29 de octubre de 2009

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.Opiniones
El Libro de Juanita Castro

Nicolás Pérez,
El Nuevo Herald,
28 de octubre, 2009

No escribo sobre la clandestinidad o la cárcel por dos razones: la primera, que cuando pretendo buscar las versiones de mis compañeros sobre un hecho determinado, como en la novela Rashomon, todos me dan versiones diferentes de una misma realidad. La segunda, porque cuando intento escribir de lucha armada o cárcel me entra una ansiedad y una indignación que nunca me permite pasar de la primera página. Hoy voy a hacer la excepción y tocar el tema muy superficialmente, porque es de actualidad.

Se ha hablado hasta el cansancio del embrujo que ejerce Fidel Castro sobre Gabriel García Márquez, pero se calla la fascinación que despierta en este exilio de Miami, donde programas de radio y televisión, y noticieros, dan constantemente detalles ridículos de la vida de Fidel Castro y sus hijos.

Aquí todos ignoran qué fue la conspiración del 30 de agosto. Ese día fusilaron en toda Cuba a 400 personas; ¿cuántas personas menores de 50 años en Miami habían escuchado esta historia? No obstante, todos saben a través de ciertos programas de televisión que el cocinero de Fidel se llama Erasmo, que ``la compañera Dalia'' es más mujer que madre, y que Adalys, que sufrió de una bacteria en un riñón, es la nieta favorita del dictador.

Infinidad ignoran en Miami que en una causa que se llamó ``la de los Mil Doce'', se juzgaron a 1,012 personas, fusilaron a 1,000 y a los 12 sobrevivientes, que vivían en un estado de pánico y estupor, los conocí al final de Isla de Pinos en la cárcel de Agüica. Esto nadie lo sabe, sin embargo aquí Juana y su hermana murmuran sobre la saga de Dashiel Torralba, la prometida de Antonio Castro, y si en la casa de Fidel se come con vino y se sirve a la rusa, si hay dos guacamayos en una jaula en el patio, regalo de Hugo Chávez, y si Rebeca es la esposa de Alexis.

También el vecino menos informado de Hialeah te confirma que el quinto hijo de la pareja real del dictador y Dalia se llama Angelito. A todo esto lo bauticé en una oportunidad con el nombre de ``comer catibía con una cucharita de plata sterling''. Y es que colocar a los Castro en Miami, con el mismo índice de superficialidad con que coloca la revista Hola en España a los miembros de su jet set, es una estupidez tan grande que provoca pavor.


Todo esto viene a cuento por el revuelo que han armado las memorias de la hermana menor de Fidel y Raúl. Y la algarabía no la provocan las consecuencias políticas del evento, sino el chisme. Aunque primeramente separemos la paja del trigo. Juanita es una mujer valiente, admirable y de fuertísimas convicciones.

Pero no creo que haya sido inteligente colocarle el cuño de agente de la CIA porque es una pésima presentación en América Latina y Europa del libro, por el rechazo de que disfruta hoy la CIA en el mundo entero, y porque no sé qué hizo ella cuando llegó a Estados Unidos, pero mientras estuvo conspirando en Cuba se le pudo llamar colaboradora, simpatizante, partidaria, incluso subagente, ¿pero agente de la CIA? Me paso con fichas. Este es un club muy exclusivo donde han entrado muy pocos ciudadanos nacidos en Cuba. Si Juanita fue agente de la CIA, lo fueron todos aquellos que conspiraron contra el castrismo en la isla, y fueron agentes de la Unión Soviética los que por entonces simpatizaban con la revolución cubana.

También el aura de secreto de altísimo nivel con que rodearon el libro fue un desacierto. Cuando fui detenido en agosto de 1962 gran parte de mi interrogatorio en las Cabañitas de Seguridad del Estado fueron preguntas sobre Juanita, si la conocía, si estaba conspirando, con quién y cómo. Pude librarme con facilidad de las astas de este toro porque no conocía ni había cruzado jamás media palabra con ella. Si se comentaba que estaba opuesta a a revolución y que estaba muy cerca de un diplomático, ayer me enteré que era Vasco Leitao da Cunha, de Brasil, y siempre supuse había sido Jaime Caldevilla, encargado de negocios de España en Cuba. También tantos años lo confunden a uno, y cuando una periodista me preguntó hace unos días qué sabía de Juanita y su conspiración, tuve un tipo de idea vaga de que ella había conocido a Manolín Guillot, jefe militar del MRR y fusilado el 30 de agosto, pero cuando consulté a Juan Falcón Samar, la persona que estaba más cerca de Monty, me dijo que no tenía la más mínima idea de esto, es decir, yo estaba equivocado.

tro ángulo del problema. De lo que yo me enteraba también se enteraba el coordinador nacional de abastecimientos del Directorio, capitán de Seguridad del Estado infiltrado en el grupo, Jorge Medina Bringuier, y el hombre que se ocupó de destruir a la clandestinidad traicionándonos. Si lo supo el Mongo, al instante lo supo Ramiro Valdés. Quizás desde antes, pero de lo que sí estoy convencido es de que, en junio de 1962, el gobierno castrista sabía que Juanita era enemiga de la revolución y estaba vigilada hasta en sus más mínimos movimientos. ¿Cómo pudo ser útil a la lucha de esa fecha en adelante? No lo entiendo.

