31 de marzo de 2010


Una carta de Gorbachev a Castro

Por Guillermo Cabrera Leiva

Hace apenas una semana el New York Times publicó una carta del ex dirigente soviético Mijail Gorbachev, dirigida a Fidel Castro, que ha sido reproducida en un bello folleto que me ha enviado el Dr. Carlos Ripoll.

En dicho texto, traducido al español e impreso en Caracas, el autor de la “perestroika” le dice al tirano de Cuba unas cuantas verdades, que de seguro le habrán agravado su actual padecimiento, pues son verdades que sin duda alguna han de llagarle a lo más profundo de su conciencia, si es que aún ésta le funciona al destructor de Cuba.

Le recuerda Gorbachev a Fidel la vez que se reunieron en La Habana, en 1989, ocasión en que le tomaron una fotografía en que aparecen juntos, con las manos cruzadas en alto, en actitud de victoriosa solidaridad.

Pasa la carta a mencionarle las “Reflexiones” que suele escribir Fidel desde su cubil, “con las que sigues – le dice -- dirigiendo al país, ahora con la ayuda de tu hermano Raúl”.

Y paso seguido le dice que aquí le envía sus propias reflexiones, “en las cuales verás mis experiencias para que te sirvan de lección, de cómo las prácticas estalinistas se le meten en la sangre a los gobernantes y a los gobernados, y el socialismo fracasa víctima del inmmovilismo, los dogmas y el miedo”.

Continúa la misiva de Gorbachev con la siguiente exposición de su criterio político, a saber:

“Como verás en lo que aquí digo, hace tiempo que llegué a la conclusión que la democracia y la libertad son los únicos caminos para el progreso y la felicidad de los pueblos. Donde impera el totalitarismo, las reformas necesarias para llegar a la democracia y a la libertad, atemorizan a los cobardes dirigentes, acostumbrados como están a resolverlo todo a base de intransigencias y de falta de visión en el futuro”.

Y sigue la carta:

“Como digo en esta “Reflexión”, hay que imponer el desprecio del sistema totalitario, hay que fomentar la libertad de expresión y de reunión, la libertad religiosa y de movimiento, y el pluralismo económico y político”.

Seguidamente acompaña Gorbachev sus propias reflexiones, que son unas valiosas consideraciones sobre el futuro de Rusia, su patria, cuyo texto es una excelente lección de civismo:

“Lo que mantiene atrasada a Rusia es el miedo -- afirma Gorbachev -- el miedo de las autoridades y el miedo de la gente, el miedo de que la modernización lleve a la inestabilidad social y aún al caos. En la política, el miedo es mala guía, por lo que debemos vencer el miedo”.

“Hay en la actualidad en Rusia -- termina diciendo Gorbachev – numerosos hombres y mujeres con mentes libres y autónomas, listos para asumir la responsabilidad de proteger la democracia. Pero mucho depende de cómo actúe el gobierno”.

Guillermo Cabrera Leiva
Diario Las Américas, Miami
Foto: Google
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La magnitud de la violencia.

Lic. Amelia M. Doval

Otro rostro irreconocible, una nueva víctima de la violencia juvenil, un culpable que truncó su vida cuando apenas comienza, una niña que es cómplice y tres familias sufriendo con un dolor que va más allá de lo explicable. Fueron miradas aparentemente tiernas, sonrientes, esperanzadas, con sueños que la ilusión se encargaba de colgar en los corazones. Hoy quedó la historia sin protagonistas, pasaron a tener una vida de total anonimato, una vida escondida detrás de la cotidiana desfachatez de los culpables, guiados por la disciplina de cumplir o castigar, todo lo que se recordará será el delito, no existirán más fotos familiares, no tendrán fiestas, salidas, besos inocentes, en lo adelante se reduce a una sola palabra, convicto.

Una madre que se retuerce en su dolor porque aún no sabe si su hija pasará de ser un caso grave para volver a la vida, operaciones, secuelas, llantos, dolor. En esta odisea de responsables inconclusos queda una pregunta en el aire, ¿dónde se ha perdido el amor a la juventud? Ya no se juega con infantiles gestos sino con golpes, se tergiversan los sentidos y la brisa de verano crea gélidas corrientes que paralizan el alma.

Estamos equivocados, algo hicimos mal, no supimos, no pudimos. Dimos más de lo necesario, quitamos lo imprescindible, surgen dudas y preguntas. Hablamos de compromisos, suprimimos castigos y responsabilidades, no educamos con gritos, no culpamos de las culpas, derrotamos los límites entre el respeto casi paranoico de la palabra autoritaria del padre, para defender el absolutismo de la confianza en que los nuevos tiempos merecen más comunicación, la actitud del no ya no es un método, pasó a ser una expresión arcaica porque debemos desarrollar la libre expresión de sentimientos. Queda claro, no son todos, quizás por el dolor de los daños, porque sabemos que ya nada volverá a ser igual para cada uno, incluso para los observadores, es que la cifra nos parece mayor, la juventud es irremplazable.

La violencia se roba la inocencia, la secuestra y no le deja disfrutar de la risa, la despreocupación, la euforia de lo nuevo, el regalo de comenzar a descubrir. Hay que tomar conciencia, luchar sin descanso contra estos actos, enseñarles, dar testimonios en las escuelas, presentar la realidad, fomentar el apego a la justicia, a la ley. En el juego del ladrones y policías debe quedar demostrado que no hay redención sin entendimiento a nivel de conciencia. Todas las organizaciones sociales debemos tener un compromiso más allá de la simple expresión de dolor, ataquemos la enfermedad, no permitamos se transforme en pandemia. Crear policías juveniles, promover más películas, programas, charlas, teatro, propaganda, abarrotar la mente limpia de los niños con el peligro de cruzar la línea, demostremos qué se pierde en el camino, enseñémosles a controlar los impulsos. La droga destruye, la violencia también. El embarazo limita la vida, la violencia también. La bebida provoca accidentes y muerte, la violencia es un accidente que lleva a la muerte. No esperemos más, las estadísticas dejan sin aliento porque un solo caso es multitud.

Preocupa y nos deja mudos saber que se cometen actos con alevosía y premeditación, criaturas que disfrutan la maldad. Maestros, padres, familiares, debemos estar al tanto, supervisar sin tregua, un hijo es un empleo a vida completa, no hay descanso, nada que nos libere de la responsabilidad, el llanto no elimina el daño ni la culpa. Al cierre de este escrito se describía otro caso de violencia juvenil. Lastima, daña, hiere tanta brutalidad física como mental.

Lic. Amelia M. Doval
3-23-10
Ilustración: Google
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Camino de la Cruz
13ª Estación
Jesús es bajado de la cruz
y puesto en brazos de su madre


Y a ti misma una espada
te atravesará el corazón
Lc 2, 35

He aquí helados, cristalinos,
sobre el virginal regazo,
muertos ya para el abrazo
aquellos miembros divinos.
Huyeron los asesinos.
Qué soledad sin colores.
¡Oh, Madre mía, no llores!
¡Cómo lloraba María!
La llaman desde aquel día
la Virgen de los Dolores.
¿Quién fue el escultor que pudo
dar mordidez al marfil?
¿Quién apuró su buril
en el prodigio desnudo?
Yo, Madre mía, fui el rudo
artífice, fui el profano
que modelé con mi mano
ese triunfo de la muerte
sobre el cual tu piedad vierte
cálidas perlas en vano.
Manos amigas
te pusieron en los brazos
de tu Madre Santísima
como un despojo.
El dolor de su pecho de madre,
bebida de vinagre.
El llanto de sus ojos tiernos,
una plegaria al eterno.
Su mirada triste, acongojada,
como si tuviera el alma amortajada.

