25 de abril de 2012

CINE, LAS MUJERES DEL 6º PISO



LAS MUJERES DEL 6º PISO

Suele decirse que a la hora de las historias, nada es mas difícil de contar que la bondad y la felicidad. Se afirma que la dificultad radica en que la bondad es absoluta, y en que la felicidad carece de matices. Habla mucho de la condición humana que la maldad, a la que también podría caracterizarse como absoluta, se cuenta con facilidad pasmosa, y que los infortunios de diverso calibre nutren todo tipo de narraciones.

Sin embargo de vez en cuando alguien descubre un modo de contar la bondad y la felicidad sin villanos ni esquemas melodramáticos. Como ahora el francés Philippe Le Guay.

Había una vez en el París de 1962 una casona señorial. En el quinto piso vivían Jean-Louis Joubert (Fabrice Luchini) y su esposa Suzanne(Sandrine Kiberlain). Él es un asesor de inversiones (uno más y van…) (pero es 1962 y el daño recién empieza…). Ella se dedica a ser una señorona. Son muy formales, correctos, hacen lo que se debe, los mandatos sociales son su segunda piel. Muy conservadores, bah. Aunque no lo saben, están mas muertos que el Mar ídem. Por suerte a él la frustración soterrada no lo ahoga como para no ver que a su alrededor hay personas necesitadas de ayuda. Y un pequeño gesto solidario lo pondrá en contacto con las mujeres del sexto piso: unas españolas mas vivas que un bebé recién palmeado. 

Las españolas dejaron atrás afectos y familias para hacer “la Francia” y llevarse de vuelta algunos francos trabajando de sirvientas. La vida en el sexto piso es más que precaria. Se mueren de calor en verano y de frío en invierno, no tienen baño para higienizarse y sólo disponen de un excusado. Una canilla y la luz eléctrica son todos sus lujos. Aunque esto no mella su vitalidad, su alegría, sus ganas de comer rico, tomarse un buen vinillo y cantar coplas.

Así que Jean-Louis al entrar en contacto con ellas descubrirá que lleva una vida gris y vacía aunque tenga la panza llena y casi todas sus necesidades satisfechas.

Como en todo relato que se centra en la bondad y en la felicidad hay algo de cuento de hadas. No es para menos. No se necesita ser ningún Einstein para comprobar que estamos hasta las orejas de maldades, mezquindades y desgracias… Pero es hermoso y gratificante ver para variar gente que lucha por ser feliz, por no perder la alegría y que ejerce la solidaridad no como una obligación moral o religiosa sino como algo natural, de pura buena gente que son.

Fabrice Luchini (visto el año pasado como marido de CatherineDeneuve en Potiche/Las mujeres al poder de Ozon) es, aunque parezca una contradicción de términos, tan sutil como histriónico. Se ven con claridad los cambios de su personaje pero no los hace obvios. En las escenas de la oficina es donde mas se nota esta metodología de trabajo. En apariencia sigue siendo el mismo y sin embargo ya no lo es. Sandrine Kiberlain está también muy bien en su burguesa convencional pero que no ha perdido la bondad. Y sin desvirtuar su personaje se permite actuarlo con alguna ironía. A la cabeza de las españolas está Natalia Verbeke, actriz argentina formada en España a la que vimos como pareja de Darín en El hijo de la novia de Campanella y junto a Nancy Duplá y Pablo Echarri en Apasionados de Jusid. Aquí se la ve segura, dueña de sus medios expresivos y en la escena de la ducha ratifica que está para el “crimen”. Es María, la nueva mucama deJean-Louis y Suzanne, que desempolvará los muebles y las ganas de vivir perdidas. Las demás españolas son el colmo del gracejo y superan con talento los estereotipos propuestos por el guión y le dan carnadura de personajes. Dejo para lo último a la extraordinaria, descomunal, iridiscente Carmen Maura que ganó el César, el Óscar francés, a la mejor actriz de reparto por esta película. Cuando está en escena es imposible mirar para otro lado. Destella.

En resumen una película bella y luminosa. Eso sí, si a ustedes los conmueven como a mí los actos solidarios espontáneos lleven pañuelos descartables. Se me empañaron los anteojos más de una vez.

Un abrazo, Gustavo Monteros
http://cronicas-de-cine.blogspot.com/ 

Filme disponible en DVD

FRASE DE SABIDURÍA

Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos. 