Por último, decir que Juanita informó a Estados Unidos de la existencia de cohetes en Cuba es algo cierto, pero trivial. Aproximadamente un millón de cubanos hicieron lo mismo con lo que era un secreto a voces de una punta a la otra de la isla.

Por lo demás, el balance del libro es positivo.

nicop32000@yahoo.com

Recogido del Nuevo Herald
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España vuelve a equivocarse


¿Por qué los Castro habrían de cambiar, si las democracias los miman a la vez que dan la espalda a quienes se rebelan contra ellos?


Manuel Días Martínez

Gran Canaria
29-10-09

El miércoles 22 de este mes, en Santiago de Cuba, fue ratificada la condena a dos años de cárcel el disidente Agustín Cervantes, miembro del Movimiento Cristiano Liberación, que pide cambios en el país apoyándose en la Constitución vigente. Con este nuevo preso político, el general Raúl Castro reemplazó en los calabozos de la dictadura al que le había regalado a Miguel Ángel Moratinos cuando finalizó su visita a la Isla.

Hace unos días, en un severo editorial sobre la política de España hacia Cuba,The Wall Street Journal llamó a Moratinos "El hombre de Castro en Europa". Pero, por razones obvias, a quien en justicia le corresponde ese título es a José Luis Rodríguez Zapatero, el hombre que, al tiempo que acusa de "golpismo" a los dirigentes interinos de Honduras y promueve el aislamiento diplomático y el bloqueo económico a ese pobrísimo país que lucha contra el chavismo, regala millones de euros a los Castro, quienes llevan medio siglo tiranizando y hambreando a los cubanos, y les promete servirles de abogado defensor en la Unión Europea (EU).

Si, como afirma Rodríguez Zapatero, lo que él persigue con su política de compadreo con los Castro es contribuir a la apertura del régimen y propiciar las reformas democráticas en Cuba, el señor presidente tiene garantizado el fracaso. ¿Por qué estos tiranos envejecidos y enriquecidos en el poder, con incontables muertos sobre los hombros, habrían de cambiar nada, si las democracias los miman a la vez que dan la espalda a quienes se rebelan contra ellos?

Ahora aparece en los periódicos, destacado como si no fuese más de lo mismo, lo que Obama pidió al presidente español que le trasmitiese a Raúl: "Decidle a Castro que si él no da pasos, yo tampoco podré darlos". ¿Cuántas veces, en medio siglo, hemos oído palabras semejantes en boca de presidentes norteamericanos? Este mensaje expresa la posición correcta, pero ya no es noticia.

Hoy la noticia es lo que, virando la tortilla a favor de los Castro, dijo en La Habana el canciller de Rodríguez Zapatero: "No hay que pedirle gestos a Cuba". Como, además, el canciller prometió que el gobierno español continuaría abogando por que la UE modifique su posición hacia el régimen cubano, queda meridianamente claro que, para Madrid, los que tienen que cambiar no son los Castro, sino los que les exigen reformas democráticas.

El gobierno de Rodríguez Zapatero —que, por supuesto, está protegiendo las inversiones españolas en Cuba— se ufana de liberar de vez en cuando algún preso político, pero de lo que se trata es de liberar a todo el pueblo.

Recientemente, el ex presidente checo Václav Havel, que luchó contra una dictadura similar a la que sufren los cubanos, hizo unas reflexiones que no deben ser desoídas: "La UE padece esa antigua enfermedad europea que es la tendencia a aceptar el mal, a cerrar los ojos y cooperar con países autocráticos y a veces incluso dictatoriales. Creo que los nuevos miembros de la UE, que tienen una experiencia reciente del totalitarismo, deberían alertar a la UE en este sentido. Porque la complacencia hacia el mal nunca ha obligado al mal a retirarse".

Manuel Díaz Martínez
Recogido de
http://www.cubaencuentro.com
Foto: Google
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Ignacio Piñeiro y Alberto Villalón


Boda Negra y
Sobre una Tumba una Rumba

Ana Dolores García

El tema de la muerte no ha podido estar ausente de nuestra música, como no lo estuvo tampoco en la inspiración de grandes autores como Mozart con su Requiem, Chopin con su Marcha Fúnebre o Camilo Saint-Saëns con su Danza Macabra.

Entre nuestras composiciones vernáculas -y a nivel de sones-,  son dos las que más sobresalen y ambas corresponden a compositores encasillados en la vieja trova cubana: Alberto Villalón e Ignacio Piñeiro. Aunque tales composiciones ya no se canten, algunos cubanos todavía las recuerdan y artistas internacionales más recientes, como Julio Jaramillo, Ana Gabriel y otros las han incluido en su repertorio. Una de ellas, más que trágica, -yo diría que espeluznante- es de la inspiración de Alberto Villalón, y su título ya nos adelanta el tema: «Boda Negra».  En cambio, Ignacio Piñeiro fue sarcástico e irreverente al componer «Sobre una tumba una rumba»

Tanto Villalón como Piñeiro sobresalieron como trovadores y compositores en aquellas primeras décadas del siglo pasado, creando populares sones y boleros junto a Miguel Matomoros, Sindo Garay y María Teresa Vera. Se dice que Villalón fue quien llevó el bolero a La Habana, haciendo bueno aquello que cantaba Miguel con Siro y Cueto: «son de la loma y cantan en llano…»

Alberto Villalón había nacido en Santiago de Cuba en 1882. Fue compositor, guitarrista y trovador y muy joven marchó a La Habana. Allí trabajó en el Teatro de Variedades de Palatino, dio clases de guitarra, grabó discos y hasta compuso una revista musical. Viajó a Estados Unidos y México y junto a Ignacio Piñeiro fundó en 1927 el Septeto Nacional. Entre sus múltiples composiciones se destacan Boda negra y Yo reiré cuando tú llores. Murió en La Habana en 1955.

