21 de marzo de 2012

EDITORIAL DEL WASHINGTON POST SOBRE LA VISITA DEL PAPA A CUBA


Editorial del Washington Post, el 19 de marzo de 2012

¿Puede el Papa llevar esperanza a los cubanos?


¿Cómo está preparándose Cuba  para la visita del Papa Benedicto XVI la semana próxima? Para silenciar a los disidentes, por supuesto.

Al menos cuatro grupos fueron detenidos durante el fin de semana, incluyendo los líderes y la mayoría de las miembros de las Damas de Blanco, grupo que periódicamente marcha en apoyo de los presos políticos. Muchos fueron liberados el lunes, pero pueden esperar acoso regular en los próximos días. La táctica del régimen ahora es llevar a cabo detenciones a corto plazo en lugar de encarcelamientos formales: según la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, solamente en febrero hubo más de 600 detenciones. 

Si es que el papa Benedicto o la Jerarquía Católica cubana bajo el cardenal Jaime Ortega están preocupados al respecto, no dan muchas señales de ello.    Hasta ahora, el Pontífice no ha respondido a los llamamientos de las Damas de Blanco y otros grupos disidentes que aspiran a unos minutos de su tiempo durante los tres días que pasará en Cuba. Sin embargo, ha programado dos reuniones con Raúl Castro y dio a conocer que estará "disponible" si Fidel Castro quiere reunirse con él. El cardenal Ortega, por su parte, pidió a la policía que expulsara a 13 disidentes que acamparon en una iglesia de La Habana la semana pasada, en un intento de lograr que el Papa hablara con los Castro acerca de los derechos humanos.


La frialdad de la Iglesia hacia los pacíficos activistas pro-democracia  no es nada sorprendente. Desde 2009, el cardenal Ortega se ha convertido en un socio de facto de Raúl Castro, reuniéndose con él regularmente y alentando sus limitadas reformas. La Iglesia ayudó a negociar la liberación de más de 100 presos políticos y no se opuso cuando la mayoría de ellos fue  presionada a emigrar a España. El Cardenal ha cabildeado en Washington para el relajamiento de las sanciones de U.S. contra Cuba y el mismo Papa pronunció un discurso el viernes pidiendo el levantamiento del embargo comercial de Estados Unidos. La visita del Papa Benedicto, la primera de un Pontífice desde que Juan Pablo II recorriera la isla en 1998, parece encaminada a reforzar lo que la Iglesia ve como un proceso gradual de reforma pacífica encabezada por el régimen.

El problema es que, como Raúl Castro ha dejado claro, la democracia liberal no participa en su estrategia. Por el contrario, espera que Cuba siga la ruta de Vietnam o China, abriendo su economía suficientemente para estabilizar un régimen de partido único. Que podrá funcionar para el cardenal Ortega, pero que no satisface a la oposición de Cuba. Unos 750 activistas enviaron una carta al Papa Benedicto advirtiendo que su visita "sería como enviar un mensaje a los opresores de que pueden seguir haciendo lo que quieran, que la Iglesia lo permitirá".

¿Cómo podría evitar el papa Benedicto el enviar ese mensaje? Podría reunirse con las Damas de Blanco. También podría presionar a los Castro para detener la persecución de los activistas democráticos y liberar a quienes permanecen en prisión. Debería incluir al estadounidense Alan Gross, quien está cumpliendo una pena de prisión de 15 años por entregar computadoras y conexiones a Internet por satélite a la comunidad judía de Cuba, como un contratista de la Agencia de los Estados Unidos para el desarrollo internacional.

El Vaticano está en su derecho de apoyar un cambio en Cuba, pero se equivoca al suponer que ello pueda ocurrir sin que haya una mayor presión sobre el régimen y sin la cooperación de opositores pacíficos.
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Original
March 19, 2012 Washington Post Editorial
Enviado por José Alonso

BUZÓN DEL PAPA


Buzón del Papa:



CARTA ABIERTA AL PAPA BENEDICTO XVI.       