- Confucio (551-478 AC) Filósofo chino

24 de abril de 2012

DEL DICCIONARIO DE DICHARACHOS CUBANOS



Del diccionario de dicharachos cubanos


¡Fuego a la lata! (Adelante, no importan las consecuencias).
Se formó un arroz con mango. (Se armó una discusión)
Lo pusieron en tres y dos. (Lo pusieron en un aprieto)
Chuparle el rabo a la jutía. (Emborracharse)
Se llevó la cerca. (Hizo algo extraordinario)
Ser retama 'e guayacol. (Ser extramdamente malo)
Se tiró en el suelo. (Se negó)
Sacarse la rifa del guanajo. (Que le suceda algo desagradable)
Estoy arrancao. (No tengo dinero)
Quedó en la página dos. (Se murió)

FRASE DE SABIDURÍA

Algunos aman tanto a su mujer que para evitar gastarla ¡utilizan la de otro!
- Anónimo

23 de abril de 2012

LUGARES, PIRAN, ESLOVENIA


 
Piran, Eslovenia

Piran es una ciudad costera situada en el suroeste de Eslovenia,  en la costa del mar Adriático,  propiamente en la península de igual nombre. Es uno de los mas importantes centros turísticos de Eslovenia.  Su proximidad con Italia hace que el italiano sea considerado también como idioma oficial además del esloveno.

El nombre Piran deriva del griego pyr (fuego) en referencia a las hogueras del antiguo faro que se levantó en la costa de la ciudad. Piran se menciona por primera vez por Anónimo de Rávena en su libro “Cosmographia” en el siglo VII  

La ciudad está rodeada por murallas medievales que están formadas por dos muros paralelos construidos entre los siglos VII y XVI.  Entre sus casas adosadas y sus calles estrechas aparecen numerosas obras de arte. 
 
La más visible y famosa es la iglesia de San Jorge (Cerkev Sv. Jurija) con su alto campanario construido por G. di Nodari y B. Torra en el siglo XVII. Además, San Jorge  es el patrón de Piran.

Piran es una ciudad de especial valor. Se trata del monumento cultural urbano mejor conservado de la Istria eslovena y la ciudad más cercana al mundano Portorož. Todas las vistas, de lejos y desde el aire, asombran, pero hay que acercarse a ver y vivir la arquitectura de la ciudad, con el fuerte influjo sobre todo de la República de Venecia, que ha caracterizado también otras ciudades istrianas.

Piran, a lo largo del tiempo, mantuvo su trazado medieval de callejuelas estrechas y casas apretadas que se levantan en escalones sobre la pendiente, el contacto con el mar, numerosas plazas y diez iglesias.

La plaza Tartini, que orgullosamente adorna el centro del casco histórico, debe su nombre al famoso violinista Giuseppe Tartini, quien diera a conocer el nombre de Piran al mundo y cuya estatua es el punto principal de la plaza.

Como un cálido abrazo, rodean la ciudad sus murallas, merced a las cuales Piran es un importante miembro de la Red europea de ciudades amuralladas. Piran en su totalidad es un monumento protegido, por ello sus habitantes viven principalmente del turismo y la temporada no tiene límites. 

Las manifestaciones al aire libre y en los diversos edificios que llevan el nombre de piraneses célebres de toda su historia, se suceden a lo largo de las cuatro estaciones.

En la colina sobre la ciudad se levanta la iglesia de San Jorge, patrono de Piran. De aquí se extiende la vista de Piran y sus alrededores, que a través del mar llega incluso a las costas italiana y croata. Dos hoteles, un albergue de la juventud, numerosas habitaciones particulares, iglesias, galerías, museos, el acuario: todo nos invita a llegar y quedarnos.

FRASE DE SABIDURÍA

Sean amables con sus hijos, ellos son quienes un día les esocgerán el hospicio.
- Anónimo

22 de abril de 2012

LA ROCA DETRÁS DEL GENIO


 
La roca detrás del genio,
la mujer de piedra

«Hace poco hemos terminado un trabajo muy importante que hará mundialmente famoso a mi marido». Cuando se le preguntaba a Mileva Maric por qué no firmaba los artículos que elaboraba junto a su esposo, su respuesta era: "Wir sind ein Stein!" (Somos Einstein), que en alemán significa "somos una piedra".


