20 de diciembre de 2011

FRASE DE SABIDURÍA

Aunque estés solo, no debes decir ni hacer nada malo. Aprende a avergonzarte más ante ti que ante los demás.
-Demócrito de Abdera, (460 aC-370 aC), filósofo griego

DE COMO SAN NICOLÁS SE CONVIRTIÓ EN SANTA CLAUS

De cómo San Nicolás
se convirtió en Santa Claus


San Nicolás, Obispo

La leyenda de Santa Claus deriva directamente de las que desde muy antiguo han adornado la figura de San Nicolás de Bari (280-350), obispo de Myra en Licia, hoy Turquía, y santo que, según la tradición, entregó todos sus bienes a los pobres para hacerse monje y obispo, distinguiéndose siempre por su generosidad hacia los niños.

En la Edad Media, la leyenda de San Nicolás arraigó de forma extraordinaria en Europa, particularmente en Italia, pues a la ciudad italiana de Bari fueron trasladados sus restos en el año 1087 al ser ocupada por los musulmanes la ciudad de Myra.

San Nicolás y los holandeses

También en países germánicos como los estados alemanes y holandeses fueron haciéndose muy populares la devoción y la leyenda. En Holanda adquirió notable relieve su figura, al extremo de que se convirtió en patrón de los marineros holandeses y de la ciudad de Amsterdam.

Cuando los holandeses se establcieron en Nueva Amsterdam (la actual isla de Manhattan), erigieron una imagen de San Nicolás, e hicieron todo lo posible para mantener su culto y sus tradiciones en el Nuevo Mundo.

Washington Irving

La devoción de los inmigrantes holandeses por San Nicolás era tan profunda y al mismo tiempo tan pintoresca y llamativa que, en 1809, el escritor norteamericano Washington Irving (1783-1859) trazó un cuadro muy vivo y satírico de ellas (y de otras costumbres holandesas) en un libro titulado Knickerbocker's History of New York (La historia de Nueva York según Knickerbocker).

En el libro de Irving, San Nicolás era despojado de sus atributos obispales y convertido en un hombre mayor, grueso, generoso y sonriente, vestido con sombrero de alas, calzón y pipa holandesa. Tras llegar a Nueva York a bordo de un barco holandés, se dedicaba a arrojar regalos por las chimeneas, que sobrevolaba gracias a un caballo volador que arrastraba un trineo prodigioso.

El hecho de que Washington Irving denominase a este personaje "guardián de Nueva York" hizo que su popularidad se desbordase y contagiase a los norteamericanos de origen inglés, que comenzaron también a celebrar su fiesta cada 6 de diciembre, y que convirtieron el "Sinterklaas" o "Sinter Klaas" holandés en el "Santa Claus" norteamericano.


Un poema de Clement Moore
y un nuevo impulso

Ilustración de 1862

Pocos años después de la publicación del libro de Irving, la figura de Santa Claus había adquirido tal popularidad en la costa Este de los Estados Unidos que, en 1823, un poema anónimo titulado A Visit of St. Nicholas ('Una visita de San Nicolás'), publicado en el periódico Sentinel ('El Centinela') de Nueva York, encontró una acogida sensacional y contribuyó enormemente a la evolución de los rasgos típicos del personaje. Aunque publicado sin nombre de autor, el poema había sido escrito por un oscuro profesor de teología, Clement Moore, que lo dedicó a sus numerosos hijos y nunca previó que un familiar suyo lo enviaría a un periódico.

Hasta el año 1862, ya octogenario, no reconocería Moore su autoría. En el poema, San Nicolás aparecía sobre un trineo tirado por renos y adornado de sonoras campanillas. Su estatura se hizo más baja y gruesa, y adquirió algunos rasgos próximos a la representación tradicional de los gnomos (que precisamente según viejas leyendas germánicas recompensaban o castigaban a los niños). Los zuecos holandeses en que los niños esperaban que depositase sus dones se convirtieron en anchos calcetines.

