27 de febrero de 2012

RECETA, HUEVO FLOR CON TORTA DE PATATA Y CHORIZOS

Receta de Karlos Arguiñano, muy sencilla y rápida de preparar y utiliza ingredientes básicos, por lo que puede ser muy útil a la hora de improvisar una comida o cena.


Ingredientes para 4 personas:

8 huevos
150 gr de chorizo
2 patatas
agua
aceite de oliva virgen extra
sal
perejil para decorar.

Pela y corta el chorizo en lonchas finas (al biés). Extiende una lámina de papel de hornear sobre la placa del horno, coloca las lonchas de chorizo y cubre con otra lámina de papel. Hornea a 180º C durante 15 minutos (con el horno precalentado). Reserva los chorizos crujientes en un plato con papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.

Para hacer la torta de patata, pela las patatas y córtalas en rodajas finas con una mandolina o con un cuchillo. Unta una sartén con aceite y coloca las patatas como si fueran pétalos de flor. Cocínalas a fuego lento hasta que se doren. Repite la operación hasta obtener cuatro tortas, Pásalas, con cuidado, a una bandeja para horno y hornea durante 5 minutos a 160º C con el chorizo precalentado. Reserva.

 Para hacer los huevos-flor, corta 8 trozos grandes de papel film. Colócalos de uno en uno sobre una taza y haz  un hueco. Unta con un poco de aceite, casca un huevo encima, sazona con sal, ciérralo bien y ata con una cuerdita. Prepara  los 8 huevos de esa manera. Pon abundante agua en una cazuela  y cuando empiece a hervir introduce los huevos envueltos. cuécelos a fuego lento durante 4-5 minutos. Sácalos, retira la cazuela y quítales el papel film con cuidado de no romperlos.

Coloca la torta de patata en el fondo del plato y pon encima dos huevos en flor. Pon a punto de sal. Acompaña  con unos crujientes de chorizo y decora con una ramita de perejil. 

Consejo: para comprobar si un huevo está crudo o cocido, basta colocarlo sobre un cucharón y empezar a darle vueltas. Si no se levanta indica que está crudo, en cambio, si se pone "de pie" es señal de que está cocido.  

CARTA DE UNA LECTORA A "EL NUEVO HERALD"

Carta de una lectora de "El Nuevo Herald" en referencia a  un artículo publicado el pasado viernes 24 de febrero sobre el Senador Marco Rubio:

Escribo en referencia al artículo publicado en la primera página el viernes 24 de febrero sobre Marco Rubio, aun estando segura que no será publicado pero creo que al menos alguien en la redacción lo leerá. 

Para comenzar quiero expresar que ese artículo no es digno de ser publicado en la primera plana de un periódico que se precie de ser importante.

Que si Marco Rubio fue bautizado mormón cuando tenía sólo 8 años (¿Y?)
¿"Perfil más complicado" porque visita una iglesia evangélica? (¿Y?)
Le gustan los sermones de un iglesia afiliada a la iglesia Bautista del Sur (¿Y)

¿Cuál es el problema? ¿Saben los autores de este detallado artículo que el Papa Juan Pablo II abogó por el ecumenismo? ¿Y que para llevar a cabo el ecumenismo tenemos todos que cooperar, no sólo el Vaticano y los Obispos?

Tengo 73 años, he sido católica practicante toda mi vida y admiro a muchos otros cristianos que no pertenecen a mi religión; además me gustaban muchísimo los sermones del Rev. Kennedy (qepd) de la iglesia Presbiteriana y siempre que podía los escuchaba; me gusta mucho oír al Rev. Añorga. ¿Esto me hace menos católica?

Por favor, les pido a los "autores teólogos" de este escrito que con la misma  exactitud de fechas y detalles escriban un artículo sobre la religión del Presidente Barack Hussein Obama desde que nació (¿dónde?) hasta el día de hoy. Eso si va ser digno de Primera Plana, pero, claro, eso no lo voy a conseguir porque el "doble estándar" se impone y hay que ser "POLITICAL CORRECT".

Aún así, creo que tenemos derecho a esperar ese artículo, porque lo que es justo para el Sr. Rubio, debe ser justo para el Presidente Obama.

Atentamente,
Delsa Durán
9950 SW 37 St.
Miami FL 33165

¿QUÉ NOS DIRÍA MARTÍ?

