30 de abril de 2013

MÁXIMA, REINA DE LOS PAÍSES BAJOS




Máxima, 
Reina de los Países Bajos

La hasta hoy Máxima de Orange nació el 17 de mayo de 1971 en Buenos Aires, siendo sus padres Jorge Horacio Zorreguieta y María del Carmen Cerruti.  Tiene dos hermanos, Martín y Juan, una hermana, Inés, y tres hermanastras de un primer matrimonio de su padre, Dolores, María y Ángeles.

La nueva Reina de los Países Bajos creció en Buenos Aires, donde asistió a prestigiosos colegios, terminando sus estudios de  bachillerato en la escuela Northlands, en 1988. Siete años después se licenciaría en Economía en la Universidad Católica Argentina.  Compaginó su carrera universitaria trabajando en la empresa Mercado Abierto, en donde desarrolló una investigación sobre la aplicación de software informático al sector financiero.

Desde 1992 hasta 1995 trabajó en el Departamento de Ventas de Boston Securities, en Buenos Aires. Además durante ese periodo compaginó sus estudios con la impartición de clases de inglés a escolares y estudiantes de enseñanzas medias. Logrado el título superior, la Princesa se traslada a Nueva York para trabajar en el Banco HSBC James Capel Inc. como vicepresidenta de ventas internacionales en Hispano América. Posteriormente trabajó en la empresa Dresdner Kleinwort Benson como vicepresidenta en el departamento de mercados emergentes.

Hasta su compromiso con el príncipe Guillermo, Máxima de Holanda trabajó como vicepresidenta de ventas institucionales del Deutsche Bank en la metrópolis estadounidense y como representante del mismo banco ante la Unión Europea.

El 30 de marzo de 2001 se hizo público el compromiso de la princesa Máxima con el príncipe heredero holandés Guillermo Alejandro. Se habían conocido como turistas en una Feria de Sevilla.  El 17 de mayo recibiría la nacionalidad holandesa, requisito imprescindible para poder contraer matrimonio con el futuro Rey. El 3 de julio de 2001 las dos cámaras de representantes holandesas aprobarían una proposición de ley que autorizaba el enlace del Heredero con Máxima Zorreguieta.

«Guillermo es el gran amor de mi vida». Por él optó esta argentina por convertir Holanda en su patria adoptiva. Por él sorprendió, y mucho, cuando se dirigió a los medios en un fluido holandés (durante meses estudió con una profesora particular que quiso, sin éxito, publicar un diario con intimidades de sus clases junto a la futura Reina de Holanda); por amor, renunció al anonimato; y, finalmente, lo que tal vez más le ha dolido, aceptó la ausencia de su padre en su boda. 

El hecho de que Jorge Zorreguieta fuera Ministro de Agricultura durante la dictadura argentina de Jorge Rafael Videla encontró importantes detractores a esta boda dentro del Parlamento holandés. Al final, el sí de todos permitió que Guillermo y Máxima se dieran el sí quiero el 2 de febrero de 2002 en la capital holandesa.

El alcalde de Ámsterdam, Job Cohen, presidiría en el edificio de la Bolsa de Berlage la ceremonia civil de matrimonio de los Príncipes. La boda religiosa se celebraría ese mismo día en la iglesia Nieuwe Kerk, siendo oficiada por el pastor C.A. ter Linden.

En la primavera de 2003 los Príncipes se trasladarían a su actual casa Eikenhorst, situado en la finca De Horsten, en la localidad de Wassenaar.

El 7 de diciembre de 2003 nacería el primer retoño de los Príncipes, la princesa Catharina-Amalia. El 26 de junio de 2005, la princesa Máxima daría a luz a su segunda hija, la princesa Alexia. La familia de los Herederos se completaría con la llegada de la princesa Ariane, el 10 de abril de 2007. Todas ellas nacieron en el Hospital Bronovo de La Haya.

La princesa Máxima se mostró desde su primer contacto con la sociedad neerlandesa involucrada con su nuevo país. Por ello decidió inscribirse en los cursos de cultura y lengua que todos los inmigrantes en Holanda deben seguir para obtener la ciudadanía holandesa, completándolos en 2005. Ha sabido ganarse el cariño y la admiración de los ciudadanos de su país de adopción. Su espontaneidad, su simpatía y su elegancia le han colocado en una posición privilegiada dentro de la realeza europea.

Máxima mantiene una importante agenda de trabajo. Entre las funciones que ostenta está la de ser miembro del Consejo de Estado desde 2004, así como madrina del Fondo Orange, la fundación de la Familia Real que financia proyectos de inclusión social en Holanda. Además la Princesa es también presidenta de la Cátedra Príncipe Claus.