Por Carlos Cabezas

Santo Padre:

Las palmas arrogantes que se bambolean por el viento y al son del tambor, anuncian junto al cálido sol que ilumina la verde manigua al tiempo que le da transparencia a las aguas, la presencia del archipiélago cubano, donde su forma de caimán refleja múltiples ergástulas en esa tierra bendita que Ud. pisará próximamente, en una visita pastoral como peregrino del amor y la esperanza.

¡Cuba le espera Santo Padre!, y lo hace con alegría y regocijo aunque por dentro sus laceraciones no dan más por una cruel y vieja dictadura que estigmatiza a sus hijos, y dejó en los pelotones de fusilamiento a los más bellos y dignos, que no tuvieron la fortuna de quienes hemos padecido pero seguimos vivos, para pedirle hoy que no nos abandone.

Santo Padre, quizás sus pasos en Cuba chapoteen la sangre de los mártires que, gritando ¡Viva Cristo Rey!, pasaron a formar parte del martirologio cubano, mártires que le recibirán y marcharán a su lado junto a los feligreses que le aman, pero que serán invisibles para quien no quiera verlos. Solo las almas puras podrán detectar el aroma que sus ejemplos irradian. Sé que usted es sensible al dolor de nuestro pueblo, aunque sus más cercanos colaboradores en el Vaticano no opinen así.

La Iglesia que vive y trabaja en Cuba se ha preparado fuertemente para este acontecimiento y el gozo que experimenta se ve opacado por el recrudecimiento de la represión contra mujeres valerosas como las Damas de Blanco, así como contra opositores políticos y activistas por los derechos humanos. Su Santidad, la represión es transparente en el aspecto político, pero existe también en lo social, religioso, económico, racial y generacional, por no mencionar que abarca todo el ámbito cubano, típico de las tiranías.

Su visita es pastoral y no debe ser manipulada por mí ni por nadie. Aprendí cuando estudiaba Filosofía que los valores espirituales son generales y universales, que lo que no es bueno para unos, no es bueno y lo que es bueno para todos, si es bueno. Interpreto el sentimiento de muchos que no queremos que se meta en política, pero sí esperamos que como buen hombre Siervo de los siervos de Dios, se deje interpelar por quien usted representa en la Cátedra de Pedro. Ese Jesús que se le apareció al apóstol Pedro cuando huía de Roma, e hizo que éste cambiara su mentalidad y actitud regresando a enfrentar la muerte por el anuncio del Evangelio hasta las últimas consecuencias. No nos defraude, cumpla con su compromiso de jefe de Estado que visita a un país con quien tiene relaciones diplomáticas, pero ténganos presente.

Mejor dicho Santo Padre, que los cantos de sirena no le hagan olvidar a los presos políticos actualmente en las cárceles o en celdas tapiadas, no olvide a sus feligreses que vivieron una noche oscura durante más de 50 años y que hoy no se libran de ella, no olvide el llanto de los niños que fueron hundidos en el transbordador “13 de marzo” y el grito de sus madres y padres que no pudieron parar la masacre, no olvide a los que desde niños fuimos marcados por la bestia por el crimen de practicar nuestra Fe, no olvide a los Hermanos al Rescate asesinados en el aire, no olvide que es bueno buscar espacios para la Iglesia, pero vaya a la raíz del problema y que el espacio a buscar abarque al pueblo en libertad y democracia.

No soy nadie para darle lecciones, usted supera mi inteligencia y capacidad y sabe muy bien cuál es su deber. Perdone si al recordarle estas cosas lo ofendo, no es mi intención. Amo a la Iglesia y a Ud. como Vicario de Cristo, amo a la Iglesia en Cuba como a sus obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos, seminaristas, laicos y catecúmenos, aunque pueda disentir de algunas de sus posiciones.  

Santo Padre, Cuba es bella, pero el cubano lo es más. Hay cubanos en la Patria y otros estamos en el exilio. Se nos habla de reconciliación y es válido, pero las víctimas del régimen totalitario no tenemos con quién reconciliarnos porque nunca hemos dejado de amarnos, y reconciliarse con la dictadura sería como hacerlo con el pecado, con el mal, y eso la Iglesia no lo acepta, porque aunque lleguemos a amar y perdonar al pecador, no lo podemos hacer con el pecado que todavía comete.