Esa tarde el sol huyó.
No quiso ver llorar a tu madre.
Señor, yo quiero
tenerte en mis brazos,
llorar tus heridas,
consolar tu quebranto.
Tenderé mi mano al marginado,
al que llora enjugaré el llanto
y al que pide le daré mi manto.
Porque en ellos vives, solitario,
porque en ellos mueres
de nuevo en el Calvario.


Versos, Gerardo Diego
Reflexión, Santiago Soto Obrador
La Pietá, Miguel Ángel Buonarotti,
Basílica de San Pedro, El Vaticano.
Via Crucis, Sainte-Anne-de-Beaupré, Québec, Canada.
Montaje, Ana Dolores García
Serie/pps Cuaresma 2009
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En medio, con dolor y con amor

“En medio” colocaron a la adúltera sus acusadores. “En medio” se quedó la mujer cuando los acusadores, uno a uno, se escabulleron, dejándola sola con Jesús. “En medio” pusieron a la mujer, pero a quien pretendían comprometer y acusar, a quien de verdad querían poner en medio, era a Jesús (Cfr. Jn 8,1-11).

Hoy, letrados y fariseos han colocado “en medio” al monstruo, al clérigo sorprendido en flagrante delito de pederastia, y no lo han llevado al tribunal competente para juzgarlo conforme a justicia, sino que se lo han llevado a su madre, a la Iglesia, lo han tirado como basura a sus pies, para ponerla “en medio” a ella, para avergonzarla a ella, para comprometerla y condenarla a ella.

Letrados y fariseos, gente estéril, senos que nunca han conocido la vida ni la ternura, pretenden que una madre condene a su hijo: si no lo condena, no es justa; si lo condena, no es madre. Letrados y fariseos, arrogantes, soberbios e hipócritas, insisten en preguntar a la madre: “Tú, ¿qué dices?” Preguntan como si ellos fuesen inocentes del crimen que fingen perseguir.

Y se lo preguntan a ella, a la Iglesia que, como supo y como pudo, ha intentado siempre educar en el amor y en la virtud a sus hijos. Se lo preguntan a la madre los mismos que han destruido a su hijo: los profetas de la revolución sexual, los que instigan a los niños a masturbarse, los mercaderes de pornografía, los expertos del turismo sexual, los que consideran la prostitución un trabajo y la castidad una aberración.

Hoy la Iglesia, como ayer Jesús, encara a los acusadores con la realidad de sus propias vidas: “El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra”.

Hoy como ayer, la Iglesia como Jesús, habrá de inclinarse para cargar con el peso de sus hijos, con la culpa de sus hijos, con la muerte de sus hijos. Cuando se incorpore, allí, “en medio”, estarán solos ella y sus hijos, con un dolor sin palabras y un amor sin medida.

+ Fr. Santiago Agrelo

Arzobispo de Tánger

Colaboración de Juan G Arrabal
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Juan Escalona
y la nomenklatura desmoralizada

Carlos Alberto Montaner

La noticia estremeció a los cubanos: el odiado general Juan Escalona, fiscal general de Cuba, acaba de ser destituido.

Hace unos años me visitó en mi residencia de Madrid una persona que conocía muy bien al general Juan Escalona Reguera y a su esposa, coronel jubilada, por cierto, del Minint. Lo que entonces me contó me pareció inusual, pero creíble: el matrimonio Escalona hablaba pestes de los Castro en la intimidad del hogar. Ambos pensaban que Fidel los había "embarcado" en el juicio y fusilamiento del general Arnaldo Ochoa en 1989, convirtiendo a "Juanito" en el villano de la película, y los dos estaban de acuerdo en que la revolución se había convertido en una pesadilla enormemente perjudicial para la sociedad cubana.

Algunos amigos que estuvieron al tanto de esa entrevista y conocieron los detalles opinaron que se trataba de un mensaje indirecto de Escalona ante la eventualidad de que la revolución terminara abruptamente. Nos acercábamos al año 2000, todavía Chávez no había comparecido en la historia de Cuba con la chequera repleta de petrodólares y la cabeza de disparates. La sensación de crisis final estaba muy extendida (como ahora vuelve a estarlo).

Otros, incluso, pensaban que se trataba de una celada de la inteligencia cubana, pero esa posibilidad era muy remota. La persona no había venido a verme para preguntarme o para convocarme a nada. Sencillamente, me quería dar una información que, además, parecía compartir con argumentos muy persuasivos y cierta amargura en el tono. Los Escalona y el mensajero formaban parte de la nomenklatura desmoralizada.

Mi impresión es que la persona que me reveló esos detalles sobre el estado anímico de Escalona y su mujer no mentía. Tal vez me visitaba con la anuencia del general y la coronela, o acaso se trataba de un desahogo personal, pero más importante que eso era la naturaleza del mensaje: una pareja de revolucionarios del más alto nivel, gentes que debían ser la quintaesencia de la militancia fidelista, corazón adentro repudiaban al Máximo Líder y estaban totalmente desengañados de la revolución.

Ahora dan la noticia del cese de Escalona. La nota, muy escueta, dice que lo sustituyen por razones de salud, pero anuncia que más adelante le asignarán otras responsabilidades. ¿No tiene más sentido jubilar definitivamente a un anciano enfermo de 78 años que colocarlo en otra posición?

¿Tiene alguna relación esta remoción de Escalona con la del general Rogelio Acevedo anunciada hace pocos días? No sé. Raúl Castro por lo visto cree que la revolución conseguirá remontar la crisis cambiando gente y reforzando la represión. No acaba de entender que el problema de fondo es que ya casi nadie cree en el sistema ni en sus líderes. Lo que los cubanos desean, incluso los de su entorno, es un cambio profundo y radical que liquide ese engendro de hambre y calabozos.

libertaddigital.es
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Insulza: "Pido formalmente
a las autoridades cubanas
que dejen salir a los enfermos"


Tras salir de La Moneda -donde se reunió con el Presidente Sebastián Piñera cerca de las 12.30 horas de ayer, el recién reelecto secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, hizo un llamado a las autoridades de Cuba para encontrar una salida a la fuerte crisis que atraviesa el país tras la muerte de un preso político (Orlando Zapata) en huelga de hambre.

"Yo pido formalmente a las autoridades cubanas que dejen salir a las personas que están enfermas y den una solución humanitaria a la crisis. Hacer un gesto de este tipo no debilita a nadie, hasta lo engrandece", sostuvo.