Amigos y directores del Center for a Free Cuba,
Este 24 de Febrero, cuando muchos cubanos en la isla y alrededor del mundo se reúnen para dar a conocer los terribles crímenes del castrismo, el Centro para Cuba Libre distribuye el discurso "Qué nos diría Martí" del intelectual y autor de numerosos libros sobre Cuba, Néstor Carbonell Cortina. El Dr. Carbonell es miembro del Board of Trustees del Centro pasra Cuba Libre.
Frank Calzon.


 
¿Qué nos diría Martí?

Néstor Carbonell Cortina

(Fragmentos del discurso pronunciado por Néstor Carbonell Cortina en la Cena Martiana, celebrada por la Junta Patriótica Cubana en Miami, el 28 de enero del 2012).

Cumplimos hoy un deber patriótico, no sólo honrando en su aniversario a la figura cumbre de nuestra historia, José Martí, sino extrayendo de su portentosa hazaña el ejemplo que nos estimule y las enseñanzas que nos guíen en esta fase decisiva de la lucha contra el régimen que subyuga a Cuba.

Martí fue eximio orador, poeta, escritor, periodista, que mereció el encomio de las luminarias de las letras—desde Unamuno a Sarmiento, desde Rubén Darío a Gabriela Mistral. Pero Martí fue, sobre todo, patriota. Patriota que llevó grabada en su conciencia la palabra sacrificio. Patriota que proclamó como divisa la libertad sin ira, la justicia sin encono. Patriota que luchó, sufrió y murió en pos de la independencia, con Cuba en el corazón y la estrella solitaria en la frente.

Martí se consagra como líder aglutinante y hombre de acción en los últimos cuatro años de su vida, tras renunciar a las representaciones consulares y otros cargos para dedicarse de lleno a la causa de la libertad de Cuba. Este capítulo estelar de su cruzada comienza en noviembre de 1891 con su primer viaje al sur de los Estados Unidos, a Tampa, invitado por el veterano de la guerra del 68, Presidente del Club Ignacio Agramonte y patriarca de Ybor City, Néstor Leonelo Carbonell. Fue allí, en Tampa, que Martí pronunció sus dos discursos más elocuentes—Con Todos y Para el Bien de Todos, y Los Pinos Nuevos. Fue en Tampa, y después en Cayo Hueso, que electrizó a los emigrados, selló la alianza clave entre los añosos robles del 68 y los pinos nuevos del 95, y recibió la aprobación de las bases y estatutos del Partido Revolucionario Cubano—eje central de la gesta emancipadora. Y todo esto lo logró “montado en un relámpago”, venciendo suspicacias, ataques y decepciones.

Su ruta crítica está cuajada de luminosas enseñanzas. Martí triunfa como estratega, conspirador y máximo propulsor del movimiento insurreccional, no sólo por lo que dice, sino por lo que hace. Las palabras no respaldadas por hechos, afirmaba él, no son más que “columnas de humo”. Logra alinear a los clubes patrióticos bajo la cúpula del Partido Revolucionario Cubano, porque respeta a sus dirigentes y no se empeña en suprimir o fusionar sus organizaciones. Capta la confianza de los emigrados y recaba los recursos necesarios para la guerra, porque actúa con absoluta honestidad y desinterés, sin más título que el de Delegado. Corona sus esfuerzos para lograr el alzamiento, porque subsana con alteza de miras las divergencias que lo habían distanciado de Máximo Gómez y Antonio Maceo, y obtiene el concurso vital de estos dos insignes patriotas—jefes supremos del ejército mambí.

Nada ni nadie detiene a Martí en su misión libertadora—ni el ataque calumnioso de Enrique Collazo, instigado por Ramón Roa, que lo hiere pero no lo amilana; ni la incautación de las tres embarcaciones con pertrechos de guerra en Fernandina, que lo estremece pero no lo derrumba. Martí se sobrepone a esos infortunios; proclama desde Santo Domingo, en el Manifiesto de Montecristi, los fines de la guerra, libre de odios y venganzas; desembarca en Cuba con Máximo Gómez, y poco después muere en combate. Muere de cara al sol en su patria añorada, que para él no fue “nunca triunfo, sino agonía y deber”.

Al evocar esta noche a Martí, me viene a la mente un soneto que lo retrata fielmente. Un soneto escrito por uno de mis mayores, poeta mambí, que tuvo la dicha de conocerlo.

