Bar Melódico pasaban todas las estrellas que nos visitaban, desde Josephine Baker hasta Nat King Cole, Maurice Chevalier y Sarita Montiel. Y hacíamos cultura.

Una vez al mes, celebrábamos La Sala de Conciertos, con las grandes figuras líricas: Manolo Álvarez Mera, y hasta la orquesta de Paul Tsonka, con 101 músicos. En Nochebuena, celebrábamos La Cena de las Estrellas, cubanísima, con puerco asado, y fricasé de guanajo (pavo). Por allí desfilaron Rita Montaner, Alicia Alonso, Lola Flores, y no sólo artistas, también pintores, escritores, y gente de pueblo, que Farrés decía que no había grandes ni chiquitos; le encantaba mezclarlos a todos".

Una voz misteriosa

¿Cómo componía Farrés? Por inspiración, letra y música le venían juntas, -afirma Fina del Peso. Y eso ocurría en un santiamén, como si una voz misteriosa le dictara sus canciones. Luego, corría hasta mí, texto en mano, para que me aprendiera la melodía y se la cantara a una pequeña grabadora. De ahí, llamaba a un músico de escuela para que le escribiera las notas en el pentagrama. Podía ser Fernando Mulens, su entrañable amigo, u otro cualquiera.

Tenía un oído musical muy especial. Si a la hora del arreglo los orquestadores le equivocaban una nota, de inmediato saltaba. ¿Habría algo mágico en sus canciones? Porque de sólo oírlas, el público las repetía, las hacía suyas. Pocos compositores cubanos tuvieron tantos éxitos como Osvaldo, lo que producía envidia, rumores de que compraba sus canciones, bajezas, y es que sólo Lecuona, Roig y Farrés pudieron vivir en Cuba de sus derechos de autor.

Era un hombre tierno, con disposición para las letras amorosas, pero su producción abarcaba todos los géneros, desde guarachas y rumbas hasta zarzuelas, -agrega la albacea de los recuerdos del compositor. ¿Quién no recuerda En el Mar… la vida es más sabrosa…, que popularizó el filme de Cantinflas Sube y Baja? ¿Su canción preferida? Sin duda, Madrecita , que le dedicó a su madre, a quien adoraba; canción tan sencilla, directa y hermosa, que los niños de Cuba y muchos países de Latinoamérica aún cantan el Día de las Madres en las escuelas, colocando en su pecho una flor roja, o blanca si son huérfanos: “aunque amores yo tenga en la vida, que me llenen de felicidad, como el tuyo jamás madre mía, como el tuyo no habré de encontrar…”

Pero fueron sus boleros románticos los que alcanzaron mayor fama internacional. ¿Cómo surgió Tres Palabras? —pregunta la coordinadora de El Bar Melódico. Pues la mexicana Chela Campos, muy de moda, le insistió en que le hiciera una canción. Farrés le respondió que a veces no le llegaba la musa, y pasaba meses sin escribir. Y Chela ripostó: “Ay, maestro, no se me haga el difícil, que con tres palabras se hace una canción”. Y aunque Farrés protestó: “¡No me llames maestro” (se decía maestro de nada), llegó a la casa y escribió su inmortal: “son tres palabras solamente mis angustias y esas palabras son: cómo me gustas'".

Una vez, en Judea, rumbo a Belén, -Fina muestra fotos de aquel viaje- a donde habíamos ido a conocer los lugares sagrados del cristianismo (Farrés era muy creyente), un chofer de barba negra y espesa puso en su grabadora Quizás, quizás, quizás, cantada en hebreo".

Quedé atónita, y después que cerré la boca no me contuve y tuve que confesarle: “¡Mi esposo es el autor!”. Y qué emoción, ese hombre bajaba y subía la cabeza, como rezando, en señal de respeto, y allí mismo, en medio del desierto, detuvo el auto frente a un pastor de ovejas, intercambiaron palabras y a dúo comenzaron a cantar en hebreo: “Yo siempre me pregunto que cuándo, cómo y dónde/ tú siempre me respondes quizás, quizás, quizás”.

Pero fue en el famoso Lido de París, cuando tocaron Acércate más y Tres Palabras , que lo empujé a saludar al director de la orquesta. Y hubo que ver lo colora'o que Osvaldo se puso cuando tocaron la fanfarria de trompetas, encendieron las luces, y el animador anunció en francés, inglés, alemán y español que se encontraba presente el famoso compositor cubano Osvaldo Farrés, y el enorme cabaret se vino abajo en aplausos.

La comunión perfecta

Farrés no lo querría, pero era una celebridad. Las populares orquestas de la BBC de Londres, de Mantovanni, de Henry Mancini (por citar unas pocas), grababan su música. Sus temas se cantaban en veinte idiomas. Cantinflas enamoraba con sus boleros en el cine mexicano, Esther William en Hollywood, Charles Aznavour en Francia, Elio Pinza en Italia, y hasta pajarillos caricaturizados silbaban la melodía de Tres Palabras en la película Música Maestro, de Walt Disney.