Finalmente, Moore en su escrito desplazó la llegada del simpático personaje del 6 de diciembre típico de la tradición holandesa, al 25 de ese mes, lo que influyó grandemente en el progresivo traslado de la fiesta de los regalos al día de la Navidad.


Thomas Nast


El otro gran contribuyente a la representación típica de San Nicolás en el siglo XIX fue un inmigrante alemán llamado Thomas Nast. Nacido en Landau (Alemania) en 1840, se estableció con su familia en Nueva York desde que era un niño, y alcanzó gran prestigio como dibujante y periodista. En 1863, Nast publicó en el periódico Harper's Weekly su primer dibujo de Santa Claus, cuya iconografía había variado hasta entonces, fluctuando desde las representaciones de hombrecillo bajito y rechoncho hasta las de anciano alto y corpulento.

El dibujo de Nast lo presentaba con figura parecida a la de un gnomo en el momento de entrar por una chimenea. Sus dibujos de los años siguientes (siguió realizándolos para el mismo periódico hasta el año 1886) fueron transformando sustancialmente la imagen de Santa Claus, que ganó en estatura, adquirió una barriga muy prominente, mandíbula muy ancha, y se rodeó de elementos como el ancho cinturón, el abeto, el muérdago y el acebo.

Aunque fue representado varias veces como viajero desde el Polo Norte, su voluntariosa aceptación de las tareas del hogar y sus simpáticos diálogos con padres y niños le convirtieron en una figura todavía más próxima y entrañable. Cuando las técnicas de reproducción industrial hicieron posible la incorporación de colores a los dibujos publicados en la prensa, Nast pintó su abrigo de un color rojo muy intenso. No se sabe si fue él el primero en hacerlo, o si fue el impresor de Boston Louis Prang, quien ya en 1886 publicaba postales navideñas en que aparecía Santa Claus con su característico vestido rojo.

La posibilidad de hacer grandes tiradas de tarjetas de felicitación popularizó aún más la figura de este personaje, que numerosas tiendas y negocios comenzaron por entonces a usar para fines publicitarios. Llegó incluso a ser habitual que, durante las celebraciones navideñas, los adultos se vistieran como él y saliesen a las calles y tiendas a obsequiar a los niños y hacer propaganda de todo tipo de productos. Entre 1873 y 1940 se publicó la revista infantil St. Nicholas, que alcanzó una enorme difusión.

De Obispo a laico bonachón

La segunda mitad del siglo XIX fue trascendental en el proceso de consolidación y difusión de la figura de Santa Claus. Por un lado, quedaron fijados (aunque todavía no definitivamente) sus rasgos y atributos más típicos. Por otra, se profundizó en el proceso de progresiva laicización del personaje. Efectivamente, Santa Claus dejó de ser una figura típicamente religiosa, asociada a creencias específicas de determinados grupos credenciales, y se convirtió más bien en un emblema cultural, celebrado por personas de credos y costumbres diferentes, que aceptaban como suyos sus abiertos y generales mensajes de paz, solidaridad y prosperidad. Además, dejó de ser un personaje asociado específicamente a la sociedad norteamericana de origen holandés, y se convirtió en patrón de todos los niños norteamericanos, sin distinción de orígenes geográficos y culturales.

Prueba de ello fue que, por aquella época, hizo también su viaje de vuelta a Europa, donde influyó extraordinariamente en la revitalización de las figuras del "Father Christmas" o "Padre Navidad" británico, o del "Père Noël" o "Papá Noel" francés, que adoptaron muchos de sus rasgos y atributos típicos.


La Coca Cola y Santa Claus


El último momento de inflexión importante en la evolución iconográfica de Santa Claus tuvo lugar con la campaña publicitaria de la empresa de bebidas Coca-Cola, en la Navidad de 1930. Como cartel anunciador de su campaña navideña, la empresa publicó una imagen de Santa Claus escuchando peticiones de niños en un centro comercial. Aunque la campaña tuvo éxito, los dirigentes de la empresa pidieron al pintor de Chicago (de origen sueco) Habdon Sundblom que remodelara el Santa Claus de Nast.