En el siguiente vídeo de Youtube se puede escuchar «Boda Negra»,








La letra de este bolero son dice así:

Oye la historia que contóme un día
el viejo enterrador de la comarca:
era un amante que por suerte impía
su dulce bien le arrebató la parca.
Todas las noches iba al cementerio
a visitar la tumba de su hermosa,
y la gente murmuraba con misterio:
es un muerto escapado de la fosa.

En una horrenda noche hizo pedazos
el mármol de la tumba abandonada,
cabó la fosa y se llevó en los brazos
el rígido esqueleto de su amada.
Y allá en la triste habitación sombría,
de un cirio fúnebre a la llama incierta
sentó a su lado la osamenta fria
y celebró su boda con la muerta.
Ató con cinta los desnudos huesos,
el recto cráneo coronó de flores,
la horrible boca le cubrió de besos
y le contó sonriendo sus amores.
Llevó la novia al tálamo mullido
se acostó junto a ella enamorado
y para siempre se quedó dormido
al esqueleto rígido abrazado.


Por su parte, Ignacio Piñeiro nos dejó su inspiración en un son con estribillo sandunguero.  Piñeiro había nacido en La Habana en 1888 y está considerado como uno de los principales cultivadores del son.   

Formó parte de diversos conjuntos musicales y del Sexteto de Occidente de María Teresa Vera, con la cual actuó en Nueva York. Fundó después otro sexteto al que llamó «Nacional» que luego se transformó en Septeto y del cual también formaba parte Alberto Villalón.  Piñeiro y su Septeto viajaron a Sevilla en 1929 para presentarse en la Feria Internacional que allí se celebraba.  

A Piñeiro se le considera autor de lo que es ahora el  himno oficial de Asturias. Era hijo de asturiano y cubana y compuso  la canción en honor a su padre. Se supone que se basó en una vieja tonada que cantaban obreros polacos trabajadores de las cuencas mineras de Mieres y Caudal.  

Además de «Sobre una tumba una rumba», entre sus composiciones se destaca también la conocida «Échale salsita», cuyo coro fue incluido por George  Gershwin en su Overtura Cubana. Ignacio Piñeiro murió en La Habana en 1969.

En Youtube podemos encontrar «Sobre una tumba una rumba»:

Ana Dolores García
Fotos: Google
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Amor en Otoño

Martha Pardiño

Ven amor, tomados de las manos,
contemplemos las hojas del otoño,
que cual espléndido regalo de Natura,
nos regalan fulgores de rubíes y oros.

Ven amor, ahora que en la vida
hemos llegado al otoño de los años
y nos queremos más que ayer y menos que mañana
y en la tarde que explota de colores, nos amamos.

Mira el árbol de tornasol y seda
que cubre su copa de dorados
y nos dice que la fiesta del amor ha estallado
y que es más hermoso el otoño que veinte primaveras.

Ven amor, háblame de aquellos años
que presurosos y felices compartimos,
háblame de los enojos y los besos,
háblame de nosotros, amor mío.

Martha Pardiño,
Miami, FL
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La historia de la Cerveza Hatuey

Antes de 1919 existía la Santiago Brewing Company, fundada por el Sr. Eduardo Chibas (padre). Fue en ese año que la Compañía Ron Bacardí, SA, adquirió las instalaciones en el barrio de San Pedrito de Santiago de Cuba. En realidad, el único propósito de Bacardí entonces era el de construir una nueva destilería de ron debido a la gran demanda de consumo originada por el aumento de los turistas norteamericanos que viajaban a Cuba.

En 1926, la Compañía Ron BACARDI SA decidió hacer uso de las instalaciones para la fabricación de cerveza y satisfacer el consumo local. Así fue como la Compañía Ron BACARDI SA y los Cerveceros de la Santiago Brewing Company lanzaron la cerveza Hatuey en 1927.

Joaquín Bacardí, el hijo de Enrique Bacardí, fue el primer «Master Brewer» y Director Técnico de Hatuey. Ya durante la década de 1950 él, junto con el nuevo presidente de la empresa, José M. Bosch, fueron los responsables del rápido crecimiento de la cerveza.


Durante sus primeros 21 años, se quintuplicaron la producción y las ventas en la fábrica de San Pedrito de Santiago de Cuba. Atendiendo a la creciente sed por la cerveza Hatuey, en 1947 se creó la Cervecería Modelo a diez millas de La Habana, en la población de El Cotorro.

En los primeros catorce meses se produjeron 3.5 millones de botellas y en 1953 fue construida otra fábrica de cerveza en Manacas, en la provincia de Las Villas.

