18 de abril de 2011

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Queridos todos,  aquí os queda el testimonio acompañando a Jesús a su entrada en Jerusalén. Me habría gustado ver a Jesús desde los brazos de la mujer samaritana pero no me faltaron los de mamá, tita Cristina y el abuelo. El abuelo me metió con mi padre y mi padrino entre los hombres de trono para que aprenda a saber a que huele el sudor del sacrificio y la propia fe, que también tiene su aroma en mi tierra. Que tengáis una buena Semana Santa.
Besitos, Nicolás

(Nicolás, ya todo un cofrade, en su primera Semana Santa malagueña)


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Alice Cunnigham Fletcher

Por Marlene María Pérez Mateo

Mi encuentro con la vida e historia de la Doctora Susan Lafleshe Picotte por medio de un libro biográfico, primera mujer médico en la comunidad de nativos indo-americanos, fue el catalizador de muchos otros acertados momentos de cercanía con personas, hechos y lugares.

Me remito a uno de ellos, sobrecogedor e inesperado. Una cubana en el siglo XIX dedicó sus esfuerzos profesionales y propios a la antropología y etnología de los más antiguos pobladores de este continente Americano: los aborígenes.

Alice Cunningham Fletcher nació en La Habana un 15 de marzo de 1838. Su familia se había establecido en Cuba para lograr  recuperar la salud su padre de familia. No logrado su objetivo, regresaron a Massachuset donde Alice  se formó y educó hasta llegar a la Universidad de Harvard donde se graduó en 1879.

Su motivación hacia los aborígenes norteamericanos nació muy temprano en su carrera y se extendió durante toda su vida  hasta su muerte en 1923. Trabajó  como comisionada de educación en Missisipi, Ohio y Alaska. Fue la primera mujer en ocupar posiciones presidenciales en múltiples entidades académicas, sociales, culturales y profesionales.

Sus estudios no fueron hechos desde la distancia ni basados en datos fríos y burocráticos. Trabajó y vivió entre los Omahas y los Milkos. El rescate y preservación  de la música en las comunidades aborígenes en lo cual fue pionera, es para los entendidos la materia que más invita a su recordación.

El respeto y el aprecio por la multiculturalidad queda como el mayor legado de Alice Cunnigham Fletcher.

 Marlene María Pérez Mateo
Marzo 2011
 
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No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Anónimo
Ilustración: Rubens, La lanzada
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1819  nace Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria
1819  nace Franz von Suppé, compositor austriaco
1877  Thomas A Edison  presenta su técnica de grabación sonora: el fonógrafo.
1923 en Nueva York, el yankee stadium abre sus puertas.

San Francisco Solano
 
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REZA, PERO NO DEJES DE REMAR HACIA LA ORILLA.

- PROVERBIO RUSO






17 de abril de 2011

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La sangrienta batalla 
de Bahía de Cochinos

Juan O. Tamayo
El Nuevo Herald

El jefe de la invasión de Bahía de Cochinos, José Pérez San Román, se arrodilló y besó la arena con alegría cuando desembarcó en Playa Girón, en la costa sur de Cuba. Dos días después, sus 1,500 hombres habían sido derrotados.

“Estamos combatiendo en la playa y no tenemos munición. Por favor, envíen ayuda”, pidió San Román por radio a sus asesores de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). En su última transmisión, dijo: “No tengo con qué combatir. Nos vamos al monte”.

El intento más directo y potente de Estados Unidos por derrocar a Fidel Castro comenzó en medio del optimismo hace 50 años un 17 de abril. Y terminó en un oprobioso desastre dos días después.

Julio González Rebull, entonces de 24 años y ahora publicista semiretirado de Miami, tiene una explicación muy clara sobre los motivos que le arrancaron la victoria de las manos a los brigadistas.

“La brigada no se rindió, se quedó sin munición”, dijo en una de las entrevistas que The Miami Herald y El Nuevo Herald hicieron a varios veteranos de la brigada para esta nota. “Estados Unidos nos entrenó y después nos abandonó”.

El presidente John F. Kennedy y la CIA quedaron marcados para siempre por este revés histórico. Castro se convirtió en el David del Caribe que derrotó al Goliat del norte. Su control sobre las riendas del poder aumentó significativamente. Dieciocho meses después, la Crisis de los Misiles colocó al mundo al borde de la guerra nuclear.

Castro calificó de mercenarios a los miembros de la fuerza invasora de la Brigada 2506 y exigió un rescate por su liberación: $500,000 por San Román y cada uno de los otros dos líderes de la invasión, y $25,000 por cada soldado.

Pero los sobrevivientes de la Brigada recuerdan hoy los tres días de combate y los 20 meses que pasaron en las terribles prisiones de Castro como un momento histórico para ellos y luminoso para la lucha por la democracia en Cuba.

Cinco hombres rana y un oficial de la CIA, Grayston Lynch, fueron los primeros en desembarcar horas antes del amanecer el 17 de abril de 1961. Su misión era colocar luces en la playa para guiar al resto de la fuerza de asalto anfibio.

Unos 1,300 combatientes exiliados debían desembarcar y establecer una cabeza de playa de 40 millas de ancho en la orilla este de Bahía de Cochinos, desde Playa Larga en el norte hasta Playa Girón en el centro y Caleta Verde en el sur. Durante las primeras horas la invasión pareció marchar bien. “Repelimos tres ataques durante el día, entre ellos uno por la tarde por parte de más de 1,000 milicianos y soldados”, escribió Erneido Oliva, jefe de las operaciones en Playa Larga y segundo jefe militar de la brigada.

Paracaidistas de la brigada capturaron dos vías clave para la invasión, estrechos terraplenes construidos sobre la mayor zona pantanosa en el Caribe, la Ciénaga de Zapata. Su infantería tomó una pista necesaria para recibir suministros. Por esta pista también llegaría un gobierno “civil” que solicitaría reconocimiento internacional.

