11 de abril de 2013

MONS AGUSTÍN ROMÁN




Primer Aniversario

Daniel Shoer Roth
El Nuevo Herald

En la tarde del 11 de abril hace exactamente un año, Monseñor Agustín Román terminó de lavar y secar los platos de su frugal cena en la casa sacerdotal de la Ermita de la Caridad. Se dirigía al santuario a impartir una clase de catecismo. Encendió el motor de su automóvil, pero su corazón se apagó. El Padre Román había muerto con las boas puestas, trabajando por el reino de Dios.

Padre espiritual de los cubanos exiliados y primer obispo cubano en la Iglesia de Estados Unidos, Román dejó un vacío en el alma de decenas de miles de personas que veían en él al patriota que mantenía despierto el sueño de regresar con dignidad a una Cuba libre y democrática.

Para conmemorar el aniversario, sus feligreses se unirán en oración este fin de semana en diversas ceremonias religiosas en las cuales, más que sollozar por su ausencia, ofrecerán plegarias de gratitud por su legado como faro de luz que dio la bienvenida y ayudó a adaptarse a miles de refugiados cubanos y latinoamericanos que transformaron Miami cultural, política y económicamente.

Para la Misa dominical se espera la presencia de Rosa María Payá, hija del fallecido opositor y activista Oswaldo Payá Sardiñas, fundador del Movimiento Cristiano de Liberación. Román y Payá Sardiñas mantuvieron un a relación cercana de amistad y, a través de los años, le brindó su apoyo a ese hijo de la Iglesia cubana.

Gina Nieto, una de las fundadoras de la Archicofradía de la Ermita, entidad laica con más de 50,000 devotos inscritos, confesó que los fieles todavía no se acostumbran a la ausencia física de su abnegado líder espiritual, quien también ayudó a preservar la cultura cubana a través de los Municipios de cuba en el Exilio, las folclóricas romerías y el Centro Padre Félix Varela.

«Hay momentos que digo: '¡Que falta nos hace monseñor para esto!'... '¡Si monseñor estuviera aquí!'», comentó Nieto, de 87 años. «Es un vacío que se siente».

El rector de la Ermita, padre Juan Rumin Domínguez, coordinador de las actividades conmemorativas, explicó que el objetivo es mantener viva la memoria de Román.

«Quisiéramos que su ejemplo permanezca vivo en quienes le conocimos y en las futuras generaciones», apuntó Rumín. «Es un momento de fe y esperanza sabiendo que su presencia se hará sentir de manera especial».

Los actos de recordación comienzan el sábado a las 3 pm con una peregrinación en el cementerio Our lady of Mercy, donde se realizará una procesión con la imagen de la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba, desde la entrada del Camposanto hasta el lugar de su reposo.

El domingo a las 3 pm, en los jardines de la casa de oración, consuelo y superación humana frente a la Bahía de Biscayne que los mismos fieles nombraron Ermita, se celebrará una misa multitudinaria presidida por el arzobispo de Miami Thomas Wenski.

Posteriormente se bendecirá un nuevo mural con la imagen de Román superpuesta a una representación del a Ermita. Estará junto a los murales del beato Juan Pablo II, el papa polaco que marcó el rumbo de la Iglesia cubana con su visita de cinco días en 1988, y san Antonio María Claret, arzobispo de Santiago de Cuba en el siglo XIX.

También se inaugurará una exposición sobre la vida y obra del hombre espiritual que cuidó las almas de su rebaño, el confesor y consejero que ofició innumerables bautizos, primeras comuniones, confirmaciones, matrimonios y misas fúnebres. También se preocupó por los enfermos, los presos, los pobres y siempre elevó sus oraciones especialmente por aquellos que estaban en Cuba.

Entre los objetos exhibidos se encuentra la bula papal que designo a Román, en 1979, obispo auxiliar de Miami; sus libros de oraciones, vestiduras de coral, fotos y escritos, informó Rogelio Zelada, curador de la imagen de la Virgen de la Caridad traída a Miami hace más de cinco décadas desde la parroquia de Guanabo.

«La gente se va a llevar un recuerdo nostálgico de la presencia de Román en la historia nuestra», indicó Zelada. «No es algo abrumador, más bien simple, como lo era él».

En esta última semana, los devotos has participado en una novena pidiendo por el eterno descanso de Román y evocando facetas importantes de su vida como su decisiva mediación durante los motines de los presos del Mariel a finales de los años 80. La novena culmina este sábado a las 8 pm con una misa en el santuario a los pies de la Virgen, cuya devoción ayudó a propagar incansablemente.

Será un hermoso homenaje a un hombre de Dios y de Cuba.

Remitido por Rogelio Zelada.