El artista, que tomó como primer modelo a un vendedor jubilado llamado Lou Prentice, hizo que perdiera su aspecto de gnomo y ganase en realismo. Santa Claus se hizo más alto, grueso, de rostro alegre y bondadoso, ojos pícaros y amables. La ropa roja y blanca coincidía con los colores oficiales de Coca-Cola.

El personaje estrenó su nueva imagen con gran éxito en la campaña de Coca-Cola de 1931, y el pintor siguió haciendo retoques en los años siguientes. Muy pronto se incorporó a sí mismo como modelo del personaje, y a sus hijos y nietos como modelos de los niños que aparecían en los cuadros y postales. Los dibujos y cuadros que Sundblom pintó entre 1931 y 1966 fueron reproducidos en todas las campañas navideñas que Coca-Cola realizó en el mundo, y tras la muerte del pintor en 1976, su obra ha seguido difundiéndose constantemente.

A través de las postales, cuentos, tiras cómicas y películas norteamericanas, la regordeta figura de Santa Claus sigue ganando popularidad en todo el mundo, y hoy puede decirse que constituye la advocación más universal y conocida, y también la más laica y comercial, de todas las derivadas del San Nicolás de Bari que desde el siglo IV se ha considerado tradicional protector de los niños.

Thomas Nast's Christmas Drawings for the Human Race (Nueva York, 1890). WEISER, Francis X. Handbook of Christian Feasts and Customs (Nueva York, 1958).
RODRÍGUEZ, Pepe, Mitos y ritos de la Navidad: origen y significado de las celebraciones navideñas. (Barcelona, 1997).

J.M.PEDROSA, ACI, Enciclopedia Católica.
Editado en 2003
Ilustraciones: Google

MATRIMONIO TEMPORAL RENOVABLE CADA 2 AÑOS

Matrimonio temporal renovable cada dos años

Recientemente, la diputada mexicana Lizbeth Rosas Montero impulsó una iniciativa para establecer en su país un matrimonio temporal renovable cada dos años. La asamblea legislativa del Distrito Federal discutirá ahora la reforma legal necesaria para instaurarlo. El éxito de la iniciativa parece cercano y sus intenciones son declaradas y sencillas: ahorrar dinero y sufrimiento personal, agilizando un trámite, el del divorcio, que en México tiende a eternizarse.

Una idea casi idéntica en forma, aunque con mucho mayor alcance filosófico y terapéutico, se le ocurrió al psicólogo gallego Jesús María Reiriz allá en el ya lejano 1992.  Para redondear esa entente cordial de leyes y terapia, se unió a la abogada Mercedes de La Puente Formoso y juntos registraron la propiedad intelectual de tal modelo de contrato en 1998.


COMENTARIOS

Anónimo dijo:

¿Matrimonios renovables o más bien desechables, cómo los Kleenex?
Lo qué hay que ver en nuestros días.

Maggie


12-20-11



Anónimo dijo...

¿Contratos renovables? ¿Para qué? Ya los matrimonios están en desuso.

12-20-11


Anónimo dijo...

