27 de agosto de 2012

LA NORMA


LA  NORMA

Por Eduardo F. Peláez


¡Una, Pepe! Ese era el grito que retumbaba en las paredes de La Norma, ese establecimiento situado en la Plaza de la Soledad que se cogía de las manos con la esquina del Gallo, el almacén El Camino de Hierro, las oficinas de la compañía eléctrica, la Óptica Sabatés y la vetusta Iglesia de La Soledad. “Una, Pepe” significaba que alguien había pedido una “reforzada” y parecía que el mesero no podía contener su alegría y en lugar de escribirlo y pasarle la nota a Pepe, el encargado de confeccionarla, lo anunciaba a pleno grito de júbilo como para que toda la plaza se regocijara con la buena nueva.

Este local tenía un mostrador de unas diez banquetas donde nos sentábamos a saborear esta delicadeza mientras que en otro salón estaba Pepe al frente de su lonchera y una barra donde se vendía todo tipo de licor, desde una Casalla, pasando por un Agustín Blázquez o un Vat 69, hasta una Cristal bien fría.

También tenía una vidriera donde se compraban billetes de la lotería, cigarros, tabaco, chicles Adams, sugar candy, africanas, melcochas y demás chucherías.

Aunque ahora nos parezca increíble, toda esa diversidad de clientes funcionaba de una manera armónica. El bebedor ocasional compartía con el borracho, con el pepillo adolescente, con la señora un poco beata que salía de la iglesia, con el profesional y con el obrero. Todos iban a disfrutar de la variedad de productos que ofertaba este lugar.

La “reforzada” era un bocadito hecho de pan de molde sin tostar al cual se le ponía una croqueta aplastada y se “reforzaba” (de ahí viene el nombre) con una lasca de jamón y un pepinillo. Esta delicia culinaria junto con un frozen de chocolate constituía una merienda fabulosa por el absurdo precio de veinte centavos. Si añadimos que la entrada al Cine Avellaneda, a sólo unos pasos de distancia, costaba la matinée unos diez centavos, tenemos que con sólo treinta centavos se podía experimentar toda una tarde esplendorosa que podía culminar con el broche de oro de un paseo por la Calle Maceo a saludar a los amigos y a piropear a las bellezas camagüeyanas.

Sí, amigo lector, eso existió hasta que se le ocurrió a alguien demoler ese lugar de esparcimiento con la idea de construir un parqueo. ¿En qué mente puede caber construir un estacionamiento de carros a expensas del milagro de las “reforzadas”? 
No me acuerdo exactamente cuándo ocurrió esta torpeza y le pido al lector acucioso que me ayude para esclarecer las dudas. (1)  Me parece que cuando abandoné mi ciudad en la primavera del 62, ya habían perpetuado el crimen. Además, la hecatombe comenzaba, ya no había billeteros en la plaza, ya las gallinas habían invadido el billar de Diego el Cojo que quedaba a cinco pasos de La Norma y ya se había esfumado una guarapera en la misma cuadra, que funcionaba como una alternativa criolla al americanismo del “frozen”. 


La memoria a veces hace trampas, borra un edificio o cambia las calles. A lo mejor conviene pensar que todo fue un sueño como el que tuvo Segismundo, el héroe de Calderón de la Barca en La Vida es Sueño. Quizás el grito de “una, Pepe” se escuchó en una novela del canal 23, la “reforzada” se inventó y el precio de los diez centavos fue una alucinación. Pero no, no se debe dejar uno arrastrar por los vientos traicioneros del olvido. Hay que exigirle a la memoria, tratar de reconstruir los diálogos de nuestra juventud, arañar los cristales de la historia y volver a repasar los álbumes familiares en busca del árbol que una vez sembramos, de la pelota que se nos fue de entre las manos y de la mirada de la novia que nos decía adiós, porque de esos recuerdos nos nutrimos, nos formamos y llegamos a lo que hoy somos.

La Norma con sus reforzadas, y sus frozens existió. Pepe no es una figura mítica, sino un buen hombre de carne y hueso con una voz de barítono que anunciaba la buena vida, una vida que se nos escapó sin darnos cuenta porque estábamos más preocupados por irnos que por mirar hacia atrás.