Asimismo, reiteró que "a estas alturas lo que uno tiene que hacer es pedirle a las autoridades que definitivamente resuelvan esta crisis. Lo que no les conviene desde luego es que esta persona muera, al igual que la persona anterior", haciendo referencia al disidente cubano Guillermo Fariñas, quien se encuentra delicado de salud.

www.latercera.com
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Los tres ladrones

Enrique Álvarez Henao


Época fue de grandes redenciones:
El mundo de dolor estaba henchido
y en el Gólgota, en sombras convertido,
se hallaban en sus cruces tres ladrones.

A un lado, en espantosas contorsiones,
se encontraba un ratero empedernido;
en el otro, un ladrón arrepentido,
y en medio el robador de corazones.

De luto se cubrió la vasta esfera;
Gestas, el malo, se retuerce y gime;
Dimas, el bueno, su dolor espera.

Y el otro, el de la luenga cabellera,
que sufre, que perdona y que redime,
se robó al fin la humanidad entera.

Enrique Álvarez Henao, poeta colombiano
Ilustración: Google
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30 de marzo de 2010

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Un lema para la libertad

Vicente Echerri
El Nuevo Herald

En América Latina el ridículo no sólo tiene abolengo, sino también asegurado porvenir, como siempre sucede con las supersticiones. Región a medio hacer que entró en la democracia con un lastre muy pesado de autoritarismo, el cual se ha perpetuado a derecha e izquierda en los dos siglos que han pasado desde la guerras de independencia. El colorido indígena y la pomposidad española han hecho siempre ese autoritarismo pintoresco, ridículo en su acepción más literal de lo que mueve a risa. ¿Habrase visto, por ejemplo, algo más risible que Hugo Chávez en su programa de humor de los domingos, o que Fidel Castro en su perpetuo traje de campaña perorando durante horas y no muy lejos, aunque él creyera lo contrario, del Rafael Trujillo de bicornio emplumado?

Sólo desde esta perspectiva puede entenderse la noticia de que las fuerzas armadas de Bolivia adoptaron oficialmente el martes la consigna cubana de ``Patria o muerte. Venceremos''. Una sandez jerarquizada por una tiranía inepta que ahora una democracia --contaminada ciertamente de ademanes despóticos-- le impone a sus soldados como un mantra de decisión y triunfo. ¿Habrase visto algo más cursi y también más patético? Provoca escarnio y pena al mismo tiempo. ¡Pobrecita Bolivia, ja, ja, ja!

No creo que haya muchos militares bolivianos que se sientan felices con la incorporación de este slogan del castrismo en sus rutinas, y estoy seguro que habrá muchos que lo traduzcan como una humillación deliberada que les impone el presidente Evo Morales a unos institutos armados que contaban entre sus méritos el haber dado caza y muerte a ese forajido internacional que fue Ernesto Guevara, alias ``Che'', a quien ahora el gobierno de Bolivia rescata como uno de sus propios iconos. La adopción del lema cubano es un acto simbólico de desagravio al bandido argentino y, a la vez, una manera de resaltar la sujeción de los soldados al jefe del Estado, un caso obvio de propaganda y de lavado de cerebro.

La consigna de ``Patria o muerte'' con su coda de ``venceremos'', vino a sustituir la que había sido distintiva de los cubanos desde el siglo XIX: ``Patria y libertad'', que aparecía inscrita en nuestros documentos oficiales y acuñada en nuestras monedas. ``Patria y libertad'' resumía el ideal de nuestros próceres fundadores, la suma de los dos conceptos que los llevaron a luchar contra el régimen colonial español: independencia nacional y libertad individual; dos valores que no podían concebirse por separado. Patria era el hogar propio, soberano, donde sus ciudadanos estaban llamados a realizarse como hombres y mujeres libres.

Esa aspiración, a la que nuestra república siempre quiso acercarse, a pesar de cualquier defecto que la enturbiara, fue sustituida por una dramática y brutal antinomia que, de principio, excluía la libertad, al tiempo que confundía la patria con un radical proyecto revolucionario cuya sola alternativa era la extinción, tan total como la que estuvo a punto de ocurrirnos durante la crisis de los misiles en octubre de 1962.


La consigna numantina de la revolución cubana era también una amenaza para el que disintiera del proyecto que el despotismo imponía y, si bien no mataron a todo el que se opuso, la muerte como destino y como amenaza ha pendido durante medio siglo sobre la cabeza de cualquiera que piense diferente en Cuba. ``Patria o muerte'' era también la disyuntiva del terror, a la que se añadía una suerte de jaculatoria mussoliniana: ``venceremos'' que, en labios de Castro y sus secuaces, no suena como el ``we shall overcome'' de Martin Luther King y sus seguidores en la contienda por los derechos civiles en Estados Unidos, sino como el colofón desafiante del histriónico líder fascista que, no obstante, terminó ignominiosamente colgado por los pies.

Ahora, inducido por lo que bien podría llamarse la mística del disparate, si no fuera sobre todo la elocuencia de la opresión, Bolivia se hace eco de una absurda divisa que epitoma la esencia de un régimen criminal y fracasado. Como para reírse, sin duda, si no fuera para llorar.
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Camino de la Cruz
12ª Estación
Cristo muere en la Cruz


«Todo está cumplido»
Juan, 19, 30
Al pie de la cruz María
llora con la Magdalena,
y aquel a quien en la cena
sobre todos prefería.
Ya palmo a palmo se enfría
el dócil torso entreabierto.
Ya pende el cadáver yerto
como de la rama el fruto.
Cúbrete, cielo, de luto
porque ya la Vida ha muerto.

Profundo misterio. El Hijo
del Hombre, el que era la Luz
y la Vida muere en cruz,
en una cruz crucifijo.
Ya desde ahora te elijo
mi modelo en el estrecho
tránsito. Baja a mi lecho
el día que yo me muera,
y que mis manos de cera
te estrechen sobre mi pecho.



Tú, como Abel, inocente.
Yo, como Caín, inclemente.
Te robé los vestidos y jugué tus prendas
y me perdonas, y amoroso me acoges,
aún en la cruz pendiendo.
Señor, me estoy hundiendo,
ven, no me dejes,
Cuando tu amado rostro,
demudado de dolor
desde la cruz miraba suplicante,
yo estaba allí,
Señor, no sabía lo que hacía.
Sólo un ladron, mejor que yo,
suplicó tu perdón.
Dame, Señor Jesús,
la oportunidad de ser un buen ladrón.


Versos, Gerardo Diego.
Reflexión, Santiago Soto Obrador.
Cristo en la Cruz, Anton Van Dick,
Museo Tyssen-Bornemisza, Madrid.
Via Crucis, Sainte-Anne-de-Beaupré, Québec, Canada.
Montaje, Ana Dolores García,
Serie/pps Cuaresma 2009

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Una heroína desconocida:
Irena Sandler
(1910-2008)


Cuando Alemania invadió Polonia en 1939, Irena era enfermera en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia, el cual llevaba los comedores comunitarios de la ciudad. Allí trabajó incansablemente para aliviar el sufrimiento de miles de personas tanto judías como católicas. Gracias a ella, estos comedores no sólo proporcionaban comida para huérfanos, ancianos y pobres sino que además entregaban ropa, medicinas y dinero.

