El Centro Gallego de La Habana
Vicente López
En pleno corazón de La Habana, en el Paseo del Prado (José Martí), frente el Parque Central y ubicado entre el Capitolio Nacional y el histórico Hotel Inglaterra, se alza majestuoso e imponente el Centro Gallego de La Habana.
La revolución de Fidel Castro lo convirtió en Liceo de la Habana Vieja y Gran Teatro de La Habana-Garcia Lorca, sede del Ballet Nacional de Cuba, relegándolo de sus funciones y dueños originales.
Inaugurado 1914, es obra del arquitecto Belga Pool Berriv y, construido en estilo neobarroco, en su fachada principal tiene 4 grupos escultóricos de mármol blanco que representan alegorías de la beneficencia, la educación, la música y el teatro, obra de Joseepe Moran. Los elementos se colocaron de forma equilibrada, los balcones, ventanas, cornisas, la proporción de sus torres y la unidad de las molduras logran un ritmo elegante. Su teatro fue construido dentro del bello edificio y durante muchos años fue el mas grande y lujoso de Cuba.
Desde su comienzo en 1880 dio a entender sus prioridades, pues nació con 3 secciones: “de Recreo y Adorno”, “de Declamación” y “de Instrucción”, ésta última al cargo de una escuela de instrucción general, de idiomas y una biblioteca que en 1881 ya se hacía cargo de 109 alumnos a pesar de contar el Centro con solo 701 asociados.
Al poco tiempo creó una sección “de Lírica” y otra “de Filarmónica” con cometidos folclóricos y que se hizo cargo de lo que quedaba de la coral “Ecos de Galicia”. Y es que en el Centro Gallego de La Habana nació la bandera gallega, el himno gallego como tal, e incluso una Asociación Iniciadora y Protectora de la Real Academia Gallega.
Ya en 1884 comenzó su labor fuera de la isla: el Centro contribuyó desde entonces al mantenimiento en España de la “Sociedad de Salvamento de Náufragos” además de ayudar a Rosalía de Castro que se encontraba en lamentable situación. A ello hay que añadir un sinfín de actuaciones humanitarias como el envío de ayuda en 1888 a Lugo y Orense ante unas devastadoras lluvias.
En 1889 contaba con una escuela para 895 alumnos. Aunque el centro ya daba cobertura sanitaria pagando a sus asociados diversos tratamientos que necesitaban, no fue hasta 1894 cuando el Centro Gallego adquirió la clínica médica “La Benéfica” con todo su instrumental para servicio de sus asociados, lo que atrajo e hizo aumentar considerablemente el número de los mismos.
El centro contó así con su propio hospital, la denominada “quinta La Benéfica” que en la década de los 50 llegó a contar con 13 pabellones y un promedio diario de 650 enfermos. Hoy es el lamentable y decrépito hospital Miguel Enríquez, además de clínica universitaria.
Fue en 1905, cuando compró el Teatro Nacional (antiguo Tacón) en pleno corazón de La Habana por 525.000 pesos oro americanos. Además adquirió terrenos y edificios adyacentes. En el año 1906 fundó una caja de ahorros, y en 1909 se configuró como una entidad bancaria con el nombre de “Caja de Ahorros y Banco Gallego”, que en 1914 contaba con fondos superiores a los 3 millones de pesos oro.
Esta institución se encargó de enviar giros de remesas de los inmigrantes a Galicia además de funcionar como banco financiero para la construcción de la sede del Centro.
En el año 1907 se colocó la primera piedra de su edifico-sede. En 1913 finalizaron las obras del Palacio Social y en 1915 se concluyó el Teatro. A esas alturas mantenían el denominado “Plantel de Concepción Arenal” que cubría clases de enseñanza primaria y clases nocturnas de corte y costura, comercio, taquigrafía, etc. Además mantenían una “Academia de Bellas Artes” y una “Academia de Música”, elevada al rango de Conservatorio Nacional.
La revolución cesaría al Centro Gallego como institución en noviembre de 1961 contando con unos 52.000 asociados, apropiándose de un ingente patrimonio en forma de un hospital, el palacio, el banco, sedes sociales... que tendrían como fin engrosar la lista de "logros" de una revolución que por supuesto en nada había aportado para la construcción de dichos elementos.
¿Por qué le dedico un especial cariño al Centro Gallego de La Habana?... mayormente porque mi bisabuelo, D. José López Torre, fue uno de los socios fundadores de 1870 y que, al contrario de la revolución que hoy lo disfruta, si colaboró activamente tanto espiritual como económicamente y de una manera efectiva al engrandecimiento del mismo, como así lo atestigua una larga serie de publicaciones de la época, tanto en las aportaciones para el palacio social como en el impulso del hospital del centro (hoy decrépito hospital Miguel Enríquez). Perdón por el esnobismo personal.
Vicente López
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