La nueva Reina de Holanda, que habla cuatro idiomas: español, inglés, italiano y neerlandés, se ha fundido a la perfección con la sociedad holandesa y ha sabido devolverle con su dedicación todo el cariño que ésta le ha dado. Desde 2009 es asesora del secretario general de la ONU en materia de finanzas inclusivas, su especialidad y pasión. Su entrega a la promoción de la necesidad de hacer accesibles las herramientas financieras a todos los ciudadanos, especialmente a aquellos que viven en países en vías de desarrollo, ha sido total, como demuestran los innumerables viajes y congresos que ha visitado en los últimos años en su calidad de asesora. Desde junio de 2011 es además presidenta de honor del programa de finanzas inclusivas del G20 y no hay acto al que acuda en el que no acabe contagiando a todos los presentes su alegría.
 
Reproducido de http://www.hola.com

LOS PAÍSES BAJOS



Los Países Bajos

Los Países Bajos (en Neerlandés “Nederland)  es un país europeo. Como su nombre indica, el territorio del país está formado por tierras (land) bajas (neder) de las que, aproximadamente, una tercera parte están situadas al nivel del mar o por debajo de este, lo que llevó a decir sus pobladores: “Dios hizo el mundo, y los holandeses Holanda".

Con frecuencia, el país es conocido por el nombre de su región histórica más influyente o relevante, “Holanda”, situada en la parte occidental del país. Su idioma también es conocido tradicionalmente, por extensión, como “holandés”,   aún cuando su nombre oficial es neerlandés. Los Países Bajos limitan al norte y oeste con el mar del Norte, al sur con Bégica  y al este con Alemania.

Los Países Bajos han sido habitados desde la última glaciación; los vestigios más antiguos hallados tienen una antigüedad de 100,000 años, cuando el país poseía un clima de tundra con muy escasa vegetación. Sus primeros pobladores fueron cazadores y al finalizar la edad del hielo el área fue habitada por varios grupos paleolíticos.  

En la época de la llegada de los romanos, los Países Bajos se hallaban habitados por varias tribus germánicas, quienes se habían asentado aquí alrededor del 600 a.C, y otras tribus célticas.  En el siglo I a.C., los romanos conquistaron la parte sur del país, creando la provincia romana de “Germania Inferior”. Ellos fueron los primeros en construir ciudades en el país. Posteriormente los Países Bajos pasaron a pertenecer al imperio de Carlomagno, que se extendía por lo que hoy son Bélgica, Francia, Luxemburgo, Alemania, norte de Italia y otros territorios de Europa occidental.  En 843 el Imperio quedó dividido en tres partes: Francia Occidental, Francia Oriental y Lotringia.  Esta última sección comprendía a los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y partes de Alemania y Francia. 

Los Países Bajos padecieron los saqueos de los vikingos, cuya supremacía   terminó en 920 gracias a los germanos. Los reyes y emperadores alemanes dominaron los Países Bajos durante los siglos X y XI con la denominación de Sacro Imperio Romano.

En dicha época, las Cruzadas fueron populares en los Países Bajos y muchos se unieron para ir a luchar en Tierra Santa.  Al cabo,  el Sacro Imperio Romano se mostró incapaz de mantener la unidad política debido a la creciente independencia de las ciudades y en 1433 buena parte del territorio de los Países Bajos y Bélgica fue unificada por el duque Felipe III de Borgoña. Los principales nobles de Holanda invitaron al duque a conquistar este país, a pesar de que él no tenía ninguna pretensión histórica sobre Holanda. Ámsterdam creció y en el siglo XV  se convirtió en el principal puerto comercial europeo para el grano procedente de la región báltica.

Por herencia y conquista, el país llegó a estar bajo posesión de la dinastía de los Habsburgo bajo Carlos V en el siglo XVI, quien los unificó en un solo estado.  Al emperador Carlos le sucedió su hijo Felipe II de España. A diferencia de su padre, que había crecido en Gante (Bélgica), Felipe tuvo poco apego personal con los Países Bajos, y así la nobleza local lo consideró indiferente hacia su estado. Como católico devoto, Felipe estaba consternado por el éxito de la Reforma Protestante, que llevó a un aumento en el número de calvinistas. Sus intentos de reforzar la persecución religiosa de los protestantes y sus esfuerzos por centralizar el gobierno, la justicia y los impuestos, le hicieron impopular y le condujeron a una revuelta. Los neerlandeses lucharon por independizarse de España, lo que originó la Guerra de los Ochenta Años (1568-1648) que dio lugar a que las siete provincias rebeldes formaron la “República de los Siete Países Bajos Unidos”.

Guillermo I de Orange, el fundador de la familia real neerlandesa, lideró a los holandeses durante la primera parte de la guerra aunque esos primeros años fueron un éxito para las tropas españolas. Sin embargo, los asedios siguientes en Holanda fueron contrarrestados. El rey de España perdió el control de los Países Bajos por  la Paz de Westfalia (1848), que confirmó la independencia de España y Alemania de las Provincias Unidas. Los holandeses ya no se consideraban a sí mismos como alemanes desde el siglo XV, pero permanecieron oficialmente como parte de Alemania hasta 1648.