En 1942 los nazis crearon un gueto en Varsovia e Irene, horrorizada por las condiciones en que se vivía allí, se unió al Consejo para la Ayuda de Judíos, Zegota. Ella misma nos cuenta: "Conseguí, para mí y mi compañera Irena Schultz, identificaciones de la oficina sanitaria, una de cuyas tareas era la lucha contra las enfermedades contagiosas. Más tarde tuve éxito en conseguir pases para otras colaboradoras. Como los alemanes invasores tenían miedo de que se desatara una epidemia de tifus, toleraban que los polacos controláramos el recinto."

Cuando Irena caminaba por las calles del Gueto, llevaba un brazalete con la Estrella de David sin ser judía, como signo de solidaridad y para no llamar la atención sobre sí misma. Pronto se puso en contacto con familias a las que les ofreció llevar a sus hijos fuera del Gueto. Pero no les podía dar garantías de éxito. Era un momento horroroso, debía convencer a los padres de que le entregaran sus hijos y ellos le preguntaban: "¿Puedes prometerme que mi niño vivirá?". ¿Qué se podía prometer cuándo ni siquiera se sabía si lograrían salir del gueto? Lo único cierto era que los niños morirían si permanecían en él. Las madres y las abuelas eran muy reticentes a entregar a sus niños, algo absolutamente comprensible pero que resultó fatal para todos. Algunas veces, cuando Irena o sus chicas volvían a visitar a las familias para intentar hacerles cambiar de opinión, se encontraban con que todos habían sido llevados al tren que los conduciría a los campos de la muerte.

A lo largo de un año y medio, hasta la evacuación del Gueto en el verano del 42, consiguió rescatar a más de 2.500 niños por distintos caminos: comenzó a sacarlos en ambulancias como víctimas de tifus, pero pronto se valió de todo tipo de subterfugios que sirvieran para esconderlos: sacos, cestos de basura, cajas de herramientas, cargamentos de mercancías, bolsas de patatas, ataúdes... en sus manos cualquier elemento se transformaba en una vía de escape para refugiarlos mayormente en casas de familias católicas.

Irena vivía los tiempos de la guerra pensando en los tiempos de la paz. Por eso no le alcanzaba con mantener con vida a esos pequeños. Quería que un día pudieran recuperar sus verdaderos nombres, su identidad, sus historias personales, sus familias. Entonces ideó un archivo en el que registraba los nombres de los niños y sus nuevas identidades.

Los nazis supieron de sus actividades. El 20 de octubre de 1943, Irena Sendler fue detenida por la Gestapo y llevada a la infame prisión de Pawiak donde fue brutalmente torturada. En un colchón de paja encontró una estampita ajada de Jesús Misericordioso con la leyenda: “Jesús, en vos confío”, la conservó consigo hasta el año 1979, momento en que se la obsequió a Juan Pablo II.

Aunque era la única que sabía los nombres y las direcciones de las familias que albergaban a los niños judíos, soportó la tortura y se negó a traicionar a sus colaboradores o a cualquiera de los niños ocultos. Le quebraron los pies y las piernas. Pero nadie pudo quebrar su voluntad. Fue sentenciada a muerte. Mientras esperaba la ejecución, un soldado alemán se la llevó para un "interrogatorio adicional". Al salir, le gritó en polaco "¡Corra!" Al día siguiente halló su nombre en la lista de los polacos ejecutados. Los miembros de Zegota habían logrado detener la ejecución sobornando a los alemanes. Irena continuó trabajando con una identidad falsa.

En 1944, durante el Levantamiento de Varsovia, colocó sus listas en dos frascos de vidrio y los enterró en el jardín de su vecina para asegurarse de que llegarían a las manos indicadas si ella moría. Al finalizar la guerra, Irena misma los desenterró y le entregó las notas al Doctor Adolfo Berman, el primer presidente del Comité de salvamento de los judíos sobrevivientes. Lamentablemente la mayor parte de las familias de los niños había muerto en los campos de concentración nazis. En un principio los chicos que no tenían una familia adoptiva fueron cuidados en diferentes orfanatos y poco a poco se los envió a Palestina.

Los niños conocían a Irena sólo por su nombre clave "Jolanta". Pero años más tarde cuando su foto salió en un periódico luego de ser premiada por sus acciones humanitarias durante la guerra, un hombre, un pintor, la llamó por teléfono y le dijo: "Recuerdo su cara. Usted es quien me sacó del Gueto." Y así comenzó a recibir muchos llamados y reconocimientos.

En 1965 la organización Yad Vashem en Jerusalén le otorgó el título de Justa entre las Naciones y se la nombró ciudadana honoraria de Israel.

Apenas dos años antes de morir, en 2006, el presidente de Polonia y el primer ministro de Israel promovieron infructuosamente su candidatura al Premio Nobel de la Paz.

Irena murió a la edad de 98 años. Residía en un asilo del centro de Varsovia. Su habitación estaba repleta de fotos en las que posó con algunos de aquellos niños judíos sobrevivientes a los que ayudó, o con los hijos de ellos.

http://www.foro-cualquiera.com/informes-frikis/50312-irena-sandler-una-heroina-desconocida.html
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En defensa de la verdad

Ante la campaña contra el Valle de los Caídos, desatada desde sectores comunistas y que propugnan la ruptura de la unidad de España, con datos inexactos cuando no tergiversados, es obligación de salir en defensa de la verdad para lo cual se hacen las puntualizaciones siguientes:

Es falso, como se afirmó recientemente en Televisión Española, en la serie «Memoria de España”, que en las obras hubieran intervenido veinte mil presos políticos».

Es cierto, como afirma Diego Méndez, en el libro citado, "que a lo largo de quince años, dos mil hombres (no quiere decir que todos a la vez, ni que todos fueran penados) aportaron su esfuerzo diario hasta dar cima a la obra".


Es falso que los presos que trabajaron en el Valle de los Caídos lo hicieran obligatoriamente.

Es cierto que todos y cada uno de los obreros penados se ofrecieron voluntariamente a las Empresas, por un lado, y, por otro, mediante instancia a la Dirección General de Prisiones. La razón era fácilmente compresible: Lo que comenzó siendo la manera de redimir tres días de la pena por uno trabajado, según Orden Ministerial de 7 de octubre de 1938, lo amplió el Patronato Central para la Redención de Penas por el Trabajo, en 1943, hasta la redención de seis días por cada uno trabajado. El Código Penal lo estableció más tarde en tres días redimidos por dos trabajados. Con lo cual, a los penados que trabajaban en el Valle, que se beneficiaban también de los múltiples indultos decretados por el Jefe del Estado, se les concedió la libertad provisional no más tarde de cinco años después de su condena. Así que en 1950 no quedó ni un solo penado “político” en el Valle. En esa fecha comenzaron a trabajar reclusos comunes que querían redimir penas por el trabajo.


Es falso que los trabajadores libres o penados sufrieran penalidades sin cuento, con un sistema de trabajo de campo de concentración.

Es cierto, como declaró Damián Rabal, cuyo padre y él mismo trabajaron como obreros libres, contratados por la empresa San Román, a Daniel Sueiro, autor de “El Valle de los Caídos. Los secretos de la cripta franquista”, que la cripta se comenzó a perforar a finales de 1941 con diez o doce obreros a los que pronto se sumaron trabajadores procedentes de Peguerinos, El Escorial y Guadarrama, y que los “penados” llegaron a finales de 1942.

