8 de marzo de 2013

FELIZ DIA DE LA MUJER


CÓNCLAVE COMENZARÁ EL MARTES 12 DE MARZO



El martes  12 de marzo comenzará el cónclave que elegirá al nuevo Papa, al sucesor de Benedicto XVI.

La octava congregación general de colegios de cardenales ha decido que el cónclave para la elección del nuevo papa comenzará el martes 12 de marzo.

La jornada dará inicio en la basílica de San Pedro con la celebración de  la misa “pro eligendo Pontifice”; a primera hora de la tarde será la entrada de los cardenales en cónclave; y entorno a las 18-19 horas comenzará el primer escrutinio. Se espera para las 20 horas aproximadamente del martes 12 de marzo la primera fumata. [8:00 PM aprox. hora del Este de EEUU)

115 cardenales serán los electores del nuevo Papa, el sucesor de Benedicto XVI, el 266 pastor supremo de la Iglesia Universal y obispo de Roma.

www.revistaecclesia.com

SUECO CONFIRMA, AUTO DE PAYÁ FUE SACADO DE LA CARRETERA



Sueco confirma:
Auto de Oswaldo Payá
fue sacado de la carretera


LA HABANA, 07 Mar. 13 / 06:03 pm (ACI).- Jens Aron Modig, el activista sueco que con Ángel Carromero acompañó a Oswaldo Payá y Harold Cepero, confirmó que el 22 de julio de 2012 se enviaron mensajes de texto a Suecia denunciando que el auto en que viajaban fue sacado de la carretera por otro vehículo, tras lo cual ocurriría la muerte de ambos miembros del Movimiento Cristiano Liberación (MCL).

"Sí, es así que yo envié SMS (mensajes de texto)", confirmó este miércoles Modig, presidente de las ligas juveniles Democratacristianas, a Radio Nacional de Suecia.

Tras lo sucedido el 22 de julio de 2012, y mientras Carromero permanecía preso en Cuba, el activista sueco decía que no recordaba nada del hecho que costó la vida de ambos opositores cubanos, alegando que se había quedado dormido mientras viajaban por la carretera Las Tunas-Bayamo.

Sin embargo, la oposición cubana señaló que existían mensajes de texto advirtiendo que el vehículo donde viajaban los disidentes había sido embestido y sacado de la carretera por otro auto. Algo que era negado por el Gobierno comunista para sostener su versión de que un "accidente" por exceso de velocidad había provocado la muerte de Payá y Cepero.

El pasado martes Carromero dijo al Washington Post que dichos mensajes sí existen y que el auto que los sacó tenía placa del Gobierno cubano. La existencia de los mensajes, donde se denuncia que fueron rodeados por militares, fue confirmado ahora por Modig.

"Varias veces desde que este horrible hecho ocurrió, el verano pasado, he declarado en los medios que no tengo memoria sobre el choque en específico y así es", señaló durante la entrevista, traducida al castellano por el sitio web Miscelaneasdecuba.net.

"Hoy he conversado durante varias horas con Rosa María (Payá) y ha ido bien. Ha sido bueno encontrar a Rosa María otra vez, después de todo lo que ha ocurrido. Analizar lo ocurrido durante el verano y lo ocurrido después. Rosa María está muy frustrada, naturalmente, y también yo. Es entendible su frustración, que comparto, al no encontrar claridad sobre lo que realmente ocurrió ese día en el mes de julio", expresó.

En ese sentido, tras la pregunta sobre la existencia de los mensajes de texto, Modig dijo "sí, es así que yo envié SMS. A amigos aquí en Suecia, donde dice que Ángel dice que habíamos sido empujados fuera de la carretera".

"Y esto es cierto, pero no tengo imágenes propias sobre esto. Sin embargo no tengo razones para dudar lo que dice Rosa María. Lo que dice Rosa María vienen de Àngel Carromero, el español, o por vía de cubanos", señaló.

Durante la entrevista, el joven sueco expresó que durante estos siete meses ha reflexionado sobre lo sucedido. "Este fue una experiencia traumática para mí. Pude ver de cerca cómo funciona en una dictadura como la cubana. Fui encarcelado cerca de una semana, despojado de mis pertenencias, no tuve chance de hacer contacto con mi familia  ni con los diplomáticos suecos en Cuba. Todo sin que se me informara de delito alguno del qué estuviera siendo acusado (…). Pude ver la realidad en que la gente vive diariamente en Cuba", señaló.