Pido a María de la Caridad, cuyo cuarto centenario del hallazgo de su imagen Ud. va a conmemorar, que le haga sitio en su barca, para ser junto a ella amor.

Carlos Cabezas

FRASE DE SABIDURÍA

La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda.

- Voltaire (1694-1778) Filósofo y escritor francés

DIME QUIÉN SOY



Dime quién soy

Marlene María Pérez Mateo

Julia Navarro comenzó en este mundillo de la literatura  casi por accidente. En unas vacaciones extendidas un tanto para derrotar el aburrimiento leyó el obituario de un periódico y de allí el resto ya sabido. He ido leyendo sus obras en la misma cronología en que fueron saliendo de su pluma, con excepción de una “La sangre de los inocentes”. Sus logros en la ficción son mayores que dentro del periodismo, siendo este su real profesión.

                    Inicialmente su trabajo la llevo a la radio, la televisión, la política y ahora es la novela quien la acoge como una de sus favoritas huéspedes.

                     En febrero del 2011 la editorial Vintage se arriesgó a una aventura con puerto seguro. Era un libro de 1097 paginas, no muy común hoy en el momento que todo es breve y sintético. Sin dudas un riesgo que valía la pena.

                      La narración es basada  en la relación bisnieto-bisabuela nada común. Para empezar ni se conocían y para terminar se compenetraron  casi totalmente. Amelia Garayoa  vive un existir casi increíble. Ella es una protagonista del siglo XX a todo dar. Su vida es una suma de aciertos y desaciertos. Se lleva tras si hijo, esposo, familia, y se inventa a su modo un universo con los elementos del tiempo que le tocó vivir, muchos de ellos nada halagüeños. Guillermo Carranza, un reportero desempleado encuentra en el hecho de desempolvar  la genealogía de los suyos un modo de vida y un sentido existencial.

                       La lectura es fácil. Es de esos libros recomendables, pero no a ciegas pues su carga emotiva es fuerte y muchas veces tensa. En cierta medida es de envidiar el número de protagonistas del pasado siglo llevados a esas páginas, sin llegar a ser desmesurado.

                       Para Julia Navarro el siglo XX terminó con la caída del muro de Berlín y allí concluyó también el de Amelia. A confesión de la autora la motivación de su libro está en su propia familia, en un miembro muy cercano. No es de dudar, muchas familias españolas pasaron por eso y mucho mas. Los pasados cien años van cargados con el peso de dos guerras mundiales, confrontaciones  civiles y el totalitarismo en su mayor expresión.

                     Aunque no estamos frente a una clase de historia ni con mayúsculas ni sin ella, su decursar es una reflexión de un pretérito no tan lejano del cual tenemos aun consecuencias y secuelas. Dicen que quien no conoce el pasado repite el error, mas vale no se nos olvide.

Marlene María Pérez Mateo
Marzo 2012

20 de marzo de 2012

DOÑA PRIMAVERA



Doña Primavera

Gabriela Mistral

Doña Primavera
viste que es primor,
viste en limonero
y en naranjo en flor.

Lleva por sandalias
unas anchas hojas,
y por caravanas
unas fucsias rojas.

Salid a encontrarla
por esos caminos.
¡Va loca de soles
y loca de trinos!

Doña Primavera
de aliento fecundo,
se ríe de todas
las penas del mundo...

No cree al que le hable
de las vidas ruines.
¿Cómo va a toparlas
entre los jazmines?

¿Cómo va a encontralas
junto de las fuentes
de espejos dorados
y cantos ardientes?

De la tierra enferma
en las pardas grietas,
enciende rosales
de rojas piruetas.

Pone sus encajes,
prende sus verduras,
en la piedra triste
de las sepulturas...

Doña Primavera
de manos gloriosas,
haz que por la vida
derramemos rosas:
 
Rosas de alegría,
rosas de perdón,
rosas de cariño,
y de exultación.