27 de julio de 2011

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La Iglesia cubana vive, sufre, espera y trabaja


Traemos a la actualidad y reproducimos a continuación las reflexiones sobre la presencia, labor y vicisitudes de la Iglesia Cubana desde el inicio de la revolución marxista implantada en Cuba en 1959, que fueran expresadas en 2008 por el valiente sacerdote cubano José Conrado Rodríguez y que siguen teniendo verdadera vigencia.   


José Conrado Rodriguez Alegre, pbro.
Especial para El Nuevo Herald

Una mirada retrospectiva de los últimos 50 años nos mostraría la presencia, o más bien omnipresencia, de una figura fatal y emblemática en el escenario nacional: vituperado por unos y ensalzado por otros, aceptado y rechazado, amado y temido, dentro y fuera de la isla, Fidel Castro, y el proceso histórico que ha encabezado, han tenido una profunda repercusión en la vida de todos los cubanos, y también en la vida de la Iglesia Católica en Cuba, de sus pastores y de sus fieles.

La línea de continuidad entre la Iglesia cubana de 1959 y la Iglesia que hoy vive, sufre, espera y trabaja en Cuba, es indiscutible. Como indiscutible es la diferencia entre lo que fuimos y lo que somos. Además de las dinámicas internas en la vida de la misma Iglesia (citemos a nivel universal, el acontecimiento del Concilio Ecuménico Vaticano II; y al regional, las Conferencias del Episcopado Latinoamericano en Medellín, Puebla y Santo Domingo; y recordemos, a nivel nacional, al menos, el Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC) y la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba), está lo que pudiéramos llamar el "avatar revolucionario'' y los profundos cambios que ha generado en nuestra patria.

El triunfo revolucionario de 1959 fue recibido con efusivas muestras de apoyo por parte de la jerarquía eclesiástica y de los fieles. La participación de numerosos laicos, incluso religiosos y sacerdotes en la lucha contra la dictadura de Batista, generó en la Iglesia, lo mismo que en las masas populares, un apoyo entusiasta y un profundo sentimiento de pertenencia a la revolución. La carta del Arzobispo de Santiago, Mons. Enrique Pérez Serantes, Vida Nueva, es un ejemplo de esto. Se esperaba una restauración de la democracia y la instauración de la justicia social, a través de un gobierno justo, finalmente al servicio de la causa de los pobres. Las cartas y documentos publicados por Evelio Díaz, administrador apostólico y luego Arzobispo de La Habana y por Mons. Alberto Martín Villaverde, obispo de Matanzas y por todo el episcopado a lo largo de 1959, incluso el apoyo a la ley de Reforma Agraria, nos muestran esa adhesión de la Iglesia al proceso popular revolucionario.

Pero ya el 7 de agosto de 1960, en su Circular Colectiva del Episcopado los obispos señalan de modo explícito, "el creciente avance del comunismo en nuestra patria''. La condenación del comunismo es por su ateísmo, por la persecución contra la Iglesia, y por las graves violaciones contra los derechos humanos, y además, porque impone un régimen dictatorial de terror policial, a través del sometimiento de la economía a la política, con sacrificio de los intereses del pueblo, y convirtiendo a los ciudadanos despojados del derecho a la propiedad, "más que en empleados, en verdaderos esclavos del Estado''. Al hacerse dueño de los medios de comunicación el Estado niega al ciudadano el derecho a la verdad y le impone sus propias opiniones.

Después de éste y otros documentos críticos, vino el silencio. Cada declaración de los pastores era seguida por el encarcelamiento y la represión de los laicos, amenazas y campañas de terrorismo antirreligioso, expulsión de agentes pastorales… Y culminó con la expulsión de un obispo y 131 sacerdotes en septiembre de 1961, en el barco Covadonga.
"El hombre que parecía que iba a abrir todos los caminos es el que ha cerrado todas las puertas'' la frase, referida a Fidel y atribuida a Lezama, expresa un sentimiento y una constatación. En abril de 1961, Fidel mismo declaró el carácter socialista de la Revolución. El gran delito cometido por los obispos fue decirlo con unos meses de anticipación, y lo pagaron caro. En año y medio, el desmantelamiento de la institución no pudo ser mayor: intervención de los colegios católicos, desaparición de la casi totalidad de asilos, clínicas y hospitales regentados por las órdenes religiosas, las publicaciones e imprentas y el acceso a los medios masivos de comunicación.

Esta Iglesia, reducida a su mínima expresión comenzaría un largo peregrinar en circunstancias adversas. Los primeros años de confrontación supusieron el abandono de la Iglesia por parte de los que optaron por la revolución, por las razones que fueran: por convicción, por arribismo o por temor. Y el éxodo al exterior, que ha significado una constante sangría para la Iglesia. El ''fervor revolucionario'', y el carácter mesiánico del marxismo, unido al carisma personal del ''líder máximo'' como movilizador y manipulador de masas, más el control casi absoluto de la información y de los medios de comunicación, le dieron al proceso ese carácter cuasi religioso, que se pudo observar sobre todo en los años 60 y que aún perdura en las regiones más aisladas y empobrecidas del país. Cuando se habla del carácter "confesionalmente ateo'' del Estado hasta los años 90, de lo que se habla es de esta dimensión de "Iglesia militantemente atea'', y por eso, opuesta a toda otra Iglesia, desde el poder del Estado y con el control absoluto de sus instituciones jurídicas, legales, económicas y políticas.