Eran sus ojos negros, la frente amplia y serena,
blanca la tez, poblado el bigote zahareño,
la apolínea cabeza de ademán principeño,
y el cerebro una jaula de ruiseñores llena.

Rostro, espejo de una placidez nazarena;
pensando en Cuba opresa, fruncía adusto el ceño,
y romper anunciaba en profético sueño
los férreos eslabones de ominosa cadena.

“Yo alzaré el mundo”, dijo—al fulminar el rayo
que desplomó su vida en los campos de Mayo--,
y como lluvia de oro hizo en la noche luz…

Yo quiero que se sepa, clamó iluminativo,
que por servir mi tierra únicamente vivo,
y que por verla libre me clavaré en la cruz…”

Hoy, enfrentados a un régimen que lleva más de medio siglo tiranizando a Cuba, ¿qué nos diría Martí? Pienso que, en primer término, nos aconsejaría ligar las fuerzas democráticas dispersas del exilio militante y de la oposición en Cuba para arreciar la lucha en los distintos frentes: resistencia, propaganda, cabildeo y recaudación de fondos. Ello requeriría coordinar los esfuerzos, evitar las rivalidades estériles y el protagonismo infecundo, y, sobre todo, aplazar las aspiraciones personales, porque, como decía Martí, “cuando la patria aspira, sólo es posible aspirar para ella”.

Martí fue pragmático en el proselitismo y en las tácticas, pero inflexible en los principios y en las metas. Por eso rechazó firmemente todo lo que frustrase o demorase la plena independencia de Cuba, ya sea la anexión a los Estados Unidos o un acomodo con la España imperial a cambio de una autonomía tardía y muy limitada. Si viviese hoy, me parece que nos diría: no le den oxígeno a la tiranía moribunda con remesas excesivas del exilio, que ya sobrepasan mil millones de dólares, y con viajes a la isla en son de fiesta, que vienen a legitimar y sustentar la opresión.

Y pienso que también nos diría: respalden a los congresistas cubano-americanos, que tratan de impedir que Washington caiga en la trampa de financiar al régimen con turismo norteamericano, inversiones y créditos bancarios. Eso prolongaría la agonía del pueblo cubano y atentaría contra los intereses e ideales democráticos de este gran país.

Las reformas económicas iniciadas bajo presión por Raúl Castro, aunque insuficientes para resolver la grave crisis nacional, serían canceladas o detenidas si el régimen recibiese inyección financiera. Eso fue lo que ocurrió con la Nueva Política Económica de Lenin cuando Moscú obtuvo ayuda de Occidente. Y eso fue lo que aconteció también en Cuba con las reformas de los años 90, cuando Chávez comenzó a subsidiar el régimen. Tras el apoyo venezolano vino la retranca y aumentó la represión.

De cara a los que hoy abogan por la reconciliación y la paz, ¿cómo reaccionaría Martí? Creo que nos diría: reconciliación con las víctimas SI, pero no con los brutales e impenitentes victimarios. Para ellos, ni la impunidad ni la vendetta, sino lo que determine la justicia. Y en cuanto a la paz que proclaman clérigos y seglares, Martí preguntaría: ¿de qué paz están hablando? ¿La paz de la sumisión, la cárcel o el cementerio? Laúnica paz honorable y duradera es la que se asienta en la democracia y en “el respeto a la dignidad plena del hombre”.

Finalmente, Martí que tuvo que infundirle fe a los escépticos, que sólo veían la atmósfera y no el subsuelo, nos exhortaría a alentar y apoyar la resistencia en Cuba. Resistencia que hoy aflora a lo largo de la isla a pesar de las agresiones perpetradas por los sicarios del régimen. Resistencia vivificada por el ejemplo de Zapata Tamayo, Laura Pollán, Wilman Villar y tantos otros héroes y mártires. Resistencia que sólo cesará cuando caiga el régimen totalitario y despunte en la patria de Martí el sol radiante de la libertad.

nestor.carbonell@hotmail.com

FRASE DE SABIDURÍA


Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo.

 - Jorge Santayana (1863-1952) escritor estadounidense nacido en España  

26 de febrero de 2012

REFLEXIÓN


El domingo de las tentaciones

Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás,
 vivía entre alimañas y los ángeles le servían.
Marcos, 1, 13

Contigo en el desierto, Señor,
escucharé al silencio que habla
y la Palabra que resuena.

