23 de abril de 2012

LUGARES, PIRAN, ESLOVENIA


 
Piran, Eslovenia

Piran es una ciudad costera situada en el suroeste de Eslovenia,  en la costa del mar Adriático,  propiamente en la península de igual nombre. Es uno de los mas importantes centros turísticos de Eslovenia.  Su proximidad con Italia hace que el italiano sea considerado también como idioma oficial además del esloveno.

El nombre Piran deriva del griego pyr (fuego) en referencia a las hogueras del antiguo faro que se levantó en la costa de la ciudad. Piran se menciona por primera vez por Anónimo de Rávena en su libro “Cosmographia” en el siglo VII  

La ciudad está rodeada por murallas medievales que están formadas por dos muros paralelos construidos entre los siglos VII y XVI.  Entre sus casas adosadas y sus calles estrechas aparecen numerosas obras de arte. 
 
La más visible y famosa es la iglesia de San Jorge (Cerkev Sv. Jurija) con su alto campanario construido por G. di Nodari y B. Torra en el siglo XVII. Además, San Jorge  es el patrón de Piran.

Piran es una ciudad de especial valor. Se trata del monumento cultural urbano mejor conservado de la Istria eslovena y la ciudad más cercana al mundano Portorož. Todas las vistas, de lejos y desde el aire, asombran, pero hay que acercarse a ver y vivir la arquitectura de la ciudad, con el fuerte influjo sobre todo de la República de Venecia, que ha caracterizado también otras ciudades istrianas.

Piran, a lo largo del tiempo, mantuvo su trazado medieval de callejuelas estrechas y casas apretadas que se levantan en escalones sobre la pendiente, el contacto con el mar, numerosas plazas y diez iglesias.

La plaza Tartini, que orgullosamente adorna el centro del casco histórico, debe su nombre al famoso violinista Giuseppe Tartini, quien diera a conocer el nombre de Piran al mundo y cuya estatua es el punto principal de la plaza.

Como un cálido abrazo, rodean la ciudad sus murallas, merced a las cuales Piran es un importante miembro de la Red europea de ciudades amuralladas. Piran en su totalidad es un monumento protegido, por ello sus habitantes viven principalmente del turismo y la temporada no tiene límites. 

Las manifestaciones al aire libre y en los diversos edificios que llevan el nombre de piraneses célebres de toda su historia, se suceden a lo largo de las cuatro estaciones.

En la colina sobre la ciudad se levanta la iglesia de San Jorge, patrono de Piran. De aquí se extiende la vista de Piran y sus alrededores, que a través del mar llega incluso a las costas italiana y croata. Dos hoteles, un albergue de la juventud, numerosas habitaciones particulares, iglesias, galerías, museos, el acuario: todo nos invita a llegar y quedarnos.

FRASE DE SABIDURÍA

Sean amables con sus hijos, ellos son quienes un día les esocgerán el hospicio.
- Anónimo

22 de abril de 2012

LA ROCA DETRÁS DEL GENIO


 
La roca detrás del genio,
la mujer de piedra

«Hace poco hemos terminado un trabajo muy importante que hará mundialmente famoso a mi marido». Cuando se le preguntaba a Mileva Maric por qué no firmaba los artículos que elaboraba junto a su esposo, su respuesta era: "Wir sind ein Stein!" (Somos Einstein), que en alemán significa "somos una piedra".


Mileva Maric y Albert Einstein se conocieron en la Universidad Politécnica de Zurich a finales del siglo XIX. Maric era la única mujer que estudiaba matemáticas y física en aquella universidad. En 1896 iniciaron una relación sentimental y Einstein estaba fascinado por la intensa colaboración intelectual que recibía de parte de su compañera serbia. A la única persona que disgustaba aquella relación era a la madre del genio, una alemana misógina y xenófoba, que nunca vio con buenos ojos a la serbia: «Ella es un libro igual que tú, pero lo que tú necesitas es una mujer. Cuando tengas 30 años, ella será una vieja bruja».