El beneficio obtenido por la Empresa en 1954 fue de 1.6 millones de dólares, y para 1959 Hatuey ya controlaba el 50% del mercado cervecero de Cuba.

El 14 de octubre de 1960, después de 34 años de crecimiento ininterrumpido, la Compañía Ron BACARDÍ, SA, y las Cervecerías Hatuey fueron confiscadas por el régimen castrista.

Veinticuatro años más tarde la compañía Bacardí comenzó a producir nuevamente la cerveza Hatuey y la puso a disposición del exilio cubano en los condados de Dade y Broward, en la Florida. Hoy en día, la malta y la cerveza Hatuey pueden adquirirse en otras partes de los Estados Unidos bajo la supervisión de la marca Bacardi EEUU, Inc.

http://cuba.o-jec.com/la-revista//3022-Cerveza-Hatueyla-historia-creador.html
Ilustración: Google
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.Frases de sabiduría

La verdadera amistad es como la fosforescencia,
resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido.

Rabindranath Tagore (1861-1941)
Filósofo y escritor indio
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28 de octubre de 2009


Lo que nos prometieron

Yoani Sánchez

Llevaba yo un uniforme blanco y rojo, tenía diez años y el tema del“bloqueo” apenas era mencionado en los ideologizados libros que me entregaban en la escuela. Eran los tiempos del optimismo y creíamos que las vacas F1 darían suficiente leche para inundar todas las calles del país. El futuro tenía esos tintes dorados que no acababan de mostrarse en nuestra despintada realidad, pero éramos un tanto daltónicos como para notarlo. Creíamos haber encontrado la fórmula para estar entre los pueblos más prósperos del planeta, de manera que nuestros hijos habitarían un país con oportunidades para todos.


Desde la tribuna, un barbado líder levantaba su dedo desafiante hacia el Norte, pues contaba con la pértiga del subsidio del Kremlin para saltar cualquier obstáculo en la construcción del comunismo. “A pesar del bloqueo…” nos decía, con la misma convicción que años antes nos había hablado de diez millones de toneladas de azúcar, sembrados de café alrededor de las ciudades y una supuesta industrialización del país que nunca llegó. Tuvimos que recortar los sueños cuando la tubería de petróleo y rublos se secó abruptamente. Llegaron los años de comenzar a explicar el descalabro y de compararnos con las naciones más pobres de la zona, para sentirnos –sino felices- al menos conformes.


Al comenzar mi adolescencia, el tema de las limitaciones comerciales estaba en casi todas las vallas del país. En las marchas políticas ya no se gritaba “Cuba sí, yanquis no” sino una nueva consigna de difícil rima “Abajo el bloqueo”. Yo miraba el plato casi vacío y no podía concebir cómo habían logrado sitiarnos las malangas, el jugo de naranja, los plátanos y los limones. Me formé repudiando el bloqueo, no porque me tragara aquello del país que pudimos ser y nos lo habían impedido, sino porque todo lo que no funcionaba intentaban explicarlo señalando hacia él.


Si mis amigos se iban en masa del país, era por la política de hostigamiento de Estados Unidos; si en el hospital de maternidad las cucarachas caminaban por la pared la culpa partía de los norteamericanos; incluso si en una reunión expulsaban de la universidad a un colega crítico, nos explicaban que éste se había dejado influir ideológicamente por el enemigo. Hoy todo comienza y termina en el bloqueo. Nadie parece recordar aquellos tiempos en que nos prometieron el paraíso, en que nos dijeron que nada –ni siquiera las sanciones económicas- iba a impedir que dejáramos atrás el subdesarrollo.


Yoani Sánchez,
Generación Y
desdecuba.com/genraciony
Foto: Google
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El hombre
que le hacía sombra a Fidel:
Camilo Cienfuegos

(Conclusión)

Pedro Corzo
Especial para El Nuevo Herald

ORDENES DE FIDEL

La desaparición de Cienfuegos generó una gran cantidad de rumores. Se comentó que en Aguada de Pasajeros, Las Villas, se había producido un accidente aéreo; que sobre el central Adelaida había volado una avioneta haciendo señales de luces hasta que desapareció rumbo norte en dirección al mar. Un periodista de apellido Vázquez afirmó que durante la noche del miércoles había presenciado un encarnizado duelo aéreo. Estas versiones fueron investigadas y, según la versión oficial, fueron luego descartadas. También un pescador hizo declaraciones similares.

Un avión C-46 en el que viajaba el comandante Ernesto Guevara avistó en Cayo Anguila, frente a las costas de Caibarién, los restos semi destruidos de dos aparatos, uno de los cuales parecía tener la línea del Cessna, pero más tarde se comprobó que era un error.

Juan Orta, un ex secretario de Castro, le manifestó al poeta Iván Portela, cuando ambos estaban exiliados en la embajada de México: "Yo estoy plenamente convencido de que el avión de Camilo fue derribado por órdenes de Fidel Castro''. Orta, que estuvo tres años asilado en la embajada de México, continuó diciéndole a Portela: "Yo estaba reunido con Fidel cuando Raúl Castro y Ernesto Guevara le plantearon: ‘Camilo se opone a cambios estructurales en el ejército rebelde'. A lo que Fidel respondió: ‘El plan será llevado a cabo cueste lo que cueste; ni cien Camilos podrán oponérsele' ''.