la Abogada Doña Mercedes de la Puente Formoso y el Psicólogo Don Jesús María Reiriz Rey en 1.998 registraron en el Registro de la Propiedad Intelectual dependiente de su Ministerio, el concepto y el desarrollo de contrato matrimonial renovable bianualmente, sobre el que se pretende legislar en Méjico DF.
Tal concepto y documento están basados en lo que se denomina contrato de contingencias, aplicable en los conflictos de pareja por psicólogos clínicos. Dichos profesionales estiman que en materia de relaciones de pareja la Psicología Humana y Derecho tienen que ir cogidos de la mano, y si bien se trata de un “matrimonio renovable cada dos años”, suponiendo que se incorpore como forma de matrimonio al Codigo Civil el mencionado modelo, de lo que se trata precisamente es de fomentar valores y conductas que contribuyen a que las relaciones de pareja PERDUREN, pues las estadisticas de rupturas hablan por si mismas de una crisis a nivel mundial en las relaciones de pareja, la familia es el pilar de nuestra sociedad y debemos cuidarla, es por ello que al adoptar medidas legislativas, debemos de adoptar MODELOS paliativos tendentes a solucionar el problema de fondo y no quedarnos simplemente en lo jurídico, POR ELLO SERÍA DESEABLE QUE EL LEGISLADOR MEJICANO ADOPTARA EL MODELO REIRIZ CONVIRTIÉNDOSE ASÍ MÉJICO A NIVEL MUNDIAL PIONERO DE UN NUEVO ENFOQUE EN LAS RELACIONES DE PAREJA.

LA FORMA DE CONTRAER MATRIMONIO NO DETERMINA EL ÉXITO DEL MISMO no hay más que ver las estadísticas para poder afirmarlo.