Seis bombarderos B-26 de la brigada lanzaron bombas de 250 libras sobre el primer y último vehículo de un convoy de policías y milicianos en un terraplén, y ametrallaron al resto con sus ocho ametralladoras calibre .50 emplazadas en sus narices. Cuba reportó después 1,800 muertos y heridos sólo en ese combate.

“Esos 15 o 20 minutos me parecieron una hora. Para los que estaban en tierra, debió parecer una eternidad”, recordó Gustavo Villoldo, quien estuvo en uno de los B-26.

En otro sangriento combate, los brigadistas mantuvieron por tres días el control de la carretera de San Blas, bajo fuego casi constante de la artillería pesada de Castro y olas de ataques de infantería y tanques soviéticos T-34.

Mario Martínez-Malo, miembro de una escuadra de morteros, recordó que en un momento el número de milicianos y civiles capturados en una zona era el doble de los invasores. En el tercer día de hostilidades, Martínez-Malo disparó 405 morteros contra la columna de milicianos en la carretera, dijo, sin tiempo para alejarse y taparse los oídos. “Al final estaba sordo”, relató.

La brigada perdió 67 hombres en combate y Cuba reconoció posteriormente haber sufrido 1,250 muertos y casi 3,000 heridos. “Luchamos con el amor a nuestro país en el corazón. Y al principio estábamos ganando”, dijo Santiago Jont, entonces un pescador pinareño de 23 años convertido en soldado.

También combatieron con la convicción de que el poderoso gobierno estadounidense los había entrenado y armado, y vendría a rescatarlos si tenían problemas. Por esa razón estaban el portaaviones USS Essex y media decena de destructores en el y media decena de destructores en el horizonte.

González recuerda que otro brigadista le dijo: “Nosotros estamos con John Wayne, y John Wayne nunca perdió una pelea”. Pero para el anochecer del 17 de abril la invasión estaba condenada al fracaso.

Castro había movilizado rápidamente entre 40,000 y 60,000 hombres para un contraataque, en su mayoría policías y milicianos con poco entrenamiento pero más que suficiente munición, así como 20 cañones pesados y 40 tanques soviéticos que descargaron más de 2,000 proyectiles durante los tres días de combate.

Castro sólo tenía un puñado de aviones: dos jets T-33 de entrenamiento, un par de aviones de combate de hélice Sea Fury y bombarderos B-26. Pero fueron suficientes para tomar el control del aire sobre Bahía de Cochinos y sellar la suerte de la fuerza de asalto.

Mientras los aviones de Castro sólo necesitaban 20 o 30 minutos de vuelo para llegar a las playas, los pilotos de la brigada tenían que volar siete horas de ida y vuelta desde su base en Nicaragua, con el combustible suficiente para sólo 20-40 minutos de vuelo sobre la zona de combate.

A pesar de los obstáculos, la brigada realizó 36 misiones aéreas, perdió 10 pilotos y la mitad de sus B-26. Con las ametralladoras traseras desmontadas para poder cargar más combustible, fueron una presa fácil de los ataques por la retaguardia. Cuatro pilotos estadounidenses de B-26, contratados por la CIA, perecieron en la operación.

Los aviones cubanos hundieron rápidamente el Río Escondido, que llevaba combustible y munición para 10 días de operaciones, y dañaron el Houston, que cargaba armas, munición y combustible para otros 5,000 hombres.

Ya hundido, el Río Grande seguía ofreciendo un espectáculo de luces. “El barco estaba hundido, pero seguía disparando cohetes desde el agua”, dijo Esteban Bovo, un piloto de la brigada que lo sobrevoló. 

 El capitán Luis Morse encalló el Houston mientras todavía estaban a bordo unidades del segundo y quinto batallón de infantería, cuyos elementos tuvieron que desembarcar agarrados de sogas amarradas a tierra, bajo el fuego de ametralladoras de los aviones cubanos. Un hijo de Morse estaba entre los brigadistas.

Otros dos barcos, el Atlántico y el Caribe, que transportaban más suministros y hombres, incluido el equipo médico, recibieron la orden de abandonar la zona de combate el 17 de abril para evitar los ataques aéreos y regresar por la noche.

Eduardo Zayas-Bazán, del equipo de hombres rana, recordó que los dos barcos con tripulaciones civiles “se fueron y nunca regresaron”. Otro barco de suministro, el Oratawa, no llegó a la zona hasta varios días después.

Tres de los cinco tanques ligeros M-41 de la brigada estaban dañados y hubo que usarlos como piezas de artillería. Los artilleros del Houston cañonearon una de sus propias barcazas de desembarco en el caos del combate.

El 18 de abril, algunos de los tripulantes de los B-26 de la brigada se negaron a volar desde Nicaragua alegando que estaban cansados. Uno de ellos saltó de la cabina en el momento en que el avión estaba a punto de despegar.

Una fuerza de 168 brigadistas a bordo del barco Santana debía desembarcar entre Santiago de Cuba y Guantánamo en una operación de distracción. Pero no encontró la playa asignada la primera noche. Para la segunda noche la zona estaba llena de soldados de Castro.

Algunas unidades de la brigada comenzaron a replegarse el 18 de abril, mientras los milicianos de Castro dejaban los terraplenes y se acercaban a través de la ciénaga. “Salían de los pantanos como si fueran hormigas”, dijo Martínez-Malo. La noche del 18 y la mañana del 19 se impuso el caos en las cabezas de playa cuando se agotaron las municiones, recordaron veteranos de la brigada.

San Román dio la orden de destruir todo el equipo de comunicación y dispersarse por los pantanos. “Nunca abandonaremos a nuestro país”, declaró, unas palabras que los brigadistas repiten hoy como un lema.

El gobierno de Castro anunció la derrota oficialmente la tarde del 19 de abril: “El ejército mercenario invasor, que ocupó territorio cubano por menos de 72 horas, ha sido completamente aplastado. La revolución ha triunfado”.

Al final, fueron capturados 1,174 elementos de la Brigada 2506. Sesenta y nueve murieron en combate. Nueve se asfixiaron cuando los encerraron en una rastra para un viaje de unas 10 horas a La Habana; 10 fueron fusilados por supuestos delitos no no vinculados con la invasión; y otros 10 murieron de hambre cuando escaparon en una embarcación de vela que estuvo perdida dos semanas en el mar.

