31 de agosto de 2012

CARLOS LARRAÑAGA



Carlos Larrañaga

Hijo, hermano, pareja, padre y suegro de actores, Carlos Larrañaga llevó durante 75 años la sangre de la interpretación en sus venas. Hasta que un tumor, complicaciones respiratorias y varias operaciones de urgencia se llevaron a uno de los grandes galanes de la escena española la tarde de ayer jueves 30 de agosto en Málaga.

Nacido en Barcelona en 1937, pronto se trasladó con sus padres (los también actores María Fernanda Ladrón de Guevara y Pedro Larrañaga) a Cuba, donde hizo sus 'pinitos' en la interpretación con tan solo cuatro años. Sin embargo, no fue hasta que regresó a España de adolescente cuando comenzó su verdadera carrera, siempre unida a la imagen de galán y conquistador, con películas como "Pequeñeces", de Juan de Orduña (1950) o la superproducción de Hollywood "Orgullo y pasión", con estrellas de la talla de Cary Grant, Sophia Loren o Frank Sinatra.

Actor polivalente, se desenvolvía con la misma soltura en la gran pantalla (memorables su actuaciones en "Ha llegado un ángel" o "Tiovivo", ambas de Garci, o "Luz de domingo", por la que estuvo nominado al Goya en 2007), sobre las tablas de un escenario de teatro ("La cornada", "La gata sobre el tejado de zinc" o, "Quizás, quizás" que ensayaba antes de morir junto a su ex-pareja, María Luisa Merlo), o en la televisión, donde dejó inolvidables personajes como el Adolfo de "Farmacia de guardia" o Cayetano Salgado en "Los gozos y las sombras".

Su vida personal no fue para menos y el actor, con fama de conquistador dentro y fuera de la pantalla, tuvo cuatro grandes amores en su vida: Maria Luisa Merlo, con quien tuvo cuatro hijos (Luis, Amparo, Kako y Pedro), Ana Diosdado, María Teresa Ortiz-Bau y Ana Escribano, madre de su hija pequeña, Paula.
Fuente: ABC, Madrid

QUE NO SE QUEJEN


 
 ¡Que no se quejen!

Por Martha Pardiño

 Muchos productores y directores que presentan obras teatrales en las distintas salas que existen en Miami, se quejan de que el público no asiste con puntualidad y que muchas veces las salas están medio vacías. Desde luego que es un trabajo arduo preparar a los artistas, realizar ensayos y pagar a los técnicos que se ocupan de la iluminación y de la puesta en escena. Yo pienso que si las obras fueran de buena calidad artística, las salas se llenarían, como ha pasado en otro tiempo con las zarzuelas que ponía en escena Grateli o con aquellas obras como “Aire Frío”, “Mi hijo no es lo que parece” - donde trabajó la inolvidable actriz Velia Martínez -, o “La herida luminosa”, etc. A nosotros nos gusta mucho el teatro y también las obras cómicas, pero todo tiene un límite. Cuando las obras son soeces y vulgares, no le queda más remedio a uno que levantarse en plena función y retirarse, y ponerle una cruz a ese productor y su elenco.


Sinceramente ver en una cartelera de teatro anunciar “Monólogos de la Vagina” o “Monólogos del Pene”, es para salir corriendo.

Lo mismo está sucediendo con la televisión hispana. Lo único que se puede ver son los noticieros, los programas de entrevistas y los deportes. Los programas humorísticos se pasan de la raya en vulgaridad y desprestigio. Este género cómico lo representaron con mucho éxito y dignidad en la Cuba de ayer, programas como La Tremenda Corte, Garrido y Piñero, la inolvidable Nananina, Normita Suárez, Vitola, Roblán, Tito Hernández, Alvarez Guedes, y muchísimos artistas más, que nos hacían reír sin tantas vulgaridades como se ven ahora por la televisión de Miami.

Cuando los productores y los directores, tanto de teatro como de programas de televisión, se den cuenta de que los hispanos somos una audiencia inteligente e instruida, entonces se preocuparán de hacer obras de teatro y programas televisivos buenos, y los teatros se llenarán y los ratings de los programas televisivos romperán records.

Martha Pardiño
Miami, FL.
gloriaalejandra@bellsouth.net

Cartas al Director,
Diario Las Américas, Miami

AY, LAS MUJERES!


¡Ay, las mujeres!


 Siempre que salimos mi mujer yo, caminamos tomados de las manos… Si la suelto, se pone a comprar…

Ella tiene una batidora eléctrica,  una tostadora eléctrica, una máquina de hacer pan eléctrica…  Un día me dijo: “Caramba, tenemos un montón de aparatos eléctricos, pero no tenemos nada para sentarnos…”   Pensé en comprarle una silla eléctrica, pero me contuve… es la madre de mis hijos.