En ese sentido, dijo que si bien arriesgó su vida al viajar a Cuba, afirmó que "fue correcto viajar allí aunque luego acabara tan mal por alguna razón. Y naturalmente esto es realmente lamentable".

"Eliminar los riesgos es imposible. El carácter de este tipo de trabajo hace que sea riesgoso. Pero por lo que trabajamos, y por lo que Rosa María y los otros en el movimiento democrático en Cuba trabajan es mucho mayor. Así que vale la pena correr estos riesgos", culminó.

Remitido por Ramón H. Ramos

MUERTE EN CARACAS Y ASESINATO EN CUBA



Muerte en Caracas
y asesinato en Cuba

Por Pablo Alfonso

La muerte del presidente Hugo Chávez, anunciada el martes 5 en Caracas, fue una de esas noticias que, no por esperada, dejar de ser impactante. Abarcadora, además, porque todavía ocupa titulares en la mayoría de los medios de prensa del mundo. De los más grandes a los más pequeños. Una información así, deja poco espacio para compartir otros hechos relevantes. Como de Chávez ya se ocupa casi todo el mundo, quiero poner mi granito de arena en otro costal que está por llenarse.

Me refiero al asesinato de los dirigentes opositores Oswaldo Payá y Harold Cepero, del Movimiento Crisitiano Liberación ocurrido el 22 de julio de 2012 en la carretera Las Tunas-Bayamo, en la región oriental de Cuba. La revelación (yo diría confesión) que el político español, Angel Carromero, le hizo al diario Washington Post, no deja espacio para otro calificativo: asesinato. Fue una entrevista exclusiva publicada en el sitio digital del diario estadounidense, una hora antes de que en Caracas, el vicepresidente Nicolás Maduro, anunciara la muerte de Chávez.

La confesión de Carromero es tan impactante y dramática que hoy el Washington Post se ha unido al clamor de la familia Payá, pidiendo una investigación internacional sobre su muerte y la de Cepero. Estos son algunos fragmentos de la confesión de Carromero, publicados en el sitio Café Fuerte.
  
Carromero inicia su confesión recordando que el manejaba el auto siniestrado, a su lado iba el sueco Jens Aron Modig, mientras que Payá y Cepero viajaban en el asiento posterior. Desde que salieron de La Habana fueron seguidos por autos con placas oficiales.

“Con bastante frecuencia yo lo miraba a través del espejo retrovisor y podía ver a los dos ocupantes del auto mirándonos agresivamente. Yo tenía miedo, pero Oswaldo me dijo que no me detuviera si ellos no nos lo indicaban o nos forzaban a hacerlo. Conduje con cuidado, sin darles razón alguna para detenernos. La última vez que miré por el espejo, me di cuenta de que el auto se había acercado demasiado -y de repente sentí un impacto estruendoso por detrás.

Perdí el control del auto y también la conciencia -o eso es lo que creo, porque, a partir de ese momento, mis recuerdos no son claros, quizás por los medicamentos que me suministraron. Cuando recuperé el conocimiento, me habían puesto en una furgoneta moderna. No sé cómo había llegado hasta allí, pero ni Oswaldo, ni Harold, ni Aron estaban dentro del vehículo. Pensé que era extraño que sólo fuera yo y supuse que el resto de ellos no necesitaban atención en el hospital.", afirmó.

Carromero dijo que luego del accidente fue introducido en un van muy moderno y llevado inconsciente a un hospital en Bayamo. Recuerda que la primera persona con quien habló fue una agente uniformada del Ministerio del Interior, a quien le declaró lo ocurrido: que su auto fue golpeado por un Lada rojo..