¿Por qué vas a un desierto, Jesús?
¿Qué te brindan la arena y las montañas
sin alimento ni nada con que sustentarte?

Llévame contigo al desierto, Señor
porque sin necesidad de estar
en la aridez de esa tierra desértica,
también aquí y ahora soy tentado:
por el afán de tener
por el deseo del poder
por la ambición de ser adorado.

Contigo en el desierto, Señor
 me prepararé a la dureza de la cruz,
 romperé con aquella tentación
que me persigue como si fuera
mi misma sombra.
Quiero estar contigo en el desierto, Señor.

 Javier Leoz, betania.es

FRASE DE SABIDURÍA

¿De qué sirve correr cuando se está en el camino errado?
- Proverbio alemán

25 de febrero de 2012

ÓSCAR, EL ÍDOLO DORADO



Óscar, el ídolo dorado

Hierática y silenciosa, la estatuilla anhelada por el Séptimo Arte encarna la eclosión de la figura humana en la creación del periodo de entreguerras. Mañana, 26 de febrero, los premiados volverán a sostener entre sus manos una obra que bebe, sutilmente, del arte egipcio y griego arcaico.

Con un significado para la industria del cine equivalente al Nobel y al Pritzker de Arquitectura, el Oscar es capaz de congregar al planeta en un proceso que mantiene desde hace ochenta y cuatro años las pautas del mejor suspense. 

En 1954, Audrey Hepburn recibía el premio a la mejor actriz por su papel en “Vacaciones en Roma” y se abrazaba amorosamente a la estatuilla en una glamourosa escena de ternura maternal, que repiten muchos de los galardonados. 

¿A qué debe la figurita tanto poder de fascinación? El cuerpo del Oscar remite a la figura de un héroe antiguo. Representa un caballero cruzado, con espada, sobre un rollo de película a modo de pedestal, cuyos cinco radios simbolizan a directores, actores, guionistas, productores y técnicos. Pero en su forma art déco, suavemente borrosa, se adivina la efigie de un ídolo dorado y se esconden las imágenes de un atleta desnudo y de un moderno robot de metal. 

La estatuilla encarna el proceso de explosión de la figura humana en el diseño, en el deporte y en el cine, que cambió el mundo moderno entre dos guerras mundiales. 

Es un fetiche del “american way of life”. Un arquetipo de la buena vida, que Cedric Gibbons, el autor del diseño del Oscar, aplicó a su trabajo. El Oscar se presenta hierático, con la espada a la funeraria al estilo de las efigies de los nobles sobre las tumbas. Es recurrente compararlo con la representación de Ptah, el dios egipcio de la creación y de las artes, pero hay otras similitudes, más sutiles, con estatuas votivas de los antiguos kouroi de la Grecia arcaica.  http://www.elmundo.es

FRASE DE SABIDURÍA

Difícil es templar en el poder a los que por ambición simularon ser honrados.
-  Salustio, historiador romano

24 de febrero de 2012

AQUEL GLORIOSO 24 DE FEBRERO

 
Aquel glorioso 24 de Febrero
El 24 de febrero de 1895 comenzó una nueva guerra emancipadora en Cuba. Se renovó el heroísmo de aquella Guerra Grande que había durado diez años, y de la posterior Guerra Chiquita que no logró tampoco alcanzar la independencia de nuestra Patria de la metrópoli española. Esta vez sí se logró el ansiado propósito.

El 24 de febrero la tea incendiaria de la lucha se hizo llama incandescente que no se apagaría hasta que el cansancio de España cediera a la intransigencia mambisa y al acoso de último momento por parte de los Estados Unidos.

El siguiente trabajo nos habla de aquel heroico día. Lo publicó la revista Bohemia el 24 de febrero de 1952, con la autoría de Baldomero Álvarez Ríos, ilustrado con dibujos de Rodolfo Peña
Mora. (adg). Lo reproducimos de la página web. http://www.calendariocubano.com
 

...“El 29 de enero es firmada la orden del levantamiento por José Martí como Delegado del PRC; Mayía Rodríguez, en representación del Generalísimo Gómez, y Enrique Collazo, Comisionado de la Junta Revolucionaria de La Habana. Pero, ¿cómo se enviaría la orden a Cuba para que no la descubrieran los españoles ni aquellos norteamericanos enemigos de Cuba? La feliz iniciativa de que viniera desde Cayo Hueso envuelta en un tabaco, dirigida al representante legal y único de la Junta Revolucionaria, Juan Gualberto Gómez, resultaba certera.