12-21-11

19 de diciembre de 2011

EUROPA DICE ADIÓS A UN GIGANTE MORAL

Europa dice adiós a un gigante moral
La vida de Vaclav Havel parece una obra de arte», dijo hace unos años Milán Kundera. La vida de Vaclav Havel ha sido una obra de arte. Por mucho que, tras la gran gesta liberadora, embarrancaran en la terca, dura y prosaica realidad todos sus sueños de aprovechar el hundimiento del comunismo para crear una república de la excelencia moral y la aristocracia del espíritu. Por muchos que fueran sus desencuentros con una sociedad checa que pronto se negó a seguirle en sus altos propósitos y grandes ideales. Por mucho que haya estado veinte años hasta su muerte ayer pagando su adicción compulsiva al tabaco (durante años se cuidó su afección pulmonar en Lanzarote, donde su gran amigo el Rey Juan Carlos ponía a su disposición una residencia de Patrimonio Nacional) y las durísimas condiciones de trabajo y encarcelamiento que le impuso el régimen comunista. Y que su debilidad física le impidiera en la última década librar todas las batallas que el habría querido aún librar.
Sus fracasos se deben todos a que su ejemplaridad ética y las exigencias de su conciencia y voluntad lo situaban siempre, casi siempre lejos, por encima, de los deseos de una sociedad acomodaticia y tan materialista, ni más ni menos, como todas las sociedades modernas desarrolladas. Pero el «casi» es importante. Porque Vaclav Havel sí logró durante unos meses la plena comunión de su pueblo con sus altísimos ideales y la adaptación entusiasta de la política a las mayores exigencias de un proyecto intelectual de la máxima calidad moral. Fue durante la revolución de 1989. Y fue un momento político lleno de magia en el que el sumo sacerdote fue este hombre de físico frágil pero voluntad y conciencia de granito.
Pocas veces, si acaso alguna, se ha visto tanto respeto a la verdad, tanta autocontención inteligente, tanta generosidad en la victoria, tanta celebración de la libertad humana en madurez responsable como en los meses en los que la sociedad de Checoslovaquia acabó, con el guante de terciopelo que dio nombre a su revolución, con uno de los regímenes comunistas más inflexibles y obcecados de los que cayeron en aquel otoño milagroso de 1989. No hubo tiros, ni excesos, ni venganzas ni una palabra de odio en aquella insurrección liderada por un caballero de la palabra, de la idea de la bondad y la audacia reflexiva.
Havel era una víctima propiciatoria para un régimen comunista. Nacido en 1936 en una familia de la alta burguesía de Praga, cultivada y selecta en su entorno, sobrevivió la ocupación nazi para caer bajo el estalinismo ya en 1948. Con esa familia era lógico que le vetaran el acceso a la universidad. Trabajó en un laboratorio y de taxista, mientras iba a clase nocturna y cursó un estudio de dramaturgia por correspondencia. En un pequeño teatro en la ciudad vieja de Praga consigue su primer éxito. En 1963 «La fiesta en el jardín» se convierte en un triunfo que pronto es internacional. Y cuando surgen las grandes esperanzas de la Primavera de Praga en 1968, Havel ya es un autor reconocido y celebrado.
El aplastamiento por parte de los tanques soviéticos de este último intento de reformar el comunismo desde dentro desata una brutal represión de todos los cuadros reformistas y el mundo cultural e intelectual comprometido con aquel movimiento de esperanza. A Havel le prohíben escribir. Pero él no obedece y es de los pocos que se declaran abiertamente en contra de la llamada «normalización» bajo los ultraortodoxos Husak y Bilak. En 1975 en la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa CSCE de Helsinki, el Pacto de Varsovia firma un compromiso para ciertas concesiones en libertades a cambio de mayor cooperación económica con Occidente. Por supuesto no hay la mínima intención de cumplir. Pero en Praga, un pequeño grupo de intelectuales está dispuesto a recordarle al régimen comunista su compromiso escrito. Y surge Charta77. Integran el núcleo duro Jan Patocka, Zdenek Mlynar, Jiri Hayek, Pavel Kohout y Vaclav Havel. El régimen reacciona con fiereza. Todos son detenidos. Y comienza la larga vida de Havel entrando y saliendo de la cárcel.
Entonces, con su primera larga estancia de cárcel, es cuando comienza a circular en la disidencia la canción «Te tienen en una jaula». Te tienen detrás de barrotes Havlicku (Havelito). Con esa canción ya en tono festivo recibieron centenares de miles de praguenses a Havel al estallar la Revolución de Terciopelo. Pero en los años de plomo de la normalización Havel y todos los demás tienen que alternar sus pasos por la cárcel con trabajos físicos duros que tienen por objeto quebrar su resistencia.
Asumir compromisos
Havel es hasta la caída del régimen el enemigo número uno de los comunistas. Las difamaciones contra él, su mujer y su familia eran continuas en todos los medios oficiales. No había maldad que no se le atribuyera ni tropelía que no se le ocurriera a la Policía política para hacerle la vida imposible. Pero Havel nunca cedió. Muchos de los firmantes de Charta77 no pudieron aguantarlo. Y después de la apertura d elos archivos policiales se vio cuántos de ellos se habían avenido a tratos de colaboración, exhaustos e intimidados. Havel, no. Como el periodista Joachim Fest en el nazismo: «Yo no». Esa fue su consigna de vida. Nada le hizo apartarse de su devoción por la verdad. «Con la verdad, vivir en la verdad, nunca comprometer la verdad», repetía incansablemente. También cuando se fue, ya como flamante presidente de Checoslovaquia —habría de ser el último— y primero de la República Checa, puesto que ocuparía hasta el 2003. La política oficial le haría asumir compromisos. Pero nunca contra la verdad. Y hasta el final, ya retirado en su casa de Hradecek, lejos de Praga, se mantuvo firme en su exigencia moral contra todas las dictaduras, contra todas las violaciones de los derechos humanos. Y contra el peor enemigo moral que para él era la indolencia, la indiferencia ante la injusticia y el atropello por el poder. «El que se acomoda con la injusticia o es indiferente ante la opresión es tan responsable como el que la comete». Havel ha sido un gigante moral de nuestra era.
Reproducido de ABC, Madrid
La causa de la libertad de Cuba ha perdido a uno de sus más preciados amigos. Tal vez la voz que más alto ha denunciado en Europa  el atropello sistemático de los derechos humanos ejercido por la tiranía castrista.
Descanse en paz este hombre honesto que sufrió la persecución y el presidio que los gobiernos comunistas prodigan a quienes se les rebelan, y que no pudieron vencer al líder capaz de llevar a cabo una revolución de terciopelo, a servir de guía y modelo a la nueva nación que surgió con ella.  