“Estaba rodeado por soldados uniformados. Una enfermera me dijo que me iban a poner una línea intravenosa (IV) para extraerme sangre y sedarme. Recuerdo que me siguieron extrayendo sangre y cambiándome la línea constantemente, lo que realmente me preocupó. Todavía tengo las marcas de eso. Pasé las siguientes semanas medio sedado, y sin saber exactamente lo que me habían inyectado en mi cuerpo

Una vez que salí del hospital, me llevaron a una cárcel en Bayamo. Es lo peor que yo he vivido jamás. Yo estuve en régimen incomunicado, sin poder ver la luz del día. Caminábamos entre las cucarachas hasta que me pusieron en la celda de la enfermería, junto con otro preso cubano. Las condiciones eran deplorables. Un chorro de agua caía desde el techo una vez al día, el inodoro no tenía tanque y se podía usar solo cuando tenías un cubo de agua para tirárselo después a la taza. La celda estaba llena de insectos que me despertaban cada vez que caían sobre mi cuerpo. Aunque no recuerdo casi nada específico de aquellos días, las imágenes vienen a mí -y solo deseo que fueran pesadillas y no recuerdos.

 El video que las autoridades dieron a conocer se grabó en esas circunstancias. Como los espectadores pueden ver, mi cara y mi ojo izquierdo están muy hinchados, y yo hablo como si estuviera drogado. Cuando un oficial me dio un cuaderno en el que se exponía la versión oficial del gobierno cubano, yo me limité a leer declaraciones de ese cuaderno. De hecho, usted puede verme leyendo expresiones cubanas que yo no conocía, como "accidente de tránsito" (en España es "accidente de tráfico"), y puede verme dirigiendo la mirada hacia la esquina derecha, que era donde estaba parado el oficial que sostenía las notas. Yo tenía la esperanza de que nadie podría creer que el video hubiera sido libremente grabado, o que lo que yo decía allí correspondía a lo que realmente sucedió.

No sólo soy inocente -yo soy una víctima más, que también podría estar muerto ahora. Sé que esta decisión podría provocar más ataques brutales contra mí de los medios de comunicación desde Cuba, pero no merezco ser considerado culpable de homicidio involuntario, y, sobre todo, yo no podría vivir siendo cómplice con mi silencio.

No sé lo que me dieron por línea intravenosa en Cuba, pero sigo teniendo grandes lapsos de memoria. Lo que no han podido lograr es que me olvide de Oswaldo, una de las personas que más me han impresionado en mi vida. Él es el verdadero protagonista de esta pesadilla. Él fue una persona excepcional y nunca lo olvidaré".

Algunos medios españoles de prensa se han hecho eco de las revelaciones de Carromero, a pesar del huracán noticioso desatado por la muerte de Chávez, la situación económica de España, las sombras que rodean a la Casa Real y las incidencias del fútbol español.

Remitido po Ramón Ramos

FRASE DE SABIDURÍA

La muerte siempre es temprana y no perdona a ninguno.
- Pedro Calderón de la Barca  (1600-1681)
Dramaturgo y poeta español.

7 de marzo de 2013

EN EL 60 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE OTRO DICTADOR


En  el 60 aniversario
de la muerte de otro dictador


El 5 de marzo de 1953, «a las 21,50 horas (hora española: 19,50), dando síntomas de creciente insuficiencia cardiovascular y respiratorias, J.V. Stalin falleció», rezaba el dictamen transmitido por Radio Moscú. Habían pasado cuatro largos días desde que encontraran al dictador ruso de 73 años tendido sobre la alfombra de sus habitaciones en la «dacha» (casa de campo) de Kuntzevo, cercana a Moscú. Había sufrido una hemorragia cerebral, pero nadie le atendió durante horas por el terror que les infundía y aún después ni los médicos se atrevieron a tratarlo para que no les culparan de su muerte. 

El 28 de febrero había invitado al ministro de asuntos interiores Lavrentiy Beria y a los futuros primeros ministros Georgy Malenkov, Nikolai Bulganin y Nikita Kruschev a una de sus habituales sesiones cinematográficas cuyas listas de invitados indicaban el favor del tirano soviético. La cena que siguió a la proyección de la película se alargó hasta que a las cuatro de la madrugada Stalin se retiró a sus aposentos. 

