14 de marzo de 2013

HAN IDO A BUSCARME AL FIN DEL MUNDO



HAN IDO A BUSCARME
AL FIN DEL MUNDO


La mayor multitud jamás reunida en la plaza de San Pedro para saludar a un nuevo Papa recibió con un aplauso atronador el anuncio de la elección del cardenal arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio como Francisco I.

Como su estatura no es muy alta, le pusieron una peana cuando se asomó al balcón, con un aspecto serio que recordaba a Pio XII pero más sonriente. Su primer saludo fue: «Fratelli e sorelle, buona sera!». A continuación, también en italiano, comentó con sencillez que la ciudad tenía un nuevo obispo: «Mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo. Os agradezco la acogida».

A continuación vino la primera sorpresa: «Antes de nada querría hacer una oración por nuestro obispo emérito, Benedicto XVI. Recemos juntos por él, para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo custodie. Padre Nuestro…». Era una continuidad visible.

El Papa Francisco I explicó que «comenzamos un camino de fraternidad, de amor, de confianza. Recemos para que haya una gran fraternidad en todo el mundo», y especialmente «en esta bella ciudad».

Enseguida llegó la segunda sorpresa: «Antes de dar la bendición os pido un favor, que pidáis al Señor la bendición para su obispo. Hagamos en silencio esta oración vuestra por mí». Inclinado humildemente, el Papa Francisco I espero un momento. Luego le colocaron la estola y comenzó su primera bendición «Urbi et Orbi».

Es el primer Papa americano al cabo de quinientos años desde la evangelización del Nuevo Mundo. No figuraba en las «quinielas» de «papables», pero sí estaba en el corazón de los electores.

Se despidió anunciando que al día siguiente iría a rezar a la Virgen y con un sencillo: «Buenas noches y buen descanso». Era ya una presencia familiar. Un Papa sencillo, un Papa «de casa».

El jesuita argentino de 76 años fue elegido al quinto escrutinio, y es el Papa número 266, incluyendo como primero a Pedro de Betsaida. Recibió una mayoría de dos tercios de votos de 115 cardenales electores, de 48 nacionalidades, reunidos durante dos días en la Capilla Sixtina. Había sido el más votado en el Cónclave de abril del 2005 después de Joseph Ratzinger.

La espera, desde la fumata blanca hasta el anuncio del nombre, fue un poco más larga que en ocasiones anteriores, pero por fin, a las 20.12, el cardenal protodiácono, Juean-Louis Tauran, enfermo de Parkinson, apareció en el balcón para anunciar: «Habemus Papam!». La fumata blanca se había asomado con fuerza a las 19.06 -acompañada enseguida del repique de todas las campanas-, al cabo de una jornada de lluvia que no fue capaz de frenar el entusiasmo de los fieles, que en ese momento llenaban ya la plaza de San Pedro. El entusiasmo y el tremolar de banderas fueron simultáneos y eléctricos.

¡Viva el Papa!

Fue una alegría incontenible, con gritos de «¡Viva el Papa!» en todos los idiomas, antes de conocer su nombre. En la plaza había una presencia masiva de jóvenes, y a medida que iban llegando los romanos descubrían que tenían que quedarse en Via della Conciliazione, pues la plaza estaba ya abarrotada.

Durante horas, el público había estado observando la gaviota de turno posada sobre la chimenea. Cada vez que el pájaro se iba era una falsa alarma de fumata. Uno o dos minutos después, otra gaviota tomaba esa posición, como si les gustase la luz de los reflectores y el momento de fama.

Veinticinco minutos después de la fumata blanca, la banda de la música de la Gendarmería vaticana irrumpía también en la plaza al son de una de sus marchas, seguida de la Guardia Suiza, que formaba un piquete de honor para recibir al nuevo Papa. Unos minutos después llegaba la banda de los Carabinieri con una tonadilla alegre y pegadiza. Detrás de ellos, la Marina Italiana, la Aviación, el alcalde de Roma, Gianni Alemanno. ¡Era la mayor fiesta del año para la ciudad de Roma y para el mundo!

El entusiasmo era indescriptible en la plaza y esta vez era mundial, pues la fumata había sido seguida por televisión en directo e Internet en todo el planeta. En cuanto se vio claro que era blanca, se desencadenó una oleada de tuits: del Pontificio Consejo de Comunicaciones Sociales y de diócesis de todo el planeta. La fiesta era, enseguida, mundial. Era la alegría de la «Ciudad y el mundo», que el Papa iba a bendecir «Urbi et Orbi» desde el balcón de la basílica de San Pedro.