OTRA VEZ ES NAVIDAD

Otra vez es Navidad

Elsa M. Rodríguez

Ya llega la Nochebuena,
detrás vendrá Navidad.
Todo es una verbena
con dicha y felicidad
para el que tenga una cena
de abundancia y calidad.

Algunos celebran la fecha
con regocijo y gran dicha,
Y la mayoría olvida
la razón de este alborozo,
sólo ven una comida
que les proporciona gozo.

Regalos, muy arreglados,
tienen los afortunados,
mientras  el que nada tiene
verá todo gris y triste.
nada espera, nada viene,
ni tan siquiera un alpiste.

Si pusiéramos empeño
por remediar estos males
y ayudásemos a otros
cumpliéndoles algún sueño,
alegraríamos sus rostros
usando nuestros caudales.

Sería algo muy bello,
compartir con todo el mundo.
Pondríamos nuestro sello
haciendo algo fecundo
din darnos cuenta nosotros
haríamos felices a otros.

Pero otra vez pasará
Esta Navidad que asoma
A nadie le importará
Si vuela o no la paloma,
Esa paloma de paz
Con su mensaje fugaz.

Esta paz nos llegaría
Si olvidáramos ofensas,
Un mundo de gran pureza
Pronto nos asombraría
Y eso nos daría la certeza
Que limpiamos las conciencias.
.
Navidad, siempre delante
Estarás en nuestras vidas
Cada día y cada año
Para olvidarnos del daño
Dejados por las heridas
Hechas por un semejante.

Esperemos con  confianza
Con fe, amor y esperanza,
mañana no será oscuro
t al como nos parece ahora.
Vendrá una nueva aurora
con paz y amor en el futuro.

Otra vez la Nochebuena
Nos traerá la Navidad
Y en esta noche serena,
Dando amor y caridad
Celebraremos esta cena
Fiesta de la humanidad.


Elsa M. Rodríguez
Diciembre 16 de 2011

FRASE DE SABIDURÍA

El que se acomoda con la injusticia o es indiferente ante la opresión es tan responsable como el que la comete
- Vaclav Havel, (1936-2011), escritor y estadista checo

LO QUE VI POR EVA CANEL

Lo que vi por Eva Canel
      «La discordia es la gran peste del género 
                                               y la tolerancia su único remedio»
                                                                                                         Voltaire

Marlene María Pérez Mateo

Decía un escritor inglés que el pasado es un país extranjero; y por tanto es susceptible  pensar que durante  su visita nos hacemos sus huéspedes. Pues bien arriesgándome en tan extraño periplo conocí a Eva Canel.  Su natal Asturias, no me ha sido ajena. Inicialmente por genealogía personal y luego por historia patria. Entre los mayores de mis mayores, es decir mis abuelos generacionales un buen número de naturales encontraron asturianos en mi país,  Cuba, allende los mares: casa,  refugio, tristezas, alegrías, familia, fortuna, fracaso; en fin la vida. “Asturias, patria querida”, es el himno de la comunidad que un buen músico cubano y mestizo compuso en honor a la tierra de su padre.

 Eva, según referencias, fue ideológicamente monárquica y conservadora, en un momento cuando la América hispano-parlante nacía casi en su totalidad como territorios soberanos. Entre las pocas colonias peninsulares aún se contaba  Cuba. Eva viajó y trabajó cuantiosamente; algo no exactamente común en las mujeres de su tiempo. Reconoció en varias patrias a la suya propia, por eso que llamamos universalidad. En el Nueva York de 1891 conoció  y trabó una entrañable amistad con el Apóstol de la independencia cubana, José Julián Martí y Pérez. A él calificó como el mejor de los líderes por sus valores espirituales, cultura e inteligencia. No lo motivaba, apreció Eva,  el odio, el revanchismo y mucho menos la negación de la historia, en pro de un ideal.  Parecería increíble que dos personas tan dispares en sus  perspectivas y conceptos, se honraran y admiraran tan mutuamente. De esa fraternidad aprendí una gran lección de tolerancia, de armonía y humanismo. Las credenciales de los ya mencionados  en estas líneas, avalan comportamientos de tan alta estatura. 