UN DESTINO SIMILAR
En las conversaciones que sostuvo con Portela y en artículos que escribió en el exilio, Orta afirmaba que las personas que en alguna medida estuvieron relacionadas con la misteriosa desaparición de Cienfuegos sufrieron una suerte similar.

En síntesis, Orta afirmó que el piloto del Sea Fury que supuestamente despegó poco después que lo hiciera la avioneta de Cienfuegos, desapareció; que el mecánico de aviación que reportó que el caza británico traía una ametralladora completamente descargada murió ese mismo día atropellado por un automóvil; que el pescador que declaró que había visto un avión caza atacando a una avioneta fue conducido a La Habana para ampliar las investigaciones y no se supo más de él.

Otro hecho relevante asociado a la muerte de Cienfuegos fue la muerte del también comandante Cristino Naranjo, amigo personal de éste. Naranjo, que había iniciado su propia investigación sobre la muerte de Cienfuegos, fue baleado por el capitán Manuel Beatón a la entrada del Campamento Libertad (antigua Columbia) por supuestamente no haberse identificado.

Varios meses después, Beatón se alzó en armas contra el gobierno, siendo capturado y ejecutado sumariamente. Orta refiere que un miembro del tribunal, el teniente Agustín Onidio Rumbaut, logró entrevistarse con el detenido y que éste le confesó que Fidel Castro, Raúl Castro, Ernesto Guevara, el también comandante Félix Torres y el capitán Jorge Enrique Mendoza habían sido los responsables de la muerte de Cienfuegos. Agregó Orta que unos días después del proceso y después de haber preparado un informe confidencial, el teniente Agustín Onidio Rumbaut murió en un "accidente de cacería''.

TOTALMENTE LEAL
Por su parte, Matos indicó que Cienfuegos también estaba descontento con la penetración comunista, pero que a su vez se confesaba un hombre totalmente fiel al líder de la Revolución. Apunta Matos que en una ocasión le entregó a Cienfuegos un escrito pro marxista que había sido incluido en la publicación Verde Olivo y que el jefe del ejército se molestó y responsabilizó a Guevara y a Raúl Castro de la publicación.

Matos refirió que, tras su arresto, Cienfuegos no dejó nunca de tratarle con respeto y consideración, actitud que le era informada a Castro por Mendoza. Matos opina que estas informaciones precipitaron las acciones punitivas contra el carismático comandante. Después de la muerte de Cienfuegos y la prisión de Matos, la influencia y el poder de Mendoza se incrementó considerablemente.

Refiere Matos que Raúl Castro sentía una gran aversión hacia Cienfuegos por la popularidad que éste disfrutaba, y que Fidel Castro temía que Cienfuegos pudiera provocar una crisis de grandes proporciones, no sólo dentro de la estructura del poder revolucionario sino también en la población. Cuenta Matos que Cienfuegos criticó la manera en que Castro dirigió su caso, lo que puso en alerta al gobernante sobre posibles problemas con un individuo que le había sido hasta ese momento incondicional.

Agregó Matos que Castro envió a Cienfuegos para que lo arrestase en su despacho en el regimiento Ignacio Agramonte con la intención de que se originase un tiroteo en el que éste muriera y así salir de los dos de una vez por todas. Pero que Cienfuegos tuvo la precaución de ordenarles a sus oficiales que las tropas no dispararan cuando le fueran a detener, lo cual frustró el supuesto plan.

Sobre la avioneta Cessna 310, desaparecida con tres hombres a bordo, dice Matos que no tiene la más mínima duda de que fue abatida por orden de Fidel Castro. Apunta que Fariñas, el piloto, era un hombre muy disciplinado, que no se habría desviado de la ruta sin haber pedido autorización. Este aspecto es también comentado por Orta, quien afirma ‘‘que desde la torre de control aéreo de Camagüey le indicaron a Cienfuegos que el comandante Félix Torres estaba perdido sobre el mar al sur de la ciudad de Trinidad, Las Villas, y que era necesario se sumara a su búsqueda''. Según el declarante esto propició que un avión Sea Fury derribase el Cessna de Cienfuegos.

También dijo Matos que estando en la prisión del Castillo del Morro, La Habana, recibió dos mensajes de Camilo en el que este le advertía que tendría que declarar en su contra ya que su situación personal --la de Cienfuegos-- era muy difícil. Le decía que de ir a juicio sería fusilado y que estaba dispuesto a ayudarle para que se fugara de la prisión, a lo que el prisionero se negó aduciendo que quería un proceso judicial para denunciar públicamente lo que estaba pasando en el país.

Agustín Alles Soberón, el primer periodista cubano en subir a la Sierra Maestra y entrevistar a los insurgentes del Movimiento 26 de Julio, fue amigo de Cienfuegos. Alles Soberón recuerda que en los días del caso Matos, Cienfuegos, en ruta hacia Camagüey, hizo escala en la ciudad de Santa Clara. Dice que conversó varios asuntos con Cienfuegos, entre ellos la situación de Matos, y que Cienfuegos le dijo que Matos debía ser ejecutado si había traicionado a la Revolución. Opina Alles Soberón que Cienfuegos era un incondicional de Fidel Castro y que habría hecho lo que éste determinara sin importar dónde estaba el bien o el mal, pero que no había dudas de que Cienfuegos tenía serias diferencias con Raúl Castro y Guevara.