EL VERDADERO ÉXITO




El verdadero éxito

Por Alberto Pardiño

El éxito no tiene nada que ver con lo que mucha gente se imagina, porque no está en lo económico, ni en los negocios, ni en el poder. No se debe a títulos nobles y académicos, y mucho menos con aparecer con frecuencia en la televisión, frecuentar y pertenecer al jet set o poseer una lujosa mansión. Tampoco tiene nada que ver con tu estatus, o con la marca del auto que conduces, o el precio de tus ropas.

¡El éxito está en la familia, en los amigos y no en el poder, el dinero y la fama! ¿Cuántos admiran tu sencillez y sinceridad de espíritu? ¿Te quieren tu familia y tus amigos aunque seas pobre y humilde? ¿Sí? ¡Eso es el éxito! Eso no se puede adquirir con dinero, manipulaciones y ni siquiera por la ley.

El éxito también consiste en amar al prójimo y evitar dañarlo a toda costa; en mirarte al espejo y sentir que has conservado tu dignidad a través del arduo camino de la vida. Y por último, el éxito es estar en paz contigo mismo, con Dios y con los hombres.

Alberto Pardiño
Publicado en el Nuevo Herald, Miami
8 de abril, 2013

ABRAZAR A FRANCISCO PARA ENCONTRARME CON BERGOGLIO




Abrazar a Francisco,
para reencontrarme con Bergoglio

Por Sergio Bergman

Fue en la primera audiencia del papa Francisco con los líderes de las diferentes religiones.  Allí me reencontré con el querido Bergoglio. En el marco imponente de la Sala Clementina, el abrazo trascendió la formalidad del protocolar saludo para ver en su sonrisa y gesto cercano a quien, investido como papa, era nuestro Bergoglio de siempre. Así, con los gestos que son tan suyos, es cálido, directo, íntimo. Con el humor de quien no pierde la sonrisa ni la frescura aun desde esas alturas, recuperando en cada uno la misma apertura, para finalizar pidiendo que sigamos rezando por él. Me presenté tan solo para bendecir y agradecer este momento. El gesto del abrazo corona un camino de quien es mi referencia, pero también el compromiso renovado por el desafío que nos convoca. "Ahora que estoy ante Francisco, vuelvo a abrazar a mi rabino Bergoglio", le dije. Me regaló una sonrisa y, con su humor tan particular, me recibió con un afectuoso: "¡Sergio, qué bueno que estás acá! ¿Te colaste?

Con el humor de quien no pierde la sonrisa ni la frescura aun desde esas alturas. Y, en realidad, una vez mas, tenía razón.

Sin entrar en los detalles, no había sido incluido en la delegación formal de representantes de instituciones judías ante el Vaticano y, frente a la rigurosidad infranqueable del protocolo vaticano, aun con la colaboración de los propios dirigentes de la comunidad judía tanto argentina como internacional que estaban presentes, no fue posible incluirme para la audiencia, hasta que, como era previsible, fueron mis amigos sacerdotes y obispos como es el que caso de monseñor Sanchez Sorondo, quienes hicieron llegar la voz para que fuera el mismo papa Francisco quien instruyera a la Secretaría de Estado para que me dieran el acceso, y celebrar en ese mínimo instante que fue eterno para reencontrarnos y poder vernos.

Luego del abrazo de reencuentro, rezamos.

Nuestra milenaria tradición judía prescribe recitar una bendición cuando uno está frente a un sabio y gran maestro de la humanidad. Así que con la alegría del corazón y el alma exaltada en gratitud, recité en hebreo la bendición para concluir juntos diciendo los dos como uno: Amén. ¡Qué emoción! ¡Qué energía! Un momento único que quedará por siempre en el corazón y en el alma, un surco fértil de espacio-tiempo que dará su fruto en la buena cosecha del porvenir. Recité en hebreo la bendición para concluir juntos diciendo los dos como uno: Amén.

El papa Francisco nos dejó un mensaje pleno de bondad y amor, uniendo las iglesias cristianas, aun las ortodoxas orientales, que hacía un milenio no estaban presentes en estas instancias. Dando señales inequívocas de unidad para la tarea ecuménica en el cristianismo refirió a la dimensión interreligiosa dando un especial lugar al vínculo judeocristiano.

Sigo aún emocionado, mientras escribo estas últimas líneas. El abrazo a Francisco renueva un pacto para esta nueva era, la bendición elevada en oración de un nuevo tiempo donde seguimos guiados por el corazón generoso de nuestro pastor y maestro, el papa Francisco que no es otro que el mismo Padre Jorge, el tan querido y valorado Bergoglio.

Remitido por Marta Carbonell