Entregada por Martí a Gonzalo de Quesada en New York, este viene con ella al Cayo y la hace llegar a Miguel Angel Duque de Estrada, que rebasa satisfactoriamente el viaje con la trascendental misión, saliendo en el barco "Mascotte" en la noche luminosa del 21. En pocas horas, al amanecer del 23, está en La Habana.

Pronto el valioso tabaco llega a poder de Juan Gualberto. Este sabe, está consciente, que la atención de Cuba irredenta se concentra en el diminuto papel impregnado de la aromosa hoja y de las ansias libertadoras de un pueblo que no quería continuar soportando la pesada carga y el doloroso vía crucis absolutista con su vejaminosa intransigencia; ni arriesgarse a un autonomismo sumido a la España colonial, y a las falsas reformas políticas anunciadas. Juan Gualberto no demora su rol en la conspiración. Corre a la residencia de López Coloma, en el número 74 y medio de la calle Trocadero.

Los miembros de la Junta Revolucionaria, convocados con el apremio que la situación requería, toman el acuerdo de que sea el 24 la del inicio de la gesta heroica, fecha en que, por celebrarse los festejos del Carnaval, despistaría a las autoridades españolas […]

…En otras ciudades y localidades de la Isla se desarrollaba también la lucha por la independencia; en todas con gran patriotismo, con incomparable entusiasmo y valentía; por eso el lógico criterio que se tiene de la injustificada denominación del Grito de Baire, concediéndole a esta localidad el privilegio que también podían tener Bayate; Jiguaní, Guantánamo y otras regiones de Cuba. Pero veamos sucintamente lo que ocurre en aquella fecha histórica.

En Bayate, por ejemplo, de acuerdo con los datos que al respecto se conocen, parece que se registró uno de los levantamientos más vigorosos del 24. Al General Bartolomé Massó hay que atribuirle una gran parte del éxito. Le ordena a Miró que se traslade a Holguín y avisa telegráficamente a los hermanos Sartorius. Con la experiencia que le daba la graduación de General del 68 y su vida en el destierro, laureles tenían que coronar su decisión heroica. Massó abandona una buena situación económica como colono azucarero para irse a la manigua.

Sus órdenes de que al alborear el 24 se levantaran los insurrectos en los centrales "Tranquilidad" y "El Salvador", son rigurosamente cumplimentadas. Y como para completar su gestión libertadora, redacta dos valientes y sensatas proclamas, dirigidos una a los españoles y a los cubanos la otra.

A los compatriotas les dice que está muy próxima la incorporación a los campos de batalla de los Generales Máximo Gómez, José Martí y Antonio Maceo, terminando: "A todos los esperamos con los brazos abiertos". A los adversarios les recuerda la justicia de la causa cubana significándoles que, mientras no fueren hostiles a la causa, se les considerará como a los cubanos.

Las interesantes proclamas lanzadas en Bayate por Massó; la circunstancia de haber sido las únicas que se hicieron y el hecho de que a las seis de la mañana, ya los hombres a su mando estuvieran dispuestos a la pelea, han sido motivos suficientes para que se haya considerado a Bayate, el lugar donde en realidad comenzó la verdadera Revolución de Martí.

Otros hechos ocurren el 24. Al atardecer, el General Moncada, responsable de la conspiración, cede el mando en Guantánamo al General Periquito Pérez. El valeroso soldado de la guerra, a quien el pueblo guantanamero recuerda con un monumento en su parque principal, cumple las instrucciones. Sus hombres se levantan desde el Ingenio La Confianza, en Santa Cecilia, Matabajo y Boca de Jaibo. La sangre ha teñido los campos del generoso pueblo oriental; toma de un Fuerte español y un combate, concluyen en Guantánamo la jornada de ese día.

Jiguaní. En un pequeño caserío a sólo dos leguas de este lugar llamado Baire, se produce otro levantamiento ordenado por el General Moncada. El Jefe lo es el Coronel Florencio Salcedo y los hermanos Lora sus valiosos acompañantes. Uno de éstos, Saturnino, con los disparos de su revólver, anuncia que la guerra con España ha comenzado en esa región.