NO ERA COMUNISTA (*)
Sin embargo, el recién fallecido comandante del Segundo Frente Nacional del Escambray, Lázaro Asencio, afirma en un articulo y en entrevista que concedió al autor, que Cienfuegos era comunista y que sus diferencias con Raúl Castro no fueron consecuencias de su defensa de Matos, sino porque éste protegía a oficiales como el hoy general Dermidio Escalona.

Continúa Asencio su relato planteando que un matrimonio que vivía en la Punta de la Bahía de Masio, cerca de Casilda, Trinidad, escuchó en horas de la tarde del 28 de octubre de 1959 una fuerte explosión y que vio que del cielo caía una bola de fuego a la vez que se oía el ruido de un avión. Apunta que cuando se conoció la declaración, el entonces capitán Osmany Cienfuegos viajó personalmente a Casilda para conducir a La Habana al matrimonio, del que no se volvió a saber. Afirma Asencio que conoció esta historia porque la pareja antes de ser secuestrada se lo comunicó a un funcionario de la Cruz Roja, quien a su vez se lo hizo conocer a él.

Asencio también comparte la idea de que el avión de Cienfuegos fue derribado por un Sea Fury y que la orden la dio el comandante Félix Torres, quien la había recibido de los hermanos Castro. Agrega que el oficial José Paz, que conoció del informe de que un Sea Fury había descargado sus ametralladoras, murió en un accidente en la Vía Blanca, cuatro días después de desaparecer Camilo Cienfuegos.

Concluyó Asencio su relato recordando que, dos días después, se encontraba en la lancha de un pescador de nombre Juan en la zona de Casilda, cuando avistaron una mancha de aceite y una almohada que presumiblemente pertenecían a la avioneta que buscaban. La información fue trasmitida de inmediato por radio. Una hora después se dijo que Cienfuegos había sido hallado vivo, lo cual determinó la suspensión de la búsqueda en toda la isla por varias horas, decisión que "permitió borrar las pruebas en el Masio de la caída en ese lugar de la avioneta de Camilo Cienfuegos''.

Igualmente, Jaime Costa, comandante del Ejército Rebelde, atacante del cuartel Moncada y expedicionario del Granma, afirma que Camilo Cienfuegos fue asesinado en un lugar de la Ciénaga de Zapata por decisión de Fidel Castro y por instigación de Guevara, Raúl Castro y el presidente Osvaldo Dorticós Torrado. Costa se encontraba en un avión que buscaba a Cienfuegos en compañía del comandante Juan Almeida, a la sazón jefe de la Fuerza Aérea de Cuba, cuando por orden de Fidel Castro se les ordenó aterrizar en Varadero, de donde fueron conducidos en automóvil hasta un punto de la Ciénaga de Zapata donde les esperaba Fidel Castro en compañía de otros altos dirigentes del gobierno.

Cuenta Costa que vio sobre la pista una avioneta igual a la que estaban buscando y era que Cienfuegos había aterrizado en ese lugar porque a su regreso a La Habana le informaron vía radio que Fidel Castro le esperaba en ese sitio. Según Costa, tanto él como Almeida escucharon las discusiones en las que se destacaban las voces de Fidel y Cienfuegos, quien se defendía firmemente de las acusaciones de que había traicionado a la Revolución.

La discusión duró toda la noche, pero ya avanzada la madrugada escuchó disparos y vio cómo arrastraban los cuerpos de varias personas hacia la avioneta que millares de personas estaban buscando todavía

Costa concluyó su relato reconociendo que aunque fue amigo personal de Cienfuegos, no pudo actuar en su defensa, decisión que aún hoy le afecta a pesar de los años transcurridos.

Pedro Corzo

Especial para El Nuevo Herald
Foto: Google

(*) Se observa una contradicción entre este título y las declaraciones de Lázaro Asencio.
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La Traviata

La ópera «La Traviata» (La perdida), fue estrenada en el Teatro La Fenice de Venecia el 6 de marzo de 1853, cosechando un rotundo fracaso. Sin embargo, la representación que se realizó un año después tuvo mucho éxito, y la ópera comenzó entonces a alcanzar la popularidad de que goza hoy día, en que se le considera una de las más conocidas del gran público.

Giuseppe Verdi, compositor romántico italiano nacido La Roncole, aldea de la provincia de Parma muy cerca de Bucceto en 1813, y fallecido en Milán en 1901, tenía la intención de hacer una ópera de ambiente contemporáneo, de manera que al levantarse el telón los espectadores vieran sobre el escenario a personajes vestidos exactamente igual que ellos. La censura de la época y la gazmoñería del público hicieron que Verdi se viera obligado a trasladar la acción al París del 1700. Así y todo, dista mucho de los dramas históricos, argumento base de otras óperas suyas.