Este carácter "religioso'' del sistema, se apoyó además, en la "bondad'' y "elevada moralidad'' del proceso y de sus líderes, dioses a un tiempo cercanos y lejanos: envueltos en el aura de su fama pública y su vida personal y familiar, privada, celosamente oculta. Los ideales internacionalistas, los logros en los servicios sociales (educación, salud, deportes, atención a los minusválidos) dentro y fuera de las fronteras nacionales, van acompañados por la imposibilidad de cuestionamientos o críticas. Por otra parte, se vive el contraste de un paraíso del que los beneficiarios quieren huir. El resultado final es una población empobrecida y sumida en la desesperanza, a pesar de sus ansias de vida mejor en todos los sentidos.

Definir como "persecución religiosa'' lo ocurrido en los primeros años y pensar que esto terminó en el 61, significaría no comprender bien la política del Estado cubano con relación a la iglesia y los cristianos. Se dice que Fidel Castro   afirmó "que no haría mártires'', como ocurrió en otros países comunistas. Lo que significó que habría grandes restricciones a la actividad de las iglesias, pero sería una represión de baja intensidad. Cuando se crea la UMAP, (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), en realidad campos de trabajos forzados, sacerdotes, seminaristas y jóvenes cristianos fueron encerrados en estos campos, con personas consideradas enemigas de la sociedad (homosexuales, desafectos de la revolución, alcohólicos).

La revolución se impuso: las nuevas leyes sociales, la promoción de las clases más pobres y humildes, como la escuela obligatoria y el acceso a los estudios superiores para miles de jóvenes, incluidos los hijos de los campesinos, el trabajo para todos (llegó a ser obligatorio y el no trabajar, hasta causa posible de encarcelamiento) formaron parte de este complejo proceso de 50 años de socialismo fidelista en Cuba. Una amplia (y agresiva) política internacional, hizo a Cuba estar militarmente presente en muchos países. Con el final de la Guerra Fría, esa presencia se ha ido reorientando a campos como la medicina y la educación y, por supuesto, el lobby político.

La estrategia del miedo

En Cuba no se "cerraron las iglesias'', sencillamente, la gente tenía tanto miedo a las represalias sociales que entrañaba identificarse como "religioso'', que dejó de asistir a ellas. Las iglesias se vieron reducidas a su mínima expresión. Pero sobrevivieron. El largo camino de la restauración, se hizo posible por el testimonio de esas pequeñas comunidades, y la labor de los obispos y los pocos sacerdotes, religiosos y religiosas y por supuesto, por el trabajo de los fieles. La organización laical más importante, la Acción Católica, fue finalmente disuelta, a mediados de los años 60. Pero los laicos se hicieron cargo de la labor catequética, litúrgica, y asistencial, en especial de ancianos y enfermos, en el seno de la comunidad cristiana. En el año 67, con su lúcida mirada de profeta, Mons. Enrique Pérez Serantes, volvería a dar en el clavo, cuando dijo a un visitante extranjero: "llegamos a confiar demasiado en nuestros colegios y en nuestras instituciones, al final nos hemos dado cuenta de que sólo Dios basta''.

El pronóstico de una posible desaparición de la Iglesia en el término de 20 años, augurada por un alto dirigente del Partido Comunista, y curiosamente, por un alto dignatario vaticano, sería ampliamente desmentida por los hechos. A finales de los años 70, la diezmada iglesia cubana, comenzaría un serio proceso de reflexión y renovación eclesial, (la REC, Reflexión Eclesial Cubana), que culminaría en 1986, con el Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC). La Iglesia, después de un proceso de concienciación que alcanzó a todos los miembros de la misma, hasta en las más pequeñas comunidades, se lanza a definir su misión y los retos que la realidad le plantea. Una reflexión sobre la realidad nacional, sus dificultades y posibilidades, y la toma de conciencia de lo que suponía ser cristianos en Cuba, tuvo como resultado un nuevo esfuerzo evangelizador, que encontró su cauce en la "Misión de la Cruz''.

Con motivo de los 500 años del comienzo de la Evangelización del Nuevo Mundo, el Papa había propuesto a los obispos latinoamericanos lanzar una misión por todo el continente, y para ello entregó a cada país, una réplica de la cruz que Colón trajo a América. Esa cruz, entregada a los obispos cubanos, caminó por toda la Isla desde el 85 al 92, y dio lugar a un profundo reencuentro de la iglesia con el pueblo. Las Iglesias católicas se volvieron a colmar de fieles, y las comunidades se multiplicaron. Miles de jóvenes y niños, oyeron hablar por primera vez de Jesucristo. Y muchos de los que abandonaron la iglesia en tiempos más difíciles, retornaron a ella.
La carta de los obispos “El amor todo lo espera” de 1993 significó un aldabonazo, un llamado a la conciencia nacional para arreglar "entre cubanos'' la grave situación que atravesaba el país. Un urgido llamado al diálogo y a la reconciliación nacional, que provocó una airada respuesta gubernamental a través de sus voceros oficiosos. El impacto popular fue enorme, pero la valiente y sabia propuesta de los obispos aún sigue siendo desoída por las autoridades gubernamentales. En 1994 el Papa nombraría un nuevo cardenal para Cuba, en la persona del Arzobispo de la Habana, Jaime Ortega y Alamino. Ese año, en la visita al Ad Límina de los obispos cubanos, Mons. Jaime había definido ante el Papa lo ocurrido en Cuba, y en el mundo comunista, como "el triste despertar de un sueño arruinado''. Para luego añadir: "salvar ese sueño sería una quimera, pero sí [se debe] mantener y potenciar los frutos positivos de esta etapa histórica difícil''.