El mismo Farrés no se explicaba tanta fama. Quizá se deba a que en la canción, la poesía se logra de la comunión entre letra y música, y en los boleros de Farrés esta comunión es perfecta. Tal vez porque nunca le cantó al amor fatal, fracasado, imposible, como tantos boleros cubanos y mexicanos de la época.

En algunos coqueteó con la tristeza, pero sin disfrutarla, como en sus bolerones de vitrola Para que sufras, No me vayas a engañar y Estás equivocada , tan populares en las voces guaposas de Celeste Mendoza y Rolando Laserie. Los textos del autor de Acércate más son en su gran mayoría alegres, optimistas, para que los enamorados se quieran más.

¿La política? Cuando Prío se postuló a la presidencia (1948), le pidió a Farrés el tema de campaña, y él le compuso la conga: “Ahí viene la aplanadora con Prío adelante y el pueblo atrás”. El ex líder estudiantil ganó abrumadoramente y, poderoso agradecido, le dijo: “pide por esa boca” (costumbre de la época), pero Farrés le respondió: “se la escribí al amigo, no al presidente”.

El golpe de Estado de Batista fue un golpe bajo, al que sobrevivimos -Fina vuelve a empuñar sus recuerdos- pero cuando Fidel llegó a la Habana, Farrés me advirtió: “Tenemos que irnos, esto será un desastre”. ¿Cómo escapamos de Cuba? Por un contrato en España, para escribir una zarzuela. Pero no regresamos. Y saquearon nuestra casa de la Avenida Calzada. Toda la música, las fotos con los más grandes artistas del mundo, los discos atesorados por décadas, los quemaron en medio de la calle. El compositor premiado por la Orden Carlos Manuel de Céspedes, la más alta que otorgaba Cuba, se convirtió en traidor por el único delito de querer vivir en libertad.

Osvaldo Farrés vivió hasta su muerte en West New York añorando volver a su patria. En 1980, escribió para Selecciones de Reader Digest: "La música, al igual que los perfumes, es portadora de elementos intangibles que, unidos a una mirada, o al roce de una manos, hacen posible el nacimiento de un romance que, extendiéndose más allá de ese momento, puede prolongarse toda una vida".

Entiendo por qué Fina del Peso, la musa inspiradora de Toda una vida, una de las más hermosas canciones que se hayan escrito, nunca se volvió a casar, y nos invite a una misa en memoria del compositor, amante esposo, consejero y amigo, en la Ermita de la Caridad, templo del exilio cubano, el jueves 22 de diciembre, a las ocho de la noche.

Armando López, NJ
Para Cubaencuentro.com, Madrid / Diciembre 22, 2005
Reproducido de
http://baracuteycubano.blogspot.com

«Madrecita» en la voz de Rocío Jurado:
 http://www.youtube.com/watch?v=LyWmqZgHq4c

HISTORIA DE ESPAÑA EN VÍDEOS

La Historia de España en Vídeos
Capítulo 9º

Los Reyes Católicos


FRASE DE SABIDURÍA

La vida, para quienes tienen oídos para oir, es una sinfonía, pero es rarísimo el ser humano que escucha la música.
- Anthony de Mello (1931 - 1987)

9 de junio de 2013

VIUDA E HIJA DE PAYÁ SE EXILIAN EN MIAMI


 
Viuda e hijos de Oswaldo Payá
se exilian en Miami

Por Redacción CaféFuerte

La viuda del conocido opositor Oswaldo Payá Sardiñas, Ofelia Acevedo, y los dos hijos del matrimonio que permanecían en Cuba tomaron el camino del exilio.

"El pasado jueves 6 de junio arribó a la ciudad de Miami la señora Ofelia Acevedo Maura, viuda de Oswaldo Payá, fundadora y miembro del Consejo Coordinador del Movimiento Cristiano Liberación, en compañía de su hija Rosa María, también miembro del Consejo Coordinador del MCL, de su hijo menor Reinaldo y de otros miembros de su familia", indicó un comunicado divulgado este sábado por la organización.

El grupo familiar se acogió al programa de refugiados de Estados Unidos, considerando las crecientes amenazas y el acoso a que han sido sometidos desde la muerte de Payá y el activista Harold Cepero, el 22 de julio del 2012.

"Ofelia se encontraba bajo mucha presión allí, muy afectada emocionalmente y ellos han tomado la decisión de venir a este país", dijo José Miguel Martínez, miembro del MCL y ex prisionero de la Causa de los 75. Martínez, quien fue un cercano colaborador de Payá, dijo que la familia prefirió mantener en privado su decisión y el viaje a Miami, al margen de la publicidad.

El arribo de Acevedo, Rosa María y Reynaldo Isaías a Miami les posibilita reunirse con el hijo mayor de Payá, Oswaldo José, que se encontraba ya en el exilio desde finales del pasado año. Los tres jóvenes estuvieron muy activos dentro de Cuba después de la muerte del padre e incluso intentaron asistir al juicio del político español Angel Carromero en un tribunal de Bayamo, pero las autoridades se lo impidieron.