El libreto, obra de Francisco María Piave, condensa y sigue fielmente la obra de Alejandro Dumas (hijo), «La Dama de las Camelias». Un drama real e intimista que narra la relación de un muchacho de buena familia (Alfredo) que vive feliz con una ramera de lujo (Violeta), hasta que ésta cae enferma de tuberculosis. Motivada por su enfermedad y convencida por el padre de Alfredo se aparta de éste. La ópera concluye con la muerte de Violeta una noche carnaval.

Aparte de que la obra de Dumas, «La Dama de las Camelias», fuera llevada al cine en varias oportunidades, su versión operática, «La Traviata», también lo ha sido en una magnífica realización de Franco Zeffirelli de 1983, que contó con la actuación de Plácido Domingo y Teresa Stratas en los papeles estelares.

Texto editado de
http://www.geocite.com
Foto: Google

Luciano Pavarotti y Amigos cantan «Brindise»,
de la escena primera de La Traviata:

http://www.youtube.com/watch?v=uYLvusd6aYw&feature=related

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Como lo ve Pong

www.cubanet.com
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Obituario

En el día de ayer, 27 de octubre, ha fallecido en Atlanta, Georgia, la señora Olema Puga viuda de Ramírez, quien por mucho tiempo viviera en el área del Central Francisco. Contaba al morir con más de ciento un años y desde 1967 se había establecido en Atlanta en unión de su esposo y toda su familia. Contaba con muchos familiares del antiguo Camagüey, hoy en Cuba y otros países del continente, entre ellos las familias Arteaga, López y Sabatés. Enviamos nuestra condolencia a sus hijos, nietos y bisnietos y elevamos nuestra oración al Señor por su eterno descanso.

Colaboración de Pedro Porro García
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La leyenda de Dolores Rondón


Leyenda Camagüeyana

Epitafio eterno

Aquí Dolores Rondón
finalizó su carrera
ven mortal y considera
las grandezas cuáles son:
el orgullo y presunción
la opulencia y el poder
todo llega a fenecer,
pues solo se inmortaliza
el mal que se economiza
y el bien que se puede hacer.

Maggie Guaty Marrero

A pocos metros de la entrada del Cementerio del Santo Cristo del Buen Viaje, de la ciudad de Camagüey, se encuentra una supuesta sepultura en la que aparecen inscriptas estas rimas a modo de epitafio, que según historiadores locales, aparecieron allí en 1833.


De inmediato, y hasta nuestros días, la curiosidad comenzó a tejer la historia, desmentida por recientes investigaciones, pero una vez convertida en leyenda, forma parte de las tradiciones, del patrimonio camagüeyano.

Dicen que Dolores Rondón era una bella criolla, con gracia y picardía, muy alegre, que llegó a ser orgullo del barrio donde vivía, algunos aseguraron que era hija de un catalán, propietario de una tienda mixta, y una mulata criolla.

Cerca de la casa de Dolores había una barbería que tenía por dueño a un joven mulato, que además de barbero era un polifacético buscador de vida, nombrado Francisco Juan de Molla y Escobar, quién estaba locamente enamorado de la joven, la que a cambio le prodigó todo tipo de desplantes, desprecios y repulsas.

La niña Dolores se casó con un oficial español lo que la hizo elevar su distinción social, cosa que no duró mucho pues el esposo murió tempranamente, quedando la joven prácticamente en el anonimato.

Años después alguien la identifica entre las enfermas de El Carmen, hospital para mujeres existente en la ciudad, y al conocer del grave estado de la amada, el barbero Francisco se hizo cargo de ella hasta el momento de su muerte.

De pobre fue el entierro, de pobre es la sepultura, y los lugareños le achacan las rimas del epitafio al desafortunado galán.

Desde entonces, todo el que llega al lugar donde se dice que reposan los restos de Dolores, quedará envuelto por el misterio de la leyenda y la fragancia del pequeño ramo de flores que acompañan a la cruz y al epitafio.

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Foto y texto tomados de
http://cjaronu.wordpress.com

Soneto a Martí

Pedro Erasmo Callorda

Era un poeta, un soñador, y estaba
enamorado de una blanca estrella:
en el exilio suspiró por ella
cual por su tierra a la que tanto amaba.

Era su novia a la que en verso hablaba
de otra patria a surgir, chispeante y bella,
y el tierno bardo en pasional querella
siempre un beso de luz le reclamaba.

Y nunca la besó: fue a la pelea
como un cruzado, a fecundar su idea
con su sangre... y cayó: fue allá en Oriente.

Y esa noche se vio que, plañidera,
bajó una estrella, le besó en la frente
y se clavó gloriosa en su bandera.

Pedro Erasmo Callorda, poeta y estadista uruguayo.
Foto: Google
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Frases de sabiduría

Un amigo
es una persona
con la que se puede pensar en voz alta.


Ralph Waldo Emerson (1803-1882)
Poeta y pensador estadounidense
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27 de octubre de 2009


El hombre que le hacía sombra a Fidel:
Camilo Cienfuegos

Pedro Corzo,
Especial para El Nuevo Herald

Camilo Cienfuegos, quizás sin quererlo, opacaba al propio Fidel Castro --como se lo aprecia en la escena durante el ingreso de los guerrilleros a La Habana, el 8 de enero de 1959--, aunque su muerte, a poco de haber apresado al comandante Húber Matos por órdenes de Castro, le ha servido al régimen para endiosarlo como uno de los mártires de la revolución.