Era otro día de gran fiesta para el Pescador de Galilea. Y, en Castel Gandolfo, de gran satisfacción para Benedicto XVI.  Es la décima vez, en la historia de la Iglesia, que hay un relevo en vida del Papa anterior. La transición ha sido perfecta. Como quería Benedicto XVI, el timón de la nave ha pasado a manos más jóvenes y más fuertes. 

abc.madrid

FRANCISCO, EL NUEVO PAPA


 Francisco,
el nuevo Papa

El Vaticano ha confirmado que el nombre del nuevo Papa es Francisco, aunque no ha precisado el motivo de esta elección, es previsible que sea por Francisco de Asís. De este modo se despeja la duda de si al nuevo Pontífice hay que llamarlo Francisco I o Francisco. 
 
Se han despertado dudas sobre el santo al que el Pontífice quería homenajear al elegirlo: mientras algunos medios internacionales como la BBC han apuntado a Francisco de Asís otras voces dentro de la Iglesia hablaban de Francisco Javier, miembro del grupo precursor de la Compañía de Jesús, congregación a la que pertenece el nuevo Papa. "Queda la duda de saber por qué ha elegido el nombre", ha señalado a Europa Press Juan Luis Lorda, teólogo de la Universidad de Navarra, quien ha señalado que "puede ser por Francisco de Asís o por Francisco Javier" y que en cada caso tendría connotaciones distintas. 

En el primer caso, por el "acento en la pobreza" y en el segundo "en la evangelización". En cualquier caso, tendrá que ser el propio Jorge Mario Bergoglio quien "explique" las razones, según ha apuntado el obispo auxiliar de Pamplona y Tudela, Juan Antonio Aznárez. "Hay muchos santos con el nombre de Francisco, como San Francisco Javier, San Francisco de Borja o San Francisco de Asís, entre otros", ha indicado. S
San Francisco de Asís, el santo por cuyo homenaje se han decantado en un primer momento medios internacionales como la BBC, es un santo italiano, fundador de la orden Franciscana. Su vida destacó por su austeridad, razón por la que se le conoce como el santo de los pobres. Fue canonizado en 1228 por Gregorio IX. Mientras, San Francisco Javier, patrono de los misioneros, fue uno de los primeros compañeros de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. Nacido en navrra, destacó por su labor de evangelización en la India y Japón. La Iglesia Católica lo declaró santo y lo nombró patrono de la juventud y de las misiones. 

Los Papas suelen elegir su nombre para homenajear a un Pontífice al que hayan estado muy unidos, "es algo muy personal, según ha explicado el profesor de Historia de la Iglesia Contemporánea de la Universidad de Navarra, Santiago Casas. En el caso de Benedicto XVI, esta decisión se debió a que tenía "un gran aprecio a San Benito, aunque luego se haya dicho que también fue porque Benedicto XV había sido el 'Papa de la Paz'", según ha indicado.
abc.es

VEN, VEN A ESCUCHAR....


  
 Ven, ven a escuchar, 
acerca todos tus sentimientos…


Marlene María Pérez Mateo
Febrero 4-5, 2013

   Entre los años 1960-1970 estalló en el mundo hispanohablante un fenómeno musical lógico y esperado. Casi a manera de explosión inundaron el mercado del disco un conjunto de grupos mayoritariamente formado por jóvenes bajo una estructura melódica similar, cantando al amor de un modo sencillo, espontáneo y directo. A sus creaciones en general de su autoría, se les denominó: “canciones de verano”, quizás por lo fresco y hasta cierto punto desenfadado en su modo de llegar a un público, con el que compartían sentir, inquietudes, sueños y edad. Pudo ser el hecho de la difusión de Los Beatles con todo su significado tuvieran indudablemente un eco y mucho mas allá de Liverpool.

Este tiempo se le conoció como “la década prodigiosa”. Allí estaban, o están; Los Mustang, Formula Quinta, Los Pasteles Verdes, Los Brincos; por mencionar solo agrupaciones.

   Hacia 1968 en el municipio habanero Plaza, dos hermanos de 16 años Orlando y Daniel Jardines a quienes se unieron a Ricardo Menchaca, Eduardo, Jorge y Roberto Sosa. conformaron el grupo cubano de música “pop” mas reconocible y popular de la Isla de Cuba.

  Su hacer semejaba bastante a sus compañeros de generación en Iberoameérica. Es una forma artística de regocijo y de esas preñadas de jovialidad y sencillez. Tanto la lírica como la instrumentación eran simples, mas no superfluas. Carecían de la rítmica cadencia de la música tropical y de la temática social. Ellos eran otra cosa, un nuevo aire dejándose sentir a través de una ventana recién hecha. Era una música generacional  de fácil ejecución y seguimiento. Una fragancia de uso renovador no casada con modelos ni arquetipos.
   
  Ha sido hace unos días que por medio del Internet conocí sus rostros; sus voces y guitarras las escuché por muchas décadas como portada musical del programa radial nacional cubano  “Nocturno” de “Radio Progreso”, sabiamente conducido por Juan Ramón González Ramos. Unas de esas joyas de constante valor  merecedora de  un artículo en particular; y tristemente poco considerada.