En 1995 fueron erigidas tres nuevas diócesis, (Santa Clara, Ciego de Avila, y Bayamo-Manzanillo) que se añadían a la de Holguín (1979). En 1998 le tocó el turno a Guantánamo-Baracoa. Al ser elevada a Arquidiócesis la de Camagüey en 1999, se completaría el actual estado de la Iglesia en Cuba: tres sedes arzobispales y 8 sedes episcopales.

En la comunidad católica fue creciendo en todos esos años el deseo de ser visitados por el Papa Juan Pablo II. Después de arduas negociaciones, al fin esa visita se pudo efectuar en enero de 1998. El trabajo realizado por las comunidades superó, incluso, a la misión de la Cruz. La movilización popular, el sentimiento de libertad, fraternidad y paz que se respiró en esos días, y en la previa preparación, han hecho de los "días del Papa'' (21 al 25 de enero) el mayor y mejor recuerdo en muchos años para muchos cubanos. Las palabras del Arzobispo Primado, Mons. Pedro Meurice en Santiago, 13 veces ovacionadas por el pueblo reunido en la Plaza Antonio Maceo, descubrió al Papa la realidad difícil de la vida del pueblo, sus sufrimientos y esperanzas. El arzobispo hizo una profunda y valiente radiografía de la realidad eclesial y social, tocando los problemas más acuciantes, sus causas y remedios posibles. Nunca sonó más alta ni más clara, ni más universalmente, la voz de la Iglesia en Cuba.

Retos de un futuro complejo

La iglesia en Cuba enfrenta retos que comprometen su presente y su futuro. A ese futuro lo llamo complejo y no "incierto'' o "difícil'', que fueron las primeras palabras que me saltaron a la mente. La Iglesia tiene cinco de esos retos en:

* La situación de descristianización del pueblo, fruto del ateísmo estatalmente inducido desde el poder. Esto incluye la pérdida de valores morales y de motivaciones espirituales, la falta de fe y la presencia de la desesperanza en buena parte de la población, unido a la ignorancia religiosa.

* El diálogo y la colaboración con las otras iglesias cristianas, con las que la iglesia comparte y convide el servicio espiritual del pueblo cubano, en especial el servicio de la Palabra Evangelizadora.
* La atención respetuosa y el trabajo constructivo con esa parte del pueblo que ha accedido a la fe religiosa a través de la "piedad popular'', de carácter sincrético, y cuya referencia institucional pasa por la Iglesia católica.

* La apertura e integración en la realidad cubana de la isla de los cubanos del exilio, en parte considerable de origen católico.

* La articulación e implementación de canales de participación de todos los cubanos, creyentes o no, en un diálogo verdaderamente nacional, de carácter metapolítico, y que pueda iniciarse desde ahora e incrementarse en el futuro, como un camino de reconciliación religiosa y social, que incluya también a los no creyentes. Esto supondría una relectura creativa de nuestra historia y una propuesta de acción y reflexión que nos permita superar divisiones, exclusiones y demonizaciones, que han hecho de nuestra patria "una tierra triste, como tierra tiranizada y de señorío''.

Una iglesia que se atreviera a transitar por este camino, con humildad y valentía, permitiría revertir el presente difícil e incierto, en un futuro luminoso y posible, basado en el respeto y aceptación de las diferencias, y de los diferentes, neutralizando todo intento de hegemonización opresivo y excluyente. Un diálogo así sería la mejor plataforma para una democracia pluriforme y abierta.


Posted in Cubaverdad, diciembre 26,2008
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¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia.
 - Epicuro de Samos  (341 AC-270 AC) Filósofo griego.
 

26 de julio de 2011

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26 de julio: Día de los Abuelos

 

Festividad de Joaquín y Ana

padres de la Santísima Virgen María

 

Una antigua tradición, conocida ya en el siglo II, atribuye los nombres de Joaquín y Ana a los padres de la Virgen María. El culto aparece para Santa Ana ya en el siglo VI y para San Joaquín un poco más tarde. La devoción a los abuelos de Jesús es una prolongación natural al cariño y veneración que los cristianos demostraron siempre a la Madre de Dios.


La madre de nuestra Señora, la Virgen Maria, nació en Belén. El culto de sus padres le está muy unido. El nombre Ana (Hannah en hebreo) significa "gracia, amor, plegaria". La Sagrada Escritura nada nos dice de la santa. Todo lo que sabemos es legendario y se encuentra en el evangelio apócrifo de Santiago, según el cual a los veinticuatro años de edad se casó con un propietario rural llamado Joaquín, galileo, de la ciudad de Nazaret. Su nombre significa "el hombre a quien Dios levanta".  

 

Moraban en Nazaret y, según la tradición, dividían sus rentas anuales, una de cuyas partes dedicaban a los gastos de la familia, otra al templo y la tercera a los más necesitados. Llevaban ya veinte años de matrimonio y el hijo tan ansiado no llegaba. Los hebreos consideraban la esterilidad como algo oprobioso y un castigo del cielo. Se los menospreciaba y en la calle se les negaba el saludo. En el templo, Joaquín oía murmurar sobre ellos, como indignos de entrar en la casa de Dios.


Joaquín, muy dolorido, se retira al desierto, para obtener con penitencias y oraciones la ansiada paternidad Ana intensificó sus ruegos, implorando como otras veces la gracia de un hijo. Recordó a la otra Ana de las Escrituras, cuya historia se refiere en el libro de los Reyes: habiendo orado tanto al Señor, fue escuchada, y así llegó su hijo Samuel, quien más tarde seria un gran profeta.
 