Como sea, la pareja estaba flechada porque ambos hablaban el mismo lenguaje: ella le dio clases de matemáticas (que nunca fueron el fuerte de Einstein), preparaban juntos sus exámenes y compartían el mismo interés por la ciencia y por la música. Einstein le escribió en 1900: «Estoy solo con todo el mundo, salvo contigo. Qué feliz soy por haberte encontrado a ti, alguien igual a mí en todos los aspectos, tan fuerte y autónoma como yo».

En 1902, Einstein se trasladó a la ciudad de Berna, Suiza, donde consiguió empleo en una oficina de patentes. Tras cinco años de convivencia Albert y Mileva terminaron casándose a comienzos de 1903 y tuvieron su primer hijo al año siguiente. En sus ratos libres, Einstein desarrolló, entre otras cosas, la Teoría de la Relatividad especial  que habría de revolucionar la física moderna. Los frutos de su trabajo fueron publicados en 1905, en la -en aquel entonces- prestigiosa revista Annalen der Physik

Esta es mas o menos la historia oficial, la que todos sabemos; pero se puede ahondar un poco mas en la vida privada del genio, en sus inicios y sobre todo, en la relación con su primera esposa.

Aunque Mileva fue una sobresaliente matemática, nunca terminó formalmente sus estudios, en cambio Albert pudo defender su tesis doctoral en 1905. Para 1908, Einstein consiguió finalmente un puesto de profesor en la Universidad de Berna. En cuanto a Mileva, el matrimonio la obligó a abandonar definitivamente la universidad y la física.

Existen varias cartas del noviazgo
en las que Einstein debate con ella sus ideas de la relatividad e inclusive se refiere a “nuestra teoría” y le da un trato de colega. A partir de estas evidencias hay estudiosos que concluyen  que las ideas fundamentales de la teoría de la relatividad fueron de Mileva Maric, quien no pudo continuar con su carrera puesto que se hizo cargo del cuidado de los hijos, uno con retraso mental, lo que desde luego le exigió mas cuidados maternales. Incluso ahora se sabe que engendraron una niña en 1902, antes de casarse, de la cual se sabe muy poco, solo que la entregaron en adopción.

Mientras ella cuidaba de sus hijos y renunciaba a la ciencia, Einstein desde su puesto académico tuvo el tiempo suficiente para concluir sus estudios y desde luego para desarrollar la teoría, de la que se sabe ahora, no todo el crédito era suyo. En esa pareja de físicos alguien tenía que cuidar a los niños, alguien tenía que lavar y preparar la comida; y ése fue el papel que Einstein y la sociedad patriarcal asignaron a Mileva, quien subordinó todas sus aspiraciones a los objetivos de su esposo y puso todos sus conocimientos a su servicio.

«Mi gran Albert ha llegado a ser célebre, físico respetado por los expertos que se entusiasman por él. Trabaja incansablemente en sus problemas. Puedo decir que solo para eso vive. Tengo que admitir, no sin vergüenza, que para él somos secundarios y poco importantes», escribía Mileva a unos amigos. Einstein a su vez admitía: «Nuestra vida en común se ha vuelto imposible, hasta deprimente, aunque no sé decir por qué».

Con el paso del tiempo la relación se tornó disfuncional. Ella ya no le resultaba divertida y tampoco le aportaba nuevas ideas ni conocimientos. Las "Reglas de conducta" 
que Albert Einstein le impuso por escrito en 1914 son una cruda muestra de su autoritarismo y, a su vez, del machismo y violencia sicológica que ejerció en contra de Mileva:

“A. Te encargarás de que:
  1. mi ropa esté en orden,
  2. que se me sirvan tres comidas regulares al día en mi habitación,
  3. que mi dormitorio y mi estudio estén siempre en orden y que mi escritorio no sea tocado por nadie, excepto yo.
B. Renunciarás a tus relaciones personales conmigo, excepto cuando estas se requieran por apariencias sociales. En especial no solicitarás que:
  1. me siente junto a ti en casa,
  2. que salga o viaje contigo.
C. Prometerás explícitamente observar los siguientes puntos cuanto estés en contacto conmigo:
  1. no deberás esperar ninguna muestra de afecto mía ni me reprocharás por ello,
  2. deberás responder de inmediato cuando te hable,
  3. deberás abandonar de inmediato el dormitorio o el estudio y sin protestar cuanto te lo diga.
D. Prometerás no denigrarme a los ojos de los niños, ya sea de palabra o de hecho.”

Con este tipo de imposiciones obviamente que las cosas no funcionarían nunca, por lo que los Einstein terminaron separándose en 1914. Einstein volvió a casarse en 1915 con una de sus primas, Elsa Einstein, quien también era divorciada y tenía dos hijas. Esta nueva relación marital fue como un necesario soplo de vida para el aún desconocido físico, ya que apenas un año después y con una inusual lucidez y energía dio a conocer su famosa Teoría General de la Relatividad.

Elsa fue la mujer sumisa que Einstein buscaba. En silencio y total sumisión supo mantenerse a prudente distancia, dedicada al hogar y facilitándole el trabajo de investigación. Su doméstica obediencia dio un paso mas cuando aceptó organizarle la agenda y restringirle el número de visitantes que aspiraban hablar con él, a medida que crecía su fama.

De los hechos se desprende que Einstein nunca necesitó una esposa sino una secretaria, y que no quiso formar una pareja científica ni conceder crédito alguno en su teoría a su ex esposa Mileva. Quizá por eso, de alguna manera le pagó por su aporte, al otorgarle el dinero que ganó por el Premio Nobel de Física.

Un detalle bastante revelador aportado por la feminista alemana Senta Trömel-Plözt 
es que, cuando Albert y Mileva se separaron oficialmente en 1919, el documento del divorcio incluyó una cláusula de que, en caso de recibir Einstein algún premio por los artículos publicados en 1905 en los Annalen der Physik, debía entregárselo íntegramente a Mileva. ¿Tenía la esperanza Mileva que ese trabajo revolucionaría al mundo? ¿Cómo pudo saberlo si no fue parte del mismo? Fue en los años de su vida conjunta, hasta 1914, cuando nacieron las obras más importantes de Einstein, por lo que algunos creen que el papel de su mujer era significativo, sobre todo en matemáticas, materia en la que alguna vez brilló en su Facultad.

Y fue así que en 1921 Albert Einstein ganó el Nobel de Física por sus publicaciones de 1905, y un año después le entregó la totalidad del dinero del premio a su ex-esposa. Y también hay que decirlo: Einstein era un misógino empedernido. Estaba convencido de que «muy pocas mujeres son creativas. No enviaría a mi hija a estudiar física. Estoy contento de que mi segunda mujer no sepa nada de ciencia». Decía también que «la ciencia agría a las mujeres», de ahí la opinión que tenía de Marie Curie: «nunca ha escuchado cantar a los pájaros». Aun así, dentro de ese machismo recalcitrante, fue quien acuñó la célebre frase: «¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio».

Mileva vivió hasta el último de sus días en Zúrich, en un apartamento con vista a la facultad en la que estudiaron juntos. El piso fue comprado justamente con el dinero del Premio Nobel.

Sirva este pequeño retrato de Mileva Maric como homenaje a esas miles, millones de abnegadas esposas y madres, que han sacrificado sus sueños, carreras e ideales, porque el instinto maternal y el amor han sido más fuertes que el estatus.  

http://www.sentadofrentealmundo.com

FRASE DE SABIDURÍA

Muchos hombres no se equivocan jamás porque no se proponen nada razonable.

- Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) Escritor alemán. 

21 de abril de 2012

NADA SERIO


 El marido murió y su voluntad fue dejar 40.000 euros para un buen entierro y una piedra conmemorativa.  Luego que se fueron los últimos acompañantes, la viuda se acercó a una de sus más queridas amigas y le dijo:

-Estoy segura de que mi marido estará feliz ... 


-Sí, tienes razón -le contesta la amiga, pero, ¿cuánto  costó  todo?

-40.000
 euros -le dijo la viuda.

La amiga muy sorprendida:  
-Todo estuvo muy bien, pero 40.000 euros me parece caro....

La viuda
 contesta: -1.500  euros para el funeral, 500 para  el servicio religioso, 500 para los bocadillos y la bebida y los otros 37.500 para la piedra conmemorativa 

-¿37.500 euros para una piedra? ¿ De qué tamaño es? 

                                    

FRASE SABIDURÍA

A los hombres fuertes les pasa lo que a los barriletes: se elevan cuando es mayor el viento que se opone a su ascenso.

- José Ingenieros (1877-1925) filósofo y escritor argentino.

20 de abril de 2012

NO PERMITAS QUE TE LLAMEN VIEJO


No permitas

que te llamen viejo


 En la juventud la belleza es un accidente de la naturaleza, En la vejez es una obra de arte. (Li Yu Tang, escritor chino. 1895-1976)

El arte de envejecer consiste en conservar alguna esperanza. (André Maurois, novelista y ensayista francés. 1885-1967)

La madurez es el arte de vivir en paz con lo que es imposible cambiar. (Anónimo).

Cuando envejecemos, la belleza se convierte en cualidad interior. (Ralph Waldo Emerson, clérigo, 1803-1882)

Para el profano, la tercera edad es el invierno; para el sabio, es la estación de la cosecha. (Anónimo)

En los ojos de los jóvenes vemos lágrimas, pero es en los ojos de los mayores donde vemos la luz. (Víctor Hugo, escritor francés, 19802-1885)

No es viejo aquel que pierde su cabello, sino su última esperanza.
No es viejo el que lleva en su corazón el amor siempre ardiente,
No es viejo el que mantiene su fe en sí mismo, sanamente alegre, convencido de que para el corazón no hay edad. (Anónimo)

Viéndolo bien, no somos tan viejos, lo que pasa es que tenemos muchas juventudes acumuladas. (Francisco Aramburo)

Amamos las catedrales antiguas, los muebles antiguos, las monedas antiguas, las pinturas antiguas y los viejos libros, pero nos hemos olvidado por completo del enorme valor moral y espiritual de los ancianos. (Lin Yutang)

Hay que estar agradecidos de nuestra edad, pues la vejez es el precio de estar vivos. (Anónimo)

Cuando ya se han cumplido 80 años –o estamos cercanos, todo contemporáneo es un amigo (Igor Stravinsky).

Goethe concluyó Fausto a los 82 años.
Tiziano pintó obras maestras a los 98.
Toscanini dirigió orquestas as los 87.
Edison trabajaba en su laboratorio a los 83.
Benjamín Franklin contribuyó a redactar la Constitución de los Estados Unidos a los 81.
El venezolano Jacinto Convit está a punto de concretar el desarrollo de una vacuna contra el cáncer a los 96 años.

Entonces, ¡adelante!

No habrá fuerza capaz de detener a quien sueña,
a quien construye aún sobre las cenizas,
a quien ama,
a quien espera de la vida el momento mágico de una ilusión,
a quien no olvida que el tiempo pasó,
sí, pero no se llevó consigo su corazón.

Por tanto, sueña, construye, ama, espera y...
¡No permitas que te llamen viejo!

FRASE DE SABIDURÍA

Cuídate del halago del que busca beneficio de ti.

- Emilio A. Cosío (1926-2011) Escritor y humorista cubano.