Pero algunos brigadistas lograron evadir la captura varios días, incluso semanas. Arturo Cobo estuvo escondido en una cueva hasta el 22 de mayo. Eli César y cinco más se ocultaron en la ciénaga infestada de mosquitos y cocodrilos con el agua por la cintura. Martínez-Malo dijo que prepararon una sopa de lagarto. A balazos, le abrieron huecos a una concretera para conseguir agua.

Juan Clark, veterano profesor del Miami Dade College, recordó que su grupo, con un hambre atroz después de varios días en los pantanos, estranguló un cochinillo para para evitar que hiciera ruido. Uno de ellos comentó: “¡Perdóname, Dios mío! ¡Mira lo que Fidel Castro me ha hecho hacer!”. Bebieron la sangre del animal mezclada con mermelada de guayaba, entonces lo hirvieron y se comieron la carne.

Unos 20 brigadistas lograron salir de la ciénaga y refugiarse en embajadas en La Habana o en la Base Naval de Guantánamo. Hubo uno que llegó hasta el Hotel Internacional, el mejor de Varadero en ese momento, donde encontró una embarcación que lo trajo a Miami.

Como la mayoría de los soldados en cualquier guerra, los miembros de la Brigada 2506 no conocían ningún detalle del plan general de la invasión. Pero desde 1961 el fracaso de Bahía de Cochinos se ha explicado en miles de libros, artículos y conferencias.

El presidente Dwight Eisenhower aprobó en 1960 la invasión de una fuerza de 1,500 hombres, llamada Brigada 2506 por el número de identificación de su primera baja, Carlos Rodríguez Santana, quien pereció en un accidente mientras se entrenaba en Guatemala. Otros centros de entrenamientos estaban en Florida, Panamá, Puerto Rico y Louisiana.

Kennedy aprobó inicialmente el plan de invasión tras asumir la presidencia el 20 de enero de 1961. Después lo fue cambiando poco a poco hasta garantizar el desastre. Primero vetó el plan para desembarcar cerca de Trinidad, alegando que haría mucho “ruido” político. Los planificadores de la CIA cambiaron la zona de desembarco a Bahía de Cochinos, ciertamente con menos ruido geográfico pero sin líneas fáciles de retirada si la invasión enfrentaba problemas.

Entonces Kennedy insistió en un peligroso desembarco de noche y redujo los planes de bombardeo de aeropuertos cubanos, que tenían por fin eliminar la Fuerza Aérea de Castro y dar a los invasores el control aéreo de la zona de operaciones. Inicialmente, el plan contemplaba 38 ataques, que fueron reducidos a 22, después a 16 y finalmente a ocho.

El piloto de uno de los T-33 cubanos, Rafael del Pino, escribió posteriormente que, de haberse realizado todos los ataques planeados, “probablemente” hubieran sido “barridos”. Robert Gray, secretario de Eisenhower y ahora un hombre de 89 años que vive en Miami Beach, dijo que Kennedy no debió haber cambiado los planes. “Como Eisenhower era general de cinco estrellas, él hubiera reconocido un mal plan militar”, dijo Gray.

La información de inteligencia de la CIA también probó ser un desastre. Manchas de “nubes” o “algas” flotantes en las fotos de reconocimientos resultaron ser arrecifes coralinos que destrozaron el fondo de algunas de las barcazas de desembarco, que eran de aluminio. Esto provocó demoras, en algunos casos hasta el amanecer, cuando los aviones de Castro podían detectar y ametrallar a los brigadistas.

En comparación, la información de inteligencia de Castro era excelente. Uno de sus espías se había infiltrado en la brigada y diplomáticos soviéticos en México informaron a Moscú a principios de abril que la invasión ocurriría el 17 de abril.

Las fuerzas anticastristas clandestinas, que debían iniciar un levantamiento en coordinación con el desembarco —seis barcos llevaban suficiente armamento y munición para que 25,000 hombres combatieran por lo menos 30 días— nunca recibió la alerta del desembarco por temor a que agentes de Castro hubieran penetrado los grupos de oposición.

Las fuerzas de seguridad de Castro arrestaron a más de 100,000 sospechosos de apoyar a la oposición y los mantuvieron en campos deportivos, cines y escuelas bajo la amenaza constante del paredón de fusilamiento. Castro dijo posteriormente que 29 miembros de la oposición clandestina fueron ejecutados por esos días.

Algunos historiadores de Bahía de Cochinos afirman que Kennedy vaciló debido a su juventud y falta de experiencia. Otros sostienen que el desembarco no podía haberse demorado o cancelado porque los brigadistas estaban impacientes y unos 100 pilotos cubanos enviados a entrenarse con cazas MiG en Checoslovaquia estaban a punto de regresar a la isla. Otros creen que Kennedy tenía la esperanza de que un plan de la CIA para asesinar a Castro triunfara antes de la invasión y creara el caos en la isla.

Cualquiera que haya sido la razón, Jack Hawkins, el coronel de la Infantería de Marina que dirigió el personal paramilitar de la CIA en la invasión, calificó las decisiones de Kennedy de “una traición vergonzosa a los combatientes cubanos”.

Castro dijo que los prisioneros eran hijos de la oligarquía, oficiales de la policía y las fuerzas armadas que habían apoyado al dictador Fulgencio Batista y mercenarios contratados por la mafia norteamericana para retomar el control de los casinos de La Habana.

De hecho, eran una muestra amplia del pueblo cubano, unidos por la convicción de que Castro había roto su promesa de democracia y había colocado a Cuba en el camino de una dictadura comunista.

Un estudio indicó que 173 brigadistas eran de clase alta y 361 de clase trabajadora, entre ellos 11 albañiles, cuatro barberos y un lechero. La mayoría tenía entre 17 y 40 años; el más joven con 15 años y el mayor con 61. Unos 240 eran estudiantes y 135 habían servido en las fuerzas armadas de Batista o Castro. Había 13 miembros de la familia Fuentes y por lo menos cuatro capellanes, todos ciudadanos españoles.