También Joaquín y Ana vieron premiada su constante oración con el advenimiento de una hija singular, Maria. Esta niña, que había sido concebida sin pecado original, estaba destinada a ser la madre de Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado.


Desde los primeros tiempos de la Iglesia ambos fueron honrados en Oriente; después se les rindió culto en toda la cristiandad, donde se levantaron templos bajo su advocación.

 

Según la misma tradición vivieron también en Jerusalén, donde murieron. Una iglesia, conocida en distintas épocas como Santa María, Santa María ubi nata est, Santa María in Probatica, Sagrada Probática y Santa Ana fue edificada en el siglo IV, posiblemente por Santa Elena, en el lugar de la casa de San Joaquín y Santa Ana, y sus tumbas fueron allí veneradas hasta finales del siglo IX, en que fue convertida en una escuela musulmana. La cripta que contenía en otro tiempo las sagradas tumbas fue redescubierta en 1889.

 

LUGARES: MORELIA, MÉXICO

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Morelia

Morelia es la ciudad capital del estado de Michoacán, México, y la vez la ciudad más poblada del  estado. Su nombre en la época prehispánica fue Guayangareo, que significa "Loma Larga y Achatada". En la época colonial española primeramente recibió el nombre de Ciudad de Mechuacán,  que le fue cambiado en 1545 por ciudad de Valladolid, como la ciudad castellana.  

Los sobrenombres actuales de Morelia son "La Ciudad de la Cantera Rosa", "La Ciudad de Las Puertas Abiertas", "La Rosa de los Vientos", y "El Jardín de la Nueva España". Según censo realizado en 2010, su población actual asciende a casi 600,000 habitantes.

Todo en Morelia es señorial y provinciano al mismo tiempo.  Los edificios principales se alinean juntos, algo ostentosos quizá, flanqueando a la imponente catedral, cuyas dos torres gemelas de setenta metros, son las más altas de América en estilo barroco e, independientemente del estilo de su construcción, las cuartas más altas en México.  

Las torres empezaron siendo platerescas para crecer barrocas y acabar rematadas con elementos neoclásicos. Este eclecticismo, tan característico de Morelia, lo es también, por extensión, de casi todas las ciudades coloniales de América.

Morelia ha destacado en el país por su historia, la ciudad es uno de los sitios forjadores del suceso histórico de la Independencia de México,  así como cuna de importantes personajes de la historia nacional. Gracias al patrimonio arquitectónico conservado desde la época colonial, el centro histórico de Morelia fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1991.  

Hay un rincón escondido en esta pétrea ciudad que sosiega el ánimo del viajero. Se trata del Jardín de las Rosas, una rinconada deliciosa, frondosa y coqueta, donde Vasco de Quiroga, primer obispo de Michoacán, y Miguel de Cervantes    llevan años mirándose en silencio desde sendas estatuas sedentes a la sombra de umbrosos fresnos centenarios. 

En el ámbito histórico Morelia es considerada cuna ideológica del movimiento de independencia de México.  Visita obligada  en la antigua Valladolid es el palacio de Gobierno, instalado en el viejo seminario diocesano, por cuanto allí se formaron Hidalgo, Morelos y Matamoros, cuya rebelión contra el gobierno del virreinato llevaría a la derrota de las tropas españolas y a la independencia de México. Aquellos históricos acontecimientos que cambiaron el curso del país están reflejados con viveza en los murales de Alfredo Zalce que cubren las paredes del antiguo seminario.

En ellos puede verse al cura Morelos, líder de la guerrilla y gran héroe local,  y aplastado contra el suelo y con una laja de piedra atada a la espalda por escudo, aparece también en las pinturas el legendario personaje Pípila, un aliado indígena de la causa rebelde que reptó hasta la puerta del cuartel de Guanajuato para prenderle fuego. En aquel cuartel se guarnecían 300 soldados realistas que perecieron en el asedio. 

Poco más tarde, en 1828, la orgullosa  Valladolid pasaría a llamarse Morelia, en honor del cura -devenido en militar y patriota- Morelos, y todas sus calles, plazas y portales cambiaron de nombre para glorificar a los nuevos héroes nacionales. 

Esta singular ciudad, cuna de la Independencia, cuenta con más de mil cuatrocientos edificios y monumentos históricos registrados en su casco antiguo,  pero ninguno como la imponente catedral barroca, que domina la ciudad desde la Plaza de Armas, auténtico corazón de Morelia.

Todo visitante disfrutará de un sosegado paseo por la calzada de Fray Antonio de San Miguel, una tranquila vía peatonal sombreada por frondosos árboles y jalonada de añejas mansiones, que arranca de la emblemática fuente de Las Tarascas, un conjunto escultórico de bronce que representa a tres jóvenes indígenas con un enorme cesto rebosante de frutas simbolizando la abundancia.

La calzada termina frente al templo de Guadalupe, quizá la última obra barroca de México. Su interior es un catálogo de filigranas y motivos florales en tonos pastel extraordinariamente recargados. 

Este relato se ha completado con descripciones reproducidas de wikipedia.org y elmundo.es, de un trabajo original de Francisco Lope-Seivane.
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EL GOBIERNO ESPAÑOL ACABA DE APROBAR 
EL DECRETO SOBRE LA NUEVA EDAD DE JUBILACIÓN



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Donde mora la libertad, allí está mi patria.
- Benjamin Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense

25 de julio de 2011

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Emotivo adiós a Mons Meurice en Miami

Cientos de católicos cubanos en el exilio y de otras nacionalidades, unidos por la figura de un hombre que marcó historia dentro y fuera de Cuba, coincidieron durante el fin de semana  en la Ermita de la Caridad del Cobre para dar el último adiós a Pedro Meurice Estiú, arzobispo emérito de Santiago de Cuba.