STR/AFP/Getty Images

El comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán, un hombre que al decir de muchos tenía tanto arraigo popular como Fidel Castro, desapareció sin dejar rastro en octubre de 1959 en un vuelo entre las ciudades de Camagüey y La Habana.

Cienfuegos, quien al morir era jefe del Estado Mayor del Ejército, se caracterizaba por usar un sombrero de ala ancha y era, según sus amigos, muy bromista. Ejercía una gran influencia sobre las masas y había participado en la expedición del yate Granma, siendo uno de los líderes de la sobredimensionada invasión de Oriente a Occidente, junto con el también comandante Ernesto Guevara.

Sin embargo, su enigmática y prematura muerte posibilitó que se convirtiera en uno de los dioses de la mitología del totalitarismo cubano. También hizo pensar a muchos que Castro había ordenado su desaparición.

Según la versión oficial, Cienfuegos había viajado a Camagüey para arrestar al comandante Húber Matos, jefe militar de la provincia, quien había remitido a Castro una enérgica carta en la que denunciaba la penetración y control que los comunistas estaban ejerciendo en todas las esferas del gobierno revolucionario. La carta, sin duda uno de los documentos más polémicos en la historia reciente de Cuba, hizo que Matos cumpliera 20 años de cárcel y, probablemente, que Cienfuegos nunca llegara a su destino.

LOS CASTRO LE TEMIAN

El 23 de octubre de 1959, Cienfuegos compareció en el Canal 11 de la televisión de Camagüey para informar sobre el arresto de Matos. La conferencia de prensa, la última de Cienfuegos, fue conducida por el periodista y publicista Cebrián de Quesada, quien en entrevista con el autor hizo una síntesis de lo que manifestó el desaparecido comandante:

a) Que Matos había estado conspirando, pero que para justificar su acusación sólo pudo presentar unas fotos de la revista Cuba Nueva, que editaba el regimiento de Camagüey, en la que aparecían unos niños desnutridos;

b) Que Matos había sido trasladado a La Habana donde iba a ser juzgado por Fidel y Raúl Castro;

c) Que entre los hombres más valiosos de la Revolución se encontraban los comunistas, restándoles importancia a las acusaciones de Matos de que el proceso estaba bajo influencia marxista, y

d) Calificó de prensa amarilla y como enemigo del pueblo a los medios que estaban denunciando los fusilamientos, defendió las ejecuciones y negó que se estuviera fusilando a personas inocentes.

Por otra parte, estudiosos de la desaparición de Cienfuegos y defensores de la hipótesis de que fue asesinado afirman que los agentes de la Seguridad del Estado que dirigía Osvaldo Sánchez, tenebroso dirigente de las fuerzas de choque del Partido Socialista Popular, primer jefe G-2, y que curiosamente también pereció en un accidente aéreo, vigilaban estrechamente a Cienfuegos. Según ellos, la Seguridad del Estado llegó al convencimiento de que Cienfuegos no creyó la trama urdida alrededor de Matos, y que por temor a que descubriera el complot los hermanos Castro ordenaron su muerte.

Según varios testigos, un oficial de la Fuerza Aérea de Cuba encontró una cinta grabada en la que estaban registrados los datos del despegue de la avioneta Cessna, modelo 310, en la que viajó Cienfuegos, que contenía la información de que cuatro minutos después de despegar el Cessna número 53 lo hizo un caza británico tipo Sea Fury, al mando del piloto personal de Raúl Castro con su cañón de 20mm. desenfundado.

Publicaciones de la época señalan que el comandante Camilo Cienfuegos partió del aeropuerto de Camagüey aproximadamente a las 6 p.m. del 28 de octubre de 1959 en compañía del soldado Félix Rodríguez y, como aviador, el teniente Luciano Fariñas Rodríguez, que tenía más de 2,000 horas de vuelo y vasta experiencia como piloto en el modelo de avión que los transportaba. Según los archivos oficiales, Fariñas nunca informó la ruta por la que volaría y sólo en una ocasión se comunicó con la base para que Cienfuegos le impartiera instrucciones al capitán Méndez, quien quedaba al frente de la provincia de Camagüey.

Es importante destacar que las altas esferas del gobierno se percataron de la desaparición de Cienfuegos 24 horas después de su partida de Camagüey. Es difícil comprender cómo una dirigencia política que se ha caracterizado por la paranoia, que percibía conspiraciones por doquier, ignorara por tanto tiempo la situación de uno de los hombres más importantes de la Revolución que, por otra parte, venía de sofocar un supuesto complot militar.

El Gobierno Revolucionario, en un comunicado oficial, señaló que la desaparición de la avioneta fue consecuencia del mal tiempo existente entre las provincias de Camagüey y Matanzas. Sin embargo, investigaciones meteorológicas sobre ese día indican que las condiciones climáticas eran razonablemente buenas. No obstante, varios reportes indican que por lo menos la tripulación de dos aviones comerciales reportaron fuertes turbonadas.

(Continuará)

Pedro Corzo, El Nuevo Herald,
Tomado de http://www.conexioncubana.net
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Como lo ve Omar Santana


Tomado de
http://www.cubaencuentro.com
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