Pronto se hicieron casas para los obreros, Iglesia, enfermería, economato y un campo de fútbol. Hay que resaltar que los penados cobraban un sueldo mínimo cifrado en siete pesetas, de la época, diarios, más la comida. Y que enseguida fueron subidos a diez pesetas diarias, más los pluses por trabajo a destajo, más o menos peligroso, etc. Gran parte de ellos llevaron allí a sus familias; allí hubo bodas y bautizos. Y allí quedaron la mayoría de ellos, trabajando como obreros libres tras obtener la remisión total de las penas, mientras sus hijos estudiaban en la Escuela organizada al efecto, escuela mixta, la única existente en la España de la época, siguiendo las enseñanzas de un maestro que redimía así su condena de muerte conmutada a treinta años.

No debían ser tantos los “penados”, por lo menos al principio, por cuanto Paco Rabal, miembro del PCE, reconoció que en la vivienda que le habían concedido a sus padres vivían la mayoría de ellos. Ambos hermanos coinciden en que las condiciones de vida era
«allí mucho más suave que en las prisiones. Todos (los obreros profesionales) procurábamos echar una mano (...) porque los presos no eran útiles para aquella clase de trabajo; se lesionaban, no sabían ni podían. Muchos iban solos a El Escorial o a Guadarrama, y no se fugaban, sino que volvían. Además podían tener allí a sus mujeres. Ellas iban allí y ya se quedaban...».

Según la prensa de la época, a finales de 1943 trabajaban en el Valle unos seiscientos obreros. La mayoría de ellos de dedicaban a construir la carretera actual.

Es falso que en la construcción de las instalaciones del Valle de los Caídos murieran “centenares, cuando no millares de presos políticos”, tal se afirma sin aportar prueba alguna.

Es cierto, como declaró a Daniel Sueiro el médico don Ángel Lausín, que llegó a Cuelgamuros el año cuarenta, para redimir pena, que
«como médico del Consejo de Obras del Monumento me ocupé de todos los obreros de las diversas empresas que trabajaban allí. Allí hubo accidentes, enfermos, partos, en fin, de todo. Pero para los heridos graves se organizaba el traslado en ambulancias... Los traían a la Clínica del Trabajo, que está en la calle de Reina Victoria... Hubo catorce muertos en todo el tiempo de la obra, porque yo he estado allí prácticamente todo el tiempo».

Don Ángel Lausín ganaba mucho dinero en el Valle, pero cuando la obra terminó le desaparecieron los ingresos del seguro de enfermedad de todos los trabajadores y del seguro de accidentes y sólo le quedó el sueldo de médico del Consejo de las Obras. Por ello pidió una plaza de médico, y se le concedió, en el Ambulatorio del Seguro de Enfermedad de San Blas, en Madrid, donde se jubiló.

Es falso que los penados “políticos” comenzaran a llegar al comienzo de las obras y continuaran hasta su terminación.

Sí es cierto lo declarado por el médico citado:


“De los presos políticos que estuvieron allí hasta el año cincuenta, y yo he estado allí, la mayoría eran excelentes personas, estaban cumpliendo una condena por cosas políticas y estaban ganando unas pesetas para mantener a sus familias. Una vez liberados, muchos se quedaban allí trabajando. Alrededor de los años cincuenta ya quitaron los establecimientos penales y sólo quedó el personal libre”.

El practicante, don Luis Orejas, condenado a nueve años, quedó en libertad poco después de su llegada al Valle, pero prefirió quedarse allí donde empezó ganando quinientas pesetas mensuales. Llevó a su mujer y allí nacieron sus cuatro hijos. Tras la inauguración del Valle logró una plaza de practicante en el servicio de urgencias de La Paz. Don Gonzalo de Córdoba, el maestro, había sido condenado a la última pena, conmutada por treinta años. Cobraba, al llegar al Valle, en mayo de 1944, mil cien pesetas mensuales. Don Gregorio Peces-Barba del Brío, padre de don Gregorio Peces-Barba, condenado a muerte por hechos reflejados en la Causa General, también le fue conmutada la pena de muerte en 1942, llega al Valle a comienzos de 1944 y en abril recibió la libertad condicional, con lo que pudo abandonar el Valle. Durante esos tres o cuatro meses le acompañaron su mujer y su hijo. El señor Peces-Barba declaró a Daniel Sueiro:

«Por mi parte, tampoco puedo decir que haya estado arrancando piedras, sería estúpido decir eso; no hubiera sido demasiado útil arrancando piedras. Yo estuve en el trabajo de las oficinas».

Así otros, cuyos nombres omitimos por no alargar esta nota.

Es falso que la construcción del Valle de los Caídos supusiera un dispendio que hizo peligrar las finanzas nacionales.

Sí es cierta la liquidación final del Interventor General de la Administración del Estado y del Consejo de la Obras, rendida en mayo de 1961. La liquidación revela que el coste de las obras se elevó a 1.159.505.687,73 pesetas, similar a la deuda actual de Radio Televisión Española y muy inferior a los déficit de todas las televisiones autonómicas. Por lo demás, no se invirtió en la obras ni un solo céntimo del Presupuesto Nacional. El dinero, según advierte el Decreto-Ley de 29 de agosto de 1957,


«A fin de que la erección del magno Monumento no represente una carga para la Hacienda Pública, sus obras han sido costeadas con una parte del importe de la suscripción nacional abierta durante la guerra y, por lo tanto, con la aportación voluntaria de todos los españoles que contribuyeron a ella».

Fueron 235.450.374,05 pesetas. El resto procedió de los recursos netos de los sorteos extraordinarios de la Lotería Nacional que se celebraban anualmente el día 5 de mayo, y que, hasta aquél momento se habían destinado a la construcción de la Ciudad Universitaria de Madrid. Según Diego Méndez a ello hay que sumar «millares de donativos particulares, algunos de ellos de procedencia verdaderamente ejemplar y emocionante».

Es falso que en la Basílica del Valle de los Caídos solamente estén enterrados los muertos del lado nacional o que Franco la construyó para que le sirviera de Mausoleo.

En el Valle de los Caídos están enterrados cuarenta mil españoles de uno y otro lado de las trincheras, por lo que constituye el monumento representativo de la reconciliación nacional. Allí se reza y se oficia por unos y otros, sin distinción de ideologías. Franco compró una tumba en el cementerio de El Pardo. Fue el gobierno de entonces, quien determinó que el enterramiento del Generalísimo fuera en el Valle, decisión ratificada por S.M. el Rey, quien pidió permiso al Abad de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos para enterrar allí a Franco.