19 de abril de 2012

SIERVO, AMIGO Y PASTOR


 
Siervo, amigo y pastor

Por el Rev. Martín N. Añorga

Escribir este artículo es una difícil tarea. Se trata de hablar de uno de mis mejores amigos, un sacerdote a quien he querido entrañablemente y con quien he compartido bellas experiencias de la vida, mi hermano de luchas y esperanzas, Monseñor Agustín A. Román, sacerdote eminente de la Iglesia Católica, Obispo Auxiliar Emérito, pastor de pastores, servidor incansable de la comunidad cristiana y de la sociedad en general, líder respetado en muchos ámbitos del mundo por su defensa heroica de los derechos humanos y hombre de recia y profunda espiritualidad.

Yo recuerdo de manera muy particular al padre Román en su desempeño como capellán del Hospital Mercy durante los años 1967 al 1973. Fue a finales del año 1968 cuando me ingresaron por Emergencias en el Hospital Mercy. Unos dieciocho días, muchos de los cuales pasé en la Unidad de Cuidados Intensivos, estuve recluido en el recinto hospitalario. Muchas cosas he olvidado de esos días; pero algo que ha quedado permanentemente grabado en mi memoria era la visita diaria, casi al amanecer, del hoy mi gran amigo Monseñor Román.

Sus palabras de consuelo y de ánimo me fortalecieron en la dura travesía que me tocó andar. Cada día, después que el pastor de almas que era Monseñor Román me visitaba, se dirigía al vestíbulo donde velaban por mi salud mi esposa, mis hijos pequeños y algunos feligreses de la Iglesia que entonces pastoreaba. Los reunía y los llevaba a todos a la Capilla para organizar un servicio de oración. Andando los años he oído extraordinarios testimonios sobre el ministerio pastoral del entonces joven sacerdote, que cumplió sus 40 años de edad siendo capellán del Hospital. "Lo veía entrar a mi habitación y sentía que era un ángel que me enviaba el Señor", he escuchado decir a muchos.

La vida de Agustín A. Román ha sido extraordinaria. Fue ordenado como sacerdote en Cuba el 5 de julio de 1959, siendo asignado a la Diócesis de Matanzas, en cuya jurisdicción ejerció ministerio pastoral en las parroquias de Coliseo-Lagunillas y Pedro Betancourt, al tiempo en que se desempeñaba como Director Espiritual de la Juventud Católica. El nació en el pequeño y simpático pueblo de San Antonio de los Baños y sabía desempeñarse con noble habilidad en comunidades campesinas.

Poco tiempo pudo el soñador sacerdote desempeñar sus labores eclesiales en Cuba. El 17 de septiembre del año 1961 fue abruptamente expulsado de la Isla en el barco Covadonga, junto a otros 130 sacerdotes, entre los que se encontraba el Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de La Habana, Eduardo Tomás Boza Masvidal. Sin documentos de identificación y sin ni siquiera un pasaporte, se convirtió en un personaje propio de una novela de Virgil Gheorghio. Durante los años 1962 al 1966 fue el Director Espiritual y Profesor del Instituto de Humanidades en Temuco, Chile, al tiempo en que prestaba servicios pastorales en una parroquia de la comunidad.

Tal como lo contaba Román, llegó a la Arquidiócesis del Gran Miami en el año 1966, siendo recibido en la vieja parroquia de San Juan Bosco por otro santo hombre de Dios, el Padre Emilio Vallina. Allí, ambos héroes de la fe recibieron a miles de cubanos que llegaban como refugiados de la Isla encadenada por el comunismo, sin recursos, sufriendo la agonía del desamparo. En San Juan Bosco hallaron el camino de la esperanza y lograron superar la inseguridad del destierro.

