12 de febrero de 2013

PUEDE EL PAPA DIMITIR?




En la Historia de la Iglesia han sido pocos los casos de dimisión del Pontífice. Uno de los más célebres fue el de Benedicto IX, elegido en 1032. Poco se sabe de él, de acuerdo a la tradición conservada por la Abadía de Grottaferrata, donde murió haciendo penitencia después de su dimisión.

En 1294 Pietro del Morrone, un anciano de 80 años, eremita benedictino que vivía exclusivamente dedicado a la oración y a la penitencia, fue elegido Papa por un consistorio de 12 cardenales entre los cuales, lógicamente, no se encontraba él. Fue elegido el 5 de julio de 1294, consagrado solemnemente el 29 de agosto del mismo año en la Iglesia de Santa Maria del Collemaggio, en la zona italiana de Aquila, tomando el nombre de Celestino V. Renunció el 13 de diciembre de 1294, al declararse sin experiencia en el manejo de los asuntos de la Iglesia, retirándose a vivir nuevamente su vida de oración y sacrificio. Fue canonizado el 5 de mayo de 1313 y se le conoce como el “Papa Angélico” por el interés que tuvo en vivir siempre el ideal de la santidad y el hacer vivir dicho ideal a toda la Iglesia.

El último Papa que renunció fue Gregorio XII, el veneciano Angelo Correr, quien se retiró en 1415, dos años antes de morir.

Por las historias anteriores, consignadas en varios libros de Historia de la Iglesia, entre los que destacan “Grandi Dizionario Ilustrato dei Papi”, de John N.D. Kelly (Ed. Piemme) y “I Papi nella storia” (Coletti Editori, Roma), un Papa puede renunciar.

Así lo establece el Derecho Canónico en el Canon 332, párrafo 2, que dice: “Si el Romano Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente, pero no que sea aceptada por nadie”.

Los comentaristas al Derecho Canónico han mencionado que, si bien la fórmula del canon no exige una forma determinada, lo lógico sería que fuera por escrito y ante testigos, ya que éste es el procedimiento ordinario para actos de este tipo.

Por lo tanto el Papa puede renunciar y nadie debería mostrar ningún recelo si esto sucediera: el Derecho Canónico lo prevé y lo reglamenta. ¿Cuántos hombres a los 80 años después de una vida de trabajos no se jubilan y gozan de una pensión sin que nadie se extrañe?

Juan Pablo II, -después de una juventud azarosa bajo la ocupación nazi, una preparación al sacerdocio en la clandestinidad de la Polonia ocupada por los nazis, un trabajo como obispo oponiéndose siempre al régimen comunista, un papado activo y militante, un atentado sufrido en plena Plaza de San Pedro y diversos problemas de salud-, durante 26 años sostuvo en sus manos el timón de la barca de Pedro hasta el día de su muerte, con la misma firmeza de siempre.

Nuestro pontífice actual, Benedicto XVI, ha afirmado en el libro ´Luz del mundo´ (2010), que el Papa puede dimitir cuando considera que no se encuentra capaz física, mental y espiritualmente para desarrollar el encargo confiado. El Papa indica que nota cómo sus fuerzas van disminuyendo y que tal vez el trabajo que conlleva el Pontificado "sea excesivo para un hombre de 83 años". Sin embargo, ha subrayado que no dimitiría a pesar de las dificultades de su Pontificado porque "cuando el peligro es grande no se puede huir" sino que es necesario "resistir y superar la situación difícil".

Según manifestó Benedicto XVI, se puede dimitir "en un momento de serenidad o cuando ya no se puede más" pero no se puede huir "precisamente en el momento del peligro".

Reproducido de catholic.net

DECLARACIÓN DE SS BENEDICTO XVI



Declaratio

Queridísimos hermanos,

Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino.

Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.

 Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.

Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. 

Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.

Vaticano, 10 de febrero 2013.

BENEDICTUS PP XVI

EL FUTURO DE DIOS


El futuro de Dios

Editorial de 'L'Osservatore Romano'
sobre la renuncia de Benedicto XVI

Por Redacción
(Zenit.org)

Es un evento sin precedentes, y que en consecuencia ha dado enseguida la vuelta al mundo, la renuncia de Benedicto XVI al papado. Como el mismo pontífice anunció con sencilla solemnidad ante un grupo de cardenales, desde la tarde del 28 de febrero, la sede episcopal de Roma estará vacante y enseguida se convocará el cónclave para elegir al sucesor del apóstol Pedro. Así se especifica en el breve texto que el papa ha compuesto directamente en latín y que leyó en consistorio.

La decisión del pontífice fue tomada desde hace muchos meses, tras el viaje a México y Cuba, en una reserva que nadie pudo romper, y habiendo “repetidamente examinado” la propia conciencia “ante Dios” (conscientia mea iterum atque iterum coram Deo explorata), a causa del avance de la edad. Benedicto XVI explicó, con la claridad que le es propia, que sus fuerzas no le acompañan "para ejercer en modo adecuado la tarea inmensa” exigida a quien es elegido “para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio”.

Por esto, y solo por esto, el romano pontífice “bien consciente de la gravedad de este acto, con plena libertad” (bene conscius ponderis huius actus plena libertate) renuncia al ministerio de obispo de Roma que le fue confiado el 19 de abril de 2005. Y las palabras que Benedicto XVI ha elegido indican en modo transparente el respeto de las condiciones previstas por el derecho canónico para la renuncia a un cargo que no tiene parangón en el mundo, por el peso real y la importancia espiritual.