Queremos terminar con palabras de un enemigo de Franco, detractor de la construcción del Valle de los Caídos, y padre de otro enemigo de Franco y así mismo detractor del monumento. Son palabras del citado don Gregorio Peces-Barba del Brío:

«... teníamos que ir inculcando a nuestros hijos, lo que teníamos que ir inculcando a las generaciones que pudieran sucedernos, es que en España no podía volver a repetirse aquélla tremenda catástrofe que supuso nuestra Guerra Civil. Por eso pienso que los vencidos de la guerra no hemos tenido nunca, no hemos tenido jamás deseos de venganza; no hemos querido ni hemos tenido presente más que el deseo de que entre las dos Españas no se siguiera ahondando. El ahondar entre las dos Españas no ha sido fruto de los vencidos. Yo quiero resaltar eso, que a los vencidos, que hemos hecho la Guerra Civil y somos supervivientes de la Guerra Civil, no se nos puede ni se nos debe tachar de revanchistas ni de marcados. Los que hemos hecho la Guerra Civil hemos sido desde el primer momento los más interesados en educar a nuestros hijos en el respeto y en el amor al prójimo; en educarles en el sentido de que su vida y su actividad y sus vivencias políticas vayan encaminadas a que de una vez para siempre vuelva a haber paz entre los españoles y aquello no vuelva a producirse”. Que así sea.

Fundación Francisco Franco
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29 de marzo de 2010


PREPARANDO LA JUSTIFICACION

Elsa M. Rodríguez
Sabemos que Guillermo Fariñas está en el hospital aunque continúa con su huelga de hambre y sed. Le estaban alimentando por vía intra-venosa porque indiscutíblemente ante los ojos del mundo después de la imagen que apareció en todos los periódicos donde tal parecía ser una copia de la famosísima obra de Miguel Angel, La Pietá, cuando lo llevaban al hospital, el gobierno tenía que hacer el papel de que le estaban cuidando aún en contra de su voluntad.

Ahora nos dicen que debido a una infección bacteriológica contraída por la presencia de un estafilococo aureus en la punta de la vía que le suministraba el tratamiento, ahora Fariñas se encuentra mucho más delicado y que posiblemente padezca de una infección sanguínea. Es posible que todo eso sea cierto. Pero de lo que no nos quedaría la menor duda, es de que si Fariñas muere el gobierno dirá que no ha sido porque le dejaron morir por ser ellos un gobierno dictatorial al cual no le importa la vida de sus ciudadanos y mucho menos la de uno que reniega de ellos, sino que alegarán que la muerte se debe a una infección. Lo que no saben es que ya el mundo sabe que si Guillermo muere será porque ese gobierno que ha prodigado los mejores cuidados médicos a su dictador moribundo, está dejando morir de hambre a otro disidente más, a un patriota que pide la libertad y la democracia para su país.

Y al igual que Orlando Zapata Tamayo que ya vive en la historia de los héroes de la isla de Cuba, ya nadie podrá arrebatarle ese puesto a nuestro cubano ejemplar, a Guillermo Fariñas, ya que ellos son dos titanes de bronce como lo era nuestro Antonio Maceo y tal como él escogieron la muerte antes de seguir viendo a su patria esclava.


Elsa M. Rodríguez

Hialeah, FL

lapupasmiami@att.net
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Ante el Cristo de la Buena Muerte

José María Pemán



¡Cristo de la Buena Muerte,
el de la faz amorosa,
tronchada como una rosa,
sobre el blanco cuerpo inerte
que en el madero reposa.
¿Quién pudo de tal manera
darte esta noble y severa
majestad llena de calma?
No fue una mano: fue un alma
la que talló tu madera.
Fue, Señor, que el que tallaba
tu figura, con tal celo
y con tal ansia te amaba,
que, a fuerza de amor, llevaba
dentro del alma el modelo.

Fue, que, al tallarte, sentia
un ansia tan verdadera,
que en arrobos le sumía
y cuajaba en la madera
lo que en arrobos veía.
Fue que ese rostro, Señor,
y esa ternura al tallarte,
y esa expresión de dolor,
más que milagros del arte,
fueron milagros de amor.
Fue, en fin, que ya no pudieron
sus manos llegar a tanto,
y desmayadas cayeron...
¡y los ángeles te hicieron
con sus manos, mientras tanto!

Por eso a tus pies postrado;
por tus dolores herido
de un dolor desconsolado;
ante tu imagen vencido
y ante tu Cruz humillado,
siento unas ansias fogosas
de abrazarte y bendecirte,
y ante tus plantas piadosas,
quiero decirte mil cosas
que no se cómo decirte...
¡Frente que, herida de amor,
te rindes de sufrimientos
sobre el pecho del Señor
como los lirios que, en flor,
tronchan, al paso, los vientos!

Brazos rígidos y yertos,
por tres garfios traspasados
que aquí estais; por mis pecados
para recibirme, abiertos,
para esperarme, clavados.
¡Cuerpo llagado de amores,!
yo te adoro y yo te sigo;
yo, Señor de los señores,
quiero partir tus dolores
subiendo a la cruz contigo.
Quiero en la vida seguirte,
y por sus caminos irte
alabando y bendiciendo,
y bendecirte sufriendo,
y muriendo bendecirte.

Quiero, Señor, en tu encanto
tener mis sentidos presos,
y, unido a tu cuerpo santo,
mojar tu rostro con Ilanto,
secar tu llanto con besos.
Quiero, en santo desvarío,
besando tu rostro frio,
besando tu cuerpo inerte,
llamarte mil veces mio...
¡Cristo de la Buena Muerte!
Y Tú, Rey de las bondades,
que mueres por tu bondad
muéstrame con claridad
la Verdad de las verdades
que es sobre toda verdad.

Que mi alma, en Ti prisionera
vaya fuera de su centro
por la vida bullanguera;
que no le lleguen adentro
las algazaras de fuera;
que no ame la poquedad
de cosas que, van y vienen;
que adore la austeridad
de estos sentires que tienen
sabores de eternidad;
que no turbe mi conciencia
la opinión del mundo necio;
que aprenda, Señor, la ciencia
de ver con indiferencia
la adulación y el desprecio;
que sienta una dulce herida
de ansia de amor desmedida;
que ame tu Ciencia y tu Luz;
que vaya, en fin, por la vida
como Tú estás en la Cruz:
de sangre los pies cubiertos,
llagadas de amor las manos,
los ojos al mundo muertos,
y los dos brazos abiertos
para todos mis hermanos.

Señor, aunque no merezco
que tu escuches mi quejido;
por la muerte que has sufrido,
escucha lo que te ofrezco
y escucha lo que te pido:
A ofrecerte, Señor, vengo
mi ser, mi vida, mi amor,
mi alegria, mi dolor;
cuanto puedo y cuanto tengo;
cuanto me has dado, Señor.
Y a cambio de esta alma llena
de amor que vengo a ofrecerte,
dame una vida serena
y una muerte santa y buena.
¡Cristo de la Buena Muerte!

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El Centenario de Lezama Lima,
la Unesco y el Castrismo

Armando Álvarez Bravo

LiberPress/Diario Las Américas

No pocas veces nuestros sentimientos están dominados por fuerzas encontradas. Esto es atribuible a que esa realidad que configura el sentimiento muchas veces está tocada significativamente por elementos tanto contradictorios como antagónicos.

En estos trágicos momentos que atraviesa nuestra tiranizada patria al cabo de medio siglo de totalitarismo castrista, me embarga un sentimiento contradictorio a partir de lo que se prepara para conmemorar el centenario del natalicio de mi entrañable compadre, el Maestro José Lezama Lima, el 19 de diciembre de 1910.