Todos los prisioneros, vistiendo camisetas blancas y sentados en el patio de la prisión del Castillo del Príncipe, una fortaleza de la era colonial en La Habana, fueron hallados culpables de traición en un juicio televisado en abril de 1962, cargo que implicaba la pena de muerte. Pero ninguno de los brigadistas se arrepintió en público ni criticó al gobierno de Estados Unidos. Clark recuerda que Castro visitó a algunos de los prisioneros después del juicio y les dijo: “Tengo buenas noticias, muchachos. No van a fusilar a nadie”.

En su lugar, fueron sentenciados a 30 años de trabajos forzados, a menos que pagaran una “indemnización”: $500,000 por San Román y otros dos altos líderes; $100,000 por otros 228 prisioneros importantes y de $50,000 a $25,000 por cada uno del resto.

Dirigido por Berta Barreto, una cubana cuyo hijo fue prisionero, y el abogado John Donovan, que participó en el juicio a los criminales de guerra nazis en Nuremberg, se formó el Comité de Familias Cubanas para impulsar el esfuerzo de liberación de los presos.

Castro también liberó a unos 60 heridos a partir del 14 de abril de 1962 a fin de ayudaran en la campaña para recaudar los $53 millones, que debían venir de donaciones privadas y no del gobierno estadounidense.

El resto de los brigadistas fue enviado a notorias prisiones. Los 231 más importantes acabaron en Isla de Pinos; el resto en las celdas subterráneas, conocidas como leoneras, del Castillo del Príncipe.

Veteranos de la brigada como Juan Evelio Pou recuerdan que los guardias con frecuencia hacían cumplir las órdenes a punta de bayoneta. “Nos trataron muy mal, pero nunca lograron vencernos”, dijo Pou.

Había una letrina para cada 100 prisioneros. En una ocasión fue necesario llamar a un camión de bomberos para que limpiara el lugar con agua a presión. Muchas veces les prohibían hablar entre ellos, pero se comunicaban por la “telenaranja”, mensajes que colocaban dentro de naranjas y las lanzaban de una celda a otra. Un brote de hepatitis mató a tres prisioneros.

Jont, el pescador, dijo que lo trataron especialmente mal porque es negro, y Castro había prometido eliminar el racismo. “La pasé mal. Los milicianos me miraban con odio, especialmente los milicianos negros”, dijo. Algunos de los guardias también le hacían el gesto de que lo iban a degollar.

En el caso más cruel, los guardias dinamitaron ambas prisiones durante la Crisis de los Misiles en octubre de ese año, listos para volar a todos los brigadistas capturados si Estados Unidos atacaba la isla.

Los veteranos de la brigada tienen pésimos recuerdos de la comida de la prisión. Algunas veces espaguetis para el desayuno y la cena. Otras veces un guiso misterioso que los guardias sacaban de un tanque de 55 galones y que los prisioneros jocosamente llamaban Patria o Muerte, el lema favorito de Castro.

Pou dijo que pesaba 200 libras cuando fue capturado, pero sólo 134 cuando al momento de su liberación. Martínez-Malo comentó que estaba tan delgado cuando lo liberaron que su padre no lo reconoció.

Cinco de los brigadistas que desembarcaron fueron ejecutados y a otros nueve los mantuvieron en la cárcel por supuestos delitos cometidos antes de la invasión. Los últimos dos fueron liberados en 1986, 25 años después de los hechos.

El resto fue liberado entre el 22 y el 24 de diciembre de 1962. Los trasladaron por avión a la Base de la Fuerza Aérea en Homestead antes de reunirse con sus familiares en Dinner Key, en Miami

“Poco a poco fuimos descubriendo la verdad’’ de las razones del fracaso espectacular de la invasión, dijo Clark. Durante el resto de su vida, San Román sufrió de prolongados ataques de depresión, hasta que finalmente se suicidó en un parque de casas móviles de Hialeah en 1989. Un amigo le dijo a un reportero en ese momento: “El murió el 19 de abril de 1961. Nunca se sobrepuso a esa pérdida”.

La reportera de The Miami Herald Luisa Yanez contribuyó a este artículo.

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La Semana de la Cruz a la Vida

La Procesión de las palmas simboliza el recibimiento entusiasta del pueblo de Jerusalén a Jesús de Nazaret en este Domingo de Ramos, que es el gran pórtico de la Semana Santa. Jesús en estos días va a consumar su entrega y, por tanto, la redención del género humano, tal como Dios Padre desea y pone en las manos de su Hijo Unigénito.



ERES TÚ, SEÑOR, QUE ENTRAS

A lomos de un asnillo, humildemente
y sin más pretensión que cumplir
la voluntad de Aquel que te sostiene.
Para celebrar tu pasión, muerte y resurrección
y, sufrir, llorar y morir
para que no lo hagamos por siempre nosotros

ERES TÚ, SEÑOR, QUE ENTRAS

Rodeado de música y de salmos
con palmas en las manos, vítores y aclamaciones
Porque, tus horas tristes, aunque sean grandes
hoy son anunciadas y publicadas de esta manera:
Siervo, entre los siervos
Pobre, entre los más pobres
Obediente, has la muerte
Dócil, en el camino hacia el madero
Fuerte, ante la debilidad de los que te rodean

ERES TÚ, SEÑOR, QUE ENTRAS

Sales al escenario de la Jerusalén
La ciudad que hoy te aclama
y, la urbe, que mañana te dará la espalda
La ciudad que hoy te bendice
y, el bullicio que mañana gritará: ¡crucifícale!
Avanzas por esa ciudad, Jerusalén,
que son las calles por las que nosotros caminamos:
encrucijadas de falsedades y de engaños
de verdades a medias que son grandes mentiras
de amistades y de traiciones
de fidelidades y de deserciones
de amigos que compran y se venden

ERES TÚ, SEÑOR, QUE ENTRAS

Porque sabes que, para ganar,
hay que saber perder
Porque con tu entrada triunfal en Jerusalén
nos invitas a dejarnos enterrar
para que en un amanecer despertemos a la eternidad
Porque, al ascender por nuestras calles
nos muestras que, en la cruz que te espera,
se encuentra multitud de respuestas
ante tantos interrogantes del hombre.