Mileva Maric y Albert Einstein se conocieron en la Universidad Politécnica de Zurich a finales del siglo XIX. Maric era la única mujer que estudiaba matemáticas y física en aquella universidad. En 1896 iniciaron una relación sentimental y Einstein estaba fascinado por la intensa colaboración intelectual que recibía de parte de su compañera serbia. A la única persona que disgustaba aquella relación era a la madre del genio, una alemana misógina y xenófoba, que nunca vio con buenos ojos a la serbia: «Ella es un libro igual que tú, pero lo que tú necesitas es una mujer. Cuando tengas 30 años, ella será una vieja bruja».

Como sea, la pareja estaba flechada porque ambos hablaban el mismo lenguaje: ella le dio clases de matemáticas (que nunca fueron el fuerte de Einstein), preparaban juntos sus exámenes y compartían el mismo interés por la ciencia y por la música. Einstein le escribió en 1900: «Estoy solo con todo el mundo, salvo contigo. Qué feliz soy por haberte encontrado a ti, alguien igual a mí en todos los aspectos, tan fuerte y autónoma como yo».

En 1902, Einstein se trasladó a la ciudad de Berna, Suiza, donde consiguió empleo en una oficina de patentes. Tras cinco años de convivencia Albert y Mileva terminaron casándose a comienzos de 1903 y tuvieron su primer hijo al año siguiente. En sus ratos libres, Einstein desarrolló, entre otras cosas, la Teoría de la Relatividad especial  que habría de revolucionar la física moderna. Los frutos de su trabajo fueron publicados en 1905, en la -en aquel entonces- prestigiosa revista Annalen der Physik

Esta es mas o menos la historia oficial, la que todos sabemos; pero se puede ahondar un poco mas en la vida privada del genio, en sus inicios y sobre todo, en la relación con su primera esposa.

Aunque Mileva fue una sobresaliente matemática, nunca terminó formalmente sus estudios, en cambio Albert pudo defender su tesis doctoral en 1905. Para 1908, Einstein consiguió finalmente un puesto de profesor en la Universidad de Berna. En cuanto a Mileva, el matrimonio la obligó a abandonar definitivamente la universidad y la física.

Existen varias cartas del noviazgo
en las que Einstein debate con ella sus ideas de la relatividad e inclusive se refiere a “nuestra teoría” y le da un trato de colega. A partir de estas evidencias hay estudiosos que concluyen  que las ideas fundamentales de la teoría de la relatividad fueron de Mileva Maric, quien no pudo continuar con su carrera puesto que se hizo cargo del cuidado de los hijos, uno con retraso mental, lo que desde luego le exigió mas cuidados maternales. Incluso ahora se sabe que engendraron una niña en 1902, antes de casarse, de la cual se sabe muy poco, solo que la entregaron en adopción.

Mientras ella cuidaba de sus hijos y renunciaba a la ciencia, Einstein desde su puesto académico tuvo el tiempo suficiente para concluir sus estudios y desde luego para desarrollar la teoría, de la que se sabe ahora, no todo el crédito era suyo. En esa pareja de físicos alguien tenía que cuidar a los niños, alguien tenía que lavar y preparar la comida; y ése fue el papel que Einstein y la sociedad patriarcal asignaron a Mileva, quien subordinó todas sus aspiraciones a los objetivos de su esposo y puso todos sus conocimientos a su servicio.

«Mi gran Albert ha llegado a ser célebre, físico respetado por los expertos que se entusiasman por él. Trabaja incansablemente en sus problemas. Puedo decir que solo para eso vive. Tengo que admitir, no sin vergüenza, que para él somos secundarios y poco importantes», escribía Mileva a unos amigos. Einstein a su vez admitía: «Nuestra vida en común se ha vuelto imposible, hasta deprimente, aunque no sé decir por qué».

Con el paso del tiempo la relación se tornó disfuncional. Ella ya no le resultaba divertida y tampoco le aportaba nuevas ideas ni conocimientos. Las "Reglas de conducta" 
que Albert Einstein le impuso por escrito en 1914 son una cruda muestra de su autoritarismo y, a su vez, del machismo y violencia sicológica que ejerció en contra de Mileva:

“A. Te encargarás de que:
  1. mi ropa esté en orden,
  2. que se me sirvan tres comidas regulares al día en mi habitación,
  3. que mi dormitorio y mi estudio estén siempre en orden y que mi escritorio no sea tocado por nadie, excepto yo.
B. Renunciarás a tus relaciones personales conmigo, excepto cuando estas se requieran por apariencias sociales. En especial no solicitarás que:
  1. me siente junto a ti en casa,
  2. que salga o viaje contigo.
C. Prometerás explícitamente observar los siguientes puntos cuanto estés en contacto conmigo:
  1. no deberás esperar ninguna muestra de afecto mía ni me reprocharás por ello,
  2. deberás responder de inmediato cuando te hable,
  3. deberás abandonar de inmediato el dormitorio o el estudio y sin protestar cuanto te lo diga.
D. Prometerás no denigrarme a los ojos de los niños, ya sea de palabra o de hecho.”