Un dato que precisé en mi criticada “Orbita de Lezama Lima” (1966), que fue tan furiosamente atacada por la izquierda internacional y “perdida” de inmediato por la policía cultural del régimen, lo que la ha convertido en una rareza bibliográfica. ¿Hay que explicarlo? No. En esa Cuba, mi ensayo, selección y la obra de ese inmenso e inerme poeta, esa figura mayor de las letras de nuestra lengua sobre el que se volcaron implacables los policías culturales del régimen, era mentar la soga en casa del ahorcado. Otro libro por el que me pasaron la cuenta.


¿Mis sentimientos encontrados en el caso del Maestro? Es algo complejo que necesito explicar. Quiero dejar por sentado que creo que conmemorar su centenario no sólo es merecido, sino que constituye un acto de respeto que exalta una obra monumental y la entrega sin peros a la creación. Creo, de igual suerte, que esa celebración debía tener como paisaje principal a la ciudad que amó, La Habana, y a la tierra que supo desentrañar
y elevar a la trascendencia a partir de su propia definición y de la universalidad de su reflexión.

Ese paisaje ahora arrasado en que agonizó por años como un maldito, como una no persona. Y esto a pesar de las maniobras de la infamia por figurar lo contrario. Es algo que puedo afirmar porque fue mi honor y privilegio ayudarlo y acompañarlo hasta el fin y escuchar cotidianamente sus confidencias y quejas en la abrumadora soledad de Trocadero 162. Recuerdo, de igual suerte, lo que tuve que pagar por esa devoción a un grande a quien tanto quise.


Desde hace algunos años, al Maestro le sobran discípulos, compañía, exegetas, seguidores y sólo Dios sabe qué. Nunca los vi a lo largo de los años hacia su fin. ¿Razón? Muy sencillo. Más allá de los que se acercan a su quehacer con devoción, su vida y obra se han convertido, sin riesgo de ninguna clase, en un gran negocio.

En los tiempos de Trocadero a partir del totalitarismo castrista, nadie se atrevía a acercársele, a escribir una línea sobre él y, sí, demasiados no le daban el rango y respeto que merecía. Lo ignoraban. Es algo consubstancial al oportunismo, la mediocridad y la mezquindad. ¿Hay algo más que decir?
Y ya que se tercia el tema del oportunismo, que es razón de estas páginas, debo, muy a mi pesar, ir como fuente al abominable “Granma”, Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, del pasado miércoles 1 de abril.

En sus páginas, bajo en encabezamiento: “A propuesta del Gobierno de Cuba” y con el titular “La UNESCO conmemorará Centenario de Lezama Lima”, se informa que esa organización “incluyó [“a partir del expediente presentado por las instituciones del Gobierno de la República de Cuba e informada a la Comisión Nacional Cubana y a la Delegación Permanente de Cuba en la UNESCO”] la conmemoración del nacimiento del escritor cubano José Lezama Lima en la lista de aniversarios jerarquizados por el foro multinacional para su celebración a escala planetaria en los años 2010-2011”.


Nada, que otra vez el totalitarismo castrista busca difusión, legitimidad y prestigio a partir de su necrofagia. Quiere nutrirse y proyectarse y beneficiarse a partir de los que exterminó. Lo peor no es que lo haga afianzado en su malignidad, sino que estoy casi seguro de que hallará una respuesta y adhesión sin demasiados peros a este empeño. Respuesta que utilizará el régimen para hacer alarde de su sentido de apertura y, por supuesto, llevar a cabo todo tipo de objetivo propagandístico y de captación que se le ocurra.

Declaro, a la par de mi indignación y desconcierto, mi enormísima tristeza. No por los merecimientos del Maestro, sino por su creciente utilización. Lo recuerdo esperando un ejemplar de una obra, publicada sin que tuviese noticia, que nunca le llegó. Fue una edición pirata de mi “Órbita de Lezama Lima”, cuyos derechos de publicación nunca me pidieron y ni siquiera tuvieron la amabilidad de enviarnos un ejemplar. Un libro adulterado al que se le sacó mucho dinero. Otro ejemplo definitivo de la infamia de la izquierda. Y, así cuánto más.

Ahora, el Maestro Lezama Lima, porque ya no puede oponerse, se convierte en nueva estrella y moneda fuerte del castrismo. Un régimen que saca de la nada a la que las redujo, a figuras de significación mayor de las letras cubanas; las honra con ediciones estrictamente editadas por los censores policiales y se ufana en mostrarlas como otro logro cultural de un gobierno que es la negación absoluta de todas las libertades.

Para empezar la de expresión, y que persiguió y persigue, encarcela y convierte en no personas a quienas se atreven a pensar y escribir libremente. Con esa libertad que no importa la opresión que padezca, es inherente al espíritu de la criatura.


¿Qué se hará y que se dirá con motivo de la conmemoración del centenario del natalicio del Maestro José Lezama Lima? Habrá que ver. Lo que debe albergarse es la certidumbre de que cualquier cosa que lo vincule con el totalitarismo castrista es una infamia. Esto bien sabido, debe procederse en consecuencia. No por su centenario, sino siempre

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LiberPress - http://liberpress.blogspot.com/
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Más Proverbios

Una casa sin amor
es como una chimenea sin fuego

Caer está permitido,
levantarse es obligatorio

La primera vez que me engañes será culpa tuya,
la segunda vez, la culpa será mía.

Es una locura amar
a menos que se ame con locura

Quien encuentra un amigo
encuentra un tesoro

Lo pasado ha huido,
lo que esperas está ausente,
pero el presente es tuyo.

Por la calle de después
se llega a la plaza de nunca

No hables mal del puente
hasta haber cruzado el río

La gente se arregla todos los días el cabello
¿Por qué no el corazón?

La flor caída
no vuelve a la planta

La crueldad
es la fuerza de los cobardes

No dejes que el ayer
consuma demasiado el tiempo de hoy

La paciencia es un árbol
de raíz amarga,
pero de frutos muy dulces

El silencio es un amigo
que jamás traiciona

El sabio no dice lo que sabe
y el necio no sabe lo que dice

Por la ignorancia nos equivocamos
y por las equivocaciones aprendemos

Recibido de Olga Guerra
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28 de marzo de 2010

Reviviendo Recuerdos
de la Semana Santa camagüeyana

Ana Dolores García
Puede decirse que las celebraciones de la Semana Santa en Camagüey comenzaban el Viernes de Dolores, viernes anterior al Domingo de Ramos. La devoción a la Virgen Dolorosa era mantenida con mucho celo desde el siglo XIX  por los PP Escolapios. Ese Viernes de Dolores, aunque como todos los de la cuaresma era de abstinencia y penitencia, revestía una solemnidad especial en las Misas que se celebraban en la Iglesia del Sagrado Corazón, aledaña a las Escuelas Pías y que, al igual que éstas, estaba a cargo de los PP Escolapios. 