Javier Leoz, Betania

 
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Domingo de Ramos

Luis Mario

Jerusalén buscaba un rey judío,
que predicara con su augusto ejemplo,
pero en los frutos ácidos del templo
el mercader lanzaba un desafío.
Y fue el primer Domingo hecho de Ramos.
La tarde se hizo con amor y hosanas.
La fe, verdor astral de otras mañanas,
saludó los fanáticos reclamos.
Muy breve fue aquel júbilo, muy breve.
Contra la espiga conspiró la nieve
y el hombre congeló su torpe ciclo.
Pero la humanidad tomó la brida
al llegar el Piloto de la Vida
en el carruaje humilde de un borrico.

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1695  fallece sor Juana Inés de la Cruz, religiosa, poetisa y escritora mexicana
1895  fallece Jorge Isaacs, escritor colombiano.
1949  fallece   Ramón Guirao, escritor y poeta cubano
 
1958  fallece en La Habana Rita Montaner, actriz y cantante cubana
1961  Desembarco en Cuba de la fallida expedición de la Brigada 2506, integrada por cubanos con la intención de derrocar al régimen comunista de Fidel Castro.


Roberto de Molesmés, abad
 
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CUANDO CREZCAS, DESCUBRIRÁS QUE YA DEFENDISTE MENTIRAS, TE ENGAÑASTE A TI MISMO O SUFRISTE POR TONTERÍAS. SI ERES UN BUEN GUERRERO, NO TE CULPARÁS POR ELLO, PERO TAMPOCO DEJARÁS QUE TUS ERRORES SE REPITAN.

- PABLO NERUDA,  (1904-1973) POETA CHILENO.

16 de abril de 2011

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LA I-REAL BODA REAL BRITÁNICA

  
La empresa de telefonía T-Mobile ha aprovechado la fiebre por todo lo que tenga que ver con la boda real británica para lanzar un anuncio en Internet  que recrea 'otra' manera de hacer el paseo nupcial hasta el altar.

El vídeo suma ya  MILLÓN  Y MEDIO de visitas y se ha convertido en un éxito en YouTube. Realizado por Saatchi&Saatchi, parodia una entrada 'diferente' de los miembros de la realeza británica a la Iglesia donde contraerán matrimonio el príncipe Guillermo y Kate Middleton. Los actores, que guardan un asombroso parecido con los reales (nunca mejor dicho), especialmente Camilla Parker, desfilan por la alfombra roja al ritmo de la canción 'House of Love'.

El anuncio aprovecha el tirón de 'marketing' de la boda del año y acaba con un eslogan: "La vida es para compartir". Una grabación que ha contado con más de 130 actores y que se ha hecho en la Iglesia de San Bartolomé, la misma donde se rodó la película 'Cuatro bodas y un funeral'.

De todas formas, T-Mobile no ha inventado nada. El 'spot' copia la 'performance' que hizo en 2009 una pareja de recién casados, Kevin Hines y Peterson Jill, como alternativa a la manida marcha nupcial. Los novios grabaron la coreografía y la subieron a Internet. 

El anuncio, en cualquier caso, no tiene como objetivo la polémica ni ridiculizar a la familia real. De hecho, un portavoz de la compañía ha asegurado que se trata de "un mensaje de felicitación a Guillermo y Kate, así como una forma de captar el estado de ánimo de celebración de la nación". Incluso la 'Advertising Standards Authority' se ha pronunciado sobre el 'clip' y ha dicho que no rompe ninguna regla.

A todo esto, muchos creerán que T-Mobile es una compañía del Reino Unido. Y estarán equivocados, porque es alemana y pertenece a Deutsche Telekom. Pero los negocios son los negocios y la crisis agudiza el ingenio. 

El vídeo estáºen YOUTUBE y se puede disfrutar haciendo clic en:

http://www.youtube.com/watch?v=Kav0FEhtLug

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CUANDO LO POLÍTICO SOCAVÓ LO MILITAR

Por Mario U. Tápanes

El Lunes 17 de Abril de 1961, la Brigada de Asalto 2506 integrada por 1300 cubanos, desembarcó en Cuba por la Península de Zapata al Sur de la Provincia de Matanzas, uno de los escondites del pirata francés Gilberto Girón en la Bahía de Cochinos que debe su nombre a la variedad de peces que abundan en sus aguas llamados “cochinos” y no porque allí habiten cerdos jíbaros que atacan a las personas, como algunos autores han escrito.

Fue un Proyecto creado, planeado, dirigido y financiado por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA). Su objetivo inmediato consistía en establecer una cabeza de playa sostenible donde funcionaría un Gobierno Provisional Cubano que sería reconocido por los Estados Unidos y países amigos que le darían ayuda. Y con una pista de aterrizaje para continuar el apoyo aéreo a las ulteriores acciones militares contra el régimen castrista.

Su éxito dependía de que la Fuerza Aérea de la Brigada tuviera el control absoluto del aire destruyendo todos los aviones enemigos con ataques previos a sus bases en tierra. Y ésto no se logró debido a las restricciones impuestas al plan por consideraciones políticas. Aunque el Presidente Kennedy pronto asumió públicamente la responsabilidad por el fracaso, en privado culpó a la CIA y a los Jefes del Estado Mayor Conjunto señalándoles, entre otras faltas, el no hacerle comprender lo vital e indispensable que era el exclusivo poderío aéreo de la Brigada.

La primera vez que el Presidente Kennedy conoció de un plan secreto anticastrista fue después de ser nominado como candidato presidencial demócrata. El Director de la CIA, Allan Dulles, el 23 de Julio de 1960 le informó en general del proyecto que 4 meses atrás había aprobado el Presidente Eisenhower, entonces limitado a la unificación de los grupos de exilados, propaganda, el entrenamiento e infiltración de grupos de guerrillas y su abastecimiento aéreo y marítimo.