Posteriormente fue enviado a la Catedral Saint Mary, donde hizo labor pastoral entre los hispanos de la comunidad circundante a la Catedral, y finalmente fue asignado a concretar el proyecto de la construcción física y espiritual de la Ermita de la Caridad, obra a la que dedicara consecutivamente 40 años de su vida sacerdotal. La Ermita es hoy día un Santuario al que acuden personas de todos los puntos cardinales de Estados Unidos y de muchos países del mundo. Sin acudir a fortunas ajenas, dependiendo de la sencilla generosidad del pueblo, se llegó a levantar el símbolo religioso más visitado de todo el sur de la Florida.

Increíblemente, Monseñor Román, inmerso en la demandante obra de la Ermita, halló tiempo para ejercer un extraordinario ministerio cristiano de proyección cívica participando como conciliador en los conflictos relacionados con presos cubanos en las cárceles de Oakdale y Atlanta en los atareados días del éxodo del Mariel. Varios viajes, a veces intempestivos, tuvo que realizar el consagrado sacerdote a escenas en las que se produjeron altercados entre los presos y sus guardianes que derivaron en sucesos de violencia. Las autoridades norteamericanas depositaban toda su confianza en los esfuerzos de Monseñor Román, y a la vez los encarcelados por delitos supuestamente cometidos en Cuba y no en los Estados Unidos, reclamaban respeto para sus derechos y exigían una comparecencia judicial en la que se aclararan sus casos respectivos. Entre ambos polos el pastor sereno y audaz alcanzó objetivos que algún día la historia se encargará de reseñar.

Hablar de Agustín A. Román no es fácil hacerlo en apretadas líneas. No podemos ignorar, sin embargo, su extraordinario interés en las relaciones ecuménicas. El ha sido el promotor de la creación del Grupo de Trabajo de Guías Espirituales en el Exilio. Sus brazos están permanentemente abiertos para recibir a hermanos y amigos de otras vertientes. Para él, todos los que aman a Dios y se saben redimidos por la sangre de Cristo eran sus hermanos verdaderos.

Si se me preguntara cuál ha sido el don más significativo en la vida y el ministerio de Agustín Román, sin vacilaciones usaría una sola palabra: su humildad. El sencillo sacerdote era un hombre ilustrado, poseedor de varios títulos académicos, orador convincente, consejero y orientador de alta calidad y con muy abundantes frutos, organizador y trabajador incansable; pero sin salirse jamás de la preciada ruta que le marcara como ejemplo San Francisco de Asís.

Monseñor Román y el que escribe estas palabras somos prácticamente de la misma edad. Unos dieciséis meses he sido "más viejo" que él. A menudo le recordaba que siendo yo mayor, debía obedecerme, y le rogaba que atenuara su ritmo de vida, que no asumiera tantas responsabilidades como las que atendía y que se diera un tiempo para cuidarse a sí mismo. Su réplica era siempre la misma: "Dios me llamó para que le sirviera, y quiero morir sirviéndole". Su deseo fue complacido por el cielo: murió en su automóvil, "con las botas puestas", rumbo a una clase que impartía semanalmente a determinados miembros de su congregación.

Uno de los grandes honores que me ha dispensado Dios es el de permitirme una cercana y fraterna amistad con este extraordinario servidor suyo. Puedo definirlo como un líder de proporciones gigantescas, al tiempo en que lo he visto comportarse como un siervo humilde y dedicado. Sabía mezclar su investidura con los polvos de los caminos cotidianos y amó a Dios de tal manera que lo amaba en las manos empobrecidas de los necesitados, en las rodillas que alababan a Dios y en las abrumadoras demandas que se ve precisado a satisfacer.

Creo que en Miami -y en otros muchos lugares- le debemos mucho. Yo, por lo menos, tengo deudas impagables de gratitud para con este profeta de Dios que transformó con su trabajo y su mensaje a vidas incontables.