La identidad nacional se formó principalmente por la provincia de la que procedía la mayoría de la población. Puesto que Holanda era con diferencia la provincia más importante, la República de las Siete Provincias llegó a ser conocida como Holanda en los países extranjeros.

El mayor asentamiento neerlandés en el extranjero fue la Colonia del Cabo y El Príncipe de Orange  adquirió el control de la Colonia en 1788. Además, algunas colonias portuguesas fueron conquistadas, principalmente en el nordeste de Brasil, Angola, Indonesia y Ceilán. Debido a estos desarrollos, el siglo XVII lleva el sobrenombre de la Edad de Oro de los Países Bajos.

En 1810 el territorio de los Países Bajos fue incorporado al Primer Imperio Francés   bajo el mando de Napoleón I hasta 1814.  Después se formó un “Reino de los Países Bajos” que incluía a las actuales Bélgica y Luxemburgo además de Holanda.

Las tensiones entre el norte y el sur, entre otras causas por la diferencia religiosa, provocaron que en 1830  los belgas se declararan independientes, y aunque el rey Guillermo I de Alemania enviara un año más tarde sus tropas, la movilización de las tropas francesas en favor de la causa belga lo hizo desistir de cualquier enfrentamiento. Sólo ocho años más tarde, en 1829, se reconoció oficialmente la independencia de Bélgica.

En 1890, La ascensión al trono de la reina Guillermina, Princesa de Orange, significó a su vez la separación de los holandeses y Luxemburgo, debido a que en este último país el título de Gran Duque no puede ser heredado por una mujer.  
Editado de wikipedia.org

EL ESTILO INDEFINIDO DE MÁXIMA ZORREGUIETA


El estilo indefinido de Máxima Zorreguieta

El estilo de Máxima Zorreguieta como princesa y desde hoy como reina, es difícil de definir, porque todavía no lo ha encontrado. Esta argentina de origen, sigue experimentando con los colores, los patrones y los complementos, sin centrarse en un look determinado.

Las figuras públicas suelen vestir siempre con un patrón bien marcado, desde Margaret Thatcher con su «power suit», hasta la princesa Diana y su estilo «lady» inconfundible. Es una manera que tienen de definirse como personas y interactuar con sus conciudadanos.

Que la princesa Máxima no use todavía un patrón bien definido, quizás tenga que ver con sus orígenes sartoriales neoyorquinos, como «ejecutiva agresiva» en Deustche Bank (llegó a ser vicepresidenta de ventas institucionales). Durante este período el uniforme de rigor eran los aburridos trajes de chaqueta y pantalón de los años 90. Ahora que tiene la posibilidad de vestir como ella quiere, por qué no probarlo todo antes de ceñirse a un estilo más definido.

Todo a juego
Si en España entendemos que los miembros de la realeza deben apostar por diseñadores del propio país, para apoyar el diseño autóctono, la Princesa Máxima no tiene ningún problema en elegir los diseños «made in Italy» de Valentino (hasta para el día de su boda) o los de los argentinos Graciela Naum o Benito Fernández, también, siguiendo los pasos de la realeza belga, recurre en ocasiones a su más próximo creador, Edouard Vermeulen, de la conocida casa de moda belga Natan.
Cuando viste de manera informal, siempre sigue las tendencias vigentes, todas. Y sea cual sea la ocasión, le encanta combinar el color de sus accesorios entre sí, una tendencia que en moda se conoce como «matchy matchy», o lo que es lo mismo «todo a juego».

Su debilidad por los tocados
Lo más interesante de esta princesa es que siempre arriesga. Y aunque no siempre acierte, da igual. El hecho de querer innovar con cada «look» es admirable, sobre todo dentro de una institución donde el protocolo es muy rígido y la indumentaria puede resultar limitada.

Entre sus accesorios predilectos están los tocados. ¿Los creadores? Desde el británico Philip Treacy hasta la diseñadora Belga Fabienne Delvigne, pasando por la argentina Laura Noetinger. Hasta apostó por llevar un turbante como tocado en la boda del Príncipe William y Kate Middleton. 

Para rematar, cuando la ocasión lo permite, no duda en lucir una tiara (entre las piezas más valiosas del ajuar real está una tiara antigua de la reina Guillermina, elaborada con perlas XXL que pertenecieron a la princesa de Orange Amalia de Solms-Braunfels, del siglo XVI) ¿Y por qué no?

Aparte de que la Casa de Orange posea una extensa colección digna de lucir, el parecerse a una princesa de cuentos de hadas, con tiara incluida, es posiblemente el sueño de toda niña. Mientras las demás nos quedamos con el recuerdo de las tiaras de la muñeca Barbie, ella tiene la oportunidad de vivirlo en su propia piel.

Reproducido de ABC, Madrid