La segunda vez, como Presidente Electo, Dulles con Richard M..Bisell, Jr.,- responsable principal en la CIA del proyecto,- el 27 de Noviembre de 1960 le reportaron de nuevo a Kennedy cuando ya había evolucionado hacia una fuerza de asalto aeromarítimo con la posible toma de la Isla de Pinos. Por eso se incorporó a un Jefe Militar con experiencia de la Infantería de Marina, el Coronel Jack Hawkins, quien al estudiar los planes tentativos, sometió a la CIA el 4 de Enero de 1961 un extenso memorando que resultó profético: “En operaciones anfibias el control del aire y el mar en la zona del objetivo es axiomático y absolutamente requerido”...” “que se resista firmemente cualquier intento de reducir los aviones disponibles” ...”que la operación sea abandonada si el plan no contiene el uso del adecuado apoyo aéreo”.

El 28 de Enero de 1961, Kennedy, siendo Presidente, recibió el primer reporte sobre el proyecto cubano en una reunión en la que estaban el Vice-Presidente Johnson, los Secretarios de Estado y Defensa Dean Rusk y Robert McNamara, el Consejero Nacional de Seguridad McGeorge Bundy, el Jefe del Estado Mayor Conjunto (JCS) Gral. Lemnitzer, los Secretarios Asistentes Mann y Nitza. Y por la CIA, su Director Dulles y Tracy Barnes. Después de una larga discusión, el Presidente Kennedy autorizó a la CIA para continuar sus actividades, y que sometiera un plan de acción al Estado Mayor Conjunto (JCS) para su análisis, el cual fue favorable con ciertas recomendaciones.

Desde ese momento hasta el mismo desastre final, comenzó la oposición a minar el proyecto. La encabezó Dean Rusk alegando graves repercusiones, entre otras, que la América Latina acusaría al “imperialismo yanki” de agredir a una pequeña nación, más las reacciones adversas de la Unión Soviética y China en Berlín, Laos, Vietnan y otros asuntos; que sufriría grandemente la reputación y el prestigio con que se había inaugurado la nueva Administración; se violaban tratados de la Organización de Estados Americanos, y el Código Federal. etc... De aquí que si se ejecutaba la acción militar, tenía que realizarse de forma que la participación de los Estados Unidos no se descubriera, y si lo fuera, la acusación pudiera ser desmentida creíblemente.

Esta insistencia en la “doctrina de la clandestinidad” llevó al Presidente a rechazar el llamado “Plan de Trinidad” que presentó Bissell el 11 de Marzo. Abarcaba la toma de la ciudad donde la población mayoritaria era favorable y como base del Gobierno Provisional; bombardeos masivos para destruir la fuerza aérea castrista; así como depósitos de municiones, puentes y otros objetivos estratégicos. Y era una zona cerca del posible refugio del Escambray. El Presidente consideró el plan muy espectacular, como una invasión de la 2da. Guerra Mundial, prefería un desembarco discreto, con poco “ruido”, que luciera una operación de guerrillas y un alzamiento popular cubano, sin complicidad de los Estados Unidos, cosa ya del dominio público.

El alto mando de la CIA y el JCS buscaron alternativas según los deseos del Presidente y pronto se llegó al Plan Zapata, en la Bahía de Cochinos, modificando el preferido de Trinidad. El desembarco sería en la noche; los bombardeos se limitarían a destruir los aviones enemigos en sus bases. Con 16 aviones y unas 48 acciones aéreas, se atacarían durante 3 días las bases de Columbia, San Antonio y Santiago de Cuba empezando 2 días antes del arribo de la Brigada cuando un ficticio desertor de la fuerza aérea castrista aterrizaría en la Florida aparentando que se trataba de una sublevación interna y de guerrillas. Tomada la cabeza de playa con la pista de aterrizaje de Girón, de allí saldrían los sucesivos ataques aéreos y se establecería el Gobierno Provisional.

En la reunión del 4 de Abril, el proyecto se aprobó por 12 de los asistentes, excepto Rusk. El Presidente insistió en su “cubanización”; autorizó la continuación y evaluación sin dar su aprobación final reservándose el derecho de cancelarlo con 24 horas antes de su inicio. Los dos responsables de la CIA por la implementación, el Coronel Hawkins, Jefe Militar, y en lo Civil Jake Esterline, al estudiar el nuevo plan, concluyeron que su éxito era casi imposible, y si no se suspendía renunciarían. El 8 de Abril, por 3 horas discutieron los pro y contras con Bissell quien les dijo que era muy tarde, que no podían ser sustituidos, que seguiría con o sin ellos, cuestionó su lealtad y les pidió que no lo abandonaran. Después que Bissell les aseguró que no habrían más restricciones, desistieron de sus renuncias como buenos soldados.

En la reunión del 12 de Abril con el Presidente, el Secretario de Estado Rusk, el Consejo Nacional de Seguridad, y el JCS, Bissell analizó con más detalles las operaciones señaladas para el Lunes 17 de Abril con inicio del ataque a las bases aéreas al amanecer del Sábado 15. Se discutió otra vez el “ruido” que harían. El Presidente tampoco dio su aprobación final, pero si cancelaba, sería antes de las 3 p.m. del Viernes 14. En una conferencia de prensa ese mismo día 12, Kennedy anunció que bajo ninguna circunstancia las fuerzas de los Estados Unidos intervendrían en Cuba.

El Coronel Hawkins viajó a Centroamérica a inspeccionar la Brigada y reportó el día 13 que estaba bien entrenada y equipada y sobre todo con un alto espíritu de combate y moral excepcional como lo demostrarían después los valientes brigadistas hasta que se les acabaron las balas. Al siguiente día 14, el Presidente llamó a Bissell y dio su aprobación final diciéndole que no usara los 16 aviones en los ataques, que los redujera al mínimo. Acordaron que irían la mitad.