Los guardias no advirtieron ningún movimiento en el estudio y las habitaciones de Stalin hasta que hacia las seis y media de la tarde se encendieron las luces, pero nada más. Pasaron las horas y la preocupación de su guardia personal fue en aumento mientras discutían entre ellos si alguno debía ir a ver a Stalin. Con el pretexto de entregarle el correo, el comandante delegado de la dacha, P.Lozgachev, entró y encontró a Stalin tendido. «¿Qué pasa, Camarada Stalin? En respuesta oí un sonido incoherente», relató después este empleado que llamó con urgencia a otros guardias. Entre todos lo tendieron en un sofá y lo arroparon. «Debía de haber estado tirado allí, desamparado, desde las 7 ó las 8 p.m.», reveló después Lozgachev quien se quedó junto a Stalin hasta que a las tres de la mañana oyó un coche que se acercaba. «Me sentí mejor, creí que al fin habían llegado los médicos y podría dejar a Stalin en sus manos. Pero me equivocaba: eran Beria y Malenkov». 

Beria aseguró entonces que Stalin dormía y ordenó que dejaran de molestarle, según los testimonios que recogió Vladimir Soloviov. El historiador ruso reflexionaba en 1993 en ABC: «Ninguno de los allegados a Stalin quería salvarlo. Todos querían que muriera. ¿Miedo? ¿Paranoia? ¿O no era más que la apreciación sensata y equilibrada de la situación? ¿Simple instinto de supervivencia?». 

No han faltado desde entonces teorías que implican a Beria en un complot para provocar su muerte. Unas creen que no enviaron ayuda inmediatamente de forma intencionada. Según el historiador ruso Vladimir P. Naumov y Johathan Brent (Universidad de Yale), Stalin habría sido envenenado con warfarina, un matarratas que le habría provocado la apoplejía. Kruschev afirmó en sus memorias que Beria llegó a alardear de haberlo matado diciendo: «¡Yo lo maté! Los salvé a todos ustedes». Al parecer, Beria temía ser eliminado en una de las purgas de Stalin. 

Hasta el día siguiente no llegaron los médicos. «Estaban enormemente nerviosos. Sus manos temblaban muchísimo, no podían quitarle la camisa al paciente y tuvieron que cortarla con tijeras. Luego de echar un vistazo, diagnosticaron una hemorragia interna. Empezaron a tratarlo: una dosis de alcanfor, lixiviaciones, oxígeno. Ni pensar en tratamiento quirúrgico. ¿Qué cirujano habría cargado con semejante responsabilidad cuando Beria no dejaba de hacer preguntas como: «¿Garantiza que el camarada Stalin vivirá?», se preguntaba Lozgachev.

Ninguno de los doctores conocía a Stalin. Era la primera vez que lo examinaban y no era de extrañar su temor. «Todos los médicos del Kremlin estaban tras las rejas para entonces», relataba Soloviov.

Vasily, el hijo de Stalin que «como de costumbre estaba achispado», según el historiador ruso, al enterarse del tiempo que se había tardado en atender a su padre gritó: «¡Ustedes mataron a mi padre, hijos de puta!» 

 Antes de que Stalin falleciera, sus sucesores ya se repartieron los puestos que ocupaba el dictador. Su hija, Svetlana Alliluyeva que se cambiaría el nombre por el de Lana Peters,  censuró después el comportamiento de Beria. «¿Cuáles eran sus pasiones? La ambición, la crueldad y el poder, el poder el poder...», señalaba al recordar cómo escupía para luego mostrarse como el más leal y más atento en los momentos en que Stalin recobraba la consciencia. 

Casi al final, el tirano abrió los ojos. «Era una mirada horrible, llena de locura o de horror ante la muerte», relató Svetlana Alliluyeva. «Levantó su mano izquierda, que aún podía mover y no sé si señaló vagamente por encima de nosotros o nos amenazó a todos. El gesto era incomprensible pero amenazador, y no sé a quién o a qué se dirigía. Un momento después su alma, con un esfuerzo final, se libró de su cuerpo». Para Kruschev, Stalin señaló un cuadro con una niña que alimentaba a un corderito refiriéndose a él mismo, que en esos momentos era alimentado con una cuchara.

El cuerpo de Stalin fue embalsamado y colocado en el mausoleo de Lenin hasta que en 1961 fue retirado y enterrado junto a la muralla del Kremlin.

Reproducido de ABC, Madrid