Medio siglo de desarraigo en una vida normal es demasiado para que pase sin dejar huellas profundas. Nos duele el alma cuando nos forzamos a mirar para atrás, cuando hacemos un alto en la vorágine de lo cotidiano para intentar recuperar esas horas perdidas de nuestra juventud. Las “reforzadas” se podrán recrear en una “Carreta” o en un “Versailles” pero jamás podrán ser las mismas que hacía Pepe, porque como decía Neruda: “nosotros los de entonces ya no somos los mismos”.

Fuente: Este artículo de Eduardo F. Peláez apareció publicado en la revista “El Camagüeyano Libre”. A continuación, la aclaración que el propio autor reclama de algún “lector acucioso”


(1)      El “lector acucioso”, en este caso el Dr. Hatuey Agüero, miembro del consejo de redacción de esta revista, me aclara lo siguiente:

Querido Pancho: Tu crónica sobre La Norma está muy buena, pero creo debo aclararte algo. La demolición del edificio de La Norma, no fue para construir un parqueo, eso fue el resultado de la revolución.

La historia es la siguiente, de la que puedo dar fe ya que intervine como abogado y notario en todo el proceso: Don Federico Castellanos, donó al asilo Amparo de la Niñez, la suma de $100.000.00 (equivalente hoy a un millón) para que los invirtiera y asegurara su obra social. Con ese dinero, el Asilo procedió a comprar toda la propiedad existente en la esquina de las calles República y Estrada Palma, y luego de obtener el desalojo de los inquilinos (el Bar La Norma, propiedad del señor José Guarch; el estanquillo de tabacos y billetes, propiedad del señor Arniella; la dulcería y heladería, propiedad de los hermanos Freixas; la tienda de víveres La Norma, propiedad de Zayas y Ribet; la Peluquería Leonor y la Farmacia del Dr. Goicoechea) se negoció con Sears Roebuck and Co. un arrendamiento, con una renta en los miles mensuales, por 30 años y por la que Sears fabricaría un edificio de tres plantas para abrir una gran tienda regional, que daría empleo a más de 100 personas, quedando el edificio propiedad del Asilo, al terminar el arriendo. Una vez firmado el contrato, y con los planos de la edificación aprobados, se procedió por la compañía constructora, a derrumbar el antiguo inmueble para la construcción del nuevo edificio. En eso llegó Fidel, con sus intervenciones de las firmas americanas, y todo se vino abajo. El terreno fue ocupado por el Estado. Durante un tiempo, se mantuvo como un gran solar yermo, pero luego pusieron un estacionamiento de autos y finalmente un parque, que creo es lo que hay hoy.

Esa es la historia de cómo nuestra ciudad perdió, no sólo las croquetas preparadas, sino la oportunidad de tener una gran tienda Sears… pero ganó primero un estacionamiento de autos y luego un parque. Un abrazo, HATUEY. 

FRASE DE SABIDURÍA

Que no hay, para olvidar amor, remedio
como otro nuevo amor, o tierra en medio.
- Lope de Vega (1562-1635)  Poeta, novelista y dramaturgo español.

26 de agosto de 2012

TORMENTA TROPICAL ISAAC


TORMENTA TROPICAL ISAAC - ADVERTENCIA NUMERO  21A
CENTRO NACIONAL DE HURACANES 
MIAMI FL
800 AM (EST) DOMINGO 26 DE AGOSTO DE 2012

 A las 800 am (EST) el centro de la tormenta tropical Isaac estaba localizado cerca de la latitud 23.5 norte - longitud 80.0 oeste. Isaac se está moviendo hacia el oeste -noroeste a cerca de 20 mph/31 km/h. Se espera un movimiento hacia el oeste -noroeste a noroeste durante las proximas 48 horas con un giro gradual en la velocidad de traslación. En la trayectoria pronosticada el centro de Isaac debe moverse justo al norte de Cuba durante esta mañana y se moverá cerca o sobre los cayos de Florida mas tarde hoy y esta noche, y se moverá hacia el este del golfo de México el lunes.

Los vientos máximos sostenidos han aumentado a cerca de 65 mph/100 km/h. con ráfagas mas altas. Se espera fortalecimiento adicional durante las próximas 48 horas y que Isaac se convierta en huracán cuando alcance los cayos de la Florida.

Los vientos con fuerza de tormenta tropical se extienden hasta 205 m/335 km del centro.