Sólo 3 escuadras de 2 aviones cada una, bombardearon al amanecer del Sábado 15 las bases enemigas, mientras el presunto “desertor” llegaba a Miami. El Embajador Cubano en la ONU denunció la agresión imperialista americana mientras el de los Estados Unidos Adlay Stevenson defendía la falsa versión del desertor. Al comprobarse la verdad, Stevenson llamó sumamente irritado a Rusk culpándolo del engaño que lo había humillado y ridiculizado.

En la base de la Brigada en Centroamérica, los pilotos se preparaban para una segunda oleada de ataque antes de la puesta del sol del mismo Sábado, pero llegaron órdenes “muy superiores” cancelándola y también las del siguiente día. Tarde el Domingo 16, el Secretario de Estado Rusk llamó por teléfono al Presidente y en extensa conversación hizo que Kennedy cancelara también los ataques aéreos de la mañana del 17, a pesar de saberse que la mitad de los aviones castristas estaban intactos. La protesta airada de Stevenson causó esta sentencia de muerte para la Brigada. Rusk encargó a Bundy la comunicara a Bissell y al Gral. Cabell quien actuaba de Director de la CIA porque Dulles estaba en Puerto Rico. Eran las 9 de la noche del 16 de Abril.

Cabell y Bissell acudieron a Rusk para que se revocara la cancelación advirtiéndole de sus fatales consecuencias. Rusk no cedió y en su presencia llamó de nuevo al Presidente expresándole los argumentos de Cabell y Bissell, pero repitiendo su recomendación de mantener la cancelación. Kennedy reafirmó su decisión y Rusk les extendió el teléfono a los dos para que directamente hablaran con el Presidente, lo que declinaron por no molestarlo inútilmente. Bissell, como él mismo reconoció, fue cobarde, pues no tuvo el valor de darles la noticia al Coronel Hawkins y Jake Sterline. Y la encargó a Cabell. Al oírla, Hawkins exclamó “es negligencia criminal”.

El resto es historia bien conocida. El Lunes 17 la aviación castrista bombardeó los barcos de abastecimiento y ametralló la Brigada. El Almirante Burke desde su portaviones, pidió permiso al Presidente para lanzar dos jets y destrozar al enemigo negándolo Kennedy porque los Estados Unidos “no podían estar envueltos”, a lo que replicó el Almirante “¡Maldición!, Señor Presidente es que ya estamos envueltos”. Y el Miércoles 19, el “disposal problem” de Dulles quedó resuelto.

Se ha culpado del desastre a la falta de acciones y ayuda de la resistencia por no habérsele avisado del desembarco. Este argumento falla, porque en operaciones militares, es esencial que los atacantes tengan bajo su dominio todo lo necesario para lograr el objetivo y en ninguna forma pueden subordinase a hechos que están completamente fuera de su control. Además en el caso concreto cubano, los jefes más importantes de la clandestinidad estaban presos desde hacía un mes, incluyendo a Rogelio González Corzo, (Francisco) el Coordinador General. En conclusión, que en este caso, al igual que en otros de esta gran Nación, lo político socavó lo militar.

Reproducido de Libreonline.com

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La Guerra de los Pasteles

- La “guerra de los pasteles”, también conocida como Primera Intervención Francesa en México, fue el primer conflicto entre México y Francia, y formalmente tuvo lugar entre el 16 de abril de 1838 y el 9 de marzo de 1839.

A través del barón Deffaudis, embajador de francés, los comerciantes franceses avecinados en México enviaron una serie de reclamaciones, que fueron recibidas en Paris. Entre estas reclamaciones, se encontraba la del señor Remontel, dueño de un restaurante de Tacubaya, donde algunos oficiales del presidente Santa Anna en 1832 se habían comido unos pasteles sin pagar la cuenta, por lo cual exigía que le pagaran. Ése fue el motivo a que el pueblo mexicano identificara a esta guerra con Francia con el nombre de "Guerra de los Pasteles".

Además ese mismo año un ciudadano francés fue fusilado en Tampico, lo que tensó todavía más las relaciones entre los dos países

Daffaudis abandonó su misión diplomática en México y regresó a Francia, y volvió en marzo acompañado de diez barcos de guerra que apoyaban las reclamaciones de su gobierno. Las reclamaciones se basaban por los perjuicios y propiedades de residentes franceses en México durante la Revolución Mexicana.

Como no fueron aceptadas tales demandas por el gobierno mexicano la flota abrió fuego contra el fuerte de San Juan de Ulúa (Veracruz )el 27 de noviembre de 1838, amenazando con invadir el territorio mexicano por lo que al día siguiente capitularon ambas entidades.

Santa Anna llegó a Veracruz y se dispuso a defender la ciudad, enviando un comunicado al contraalmirante, Baudin, en el cual no estaba de acuerdo con el dinero que le pedían. En respuesta, el contraalmirante ordenó que detuvieran a Santa Anna.

Se entabló una lucha sin resultados definitivos para ninguna de las partes. Ante estas condiciones Baudin ordenó el embarco de sus tropas que fueron perseguidas por los mexicanos hasta el muelle, donde los franceses al disparar un cañón los pudieron detener resultando herido en una pierna el propio Santa Anna.

El 9 de marzo de 1839 se firmó un tratado de paz por el cual México se comprometió a pagar las indemnizaciones exigidas, seiscientos mil pesos en total, pero no se comprometía a mantener las garantías exigidas para los extranjeros en el futuro.

http://intervencionesextranjeras.blogspot.com
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1838  comienza entre Francia y México “La guerra de los Pasteles”
1844  nace Anatole France, escritor francés, premio Nobel de Literatura en 1921
1889  nace Charles Chaplin,  actor y cineasta británico.
1973 muere en un accidente automovilístico Nino Bravo, cantante español   


Santa Bernardette Soubirous, santa Engracia, Virgen y Mártir.


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LOS HOMBRES ESTÁN SIEMPRE DISPUESTOS A CURIOSEAR Y AVERIGUAR SOBRE LAS VIDAS AJENAS, PERO LES DA PEREZA CONOCERSE A SÍ MISMOS Y CORREGIR SU PROPIA VIDA.