“Se nos fue un hombre valiente y de fe”, declaró visiblemente emocionada Daisy Olivares, una de las muchas personas que se acercaron desde el mediodía y hasta las 10 p.m. a la Ermita. El velorio continuará el domingo en el mismo horario. 

Meurice encarnó la rebeldía de los católicos de la isla y fue un incansable defensor de los derechos humanos. Persona de recia personalidad e ideas que consistentemente brotaban a favor de los menos favorecidos, Meurice fue recordado como un hombre que luchó por la fe y la libertad.

“Se nos fue al cielo pero nos dio un gran ejemplo, su propia vida”, comentó monseñor Agustín Román, obispo auxiliar retirado de Miami. Román ofició una misa de cuerpo presente ante un masivo grupo de feligreses que no ocultaron su dolor y tristeza.

Al pie del púlpito, con una delicada tela blanca en el interior del féretro y un rosario en sus manos, el cuerpo de Meurice fue expuesto ante una larga fila de católicos y gente amiga. Todos conocieron en vida o escucharon hablar del valor de Meurice ante las injusticias.

Entre los asistentes se encontraba Jorge Luis González Tanquero, ex preso político cubano de 41 años. González Tanquero dijo que asistió al velorio por el enorme respeto que siente por la obra de Meurice.

“Fue un gran luchador y uno de los pocos que se enfrentó al régimen. Meurice era un gran protector del pueblo”, opinó.

En el primer día de los servicios fúnebres, el arzobispo de Santiago de Cuba y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, monseñor Dionisio García Ibáñez, calificó a Meurice como un hombre y siervo de Dios admirable. 

“Buscaba la verdad y estaba entregado totalmente a su ministerio”, manifestó García. “Dios quiso que muriera aquí [en Miami] signo de que todos somos un mismo pueblo”.

García llegó al sur de la Florida el viernes para estar en los homenajes a Meurice que le rinden los cubanos exiliados. Acompañará sus restos de regreso a la isla. 

Refiriéndose a la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba en 1998, cuando Meurice habló en la bienvenida de la falta de libertades y esperanzas de los cubanos, García dijo que entendió que era el momento de decirlo.

“Me parece que fue importante en su vida, pero hay que ver sus 39 años de sacerdocio que es, en definitiva, lo que da peso a su vida”, precisó García. Sobre el silencio de las autoridades cubanas en relación a la muerte de Meurice, comentó que la población cubana siempre encuentra los canales para enterarse de lo ocurrido.

Respetando su última voluntad, Meurice será enterrado en el Cementerio Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, en cuyas calles fue una figura venerada. 

Meurice arribó a Miami hace varios meses para tratarse un complicado cuadro de diabetes. Según Román, murió rezando un rosario a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, acompañado por el obispo de Santa Clara, Arturo González, quien se encontraba de visita en Miami.

“Estuvimos unidos muchas veces en el trabajo pastoral”, recordó González. “Encontrarme con él aquí ha sido una experiencia fuerte. Meurice es el pastor que tenía la pasión de Dios y se mantuvo con un espíritu de fe muy grande”, acotó.

El lunes, el arzobispo de la Arquidiócesis de Miami, Thomas Wenski, oficiará una misa de cuerpo presente a las 10 a.m. en la Iglesia San Miguel Arcángel, ubicada en el 2987 West Flagler Street. 

Información editada de El Nuevo Herald

También concelebrarán esta Eucaristía, entre otros sacerdotes,  Mons. García Ibáñez, Arzobispo Primado de Santiago de Cuba, Mons. Agustín Román, Obispo Auxiliar Emérito de Miami y Mons. Arturo González, Obispo de Santa Clara, Cuba.. 

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"EL DESCENDIMIENTO" DE CARAVAGGIO 
EXPUESTO EN EL MUSEO DEL PRADO
La ministra de Cultura del gobierno español, Angeles González-Sinde, ha presentado este jueves 'El Descendimiento' de Caravaggio (1571-1610), la obra invitada del Museo del Prado hasta el 18 de septiembre y la gran atracción del itinerario 'La Palabra hecha imagen'. 

El cuadro ha sido prestado por los Museos Vaticanos con motivo de la visita a España del Papa Benedicto XVI en agosto, coincidiendo con la Jornada Mundial de Juventudes a celebrarse en Madrid.
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Si quieres ser sabio, aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar cuando no tengas nada que decir.
 
- Johann Kaspar Lavater 

24 de julio de 2011

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Cumpliendo promesas

Elsa M. Rodríguez

En el artículo “Recapitulando promesas” de Maribel Hastings publicado por el Nuevo Herald el viernes 22 de julio, la columnista reconoce que el presidente Obama no ha cumplido sus promesas referente al problema inmigratorio, y de hecho indica que contrariamente a solucionar el asunto, lo que han sabido son más redadas de inmigrantes y más deportaciones.

Hastings espera que Obama en su segundo período (si es que consigue nuevamente la presidencia) sea capaz de cumplir las promesas que hizo frente a organizaciones tan importantes como el Consejo Nacional de la Raza (BCLR) cuando aun estaba en campaña para su primer período presidencial. Ahora tal parece que el presidente tiene una buena excusa y es que su partido no tiene mayoría en la Cámara de Representantes y Hastings dice saber que “muchas veces no pueden producirse resultados con un Partido Republicano repleto de demagogos que sólo buscan entorpecer y no solucionar”.