De Colón a Jagüey Grande, en Matanzas, se tienen noticias de acontecimientos similares, animados y propiciados por el doctor Martín Marrero, Alfredo Arango, Joaquín Pedroso, los hermanos Aguirre y otros.

En Santiago de Cuba, Moncada y Rafael Portuondo empuñan las armas y alientan a los insurrectos. En el Cobre, lo hacen Quintín Banderas y Victoriano Garzón. En Holguín, los hermanos Sartorius. En Bayamo, Enrique Figueredo; y en Camagüey, Salvador Cisneros Betancourt.

Sobre Martí, que en carta memorable al difunto Federico Henríquez y Carvajal dijera: "Yo evoqué la guerra; mi responsabilidad comienza con ella", caía desde luego, la más alta responsabilidad de este movimiento hoy conocido con justicia como "La Revolución de Martí"; y sobre otros tres hombres recaía, de momento, el peso militar de las tres zonas en que quedaba dividido el movimiento. En Oriente, el Mayor General Guillermo Moncada; en Las Villas o Centro, el Mayor General Francisco Carrillo; y en el Occidente, el Mayor General Sanguily.

No todo, sin embargo, resultó satisfactorio en la fecha. Repetimos que varias razones hicieron que los señalamientos de Centro y Occidente fueran condenados al fracaso. Oriente mantuvo su calor y el son de guerra con España, gracias a lo cual se fue dando oportunidad a que se coordinaran todos los planes de dentro y fuera, concebidos por Martí, allegando los recursos suficientes para que la Revolución se extendiera a todo el territorio y concluyera, al fin, con la independencia de Cuba, dejando atrás una lista de heroicos mambises que han formado, para la posteridad, el Cuadro de Honor de la patria.

Ilustración: Google

TESTIMONIOS, RACHEL JOY SCOTT



Rachel Joy Scott

Juan Antonio Ruíz/LC/ReL

20 de abril de 1999, once y media de la mañana. En la Columbine Highschool en Littleton, Colorado (Estados Unidos), Rachel Joy Scott, de 17 años, caía herida a causa de los disparos de dos alumnos que se precipitaron abriendo fuego indiscriminadamente. Uno de ellos se le acercó y, apuntándole en la cabeza, le preguntó: «Y ahora, ¿crees en Dios?». Respuesta: «Tú sabes que creo». Fueron sus últimas palabras, silenciadas por un disparo.

Varios años después de la tristemente famosa matanza de Columbine, el testimonio de Rachel Joy Scott sigue tocando los corazones de millones de personas. Su familia fue poco a poco descubriéndonos el interior de su alma, principalmente con la publicación de sus poemas, diarios y dibujos.

La tercera de cinco hermanos, Rachel era una de esas criaturas que no merecería morir jamás. Joven alegre, estudiosa, con deseos de ser actriz y muy religiosa; se tomaba en serio su amistad con Cristo. Así lo demuestra uno de sus escritos: «¡Ve tras de Dios! Donde sea que quiera llevarte, ve. Y no pongas la excusa “sólo soy un adolescente” o “lo haré cuando crezca”, porque no es así como funciona. ¡Dios quiere conocerte ahora!»

Rachel no quería ser «etiquetada como una simple estadística», como escribiría, sino que tenía muy claro qué es lo importante en la vida. Lo sintetizó perfectamente en la portada de uno de sus diarios: «Ni para provecho de mi gloria, ni para provecho de mi fama, ni para provecho de mi éxito. ¡Por el provecho de mi alma!».

Era muy consciente de que lo que hacía tenía un sentido de eternidad. Sus poemas son los que, sin duda, transmiten mejor esta visión: «¿Qué pasaría si murieras hoy? ¿Qué sería de ti? ¿Adónde irías? No tienes asegurado el mañana, sólo es una posibilidad. Y puede que no la tengas. Y después de la muerte, ¿qué? ¿Dónde piensas pasar la eternidad?». Y concluía con esta resolución: «La eternidad está en tus manos, ¡Elige!».




Pero lo que tal vez impresiona más, entre todo el material, es el dibujo que pintó quince minutos antes de su muerte: sus ojos, de los que se desprenden trece lágrimas cayendo sobre una rosa. ¿Qué es lo extraordinario? Que trece fueron las víctimas esa mañana y que muchas confesiones cristianas en los Estados Unidos simbolizan la Resurrección de Cristo con una rosa (en inglés “rose”, que, en un juego de palabras, se traduciría “Él resucitó”).