 Estos y muchos otros trazos me llevaron a aventurarme  en el tiempo con  Eva Canel. Primeramente a su cuna y origen, Coaña. Recinto fronterizo  por ríos, montanas y pueblos. Capital de la Asturias celta, pre-románica. Poblada por cultores del agua y de lo permanente. Punto de tránsito, tráfico y  encuentro. El recinto eonaviego  natal marcó y plantó raíces en la historia familiar y personalidad de esta ilustre nativa.

Se dice de las excavaciones en la región, de los castros coañenses, de la superposición de estructuras rectangulares y circulares, unas sobre otras, en  lo que pudiéramos llamar las capas del tiempo, y que allí coexisten armónicamente. Valdría la pena aprender de estas viejas estructuras, como lo hiciera Eva Canel. Valdría la pena y debemos hacerlo.

Marlene María Pérez Mateo

18 de diciembre de 2011

NAVIDAD EN PRISIÓN

´
Navidad en Prisión

María Elena Cruz Varela, prisionera política en las cárceles de Cuba (1991-1993) narra, mediante historias reales y con estilo novelado, la experiencia de una dura etapa en su libro publicado por Ediciones Martínez Roca “Dios en las cárceles cubanas”, del que extraemos la descripción de una de estas Navidades en prisión en 1992.

Ya están listos los preparativos para celebrar la Navidad. Sólo nos faltaba solucionar lo del Niño Jesús, pero Nana encontró un recurso muy fácil. No voy a adelantar de qué se trata.

Elisita es elegida por la mayoría como la madre del niño Jesús. Es tan bonita, tan frágil y, a la vez, tan sólida, que pensamos que así mismo debió de ser el aspecto de la Virgen María cuando Dios la escogió como madre de su Único Hijo. Con el rey Baltazar tampoco hay problemas. Será Marcela, quien jocosa y agradecida comenta: "¡Vaya, es la primera vez que ser negra me sirve para algo!"

Magda, con su media cara aún morada, será Gaspar. Elena será Melchor, y las demás estarán en el escenario, representando a los pastores, camellos, ovejas, bueyes y la burra. Elsa, junto a las que más o menos afinan, está en el coro que Paula pródiga se empeña en dirigir ajustándose, una y otra vez, sus gruesas gafas que, para colmo de males, han perdido el tomillo de una varilla y las tiene remendadas con alambre de cobre.

Llega el día de la gran noche estamos alegres, más disciplinadas que nunca. No queremos echarlo a perder a última hora, porque nos hemos librado de las requisas.
Reina una tranquilidad que casi se puede palpar.


"Esto forma parte de un complot celestial", bromea la doctora Bely, una de las solistas del coro, mientras revisamos los detalles de última hora para que no vaya a aparecer ningún fallo técnico. Las cortinas, sábanas teñidas con violeta de genciana que, a la luz amarillenta de las bombillas, se vuelven de un malva muy especial, se descorren lentamente, como debe ser en un buen teatro.
En el suelo, dormido, José se revuelve intranquilo porque está teniendo un sueño muy raro. En una esquina, el ángel se asoma sólo a medias por dos razones: porque es un sueño de José y para que las maltrechas alas no se vean mucho.

El ángel le habla muy bajito a José, que se despierta sobresaltado, a tiempo de ver cómo el ángel desaparece envuelto en su túnica de sábana blanca. Se presenta el coro con trajes violeta, a tono con las cortinas.

Paula está pasando tremendo trabajo para dirigir. En el teatro no cabe una alma y tiene que pararse como puede sobre las piernas de las que están en primera fila. "Es-ta-ba Jo-sé / el An-gel ve-nía / iSo-ña-baa Ma-rííía/ e ir-se des-pu-eeeés!"