- SAN AGUSTÍN,  (354-430) OBISPO Y FILÓSOFO.




15 de abril de 2011

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Girón:
Las conclusiones de la Comisión Taylor

Por Enrique Ros

En abril 21, a los dos días del colapso del desembarco en Bahía de Cochinos, el General Maxwell Taylor, que había sido Jefe del Ejército de los Estados Unidos de 1955 a 1959 y ya estaba retirado, recibió la encomienda del Presidente Kennedy de realizar una investigación sobre la causa de ese fracaso.

De acuerdo a su testimonio, el General Taylor iba a conducir la investigación por sí mismo. No pudo hacerlo. En el transcurso de la conversación con el presidente éste sugirió una comisión presidida por Taylor y compuesta por Bob Kennedy, Alex Dulles y el Almirante Arleigh Burke. Bob Kennedy representando los intereses del presidente, Burke los del Estado Mayor Conjunto y Dulles representando a la Agencia Central de Inteligencia. Las tres instituciones más íntimamente envueltas en la operación.

La integridad del General Taylor nadie la ha puesto, jamás, en duda pues todos coincidían en su honorabilidad como militar y funcionario público.

La designación de una comisión investigadora compuesta por personas que representaban las instituciones más íntimamente comprometidas con las trágicas decisiones que condujeron a la derrota de Girón obedecía a dos propósitos:

a) Calmar a la prensa y a la opinión pública con la investigación que se iniciaba.

b) Ocultar luego por muchos años –como secreto militar- el resultado de la investigación. Tan es así que Bob Kennedy suprimió un informe secreto preparado por Roger Hilsman, del Departamento de Estado.

En la comisión era el General Taylor el único miembro que no tenía responsabilidades que apañar. Fue siempre interés de la Casa Blanca ocultar las torpes decisiones que condujeron al mayor desastre sufrido por los Estados Unidos en lo que iba de siglo.

El primer paso de la Comisión Taylor fue recoger el testimonio de cerca de 50 testigos o participantes que fueron entrevistados en el transcurso de 21 reuniones. Este grupo de testificantes incluyó los entrenadores norteamericanos en Centroamérica, funcionarios de todos los niveles en la Secretaría de Estado, la Secretaría de Defensa, el Estado Mayor Conjunto y la CIA. Comprendió a varios cubanos que participaron en la preparación de la acción, pero, por supuesto, no incluyó –por el momento en que se realizaba la investigación-, a los brigadistas que se encontraban en ese tiempo en las cárceles de Castro.

El equipo investigador presentó un estudio preliminar al Presidente Kennedy en mayo 15 y el informe definitivo le fue entregado el 13 de junio considerándosele en aquel momento como “estrictamente secreto” que vino a ser parcialmente desclasificado en mayo de 1977.


A cuatro conclusiones llegó la Comisión Taylor:

1) La inadecuada cobertura aérea del desembarco.

2) El fallo de la brigada, al ser derrotada en las playas, en convertirse en fuerza guerrillera.

3) La responsabilidad del Estado Mayor Conjunto por las deficiencias militares.

4) La falta de comprensión e incorrecta actitud de los altos funcionarios envueltos en la operación.

Algunos distinguidos historiadores manifestaban que “Bahía de Cochinos falló porque Kennedy y Bissell fallaron”, pero la más precisa conclusión la expresó un distinguido combatiente, el Comandante José P. San Román: “Playa Girón no hubiese fracasado si el presidente hubiera cumplido”.

Todos los militares que testificaron ante la Comisión Taylor coincidieron en calificar de grave error los incompletos ataques aéreos realizados dos días antes del desembarco y el General David W. Gray, del EMC, condenó enérgicamente el que se modificase el plan aprobado originalmente de continuos e ininterrumpidos ataques del día de la invasión. Lo afirmaba también el General Lemnitzer: “Los bombardeos de dos días antes se agregaron por razones no militares. Los aprobaron para darle credibilidad a la historia que los ataques del día de la invasión se realizaban desde Cuba”; esto lo afirmaba el General Lemnitzer en la reunión Número Doce de la Comisión Taylor.

La decisión del Presidente Kennedy de suspender los ataques aéreos programados para el mismo día 17 de abril fue condenada por todos los militares que testificaron. El Jefe del Estado Mayor Conjunto afirmaba en la Reunión 17 de la Comisión Taylor que los ataques aéreos del día 17 estaban considerados esenciales. Todos coincidieron en calificar de motivaciones políticas –no militares- las razones que condujeron a la aprobación de los ataques aéreos parciales dos días antes del 17 de abril.

El General Thomas White, Jefe de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, también discrepó de aquella súbita modificación. Afirmó en la Reunión 12 de la Comisión: “La mejor operación hubiera sido lanzar un fuerte ataque aéreo sobre los aeropuertos el mismo día de los desembarcos. El problema fue que hubo cambios en el último minuto de los cuales nosotros no conocíamos. Me refiero, entre otros, a la cancelación del último minuto de los ataques aéreos” y concluía aquel militar que dirigía la fuerza aérea de esta nación con esta durísima afirmación: “Yo creo que se hicieron cosas a niveles superiores al Estado Mayor Conjunto sobre las que no fuimos completamente informados”.

El Presidente de la Comisión, el General Maxwell Taylor al terminar su cometido hizo un paralelo entre dos presidentes norteamericanos: Trumann y Kennedy:

“Trumann demostró que un presidente con poca popularidad pero gran coraje puede lidiar con un héroe militar que se ha excedido. En contraste, al cancelar un importante ataque aéreo en Bahía de Cochinos, el Presidente Kennedy demostró que un presidente puede intervenir personalmente en la conducción de una operación militar pero tendrá que vivir lamentándolo”.

Desafortunadamente no solo lo lamentaría el ya difunto Presidente Kennedy sino aún, todavía, el pueblo cubano en la isla y en el exilio.

Reproducido de Diario Las Américas