Recientemente, estando aún vivo, aunque aquejado de varias enfermedades, pudo ver su nombre identificando el tramo de la avenida que sirve de pórtico al santuario de la Ermita. Los que crean que poniéndole a una importante calle el nombre del Obispo Román lo han honrado, quizás estén en lo cierto. Pero de una cosa yo estoy seguro. La que de veras se ha honrado con esa designación ha sido la ciudad de Miami. No me parece que en el país tengamos a muchas ciudades que hayan disfrutado del ministerio de un sacerdote de la personalidad y estatura espiritual que fuera este hombre de Dios.

Monseñor Román recibió decenas, por no decir centenares, de placas y diplomas, proclamaciones de numerosas ciudades, cuadros y fotografías emblemáticas, y en fin, tantos honores que no habría pared lo suficientemente amplia para exhibirlos, pero en su modestísima oficina solamente estaba la imagen de su amada virgencita y una foto preciosa del mar sobre cuyas orillas se recuesta el edificio de la Ermita.

Agustín Aleido Román, sin despreciar las bondades que los demás le dispensaban, se asía solamente de este lema bíblico: "¡Ay de mí si no evangelizo!"

Precisamente esa fue su misión, y en realizarla gastó, hasta el último aliento de su valiosa vida.

Hoy lo recuerdo con una lágrima fraterna y le digo con orgullo que pronto volveremos a encontrarnos, y ya para nunca más separarnos, disfrutando de la gloria en los cielos de Dios.
Recibido de Rogelio Zelada

PALABRA DE CUBANO


PALABRA  DE  CUBANO

Por Amelia María Doval

Algunos cubanos, como yo, nacimos después de 1959 ya cuando Fidel Castro llevaba más de 8 años diciendo mentiras y robando sin tener escrúpulos, repartiendo lo que no le pertenece porque aquello que considera suyo, no se lo entrega a nadie, y ni hablar del poder que detrás de una falsa renuncia escondió la cobardía de presentarse a elecciones.

Para entonces muchos otros cubanos habían tenido la valentía de defender sus derechos ante los ineptos que se apoderaban de un país en desarrollo para, sumados a la incapacidad de su líder comenzar a destruirlo(no es palabra de gusanera es realidad histórica-económica), sin necesidad de un embargo convertido en bloqueo, justificación mundial de la ineficiencia de crear para el futuro. Esos hombres, los primeros verdaderos mártires, murieron  ante el paredón de fusilamiento o estuvieron en prisión por muchos años, tantos que la rabia se apoderó de ellos.

Pasado el tiempo, hubo quienes se sumaron a la protesta y decidieron enfrentarla dentro o fuera, y al lograr salir del país siempre tuvieron un lugar donde llegar, una tierra que los acogió proponiendo más que exigiendo un buen comportamiento social e incorporarse a la voluntad de mejorar, porque sin trabajar no se escapa de la rueda de la miseria. Los primeros cubanos que arribaron a otras tierras dejaron un camino abierto, cortaron el marabú que obstruía el desarrollo y propiciaron lo necesario para aquellos que como yo llegamos mucho después. No importa si esos a quienes se refieren con despotismo tienen sus rezagos, sus odios y sus recelos, justificados están y de errores estamos construidos los humanos. Esa “gusanera de Miami”, levanta la voz por el bienestar de cada cubano y aunque algunos pueden criticar con palabras y gestos jamás han negado el derecho de existir de los que vienen a acusarlos y además  a comer de ellos.

Sería bueno y positivo que muchos de esos que critican desde allá y algunos desde su disfraz aquí, también hagan un aparte para reconocer que muchas familias cubanas en la Isla ( no digo archipiélago porque los cayos son zona vedada para el cubano promedio), comen, visten y disfrutan gracias a los grandes sacrificios de los que “están afuera”, no del gobierno que sólo discursea y reprime.