AVISO DE HURACAN EN EFECTO PARA:
Cayos de Florida incluyendo Dry Tortugas
Costa oeste de Florida desde Playa Bonita hacia el sur hasta Ocean  Reef.
Bahia de Florida.

AVISO DE VIGILANCIA DE HURACAN EN EFECTO PARA
La costa este de Florida desde Golden Beach hacia el sur hasta Ocean reef
La desembocadura del rio Mississippi hasta Indian Pass, sin incluir el área metropolitana de Nueva Orleans

El gobierno de las Bahamas ha descontinuado el aviso de tormenta tropical para el sureste y centro de las Bahamas y ha cambiado el aviso de huracán a un aviso de tormenta tropical para las islas Andros.

EL HOMBRE QUE DEJÓ HUELLA


 
El hombre que dejó huella

 … Neil Armstrong fue el encargado de hacer realidad el proyecto de Kennedy de poner un hombre en la Luna sano y salvo y hacerlo volver a la Tierra. Armstrong fue el que hizo realidad esa necesidad al convertirse en el primer hombre que pisó la Luna como comandante de la misión Apolo XI. Ocurrió el 20 de julio de 1969, a las 2:56:20, cuatro días después de que la nave partiera de Cabo Cañaveral, también con Aldrin y Collins.

Ese día se produjo lo que, en palabras de Armstrong, era «un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad». Anoche su familia se mostró devastada al informar de su desaparición, que se produjo en Ohio cuando Armstrong contaba con 82 años: Era un héroe  a regañadientes, porque siempre creyó que sólo estaba haciendo su trabajo, señalaron en un comunicado en el que subrayaron su pasión por la aviación y la exploración espacial.

Nacido el 5 de agosto de 1930 en Ohio, desde joven mostró una gran fascinación por volar. A los 15 años ya asistía a las primeras clases de vuelo, logrando la licencia de piloto al año siguiente. Su destreza al frente de un avión la hizo evidente como responsable de algunas misiones de combate en 1950, durante la guerra de Corea, algo que le valió varias condecoraciones. Pero no fue hasta 1962 que ingresó en el cuerpo de astronautas de la NASA.

En aquel entonces, Estados Unidos rivalizaba con la Unión Soviética en la carrera espacial. Los soviéticos ya habían logrado que un astronauta, Yuri Gagarin, fuera el primer hombre en viajar al espacio exterior. Los estadounidenses se quitaron esa espina el 20 de febrero de 1962, cuando John Glenn se convirtió en el primer americano en orbitar sobre la Tierra. Armstrong trabajó en ese tiempo en varias misiones, como el proyecto Geminis, pero en 1969 fue el protagonista del proyecto Apolo 11
 
El 16 de julio de 1969 despegó la aventura espacial, seguida por una audiencia de 600 millones de espectadores en todo el mundo. Se desmitificaba el sueño de aquellos que habían soñado con tocar la Luna, como Whitman o Lorca. Se buscaba una realidad científica diferente de la que habían plasmado Jules Verne o Georges Méliès. La Luna pasaba a ser objeto de estudio cuando el Apolo XI aterrizó en el llamado Mar de la Tranquilidad. Amstrong y Aldrin recogieron muestras, pasearon por la Luna durante casi dos horas y media y pudieron tomar varias fotografías. Collins se quedó en la nave controlando las comunicaciones con la NASA.

El 24 de julio, los tres astronautas llegaban al océano Pacífico y eran recogidos por el portaaviones USS Hornet. El desfile con el que fueron recibidos en Nueva York sigue siendo hoy recordado como uno de los actos más multitudinarios que se han vivido en la ciudad de los rascacielos…

A Armstrong, pese a convertirse en un icono de su tiempo –retratado por Andy Warhol o Norman Mailer–, no le gustó la fama…   Fue catedrático en la Universidad de Cincinnati y presidente de una compañía de sistemas electrónicos.

Como a sus compañeros de tripulación, le persiguió el fantasma de la conspiración, una absurda leyenda que afirma que todo fue un montaje en el que participó, ni más ni menos que el realizador Stanley Kubrick. En su última entrevista remató el tema al declarar que «la gente ama las conspiraciones, son muy atractivas, pero nunca me preocuparon. Porque sé que algún día alguien volverá a ir, y podrá recoger la cámara que dejé allá».

Fuente:
Víctor Fernández, La Razón, Madrid.