A nosotros nos gustaría que Hastings nos explicara cómo es posible que el presidente en sus dos primeros años de gobierno no consiguiera cumplir ni siquiera una milésima parte de las promesas que hizo a los indocumentados (ilegales) cuando en esos momentos él contaba con mayoría demócrata tanto en la Cámara como en el Senado.

Es que una cosa es cierta, no se trata de demagogia republicana, es que hay que admitir que los demócratas también son demagogos porque no se puede prometer lo que se sabe que es, si no imposible, sí muy difícil de cumplir. Es como prometer la luna y las estrellas, ellas están ahí, las podemos ver, pero no las podemos tocar.


Elsa M. Rodríguez
Hialeah, FL


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“ASÍ DEBEN SER LOS ARZOBISPOS”

Ha muerto monseñor Pedro Claro Meurice Estiú, arzobispo emérito de Santiago de Cuba. Meurice era un guajiro hosco, por timidez más que por orgullo, y un hombre que parecía sentirse siempre incómodo cuando estaba en público. Se dice que esa timidez guajira le impidió ser arzobispo de La habana y cardenal, cosas que un día parecieron estar claramente escritas en su futuro. Me permito adelantar otra teoría.
Meurice fue nombrado obispo por Pablo VI el 1 de julio de 1967. Al ser ordenado era el obispo más joven del mundo: tenía 35 años. Y era el hombre que Pérez Serantes quiso como sucesor en Santiago.

Quien quiera entender la historia de la Iglesia en Cuba en los últimos 50 años, debería concentrarse en los casi tres años que median entre el 28 de enero de 1979 y el 20 de noviembre de 1981. Y Pedro Meurice fue la pieza clave que decidió el derrotero tras esos treinta meses.

El 28 de enero de 1979, en Puebla de los Ángeles, México, Juan Pablo II pronuncia el discurso inaugural de la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano. Allí dijo una frase que repetiría luego muchas veces durante su pontificado: “No me cansaré yo mismo de repetir, en cumplimiento de mi deber de evangelizador, a la humanidad entera: ¡No temáis!”  Su discurso puso claramente las cartas sobre la mesa: el Papa consideraba la Teología de la Liberación como una moda peligrosa y falaz, más que como una legítima tendencia teológica.

Para monseñor Francisco Oves, arzobispo de La Habana, el discurso del Papa fue una sentencia. Él había llegado a Puebla a proponer un entendimiento con el marxismo. El obispo cubano partía de la tesis de que el comunismo era indestructible y, por tanto, se debía aprender a convivir con él. El Obispo polaco de Roma partía de la tesis contraria: el comunismo podía –y debía- ser destruido.

La Historia le dio la razón al polaco Oves, tras su debacle mexicana, pasaría varios años en  las frías bibliotecas vaticanas para después ir a carenar a una parroquia de El Paso, Texas, donde predicó a los inmigrantes mexicanos y comenzó a escribir una Historia de la Iglesia en Cuba que nadie sabe cuán adelantada estaba ni adónde fue a parar tras su muerte el 4 de diciembre, fiesta de Santa Bárbara, de 1990, con sólo 62 años de edad.

Tras muchos meses de ausencia de monseñor Oves, el 20 de febrero de 1980, como un curioso regalo de cumpleaños, monseñor Meurice fue nombrado administrador apostólico de La Habana. Cuarenta y cinco días después, el 4 de abril de 1980, comenzó la crisis de la embajada del Perú en La Habana, seguida por el éxodo del Mariel y la ola de pogromos organizada por la Seguridad del Estado y el partido Comunista de Cuba con el fin de aterrorizar a los cientos de miles de ciudadanos que deseaban escapar del “paraíso” socialista.

Meurice fue a ver a José Felipe Carneado, aquel estalinista de pura cepa encargado de los “asuntos religiosos” en el comité Central de Partido. Meurice le dijo que era inaceptable que el gobierno cubano se comportara como una banda de delincuentes; que aterrorizar, patear y linchar a ciudadanos en plena calle por el simple deseo de abandonar el país era inaceptable. Carneado le repitió la versión oficial del gobierno: que ninguno de aquellos horrores estaba sucediendo. Meurice, dando un puñetazo en el  buró, le gritó: “Coño, tú sabes que es verdad todo lo que te estoy diciendo”. Si es cierto ese cuento que escuché hace tiempo, mi teoría es que ese puñetazo y ese coñazo le costaron a Meurice el arzobispado de La Habana.

El 1 de enero de 1981 yo tenía 16 años, pero aún recuerdo la homilía de Meurice esa noche en la Catedral de La Habana. Después de rememorar el horror del año que acababa de concluir, se refirió al deseo confeso del gobierno de expulsar del país a todo aquel que no se plegara a sus planes. Dijo algo así como que “no se hagan ilusiones, nosotros hemos estado quinientos años en Cuba, y dentro de quinientos años seguiremos aquí”. Las homilías de Meurice en aquella época duraban una hora y uno podía oír una mosca volando en la Catedral. Y nada de lo que decía podía agradar a los mandantes.

Quizás fue por eso que unos meses después, Meurice volvió a su arquidiócesis de Santiago. Finalmente, monseñor Jaime ortega fue nombrado arzobispo de La Habana el 20 de noviembre de 1981.

Hoy todos los medios de prensa han recordado las palabras de Meurice ante el Papa Juan Pablo Ii en Santiago de cuba el 24 de enero de 1998:

“le presento además, a un número creciente de cubanos que han confundido la Patria con un partido, la nación con el proceso histórico que hemos vivido en las últimas décadas, y la cultura con una ideología."