Yo me casé con doña “tengo  razón”… S0lo que no sabía que su segundo apellido era “siempre”.

Ya hace 18 meses que no hablo con ella…  es que no me gusta interrumpirla.

Tengo que admitir que nuestra última discusión fue culpa mía.  Cuando ella me preguntó: ¿Qué estás viendo en la tele?  Le contesté: Bastante polvo, deberías limpiar.

Un día se estropeó nuestra cortadora de césped (eléctrica)... Mi mujer me colmaba la paciencia dándome a entender que yo debería arreglarla...

Por mi parte, siempre acababa teniendo otras cosas mas importantes que hacer como lavar el coche, hacer un informe, en fin..., lo que para me parecía más importante...

Un día ella encontró un muy sutil modo de convencerme: Cuando llegué a casa, me la encontré agachada en el césped, que estaba muy alto, recortándolo con su tijerita de costura...

Eso me llegó al alma..., me emocioné... Decidí entrar en la casa y volví después de unos minutos, llevándole su cepillo de dientes... Se lo entregué, y se me ocurrió decirle:

"Cuando termines con el césped, podrías también barrer el patio..."

Después de aquello, no me acuerdo de nada...Estoy en blanco....Los médicos dicen que volveré a andar, pero que cojearé el resto de mi vida.... !!!!!

Circula en correos electrónicos sin nombre de autor
Remitido por Mary Acebo

FRASES DE SABIDURÍA

A un pueblo no se le convence sino de aquello de que quiere convencerse.
- Miguel de Unamuno (1864-1936) Filósofo y escritor español. 

30 de agosto de 2012

LA CASA DE TÓCAME, ROQUE


 
La casa de “Tócame, Roque”

¿Quién no ha escuchado alguna vez la expresión: "esto parece la casa de tócame Roque"? La Real Academia Española de la Lengua la define como "aquella en que vive mucha gente y hay mala dirección y el consiguiente desorden".

Pero “Roque” no fue el nombre de ningún personaje de ficción, sino que así se llamaba uno de los propietarios de una casa de vecindad ubicada en la calle del Barquillo, en Madrid.

La citada casa realmente existió, y de hecho una placa situada en la esquina  de la calle Barquillo con la calle Belén así lo atestigua, señalándonos el lugar en el que estaba originalmente la casa.

La vivienda, fea e insalubre, fue demolida en el año 1850. Este inmueble castizo estaba en boca de todo el mundo por los mil zipizapes que en él se armaron, pero pasó a la literatura tras ser inmortalizado por don Ramón de la Cruz (1731-1794) en su sainete “La Petra y la Juana o el buen casero”. 

Fernández de los Ríos, en su Guía de Madrid, afirma que la casa tomó su nombre de los propietarios, Juan y Roque, dos hermanos que discutían diciendo: «Tócame a mi, tócame, Roque».

Se cuenta que la casa fue heredada por los dos hermanos, Juan y Roque, que no se pusieron de acuerdo en nada. Ambos discutían pretendiendo que la herencia les correspondía por entero. Así, Juan le decía a Roque: «Tócame, Roque». y Roque contestaba: «La casa tócame a mí, Juan». Y como la disputa duró años, la casa se quedó con ese nombre: Tócame, Roque.

La casa era una inmensa corrala  en la que convivían unas ochenta familias de chisperos, que tenían instaladas sus fraguas en el patio central en la que convivían unas ochenta familias de chisperos, que tenían instaladas sus fraguas en el patio central.

En esta y en otras casas de vecindad antiguas se inspiró Mesonero Romanos para escribir su artículo «Día de toros», incluido en su obra Escenas Matritenses.

Sin embargo el mayor de los enfrentamientos acaecidos en la casa se produce muchos años después.  En 1849 el Ayuntamiento ordenó su derribo para destaponar la calle Barquillo y comunicarla con la perpendicular Fernando VI. Dice la tradición que estos vecinos se amotinaron y decidieron dejar de pagar el alquiler a los caseros, no permitiéndoles la entrada en el lugar.

Actual edificio en el lugar de la antigua corrala

Las familias que todavía quedaron en la casa tras la orden de desalojo, impidieron que la casa se derribase durante más de un año de batallas con la municipalidad, hasta que se consumó el desahucio en 1850.

Todos estos follones quedaron en el imaginario madrileño, y así, cuando alguien quería encontrar una comparación para hablar de una casa en la que había mucho jaleo y muchas disputas, decía: Esto parece la casa de Tócame Roque.

Fuentes:
http://www.erroreshistoricos.com


1ªIlustración: La casa de "tócame Roque", óleo de Manuel García (Hispaleto), Museo del Prado, Madrid.