Con este tipo de imposiciones obviamente que las cosas no funcionarían nunca, por lo que los Einstein terminaron separándose en 1914. Einstein volvió a casarse en 1915 con una de sus primas, Elsa Einstein, quien también era divorciada y tenía dos hijas. Esta nueva relación marital fue como un necesario soplo de vida para el aún desconocido físico, ya que apenas un año después y con una inusual lucidez y energía dio a conocer su famosa Teoría General de la Relatividad.

Elsa fue la mujer sumisa que Einstein buscaba. En silencio y total sumisión supo mantenerse a prudente distancia, dedicada al hogar y facilitándole el trabajo de investigación. Su doméstica obediencia dio un paso mas cuando aceptó organizarle la agenda y restringirle el número de visitantes que aspiraban hablar con él, a medida que crecía su fama.

De los hechos se desprende que Einstein nunca necesitó una esposa sino una secretaria, y que no quiso formar una pareja científica ni conceder crédito alguno en su teoría a su ex esposa Mileva. Quizá por eso, de alguna manera le pagó por su aporte, al otorgarle el dinero que ganó por el Premio Nobel de Física.

Un detalle bastante revelador aportado por la feminista alemana Senta Trömel-Plözt 
es que, cuando Albert y Mileva se separaron oficialmente en 1919, el documento del divorcio incluyó una cláusula de que, en caso de recibir Einstein algún premio por los artículos publicados en 1905 en los Annalen der Physik, debía entregárselo íntegramente a Mileva. ¿Tenía la esperanza Mileva que ese trabajo revolucionaría al mundo? ¿Cómo pudo saberlo si no fue parte del mismo? Fue en los años de su vida conjunta, hasta 1914, cuando nacieron las obras más importantes de Einstein, por lo que algunos creen que el papel de su mujer era significativo, sobre todo en matemáticas, materia en la que alguna vez brilló en su Facultad.

Y fue así que en 1921 Albert Einstein ganó el Nobel de Física por sus publicaciones de 1905, y un año después le entregó la totalidad del dinero del premio a su ex-esposa. Y también hay que decirlo: Einstein era un misógino empedernido. Estaba convencido de que «muy pocas mujeres son creativas. No enviaría a mi hija a estudiar física. Estoy contento de que mi segunda mujer no sepa nada de ciencia». Decía también que «la ciencia agría a las mujeres», de ahí la opinión que tenía de Marie Curie: «nunca ha escuchado cantar a los pájaros». Aun así, dentro de ese machismo recalcitrante, fue quien acuñó la célebre frase: «¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio».

Mileva vivió hasta el último de sus días en Zúrich, en un apartamento con vista a la facultad en la que estudiaron juntos. El piso fue comprado justamente con el dinero del Premio Nobel.

Sirva este pequeño retrato de Mileva Maric como homenaje a esas miles, millones de abnegadas esposas y madres, que han sacrificado sus sueños, carreras e ideales, porque el instinto maternal y el amor han sido más fuertes que el estatus.  

http://www.sentadofrentealmundo.com

FRASE DE SABIDURÍA

Muchos hombres no se equivocan jamás porque no se proponen nada razonable.

- Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) Escritor alemán. 

21 de abril de 2012

NADA SERIO


 El marido murió y su voluntad fue dejar 40.000 euros para un buen entierro y una piedra conmemorativa.  Luego que se fueron los últimos acompañantes, la viuda se acercó a una de sus más queridas amigas y le dijo:

-Estoy segura de que mi marido estará feliz ... 


-Sí, tienes razón -le contesta la amiga, pero, ¿cuánto  costó  todo?

-40.000
 euros -le dijo la viuda.

La amiga muy sorprendida:  
-Todo estuvo muy bien, pero 40.000 euros me parece caro....

La viuda
 contesta: -1.500  euros para el funeral, 500 para  el servicio religioso, 500 para los bocadillos y la bebida y los otros 37.500 para la piedra conmemorativa 

-¿37.500 euros para una piedra? ¿ De qué tamaño es?