   No llega a mi memoria fuera de este hecho nada mas que les rindiera justo honor y reconocimiento de manera pública. Las menciones hacia Los Dan eran pocas o ninguna; para “la bulla, la pandereta y la pachanga ensordecedora” no valían mucho.
  
  Es muy probable que algún experto musicólogo ya habrá encontrado explicación a este feliz accidente del mundo sonoro acaecido entre los que pudiéramos considerar nuestros padres de generación. Tiene por medio de “Los Dan', Cuba algo que decir al respecto. Sin mas les dejo con sus voces:

 
You Tube, Los Dan, Ser lo que espera, Audio Original

Nota: Agradeceria a algun lector me refiriera los nombres y apellidos completos de los integrantes originales de los Dan. Gracias de nuevo. La autora

Secuencia Música cubana

13 de marzo de 2013

HABEMUS PAPAM


¡HABEMUS  PAPAM!

CON LLAVE


CON  LLAVE
Por Alfonso Ussía

En solemnidad y espectacularidad, nada como el ceremonial de la Iglesia Católica. Todo está medido desde siglos atrás. El niño que canta en la escolanía es el mismo niño que lo mismo hacía y en el mismo lugar en el siglo XVII o XVIII. Cónclave. Elección del Sumo Pontífice, con llave. Fórmula impuesta por el Papa Gregorio X, elegido Papa en 1271. Tres años tardaron los cardenales en decidirse, y el pueblo de Viterbo, harto de esperar, encerró con llave a los príncipes de la Iglesia, y los tuvo a pan y agua durante semanas. Para hacerlos más sensibles y receptivos a la inspiración divina, desmontaron el techo de la iglesia, y los cardenales no soportaron el hambre ni el frío, y al fin se decidieron. Más de tres años de Sede Vacante. Le gustó la idea a Gregorio X y nacieron los cónclaves.

La elección de un nuevo Papa es un misterio prodigiosamente dibujado por la tradición y la ceremonia. Tradicionalmente fallan los vaticinios y las encuestas. Y el resultado de las deliberaciones e inspiraciones del encierro bajo llave es tan grandioso, que los más entusiastas seguidores del Cónclave, al menos en España, son los ateos, los agnósticos y los laicos. Ellos son los que analizan los pormenores de cada cardenal, sus virtudes y defectos, su preparación teológica y sus posibilidades. A los católicos no nos afecta tanto, porque aceptamos de buen grado al nuevo Papa sin preguntarnos demasiado los motivos de su elección.

Este Cónclave tiene un intereés especial, histórico. Es el primero en setecientos años que se celebra con el anterior Papa vivo. Está en Castelgandolfo, sin la esclavina, sin los zapatos rojos, recluido en la oración. También la muerte de un Papa guarda toda la grandeza de la tradición. La ventana cerrada que de golpe se abre y la luz de la habitación se ilumina, y el anuncio a las decenas de miles de fieles que siguen, desde la Plaza de San Pedro, los pulsos de la agonía. «Su Santidad el Papa ha vuelto a su Señor». En este Cónclave, el Papa se ha ido, sencillo y agotado, a pedirle al Señor un sucesor más vigoroso, más fuerte, más dispuesto a expulsar de la Iglesia a «ese Mal que también está entre nosotros».

Más de seis mil enviados especiales. Alguna importancia tendrá esa elección que a tantos les produce risa y distancia. Se juntan los informadores venidos de todo el mundo, y los llamados vaticanistas, los expertos, los que viven el día a día de la Santa Sede, y que acostumbran a ser los que más se equivocan y yerran en sus vaticinios. Ya se ha oído el «todos fuera», el «extra omnes», y hoy, con bastante probabilidad, puede subir por el cielo de Roma el humo blanco que anunciará un nuevo Papa. Allí, detrás de la verja separadora, en el prodigio de la Capilla Sixtina alumbrada por Miguel Ángel, la estufa que se instala al efecto. La misma estufa y la misma chimenea de los cónclaves anteriores. Todos los expertos valorando los pros y los contras y en un colegio, una niña de pocos años desvelando el Misterio.

Lo he oído en la emisión de la Misa retransmitida por Telemadrid. En una clase, el profesor ha preguntado a los alumnos acerca del nuevo Papa. ¿Quién será el nuevo Papa? Y una niña ha respondido inmediatamente. «El que se sepa mejor a Jesús».

Otro niño ha levantado la mano, y el profesor le ha preguntado. ¿Y qué pasa si hay dos cardenales que se saben igual de bien a Jesús? Y el niño ha respondido: «Entonces hay que jugárselo tirando una moneda. A cara o cruz». ¿Y quién gana, el que elija cara o el que elija cruz?

«El que elija cruz. Sale cruz seguro».

Lección de Teología.