Los comunistas suelen ser rencorosos. A Meurice nunca le perdonaron ese discurso, la gallardía y la verdad de ese discurso. Los que estuvieron cerca de él en los últimos años como arzobispo de Santiago saben bien lo que tuvo que soportar por haber dicho públicamente aquellas palabras.  

Para terminar, les cuento una anécdota. Baste decir que quien me contó tiene por qué saberla y es persona confiable. Poco después de la visita de Juan Pablo II a Cuba, los obispos cubanos acudieron a Roma para la habitual visita ad limina que hacen al Papa los obispos cada cinco años. Juan Pablo II fue saludando a los cubanos uno a uno. Al llegar ante Meurice, le tomó las manos, se sonrió y se quedó mirándolo con aquellos implacables ojos polacos. “Pedro Meurice –le dijo y se quedó un momento en silencio, apretándole las manos- ¡Así deben ser los arzobispos!”

Descanse en paz, Pedro Meurice.

Recibido de Mario J Paredes
Presidential Liaison
Roman Catholic Ministries
American Bible Society

Tomado de


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El Tesoro que buscamos

¿Dónde estás, Señor?
Que me dicen que, hace un tiempo,
te sembraron en mi corazón…y no te encuentro.
Que pregonan que en el cielo te hallas,
y cuando levanto la vista no te alcanzo.
Me repiten que en los destrozos del mundo
es donde especialmente sales a su lado,
y no llego a percibir tu presencia.

¿Dónde estás, Señor?
¿Qué tengo que vender
para poder comprarte?
¿Qué tengo que dejar
para poder conseguirte?
¿Qué parte de mi hacienda he de regalar
para que Tú seas la definitiva riqueza
y valor de mi vida?

No me contestes, Señor…
Mis ojos no te ven porque andan distraídos.
Porque prefieren verse seducidos
por el gran capital que el mundo oferta.
Mis manos disfrutan mucho más
cuando acarician los lingotes del oro
del bienestar de lo que cuenta
y vale en la sociedad,
del prestigio o del dinero,
del buen nombre y buena vida
sin mínimo esfuerzo.

No me contestes, Señor…
¡Demasiado bien sé
dónde se encuentra tu tesoro!
En el silencio,
que tanto hiere porque tanto me dice.
En la humildad,
donde la pequeñez tanto me asusta.
En la sinceridad,
que me convierte en diana de tantos dardos.

Ayúdame, oh Cristo,
a no perder el campo de tu tesoro:
la fe que es llave
para poder amarte y descubrirte,
y el amor que es bono seguro
que cotiza en el cielo.

Javier Leoz,
www.betania.es

23 de julio de 2011

Perfil y razón

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Palmas amigas
A punto de iniciar su quinto año de existencia, este blog cambia de nombre. Sólo se trata de eso porque el contenido seguirá siendo el mismo, al igual que el formato y la orientación ideológica. No se trata de un antojo infundado: llamarse “Gaceta de Puerto Príncipe” para que los temas de y sobre Camagüey se hagan difíciles de encontrar  entre las 5742 largas entradas que ya acumula este blog, impone una solución. Y creo que la más conveniente será la de separar los contenidos. Por tanto, habrá una “Gaceta de Puerto Príncipe”, para los temas del Camagüey de ayer y de hoy, sus historias y sus figuras y, además,  este  blog, “Palmas amigas”, con más amplitud de temas que, además, seguirá conservando los temas tratados hasta ahora.
 
El título lo tomo prestado de un bello poema del cubano Rubén Darío Rumbaut y la foto que servirá de logo muestra unas palmas amigas que crecen en Miami. Las otras, las que Martí llamó novias que esperan, se yerguen aún airosas allende el mar del ancho Estrecho que nos separa de ellas.  
 
Espero sepan perdonar los contratiempos que origine el necesario cambio de dirección electrónica, palmasamigas.blogspot.com  y que sigan dispensando el mismo interés en leer sus páginas. 
 
“Gaceta de Puerto Príncipe” sólo para temas de Camagüey saldrá al espacio cibernético el próximo día 23, al cumplirse cuatro años de la andadura iniciada ese día de 2009.

1 comentario:

Bueno, espero que este nuevo Blog sea tan benévolo conmigo como lo fue la Gaceta de Puerto Príncipe. Suerte y muchas visitas.
Cariños,
Elsa M. Rodríguez
 

Hacia el tercer año

La Gaceta de Puerto Príncipe se abre a una nueva etapa en la andadura cibernética que comenzara hace hoy dos años.  Al iniciar este su tercer año, lo primero -deber ineludible-, es agradecer a los más de ciento setenta y cinco mil visitantes que  durante este tiempo se han asomado a sus páginas, ya fuera accidentalmente a través de un buscador -Google u otro similar-, o que repiten sus visitas de modo asiduo, complacidos de los temas que se presentan en el blog,  temas que ya suman  3,373 hasta el día de ayer en que se cerró su segundo ciclo anual. 
 
Gracias a los que leen, a la treintena que se ha definido como seguidores, a los que envían comentarios sobre lo que leen, a los amigos que remiten noticias o temas que encuentran en Internet y que consideran apropiados para recogerlos en “La Gaceta…”  A los que me permiten reproducir temas que he encontrado en sus propios blogs…. 
 
A los amigos que nos alientan diariamente, nos siguen en primera línea y los que hasta distribuyen esta Gaceta entre sus conocidos… (Y que no me atrevo a mencionarlos por temor a caer en omisiones).
 