Es archisabido que el cardenal Ratzinger de ningún modo buscó la elección al pontificado, una de las más rápidas en la historia, y que la aceptó con la sencillez propia de quien en verdad confía su propia vida a Dios. Por esto Benedicto XVI no se ha sentido nunca solo, en una relación auténtica y cotidiana con quien amorosamente gobierna la vida de cada ser humano, y en la realidad de la comunión de los santos, sostenido por el amor y por el trabajo (amore et labore) de los colaboradores, y apoyado por la oración y la simpatía de muchísimas personas, creyentes y no creyentes.

A esta luz hay que leer también la renuncia al pontificado, libre y sobre todo confiada en la providencia de Dios. Benedicto XVI sabe bien que el servicio papal, “por su esencia espiritual”, puede ser realizado también “sufriendo y orando”, pero subraya que “en el mundo de hoy, sujeto a rápidos cambios y agitado por cuestiones de gran relevancia para la vida de la fe” para un papa, “es necesario también el vigor, tanto del cuerpo, como del ánimo”, vigor que en él va naturalmente menguando.

En las palabras dirigidas a los cardenales, primero sorprendidos y luego conmovidos, y con su decisión que no tiene precedentes históricos comparables, Benedicto XVI demuestra una lucidez y humildad que es sobre todo, como explicó una vez, adherencia a la realidad, a la tierra (humus). Así, no sintiéndose ya en grado de “administrar bien” el ministerio que se le ha confiado, ha anunciado su renuncia. Con una decisión humanamente y espiritualmente ejemplar, en la plena madurez de un pontificado que, desde su inicio y durante caso ocho años, día a día, no ha dejado de asombrar y que por cierto dejará una huella profunda en la historia. Aquella historia que el papa lee con confianza en el signo del futuro de Dios.

Traducido del italiano por Nieves San Martín
Recogido de El mundo visto desde Roma

FRASE DE SABIDURÍA

Todas las personas viven, no en virtud del cuidado que tengan de sí mismas, sino por el cariño que otras sienten por ellas.
- León Tolstoi (1828-1910)

11 de febrero de 2013

SORPRESA Y CONMOCIÓN ANTE LA RENUNCIA DEL PAPA



El anuncio de Benedicto XVI de que renuncia al pontificado a partir del 28 de febrero por su "edad avanzada" y por sentir que le falta el vigor para seguir en el cargo, ha sido acogido con sorpresa y respeto.

El portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, ha asegurado que la decisión de Benedcito XVI de renunciar al ministerio les ha acogido por sorpresa dado que, además, este lunes, era un día festivo, durante un 'breefin' celebrado tras anunciar el Pontífice que dejará el cargo el próximo 28 de febrero a las 20.00 horas.

Lombardi ha explicado que el Pontífice se acoge de este módo al artículo 332, párrafo 2, del Código de Derecho Canónico que establece que un Papa puede renunciar con libertad y que no se requiere que alguien lo acepte.

Además, el portavoz del Vaticano ha señalado que esta decisión del Pontífice es "coherente" con la declaración que ya hizo Benedicto XVI en el libro entrevista 'La luz del Mundo'. "Cuando el peligro es grande no se puede escapar, no es el momento para renunciar. Se puede renunciar en un periodo de tranquilidad", aseguraba el Papa.

En el mismo sentido se expresó el primer ministro dimisionario italiano, Mario Monti, afirmó hoy sentirse "muy turbado" por el anuncio de Benedicto XVI de que renunciará al Pontificado el próximo 28 de febrero.

"Estoy muy turbado por esta noticia inesperada", afirmó Monti ante las preguntas de los periodistas al margen de un congreso en el que participaba este lunes en Milán (norte de Italia), donde además aseguró que nada le había hecho presagiar que se pudiera producir la renuncia del sucesor de Juan Pablo II.

"He sabido de esta noticia hace algún minuto", apuntó el excomisario europeo, quien dijo además no estar en disposición de poder comentar en qué medida esta renuncia puede cambiar la relación del Estado italiano con el Vaticano.

Por su parte, el presidente francés, François Hollande, consideró hoy "respetable" la decisión del papa Benedicto XVI de poner fin a su Pontificado a finales de febrero.

"No me corresponde a mi hacer comentarios sobre esta decisión que pertenece a la Iglesia. No tengo que decir si está bien. Es una decisión que refleja una voluntad que tiene que ser respetada", afirmó Hollande a la prensa en Pierrefitte-sur-Seine, a las afueras de París.

El presidente francés, que asistía en esa localidad a la inauguración de los Archivos Nacionales franceses, no quiso valorar la decisión de Benedicto XVI.

En opinión del portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert, el papa Benedicto XVI ha dado un sello propio a sus ocho años de pontificado, que se deben "agradecer", y agregó que su decisión de abandonar el cargo es algo que sin duda conmueve a los católicos y los cristianos.

"Durante sus ocho años de pontificado, Benedicto XVI le dio a la Iglesia un sello propio. Como cristiano y como católico su decisión me conmueve. Sin duda hay que agradecerle los años en los que fue guía de la Iglesia", dijo Seibert en una rueda de prensa.
Reproducido de La Razón, Madrid