Para el segundo acto, hicimos un establo con pedazos de plástico, de madera, con las colchonetas y las almohadas. En una esquina, José y María junto a bultos que representan a las vacas y las ovejas. La mula está sola, aparte, ramoneando en medio de los haces de paja. Todo está tan bonito que parece un belén de verdad.

Con el entusiasmo se nos han olvidado las guardias. Aparecen los tres Reyes de Oriente vestidos de rojo -mercurio cromo-, verde -azul de metileno con bijol-, y amarillo -sólo bijol-. Avanzan despacio sobre los camellos -palos de escobas con las cabezas de almohadas forradas en sacos de yute.

Las mujeres cantan lo mejor que saben y Paula dirige el coro lo mejor que puede. "iOh pue-ble-ciii-to de Be-lén! / iAfooor-tu-na-aa-do-túúúú!" Y iqué maravilla! Esta vez, Elena-Melchor no se equivoca y apunta rumbo adonde cuelga la estrella, hecha con los papeles plateados de las cajas de cigarrillos. Después viene el coro de la anunciación a los pastores. Las cortinas vuelven a abrirse para mostrarnos a la Virgen María-Elisita, que ya está con los dolores del parto, pero no suelta ni un quejido. Como suponemos le corresponde a la Madre de Jesús, traerá a su hijo al mundo con valor y elegancia. María-Elisita contrae el rostro, se concentra y... i¡iYaaa!!!
En un rincón en penumbras, directamente sobre el pesebre que, con tanta paciencia, ha armado Laura, se enciende una luz, la más brillante de todas, tan fuerte, que es el centro de atención. ¡Ha nacido la Luz del mundo! El coro arranca a cantar "Ha nacido el niño Jesús" y las lágrimas,incontenibles, ruedan por todas las mejillas, casi sin excepción, y digo casi porque en la galera está la jefa de orden interior, una mulata imponente que sustituyó a la oficial Migdalia cuando Xiomara, la de Coco Solo, y sus secuaces, la navajearon detrás de los baños. Ella no llora, pero parece hipnotizada. No nos enteramos de cómo ni cuándo entraron las guardias. El coro continuó cantando y Paula, más que nerviosa, dirigiendo sobre las piernas de dos de las muchachitas, que la sostienen por los tobillos para que no acabe reventada en el suelo.

Al terminar con la última canción, el silencio se podía cortar con unas tijeras. Durante unos segundos, la emoción nos embargó. Después, sonaron los aplausos y los vivas a Cristo Rey. Desde el fondo de la galera, una voz, sola durante breves instantes, irrumpió honda, ronca por la carga de emotividad. "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre..." Inmediatamente, todas nos unimos a la oración prohibida, que, por primera vez, se escucha tan alto en este lugar, dándole resonancias hasta ahora desconocidas. La acústica y la conmoción se encargaron de elevar nuestra plegaria hasta el mismísimo cielo.

La atmósfera es indescriptible. Nos confundimos en un abrazo general, rotundo, olvidando la presencia de las guardias, que continúan petrificadas y nos miran sin rabia, sin desdén, con el estupor reflejado en sus semblantes.

El amanecer nos sorprende exultantes, henchidas de fervor religioso. Un milagro, únicamente un milagro pudo permitimos esta celebración. Otras veces, por menos, se armaba el lío, los golpes, los grifos, las obscenidades, pero esta vez, gracias a la intervención divina, todo transcurrió de maravilla. Sabemos que no se quedará así, que buscarán la manera de cobrárnosla, pero ya no nos importa. Ésta es una victoria, una de las más grandes victorias que Dios nos ha ayudado a obtener. Atentas y  envalentonadas, permanecemos hasta la voz del... ¡de pie!.

Hagan lo que hagan, digan lo que digan no vamos a permitir que nos fastidien lo que hemos vivido esta noche, en que hemos estado tan cerca de Dios.
Remitido por Sonia Agüero
Artículo extraído de la Revista Avemaría, nº 692. Diciembre de 2003.