La primera de nuestras procesiones era, pues, en honor a Nuestra Señora de los Dolores, y salía a la calle en la noche del Domingo de Ramos desde la Iglesia del Sagrado Corazón. Su recorrido era similar al que después harían las procesiones del Viernes Santo. Las casas por donde pasaba engalaban  las rejas de sus ventanas con grandes ramos de palma, bendecidos durante la liturgia de la mañana.

La hermosa imagen de la Virgen, que llevaba -en palabras de Víctor Vega Ceballos- «puñal de plata clavado en el corazón y lágrimas en las mejillas», con sus manos juntas en gesto desesperado de dolor y revestida de manto negro bordado en oro, iba en silencio, como el pueblo que la acompañaba.

Los siguientes días de la semana, es decir, Lunes, Martes y Miércoles Santos, salían puntualmente a las seis de la mañana y desde la Iglesia de la Soledad los Rosarios de la Aurora, dirigidos por el abnegado sacerdote Miguel Becerril Blázquez y su fieles colaboradores, Fausto Cornell, Rubén, Herrera, Palacios... El recorrido era más o menos siempre el mismo, a lo que recuerdo, República, Luaces, Independencia, Avellaneda, etc., las calles centrales de Camagüey.

Eran tiempos anteriores al Concilio Vaticano II y a las reformas litúrgicas por él introducidas, por ello estas celebraciones son algo diferentes en cuanto al modo como lo son hoy en día.  El Jueves Santo no había procesiones en Camagüey. Por las mañanas se celebraba en todas las parroquias una Misa solemne después de la cual el Santísimo quedaba expuesto para la adoración de los fieles en los monumentos. La Misa más importante tenía lugar en la Iglesia Catedral, donde el Obispo consagraba, además, el crisma necesario en los sacramentos de bautismo, confirmación, extremaunción y orden sagrado a celebrarse durante el año.

Ya desde el mediodía del Jueves Santo cerraban sus puertas las oficinas y comercios, y las estaciones de radio comenzaban a trasmitir sólo música sacra o, en su defecto, música clásica. Nadie trabajaba, y las amas de casa ni siquiera se aventuraban a utilizar la escoba. No faltaba quien aprovechaba este tiempo de asueto para organizar pesquerías en ríos cercanos como el Máximo o el Saramaguacán. 

En la tarde del Jueves Santo, Camagüey se volcaba en las calles, y no precisamente para presenciar el paso de alguna procesión, sino para visitar los monumentos. El Jueves Santo los creyentes conmemoramos la institución de la Eucaristía durante la Última Cena del Señor con sus Apóstoles. En cada iglesia se preparaba un altar especial para exponer la Sagrada Hostia, el Santísimo, a la adoración de los fieles.  Este altar era por lo general el altar mayor, que se adornaba con profusión de flores, preferiblemente blancas, azucenas o nardos (como queramos llamarlos) y gladiolos. Un espléndido derroche de flores y cirios para circundar a Jesús Sacramentado, expuesto en una hermosa y eleborada custodia de oro.

Sí, Camagüey se volcaba en las calles la tarde del Jueves Santo, para visitar los monumentos. Creyentes y no tan creyentes. Unos, con mucha devoción, visitaban los templos y ante cada uno de esos monumentos, oraban al Santísimo. Otros se contentaban con entrar y salir de la iglesia, rezaban algo o tal vez sólo se santiguaban, valoraban la belleza del monumento, mentalmente hacían comparaciones entre los que habían visitado y luego las comentaban con sus amigos, como si en realidad sólo se tratara de una competencia sobre cuál era el más artístico. Eso sí, para este recorrido unos y otros trataban de vestir a sus niños con las mejores galas primaverales.

El Viernes Santo los católicos amanecíamos en la calle para el  tradicional Via Crucis que desde los tiempos en que los PP Franciscanos atendían la antigua Iglesia de San Francisco, salía antes que el sol, ahora desde la Iglesia del Sagrado Corazón. Esta vez las aceras estaban desiertas de curiosos. Sólo lecheros y trabajadores que acudían a sus faenas se encontraban al paso de esta impresionante y concurrida procesion, a la que no se iba para ser visto.

Y por la noche, la más importante y recordada de nuestras procesiones, la del Santo Entierro, con esa joya que es el sepulcro de plata y el Cristo yacente, detrás del cual seguía, triste y desconsolada, la imagen  de su Madre Dolorosa.


Largos cordones de damas vestidas de negro. Peineta y mantilla, cirios y rosarios en las manos. La luz de los cirios y el resplandor de las lámparas de los fotógrafos iluminaban la noche. Un año, no recuerdo cual, hasta se cantaron saetas al paso de las imágenes desde una de las amplias ventanas del Círculo de Profesionales. Y la Banda Municipal, como en todos los entierros a los que asistía, interpretaba la Marcha Fúnebre de Chopin. 

Después de recogerse la procesión del Santo Entierro, las mismas damas, mantillas y peinetas, rosarios y cirios, acompañaban a la Virgen de la Soledad en la procesión del Retiro, que salía de la Iglesia de La Soledad.

El Sábado Santo -antes Sábado de Gloria-, las campanas de todos los templos comenzaban a repicar a las nueve o diez de la mañana anunciando la Gloria del Señor. No eran pocas las personas mayores que tenían la costumbre de lavarse los ojos en ese momento.

En la mañana del Domingo de Resurrección (ahora se hace en la tarde), se celebraba la procesión del Encuentro.  Encuentro entre las imágenes de una alegre Virgen María -la Virgen de la Alegría- y la de Cristo Resucitado, erguido sobre su propio sepulcro. Era el día en que las niñas lucíamos vestidos blancos y sombreritos de paja  recien adquiridos en la Casa Guirado, ropa que se estrenaba para una primavera que también lo hacía. 



Con esta procesión del Encuentro podríamos  decir que se cerraban las celebraciones de Semana Santa en Camagüey. Pero no, quedaba algo más: el Domingo de Resurrección era tradicional en la Iglesia de La Soledad la celebración de la Festividad de Santa Bárbara.

Dice Elena Pérez Sanjurjo en su libro «Historia de la Música Cubana» que ya desde los tiempos de la colonia los esclavos lucumíes acostumbraban  a hacer fiestas el Sábado de Gloria en honor a Santa Bárbara.  En la Iglesia de La Soledad de Camagüey, parroquia en cuya área se encontraba una capilla particular con una gran imagen de la santa, cada Domingo de Resurrección se celebraba una Misa solemne en honor a Santa Bárbara, después de la cual la imagen era llevada en procesión hasta la casa del santero poseedor de ella en la calle Palma (Ángel Ciro Betancourt), donde quedaba por algún tiempo hasta su regreso posterior al templo de La Soledad.

Las prácticas de santería hacia Changó (versión sincrética de la Santa Bárbara católica), se hacian presentes en aquella procesión a pesar de las protestas de Mons. Becerril y de los esfuerzos que por impedirlas realizaban los cuidadores del orden. Vale aclarar que desde hace muchos años la imagen ha quedado definitivamente en el templo de La Soledad.

Cada Semana Santa era, y lo es todavía, un testimonio más del orgullo que siempre sintió nuestro pueblo por sus tradiciones y su fe.

Ana Dolores García
Copyright 2005
Fotos: conojodegato.blogspot.com
y archivo personal
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