Las medicinas que no son donación de los grandes fabricantes y están restringidas en Cuba, son llevadas, suministradas por los de aquí. Los negocios que allá se han movido después de la supuesta apertura económica han venido propiciados por el empujón de una “gusanera” que trabaja para sostener un país miserable, consumido en política barata y discursos caducos, además de abrirse a una crítica absurda que ataca sin respeto a quienes le deben lo que poseen y no miento: después de 1959 muy pocas construcciones que realmente valgan el derecho a mantenerse en pie se han logrado, la mayoría disfruta de lo que a otros le quitaron y ahora viven de su esfuerzo también.

La “gusanera” de Miami, tiene organizaciones que envían cada mes sillas de ruedas, pampers para enfermos, comidas, medicinas y otros productos a enfermos críticos en Cuba que no reciben ayudas de ese gobierno que se vanagloria de los éxitos médicos escondidos en ineficiencias justificadas. Esa “gusanera” permite que usted y yo tuviéramos las puertas abiertas una vez  aquí sin importarle si está o estuvo en contra o a favor, sin embargo trate de hacer lo mismo en la finca de los Castro y sabrá los resultados.

Esa “gusanera de Miami”, que fue expulsada de su país o escapó, sin permitirle reclamar los bienes ganados con su trabajo, hoy puede mostrar con orgullo todo lo alcanzado porque en el mismo periodo de tiempo, con menos recursos, fuera de su país, comenzando desde cero, en otro idioma, sin asistencia médica, traumatizados algunos por las pérdidas de familiares y otros por la separación de sus orígenes, hoy han levantado un imperio de grandeza que pueden mostrar al mundo, sin embargo los otros, los que critican, vociferan, acusan y se regodean orgullosos en la inercia y la vagancia, consentidos por la costumbre de vivir de migajas y sin otra ambición que consumir sin aportar, sólo han podido demostrar su incapacidad para construir, progresar, luchar y batallar.

A quienes critican, censuran y acusan, les sugiero producir, trabajar e intentar levantar un país con el sudor de su sacrifico para luego tener la vergüenza y el honor de  proponer una comparación, tienen lo necesario sólo necesitan coraje y voluntad.

Miami, tiene el sello de varias culturas, de diversas costumbres que sumadas y multiplicadas a la idiosincrasia del pueblo americano han permitido sobresalir a una comunidad de gente luchadora que tiene el derecho de criticar porque todo lo que posee es resultado de su esfuerzo. Si usted, el acusador de dedo largo puede llegar a este país y demostrar que tiene el poder de avanzar, nadie lo señalará, ni lo llevará a prisión, podrá estudiar con ayuda del gobierno, trabajar quizás en un negocio de cubanos que es próspero y permitirá que usted pague sus cuentas decentemente sin robar o engañar y por si fuera poco enviar a los suyos que están detrás. Deténgase un momento ante su avalancha de miseria humana y su envidia de pobre con egoísmo, súmese a los que creen en el respeto y el progreso, desde adentro, sin gritarlo sólo reconozca que en 50 años de vida activa usted puede lograr menos en su CUBA que en un año de existencia común en este Miami.

 Si usted no pierde tiempo, estudia, trabaja no importa si en uno o dos o tres empleos, llegará a su casa cansado, pero sentirá el agotamiento de saber que puede producir su sustento y no tiene que robarlo, negociarlo o esconderse. ¿Hay diferencia, verdad?, allá vive del cuento de creer que vive, aquí vive de su esfuerzo que no es un cuento, es la vida. La “gusanera de Miami” y la de Venezuela, gritan con los bolsillos llenos, usted vocifera esperando que se los llenen con la migaja del sumiso. ¡qué pena de ser humano, porque no tiene el valor de defender sus derechos y crítica a quien tuvo la valentía de hacerlo! Señor, compañero en su jerga, colóquese el ropaje de hombre, la educación de humano, el respeto de ciudadano y deje de vivir como un animal domesticado para pensar por su cerebro y producir con sus manos.
 AMELIA M DOVAL
"La vida no se vive por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento"