30 de enero de 2013

EXTREMA DEBILIDAD DE CHÁVEZ LE IMPIDE REALIZAR VIAJE A CARACAS


Extrema debilidad de Chávez
le impide realizar viaje a Caracas

 Emili J. Blasco

La débil condición física en la que se encuentra Hugo Chávez sigue impidiendo hasta la fecha su previsto traslado a Caracas para un breve acto de juramentación, que se producirá tan pronto pueda soportar el viaje en avión.

Aquejado de deficiencia respiratoria y con fuertes dolores que el equipo médico no consigue controlar, los últimos días el presidente venezolano continuaba sometido intermitentemente a respiración artificial, de acuerdo con fuentes en contacto con quienes supervisan su evolución. Estas aseguran que los médicos están intentando “reforzarle” temporalmente, para que pueda realizar un desplazamiento de ida y vuelta.

Al menos en una ocasión, durante 48 horas, los días 17 y 18 de enero, un avión especial estuvo dispuesto en Cuba para llevar a Chávez a Caracas. El plan era trasladarle en camilla desde el Cimeq de La Habana hasta el Hospital Militar de la capital venezolana, donde varias plantas se habían reservado para las necesidades del presidente. Al final, el viaje se abortó por la precariedad física del paciente.

 

Lo antes posible

 En estos momentos, la idea es realizar lo antes posible ese viaje, con juramentación en el propio Hospital Militar, o bien en el Palacio de Miraflores si su delicada salud lo permite, ante el reducido grupo de miembros del Tribunal Supremo. Después regresaría a La Habana para continuar con el tratamiento que requiere el cáncer que sufre.

Además de juramentar, se supone que Chávez designaría vicepresidente a Nicolás Maduro. Así sería este, y no el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, quien encabece el Estado hasta unas rápidas elecciones, por renuncia o incapacidad de Chávez.

Prácticamente ha superado la grave infección pulmonar

A pesar de que prácticamente ha superado la grave infección pulmonar contraída en el postoperatorio de la intervención quirúrgica del 11 de diciembre, el presidente sigue con deficiencia respiratoria. En las últimas semanas ha alternado jornadas en la que sus funciones respiratorias eran asistidas mediante ventilador con jornadas en las que los médicos dejaban al paciente respirar por si solo, con el fin de evitar el riesgo de nuevas infecciones, que en ocasiones se producen por la ventilación artificial, y de intentar fortalecer los músculos que intervienen en esa función.

La debilidad de Chávez deriva de una operación muy invasiva, que supuso la extracción quirúrgica de varios órganos ubicados en la pelvis, como parte del intestino. Un fuerte malestar en el abdomen, combinado con la metástasis en huesos que sufre, está produciendo considerables dolores al presidente, según aseguran las fuentes con que cuenta esta diario. Estas precisan que siguen progresando los síntomas del cáncer.

Como ya informó ABC hace dos semanas, cuando anunció que Chávez había tenido el 5 de enero un paro cardiaco que le llevó a un breve estado de coma, los médicos cubanos que le atienden se encuentran sometidos a una enorme presión para conseguir que el paciente sea capaz de resistir físicamente un traslado a Caracas.

Aunque se ha producido una ligera mejoría del presidente, dentro de su gravedad, el Gobierno venezolano estaría volcado en insinuar una mayor recuperación que la real. “Sucede cada vez que tienen que presentar una firma importante de Chávez”, afirmó un analista de inteligencia con acceso a los informes remitidos a este diario.

El 25 de diciembre Maduro dijo que Chávez “estaba caminando, haciendo unos ejercicios que forman parte de su tratamiento diario” y con fecha de 26 de diciembre se registró la firma del nombramiento de Elías Jaua como canciller. “Ahora hacen decir al presidente de Bolivia, Evo Morales, que Chávez está viendo al fisioterapeuta, y acto seguido presentan una carta con su firma ante la CELAC”.

Fuente: abc.es

LA BIBLIOTECARIA DE AUSCHWITZ


 

La bibliotecaria de Auschwitz

Por Marlene María Pérez Mateo

“ Si a cambio de mi amor  a la lectura 
viera a mis pies los tronos del  mundo,
 rehusaría el cambio.”
  Féneton

        Decia la Santa de Ávila, Teresa de Jesús (1515-1582), “Lee y conducirás, no leas y serás conducido”. Sobre la frase pesan ya quinientos años de certeza y solidez.

        Casi a mitad del siglo pasado una chica de apenas 13 años parece haberla hecho suya, muy suya, en circunstancias casi inimaginables. Su nombre Dita Kraus, checa de origen judío, radicada actualmente en Praga.

Fue Antonio G. Iturbe, un romántico de los libros, quien al leer una especie de catálogos sobre las Bibliotecas en el mundo, no solo repasó sus  ojos sobre estos monstruos benditos del saber humano como las de Alejandrino, New York o París. Su curiosidad le llevó a los pequeños enigmas que se encierran entre pocas líneas en las grandes recopilaciones: Un nombre y una locación. Por sus manos y su afán,  el Internet logró llevarle a buen puerto.

        Nace entonces la novela histórica “La bibliotecaria de Auschwitz.” A sus 82 años la Señora Kraus contó al escritor español su llegada al horripilante campo de concentración de Auschwitz procedente del getto judío de Terezin durante su mas temprana adolescencia. Allí junto con miles de seres humanos perdieron la vida todos los miembros de su familia. Con otros niños fue confinada al barracón # 31.

   Ayudada por un presidiario polaco, encargado de deshacerse de las pocas propiedades de los recién llegados, recopilaba libros. Mas de las veces sin tapas o cubiertas y cargados de las tristes huellas de sus compañeros de infortunios de mas edad. Nacía de ese modo una mini-biblioteca pequeña y clandestina para los niños y niñas en Auschwitz, algo que  aun hoy enchina la piel. Cree recordar la señora Kraus entre los títulos “Una corta historia del mundo' de H.G. Wells; y también   viaja en su memoria el sistema de préstamo, entrega y circulación de los textos.

     Era un oasis en uno de los mas crudos desiertos de la insensibilidad humana. Algo verdaderamente único y poco repetible. Una humilde y sencilla arma de salvación y consuelo en medio de la muerte, el miedo y la desesperanza, a cargo de una chiquilla unida a una  suerte tenebrosa,  movida por su propia iniciativa sin auspicios ni protección, ni estimulo.  Iturbe ha novelado muy a su buen decir la vida de una heroína de la cultura; con muy sobrada razón.
               
     Concluyendo el 2012 y llega a mi, casi por accidente, deseo también a ustedes amigos lectores; esta historia tan bella y poco común. Invitar a leer tal libro vale y merita. Mas aun quisiera lloviera sobre nuestros corazones el gusto por el libro y por literatura con mayúsculas, sin subterfugios ni  justificaciones para no tenerlo. Buena meta en este 2013. Feliz año.
 
Marlene María Pérez Mateo
Terminado: Enero 2013

LA AVELLANEDA, LA PRIMERA MUJER A LA QUE LA RAE DIJO NO.



Gertrudis Gómez de Avellaneda,

la primera mujer a la que la RAE dijo no

Pablo L. Orosa, A Coruña

«Estoy seguro de que habrá más mujeres en la Academia porque es lo natural, lo normal». Las palabras del secretario general de la Real Academia Española (RAE), Darío Villanueva, encierran una "injusticia" histórica que arrancó en 1853 con una escritora cubana, la primera a la que la Academia dijo no: Gertrudis Gómez de Avellaneda.

«Fue la lumbrera del siglo XIX. La dramaturga más importante de la época», subraya a Efe el guionista de origen cubano Manuel Lorenzo Abdala, quien tras estudiar varios años la figura de Gertrudis Gómez de Avellaneda ha elaborado un relato de la vida y obra de la escritora.

Nacida en Puerto Príncipe, hoy Camagüey (Cuba), el 23 de marzo de 1814, Gertrudis Gómez de Avellaneda llegó a España en 1836, instalándose en A Coruña. El ambiente conservador de la ciudad desagradó a la escritora cubana que tras un periplo por Andalucía decidió fijar su residencia en Sevilla.

En 1840 se trasladó a Madrid y en solo unos meses se movía ya en los círculos literarios del Madrid de mitad del XIX con el respeto y admiración de los grandes intelectuales de la época: Alberto Lista, Juan Nicasio Gallego, Manuel Quintana, Bernardino Fernández de Velasco, Nicomedes Pastor Díaz o José Zorrilla.

El éxito literario alcanzado en aquellos años, con obras como "La verdad vence apariencias" (1852), "Errores del corazón" (1852), "El donativo del diablo" (1852) o "La hija de las flores" (1852) y "La Aventurera" (1853) no fueron argumento suficiente para convencer a los académicos de que Gertrudis -entonces era el propio interesado el que proponía su candidatura- merecía entrar a formar parte de la academia.

Intensos debates sobrevinieron a su propuesta. La propia escritora avivó la polémica: "La presunción es ridícula, no es patrimonio exclusivo de ningún sexo, lo es de la ignorancia y de la tontería, que aunque tiene nombres femeninos, no son por eso mujeres".

La reacción de los académicos fue categórica: en la Academia no había plazas para mujeres. Esa norma, nunca escrita, se aplicó a las que posteriormente lo intentaron: Emilia Pardo Bazán o María Moliner. No fue hasta 1979 cuando la RAE aceptó el ingreso de la primera mujer en la institución: Carmen Conde.

Después lo hicieron Elena Quiroga, en 1984, y Ana María Matute, en 1998. Dos años más tarde sería elegida académica la historiadora Carmen Iglesias y en 2001, la científica Margarita Salas.

Para Gertrudis Gómez de Avellaneda era ya demasiado tarde. Su figura había caído en el olvido desterrada de la memoria colectiva por su condición de "apátrida" tras el desastre del 98.

«En Cuba la veían como española y en España como cubana», apunta Abdala a Efe.

El recuerdo de Gertrudis, la más famosa de las escritoras de mitad del XIX, fue diluyéndose sin que hoy pocos la incluyan junto a Rosalía de Castro o Gustavo Adolfo Bécquer como representantes del romanticismo español. «Es una injusticia», subraya Abdala, aludiendo a las palabras del máximo responsable de la RAE.

Por ello, coincidiendo con el tricentenario de la institución y el bicentenario del nacimiento de la autora cubana, Abdala ha reclamado la inclusión de Gertrudis Gómez de Avellaneda como "Académica honorífica", un reconocimiento que hasta ahora ha sido concedido a doce hombres -además del caso excepcional de María Isidra de Guzmán, admitida como académica honoraria en 1784 pero que nunca llegó a ocupar el sillón honorario-.

Un sillón que vendría a resarcir un olvido histórico, apostilla Abdala.
Reproducido de La Razón, Madrid