Acoso y presiones gubernamentales
Rosa María Payá, quien realizó una gira internacional pidiendo una investigación para esclarecer la muerte de su padre, regresó a La Habana el pasado 16 de abril después de cumplir un itinerario por Europa y Estados Unidos.

En reiteradas ocasiones durante su gira, Rosa María denunció el acoso y las presiones gubernamentales sobre su familia en Cuba, así como las dificultades que ella enfrentaba para hallar empleo en la isla.

El comunicado del MCL indica que la organización continuará trabajando por impulsar los cambios reales que conduzcan a una verdadera democracia en Cuba y se escuche el reclamo de libertad que más de 25 mil ciudadanos suscribieron con el Proyecto Varela, en el 2001.

"Trabajamos con amor en la propuesta de la oposición conocida como El Camino del Pueblo que expresa los objetivos comunes del movimiento democrático cubano. Es la hoja de ruta hacia los derechos que imposibilita se escamoteen, con el cambio fraude, los pasos auténticos que traigan la libertad y la prosperidad a nuestro país, con todos y para el bien de todos", manifestó el comunicado, publicado en el sitio digital del MCL.

La agrupación informó que continuará tomando acciones, desde dentro y fuera de la isla, para implementar la investigación internacional independiente que esclarezca públicamente las muertes de Oswaldo Payá y Harold Cepero.

Hasta el momento, la familia Payá no ha hecho ninguna comparecencia pública tras su llegada a Miami.

ANTONIO MUÑOZ MOLINA, PREMIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS DE LAS LETRAS



Antonio Muñoz Molina,
Premio Príncipe de Asturias
de las Letras
 ABC, Madrid

El escritor Antonio Muñoz Molina ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Un galardón con el que el jurado reconoce la condición del intelectual comprometido con su tiempo.  

Al galardón optaban dieciocho candidaturas procedentes de once países, entre las que figuraban las de autores como Luis Goytisolo o Haruki Murakami, y Muñoz Molina se impuso en la última ronda de votaciones del jurado al autor irlandés John Banville.

Muñoz Molina es el autor más joven que gana el premio Príncipe de Asturias de las Letras a lo largo de sus treinta y tres ediciones.

El capitán Nemo y Julio Verne fueron los culpables de que aquel niño de doce años moldeara en su cabeza la idea de ser escritor. Era, más o menos, 1968, y Antonio, Antonio Muñoz Molina, que había nacido en la localidad jiennense de Úbeda en 1956, ya dedicaba buena parte de su tiempo, entre clase y clase, a la lectura. Mark Twain, Stevenson, Agatha Christie, Dumas… poblaban las horas de aquel chaval hijo de una familia muy humilde. Su padre se dedicaba a las labores del campo y su madre, como se decía entonces, «a sus labores».

Antonio Muñoz Molina creció escuchando a casi todas horas la radio. Los seriales radiofónicos y los programas musicales, sobre todo. Estudiar se le daba bien y sus profesores convencieron a sus padres de que debía seguir estudiando, algo poco común entre los niños de clase trabajadora de entonces.

Teatro revolucionario
Concluido el bachillerato, Antonio Muñoz Molina se trasladó a Madrid para estudiar Ciencias de la Información y, queriendo o no queriendo, para meterse en política. Soñaba con escribir obras de teatro revolucionarias, pero su primer contacto con la revolución fue algo traumático. Fue detenido en la capital de España cuando participaba en una manifestación ante la ejecución del anarquista Salvador Puig Antich. Aquella detención, según el escritor «acentuó mi tendencia natural al miedo».

Pero el novelista empezaba a nacer. Antes, se trasladó a Granada a estudiar Geografía e Historia, y en la ciudad andaluza empezó a trabajar en el periódico «Ideal», al tiempo que preparaba su primera novela, Beatus ille, que apareció en 1986.

Novelas y premios
Un año después, en 1987, gana el Premio de la Crítica y el Nacional de Narrativa por El invierno en Lisboay en 1991 el Planeta por El jinete polaco, novela por la que vuelve a obtener el Nacional de Narrativa al año siguiente.

Otras de sus obras más destacadas son Beltenebros” (1989), “El viento de la luna” (1997). En 2009 publicó “La noche de los tiempos”, un monumental trabajo que recrea el hundimiento de la Segunda República Española y el inicio de la Guerra civil.

En 1995 fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón «u», y leyó su discurso de ingreso, “Destierro y destiempo de Max Aub”, un año después.

Está casado con la también escritora Elvira Lindo y vive entre Madrid y Nueva York, donde dirigió el Instituto Cervantes.

Según sus propias palabras, «la literatura es mi afición y mi trabajo, pero no creo que sea lo más importante de la vida, ni mucho menos que se baste para darle sentido. Más que la literatura me importa el bienestar de las personas que quiero. Creo que el escritor continúa el oficio inmemorial de los narradores de cuentos, que daban forma mediante relatos orales a la experiencia compartida del mundo. Contar y escuchar historias no es un capricho, ni una sofisticación intelectual: es un rasgo universal de la condición humana, que está en todas las sociedades y arranca en la primera edad de la vida».