 Muchas gracias en especial a los colaboradores habituales que envían sus propias creaciones, con las que se ha enriquecido el blog durante este tiempo.  A Elsa M. Rodríguez,  Marlene María Pérez Mateo, Amelia M. Doval, María Dominicis, Mayra Montes, Martha Pardiño y sus poemas, María Teresa Villaverde Trujillo y sus interesantes Estampas… Sepan que las páginas de La Gaceta de Puerto Príncipe estarán siempre abiertas para ustedes.
 
Pero a pesar de todas esas muestras de interés reflejadas en los diarios “pinchazos” que recibe la dirección electrónica de La Gaceta, ella echa de menos más comentarios. Para ayudarla, el "Monstruo de las Galletas" no ha dudado en abandonar su Calle Sésamo y plantarse en el blog para recordar a todos, como buen glotón, que un blog se nutre de comentarios. Es la respuesta, ya sea positiva o negativa, que ayuda y motiva a quien escribe o a quien simplemente “copia y pega” algo que ha considerado de importancia, de interés o de sobrada calidad. Es la respuesta que daría lugar a un nuevo enfoque de lo que se ha planteado. La que propiciaría  el inicio de un diálogo presentando un punto de vista diferente o coincidente.
 
A todos, a los que escriben, a los que leen y comentan, a los que leen y no comentan, a todos, ¡Gracias!
Ana Dolores García 

Gaceta de Puerto Príncipe  

Éste era el nombre de uno de los periódicos más antiguos de Camagüey, fundado en 1819 por un habanero, D. Antonio Guerrero.

Antes habían existido otros. El primero, manuscrito y de vida efímera, lo publicó en 1810 el Ldo. D. Antonio de Herrera, sin duda alguna mediante un gran esfuerzo. Se dice que llegó a tener amplia circulación pero ni siquiera se ha podido conservar su nombre.


Dos años después, en 1812, D. Mariano Seguí estableció la primera imprenta y en ella surgió el primer periódico impreso: «El Espejo».

Aunque posterior a ellos, desde sus inicios «La Gaceta de Puerto Príncipe» pasó a ser el más importante exponente de la prensa y la cultura locales, avalado por la calidad y el prestigio de sus escritores, entre los cuales es imprescindible mencionar a Gaspar Betancourt Cisneros, El Lugareño.

Esta «Gaceta de Puerto Príncipe» digital comenzó en 2006 como página virtual que pretenciosamente se apropiaba del nombre de aquel periódico principeño del siglo XIX para, aprovechando el tecnicismo de hoy –antaño insospechado-, lanzarse al mundo del espacio cibernético.

La experiencia duró casi un año y ahora vuelve a reeditarse en un nuevo formato. Intenta seguir siendo fiel a la calidad de la primera Gaceta, la de hace casi dos siglos, y a la de casi dos años. Los invito a que la visiten, la lean, se animen a enriquecerla con sus escritos y la consideren como propia.

Ana Dolores García

Ana Dolores García es cubana nacida en Camagüey. Lleva ya en Maryland más años que los que vivió en Cuba y sin embargo aquella sigue siendo su tierra, la que nutre sus raíces. Hija de españoles afincados en Cuba, para España hay también una parte especial y grande de sus sentimientos. Siempre le gustó ser escribidora y estudió Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana. Pero colgó el título, guardó la pluma casi sin uso y se convirtió en oficinista. Le gusta sobre todo leer, el cine, la música y la pintura, aunque hoy por hoy la mayor parte de su tiempo la ocupa la Internet. Si tuviera que escoger una consigna sería «Patria y Libertad». O mejor aún: «Dios, Patria y Libertad».
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 EL ARTISTA DE LO COTIDIANO

Por Amelia M Doval

Hay imágenes que no necesitan textos porque ellas mismas llevan la historia a sus espaldas. Por esas extrañas coincidencias que la vida nos regala, hace unos días conocí a un cubano que, aunque hoy es uno más en el suelo de Miami, trae consigo parte de su obra. Un fotógrafo de las profundidades marinas que al salir al sol deja plasmada la historia con los simples colores de lo contrario. Blanco, negro y sus matices.

Adrián de la Paz Rodríguez no necesita contextualizar el arte para hacer un libro creativo, con el lente descubre los momentos culminantes por los que un ojo común transita sin ver los significados. Su calidad de mensajero y artista lo hacen detenerse. Es la realidad de una Cuba cotidiana y él, audaz torero que revierte en simbólico el más simple de los gestos.

El Payret, uno de los cines más emblemáticos para todas las generaciones que pudieron conocerlo con su total o menguado esplendor, es hoy un triste gazapo en su olvido. Un avejentado edificio que se resiste a ver caer su estructura porque conserva la elegancia aristocrática que es el sello constructivo de una ciudad creada para perdurar. Un cine teatro que nació en 1951, con su acogedor lobby y sus esculturas interiores, protectores cuerpos que observan desde las paredes a los 1800 observadores que ocupen sus lunetas. Abre sus puertas y ya es arte, lo primero que visualizamos es el mural de Rita Longa.

Así de fabulosa y  conceptual es la obra que se resiste a ser destruida por las mordidas voraces del descuido, el virus más dañino que ataca las defensas del tiempo. Adrián no se regodea en lo estructural sino en el mensaje, no en lo anatómico del edificio sino en su voz con grito de rebelde: La isla siniestra, ese es el título que exhibe en la frente el “renegado”, el que se mantiene en pie aunque se balancee el piso. De la Paz es un fotógrafo, un artista con aires de naturaleza y conceptos de cazador, su obra es un juego  de fichas escondidas, un reto a la destreza de un ojo que mira las profundidades.
  
Amelia M. Doval